𝐶𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 𝟑𝟓

❏ 𝑻𝒂𝒍𝒍𝒆𝒓

--Aún me duele cuando recuerdo el cómo nos lo dijo --expresó Alexa con lágrimas en sus ojos--, como si fuera algo común y normal en la vida de unos adolescentes --agregó comenzando a derramar sus lágrimas silenciosamente.

--No lo es, pero él no lo comprende --consoló Poor--. También me duele, obviamente no es tanto como contigo pero sí duele --correspondió haciendo que ella sienta un nudo en su pecho--. Eran las más pequeñas de todos --susurró pasando su mano por la espalda de su novia--. Pero lo que sí sé y de lo que estoy seguro es que podemos salvar a este grupo de chicos para honrar su memoria --informó haciendo que ella se apoye sobre su mano derecha volteando parte de su cuerpo junto a su rostro en dirección de aquel chico rubio--. Probablemente ellas hubieran hecho lo mismo si sólo tú o todos nosotros hubiéramos sido los que murieran. Así que hay que hacerlo --consoló haciendo que ella asienta mirándolo directamente a los ojos.

Ella lo ama. No sólo porque sea todo un galán. Sino porque sabe cómo consolarla cuando pasa por situaciones como esas y le demuestra su incomparable amor a pesar de todas las cosas.

Con un brillo especial en sus ojos, además de sus lágrimas, ella se acercó a su rostro y lo beso; era un beso tan suave y dulce, uno que le expresa lo mucho que lo ama y que las extraña. Después de un rato, se separó de él y pego su frente con la de él sin abrir sus ojos.

--Je t'aime --susurró Alexa con cariño mientras le acaricia la mejilla con su mano libre.

--Moi aussi je t'aime --correspondió tratando de acercarse a su rostro para volver a besarla, pero fue interrumpido el momento con la puerta siendo abierta y mostrando a Omar, provocando que se separen y lo miren con incredulidad.

--Perdón por interrumpir, no era mi intención --habló él mintiendo--. Ya está lista la comida, después iremos al taller --informó.

--En un momento bajamos --comunicó Alexa para verlo retirarse de la habitación.

Ella le dedicó una mirada que pudo identificar de inmediato, una que le indica el que uso una técnica secreta que le funcionó a la perfección y que siempre le funciona con todos, aunque no sabía exactamente cuál era esa. Aún no la descifra a pesar de todos sus esfuerzos.

Alexa ladeó un poco la cabeza para mostrar una pequeña sonrisa en sus labios, aún sin quitar esa mirada de sus ojos. Era demasiado sorprendente para él el cómo logra manipularlos a todos con sólo una mirada o una seña diminuta y perfectamente disimulada, simplemente impresionante.

--¿Vamos? --le peguntó sin borrar esas expresiones.

--Claro --aceptó viéndola levantarse de la cama y dirigiéndose a la puerta, siguiéndola de cerca para poder abrirle como el gran caballero que le enseñaron a ser aquellas científicas para esa pasada misión que realizaron juntos--. Por cierto --habló él notando que empieza a caminar fuera de su cuarto--, lo más probable es que hayan comprado la comida porque cuando fui a verlos estaban a punto de quemar la cocina --informó haciendo que ella se apresure a correr al primer piso.

--La casa es nueva y ya la quieren incendiar --exclamó ella con preocupación mientras baja las escaleras blancas de mármol con barandal de cristal.

La casa que habían elegido esta vez les permitía un mejor oculte de sus cosas por loa combinación de colores claros y oscuros, sobretodo de negro y blanco. Así que las molduras del techo podían ocultar fácilmente los proyectores de las cámaras de seguridad y de los hologramas que se encontraban en ellos; además de que los muebles negros pueden ocultar con mayor facilidad las armas, el dinero, las maletas, etc. Básicamente podían esconder todo su equipo de los ojos curiosos y jamás descubrirían lo que hacen ni quiénes son.

Al poco tiempo, ella llegó a la cocina notándola completamente entera y perfecta, como cuando la compraron. Ella miró donde tienen la mesa de la cocina haciendo que pueda verlos empezar a repartir la comida en los platos y colocarlos en sus lugares correspondientes según como todos acostumbran a sentarse. Todos la miraron al sentir su mirada y su presencia, haciendo que observen su preocupación y la incredulidad con que la dejaron.

--Te dijo que casi incendiamos la casa, ¿verdad? --indagó su hermano menor viéndola caminar hacia ellos.

--Sí --respondió mientras Poor entra detrás de ella, cerrando la puerta de la cocina en el proceso.

--No pasó --informó el pequeño--. Casi --añadió al saber que su hermana se dio cuenta de su mentira--, pero no. Así que preferimos ordenar comida china --añadió con nerviosismo.

--Pedimos sushi --agregó su mejor amigo, Hardin.

--Lo voy a pasar por esta vez, pero será mejor que trabajen en sus dotes culinarios si no quieren que nos descubran a la hora de apagar el incendio y tirar los restos a la basura, ¿está claro? --indicó escuchándolos asentir a todos--. Bien.

--Ven, hay que comer --pidió Henry sentándose junto con todos los demás para poder comer con tranquilidad mientras indican todo lo que se encuentra en el taller al que irán. Y, es que, también debían acomodar los aparatos de cierta forma que les convenga por si ocurre una confrontación con alguien. O si debían huir. U ocultarse.

Debían pensar en todas las posibilidades en todo momento. Sobretodo con Henrik siguiéndolos a todos lados.

Una vez que terminaron de comer, todos fueron a sus habitaciones para poder cambiarse por ropa un poco desgastada para que su ropa habitual o la que usan para sus misiones se maltrate por el uso de las máquinas el polvo, el aceite, la gasolina, etc. Así que se dirigieron al local que Hardin se encargó de abrir dejando ver un gran espacio grande y oscuro; en cuanto prendieron las luces, sólo pudieron observar un gran espacio con vigas de metal sosteniendo el techo y un piso posterior que tenía dentro, junto a muchas máquinas para reparar o construir autos, las cuales estaban cubiertas con plástico para evitar que les cayera polvo y, por lo tanto, dejen de servir.

--Vamos a trabajar --murmuró la mujer entrando para proyectar un holograma que les indicaba dónde iba a ir cada una de las máquinas, el cual habían diseñado unos minutos atrás.

Una vez con el holograma listo, todos se separaron empezando a  mover los artefactos mecánicos para poder acomodarlos. Se mantuvieron en movimiento y trabajando al rededor de cuatro o cinco horas, moviendo de un lado a otro, subiendo y bajando cosas. Tenían experiencia haciendo esto pues, cuando entrenaban con Henrik, él los obligaba a que cargaran toneladas de metal y cosas más pesadas para que tuvieran más aguante y así resistieran más tiempo todo lo que les indicaba que hicieran durante las misiones. O si les ordenaba que re-modelaran algún edificio o laboratorio nuevo que había ordenado su construcción.

En un momento, todos se comenzaron a  cansar, por lo que uno de ellos lo tomó como una oportunidad para alimentarse.

--¿Quién tiene hambre? --gritó Poor haciendo que, a excepción de él y su novia, asientan con la misma potencia de voz.

--Yo voy por la comida, ustedes descansen --se ofreció la misma sabiendo que tiene un asunto por atender con su raptor, el cual también era su familiar--. ¡Vuelvo en un rato! --exclamó saliendo del lugar para poder dirigirse al auto en el que habían llegado.

Ella tenía un plan, pero también tiene asuntos que resolver. Asuntos en los que necesitaba a su equipo fuera para que no corrieran el mismo riesgo que ella.

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