La historia de un amor
Ya no era primavera como al inicio de esta historia, las hojas de los arboles se habían caído. Se sentía una sensación gélida en el aire; pero eso hacia que los cuerpos se acercaran mas buscando el calor de alguien mas.
Carlota seguía con la rutina donde impartía sus clases; ella era una ferviente creyente de no mezclar el placer con los negocios. Ella quizá no me amaba. Ella quizá solo me abrazaba porque hacia frió.
Jamas me permitiré olvidar el día en que fuimos a comer juntos por primera vez, no sabia que eramos, aun sigo sin saber que fuimos alguna vez.
Ella llevaba un enorme bolso rosa con negro, donde aseguraba cabía todo lo que necesitaba para el día. Un vestido negro y zapatos rojos. Podía pasar el día entero viendo el marco perfecto que se formaba entre esa melena corta y lacia y sus lentes.
Nos sentamos uno frente al otro, junto a una ventana; observamos por un rato mientras esperábamos para ordenar. Muy pocas veces ella hablaba conmigo sobre algo en especial.
No tengo un recuerdo preciso sobre que comí ese día, quizá estaba perdido en la melodía de su voz, que ahora después de 5 años, no estoy seguro de como era.
Ella hacia origami para mi, pocas veces me decía que pasaba por su cabeza. Y cuando sucedía eso, era como sobrevivir a un golpe mortal a mi corazón.
Ella era fiel a sus ideales, Seguía sus planes sin pensar en lo que la rodeaba.
Solo en una ocasión me intento convencer de escapar con ella, jamas le pregunte porque razón en ese instante quería que me fuera con ella. Nunca respondí a su petición. Quizá debí haber dicho que si.
Lloro tantas veces a mi lado, no por su tristeza; si no por la mía. Jamas podre saber si realmente sentía mi dolor.
Recuerdo con nostalgia melancólica esas largas caminatas que solíamos dar, donde no decíamos nada. Solo sentíamos el viento moviendo nuestro cabello, el sol acariciándonos la piel. Su simple presencia a mi lado me brindaba la paz que siempre había buscado y que nunca he vuelto a encontrar en nadie mas.
En ocasiones aun camino por esos lugares con la esperanza de volverla a encontrar. Cierro los ojos y puedo sentir el suave rose de sus labios, tan finos, rosas y siempre fríos.
Jamas existió una confesión de como nos sentíamos al respecto, nunca supe su sentir, no sabia si ella me amaba, simplemente le di todo lo que yo tenia.
Aun escucho su voz cantando en mi oído, como lo hacia cada vez que teníamos oportunidad de estar solos.
Por mas que me esfuerce, no pasa un solo día en que toda esta historia de amor no pase como un flashback por mi mente. Haciéndome consciente de que no estas conmigo. Que no importa si te busco hasta el final del mundo y te encuentro, tu jamas volverás, porque nunca estuviste.
Escribiría para terminar cuanto la amo, pero no importa, creo que nunca importo.
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