𝐶𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 𝟏𝟔
❏ 𝑺𝒖𝒇𝒓𝒊𝒓 𝒅𝒖𝒆𝒍𝒆
Dylan Poor
Sabía que Alexa podría estar hambrienta después de todo lo que tuvo que hacer para realizar aquella reunión pequeña que tuvimos. Ella era muy inteligente, pero a veces se le agotaba la energía muy fácilmente y necesita una rápida recarga alimenticia para poder tener más de ella.
Así que, en vez de ir a mi cuarto para pensar en cómo deshacernos de ese Cooper, fui a la cocina para calentarle un poco de la que sobró mientras nosotros no estábamos en la casa. Había tomado un plato colocándole puré de papas, pollo empanizado y un poco de arroz blanco para calentarlo en el microondas por dos minutos y medio, dejándome tiempo suficiente para pensar en algún plan con respecto al tal Tayler. Aunque no me podía concentrar del todo por la situación que ella pasa en la escuela cuando está sola.
Detesto que la acosen tanto.
Aunque una voz independiente a la mía hizo que saliera de mi cabeza e ignorara esa voz para concentrarme en la exterior.
--Dylan --me llamó Omar con un tono algo pesado.
--¿Qué pasa? --le pregunté tratando de saber lo que ocurre y escuchando el pitido del microondas.
--Quiero pedirte un favor --dijo acercándose a mí para tener una conversación un poco más confidencial.
--Claro, ¿de qué se trata? --indagué para saber qué puedo hacer y en cuánto.
--Alex --pronunció haciendo que dejé lo demás como algo sin importancia--. No te despegues de ella, si Boglōv logra atraparla entonces el universo entero se jodió, ¿lo entiendes? Busca la manera de estar con ella la mayor parte de tiempo contigo o acompañada de otras personas, pero sin que tenga un riesgo real con Boglōv, ¿de acuerdo? --me pidió haciéndome notar que esto es más grave de lo que parece.
--Tengo un plan para estar más tiempo con ella, pero necesito hablar con Dylan --le mencioné viéndolo asentir y estar de acuerdo conmigo--. Sólo necesito que hagas que Alex termine cansada el tiempo suficiente para poder salir poco antes de la media noche --agregué aceptando mi propuesta.
Al final, él salió de la cocina y se dirigió a su habitación para poder acatar las ordenes de su hermana. Por alguna extraña razón me sigue pareciendo sorprendente el que la hermana menor de Omar sea nuestra líder de equipo y mi novia al mismo tiempo, pero que todos le tengamos cariño por todo lo que ha hecho. Creo que es porque Omar es el más grande de todos nosotros y ella no. La verdad llevo mucho pensando en ello, pero termino quitándole importancia para no entrar en conflicto con Alex.
Aunque no puedo quitar el hecho de que es muy hermosa sin importar cómo esté vestida.
Una vez que lo perdí de vista tomé una taza blanca y vertí en él un poco de café que había preparado en la cafetera con anterioridad. Saqué el plato de donde lo tenía para poder empezar a caminar con Alexa, pudiendo ver al resto del equipo parados frente a mesas con hologramas o sentados con aparatos entre sus manos para poder idear sus planes individuales.
Pero la que me interesa más ahora es Alexa.
Y, lamentablemente, la vi parada en el marco de cristal que da para el patio de la casa. Digo lamentablemente porque al acercarme pude notar su LHSport brillar de forma anormal y tenía su celular en mano, y en la pantalla pude ver un vídeo de ella con Nadia y Novalee: las tres estaban jugando en el bosque mientras unas sonrisas estaban impregnadas en sus rostros.
--No nos vas a atrapar, Alex, somos muy rápidas.
--¿Quieren ver que si puedo?
Ella empezó a correr detrás de ellas mientras trataba de atrapar, por lo menos, a una de ellas mientras las risas de las más pequeñas resonaban por todo el bosque. Hasta que atrapó a una.
