Los días pasaron, Hernando solía ir a la habitación de Mirabel a altas horas de la noche y así nadie los atraparía. Las cosas entre ellos solo eran charlar o uno que otro beso, él la respetaba y solo hacia lo que ella consideraba bueno para esos momentos, aunque esta muy en el fondo deseaba más. Habían acordado en intentarlo poco a poquito.

En cambio su interacción con Bruno había cambiado drásticamente, pues apenas si se dirigían la palabra, (Más por el lado de él). El pelinegro cada vez sentía más nerviosismo al estar cerca suyo y Mirabel seguía sintiendo culpa por preferir más a su alterego que por quien la había salvado de tener una vida llena de miedo y malos prejuicios por las personas del pueblo y su familia.

Además de eso también estaba el asunto con Isabella, ella cada vez se ponía más estricta con su hermana menor, viendo a lo lejos  como la adolescente se empeñaba en acercarse a su tío cosa que obviamente no le parecía y terminaba por darle un regaño, aunque claro la de lentes se salía con la suya. Creía que "Hernando" solo era una manera de que el hombre podía sacar provecho de Mirabel, que solo fingía tener otra personalidad.
Incluso este ya se estaba ganando el cariño de los demás incluyendo ya a Camilo y Antonio tras enterarse de su existencia. Nadie lo veía como una amenaza y seguía siendo un tema que no se contaría a los adultos de la familia.

Así que una tarde al verlo caminar hacia su torre lo enfrentó, el de mirada verduzca le sonrió, sabía exactamente de que quería hablarle.

- Hola, Isabella ¿Cómo va todo, eh?

Rodó los ojos - No intentes ser amable conmigo porque no te funcionará, se que solo haces esto para aprovecharte de Mirabel y...

- Wow, eso no es verdad, yo jamás me aprovecharía ni de ella ni de otra mujer

- ¡Estuviste con muchas mujeres... Prostitutas!

- No se como te enteraste, pero eso fue en mi juventud, era tan tonto, ahora he cambiado

- Un mujeriego siempre será un mujeriego

- Escucha, se que no me vas a creer, pero yo de verdad estoy enamorado de ella y no quiero hacerle daño

- Es tu sobrina y 35 años menor ¿Qué no te genera cierta culpa?

- No, de hecho no, además yo no soy su tío

- Eso de "Hernando" es solo una farsa

- Soy completamente real, solo comparto el mismo cuerpo que Bruno, somos tan diferentes, pero a la vez nos complementamos. Así que independiente de que si me crees o no te voy a decir una cosa... No me voy a alejar de Mirabel, quieras o no quieras vamos a seguir viéndonos y seguir con nuestro amor porque eso es lo que es, un amor cien por ciento real. Con su permiso, linda, iré a descansar. Adiós - Dió una reverencia y entró a la torre

La joven resopló, no se iba a dar por vencida. Haría lo que sea con tal de que su hermana no saliera afectada.

Mientras tanto, Mirabel estaba con su madre en la cocina, ayudandole a preparar la cena. Desde hace días tenía la necesidad de preguntarle algo, así que decidió hacerlo en ese momento.

- Mami, tengo una duda

- Si, amor, dime

- ¿Cómo era Bruno de joven?¿Cómo se comportaba?

- Oh, bueno él era demasiado tímido sobre todo cuando teníamos tu edad, apenas tuvo amigos y estos se alejaban al hacerle caso a todos esos rumores sobre sus visiones

- ¿Y jamás tuvo novia?

Dejó lo que estaba haciendo para verla - ¿Por qué preguntas eso?

- Simple curiosidad

- Ok, de hecho nunca la tuvo, aunque...

- ¿Aunque?

- Se decía que solia estar con mujeres...ya sabes, de las que solían llevar otra vida, pero no creo que sea cierto, digo, conozco perfectamente a mi hermano y se que él no es esa clase de hombre, su timidez le impedía ser el de la iniciativa con las mujeres.

«Bruno no es así, pero Hernando tiene demasiada facilidad para envolverse con las mujeres« Pensó.

- Ok, gracias, ma' como dije solo era pura curiosidad

La mujer aunque extrañada por aquello decidió tomarlo como curiosidad y no como algo de que preocuparse.

Ahora Mirabel sin poder evitarlo comenzaba a dudar de Hernando y en sus palabras dichas la vez anterior «Tu eres y has sidio la única mujer en mi vida«