Diana

Ella apareció repentinamente por el mes de Mayo, creo recordar. Yo me encontraba en esos momentos épicos en los que Alondra y yo nos tambaleábamos dentro de ese barco que llamábamos nuestra vida.

Diana y yo, al parecer trabajábamos juntos desde hace varios meses y nunca me había tomado personalmente la molestia de presentarme o preguntar quien era ella. No se a ciencia cierta si ella pregunto por mi; nunca creí pertinente preguntárselo. De un día a otro ella comenzó a aparecer repentinamente por mi área de trabajo, se dirigía a mi por mi nombre, yo amablemente respondía y me volvía hacia lo mio.

Creía que tenia el control de todo mi entorno, Carlota nunca volvería y casi me convencía de ello. Sabia que Alondra era una excelente alternativa para el resto de mi vida, era una mujer bella, amable y amorosa; de excelente familia y con planes similares a los míos. Tener una familia, un empleo y una casa.

Cualquier plan que pudiera tener en ese momento cambio radicalmente en ese cocktail al que asistimos Alondra y yo. Existían conflictos entre nosotros que no reconocíamos, cuando menos nos dimos cuenta... Ella estaba al otro lado de la sala probando las bebidas y yo relacionándome con mis compañeros.

Y como cuando una fuerza sobrenatural te lo ordena, mi mirada se dirigió hacia la pista de baile, estaba casi convencido de que alguien me observaba. Y así era. Ahí estaba Diana observándome.

Aprecie con cuidado cada detalle, su cabello lacio y negro, su piel morena, sus carnosos labios, sus ojos cafe avellana, ese sensual vestido rojo que hacia ver cada una de sus curvas. Me sonrió. Y al parecer regrese esa sonrisa, porque ella camino hacia mi.

No recuerdo realmente cuantas canciones bailamos, había estado bebiendo algunos tragos mientras conversaba y mi atención no estaba del todo bien. Ella bailaba exquisito. Me separe de ella para buscar con la mirada a Alondra, cuando la encontré estaba durmiendo en una silla. Que bochorno.

Bese en la mejilla a Diana, ella me susurro un "no te vayas" que estremeció mi cuerpo y por unos instantes considere esa oferta. Volví en si. Ella volvió a besar mi mejilla y sentencio con un "Nos vemos después". Me retire del sitio con una Alondra pasada de copas y con el olor del perfume de Diana en mi cuerpo.

No tarde mucho en tener noticias de Diana, bastaron 12 horas para que ella volviera a buscarme. Me llamo. Alondra no estaba y platique con ella durante varios minutos, no se a ciencia cierta cuantos. Nunca le cuestione como consiguió mi numero, solo acepte la llamada. Ella era todo lo opuesto a los gustos que solía tener, pero su actitud, su sensualidad, sus frases... Solo me hacían recordar una cosa. Carlota...

Sostengo firmemente que esa es la razón por la que no puedo dejarla desde la primera vez que la tuve entre mis brazos. Y cuando finalmente cedí a sus encantos, no pude dejarla ir. Ella no me ama como Alondra, pero me embriaga de pasión, logra en mi reacciones que solo conseguía Carlota.

No tengo un numero especifico de las veces que estuve en su cama, de las veces que me dijo esto se termino, ni siquiera de las veces que volvió y me dijo "te necesito" entre lineas.

Solo se que cuando ella me llama, siempre accedo a sus peticiones. Porque de una forma un tanto enfermiza, ella me recuerda a mi amada Carlota...

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