--Te atrapé. Ahora te toca a ti.
--Eso no se vale.
Ahora la pequeña Novalee era quien perseguía a Alex por el bosque mientras se escuchaban las risas de las tres. Eran muy felices, pero esa felicidad terminó demasiado pronto porque unos meses después de aquel suceso, nosotros ya estábamos frente a sus lápidas mientras bajaban los ataúdes con rosas rojas sobre ellos. Unas rosas que después crecieron sobre ellas y ahora son un adorno más del bosque, ocultando la trágica y triste verdad de las hermanas Cranger.
--Amor, ya te traje un poco de comida --pronuncié con suavidad mientras dejaba la comida en la mesa y le extendía mi mano para que me entregue sus cosas, sintiendo una lágrima caer a mi brazo.
De verdad las extraña.
Ella dejó su celular en mi mano, pero tenía que dejar el resto de las cosas para que pueda comer con tranquilidad.
--No sólo el celular, linda --pedí tranquilo viéndola quitarse su auricular y colocarlo sobre la pantalla--. Te falta otra cosa --esa cedió tomando su pulsera holo-gráfica y colocándola al rededor del pequeño audífono.
Sólo entonces me hice a un lado para que ella tomara asiento en el comedor y pueda empezar a comer sin tener que pensar tanto en aquellas pequeñas niñas que eran nuestras líderes. Le dolió mucho cuando se enteró que habían muerto las dos por culpa de Henrik, incluso se llegó a culpar diciendo que si ella se hubiera quedado en el laboratorio seguirían con vida, pero sólo quería protegerlas de una misión tan peligrosa que nos había encomendado Boglōv aquella vez.
Yo guardé sus cosas en el bolsillo de mi pantalón y me senté a su lado para poder verla comer, su rostro se notaba decaído y triste. Sé que ni siquiera disfruta la comida como lo habría hecho en otras ocasiones, la tristeza le quitaba el sentido del disfrute a las cosas que ella amaba o le gustaba hacer, y eso nos hacía sentir mal e inútiles por no poder hacer nada para motivarla.
--No tienes que recordarlas todo el tiempo, Alex, tú sabes que fue culpa de Henrik --le dije haciendo que me mire con los ojos cristalinos--. No es tu culpa, lo sabes perfectamente --la consolé tomando su mano sobrante, pero eso no la ayudó en nada.
Detestaba verla sufrir.
--No es eso --pronunció finalmente con la voz totalmente débil.
Todos nos estaban escuchando, pero cuando ella se encentra en este estado es mejor que todos lo sepan espiando a que uno se los diga y el resto se moleste.
--¿Entonces qué es? --le pregunté con duda por su actuar.
--Las extraño, es todo --dijo haciendo que me arrime a su lado y la tome por los hombros, acercándola a mi cuerpo para que pueda consolarla.
--Todos las extrañamos --correspondí sintiendo sus lágrimas escurrir por sus mejillas y caer en mis piernas.
Pronto, todos se acercaron a nosotros y nos rodearon formando un abrazo grupal para poder consolarla de su tristeza. Aunque a los pocos minutos cambio su estado de ánimo y sentí su cuerpo pesado junto a una respiración y expresión tranquila con las lágrimas haciendo que su tersa piel brille.
--Va a descansar a gusto, durará cerca de tres a cuatro horas dormida --informó el pequeño.
--Gracias, Dylan --dijo su hermano tomándolo del hombro.
La muerte es incierta y confusa. Un día puedes estar saltando y corriendo por todos lados con una sonrisa en tu rostro; y al otro puedes estar en una caja de madera echa a tu tamaño mientras muchas personas vestidas de negro te rodean llorando.
Y es muy confuso porque tu cuerpo está ahí, está frente a ti, lo estás viendo, pero ya no existes ni harás todas las cosas que podías hacer.
La muerte es triste y dolorosa.
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