Capítulo 7


No me había dado cuenta, pero la verdad es que tener al jefe mayor de mi lado me da poder sobre Daniel. Quiero decir, el señor Acevedo quería que fuera yo específicamente quien se convirtiera en su secretaria, quien sabe por qué. Pudo poner a cualquier otra persona cuando rechacé el puesto, pero insistió en que fuera yo. Es un hombre misterioso, pero no pasó mucho tiempo para darme cuenta de los problemas que habían con Daniel.

Después de esa larga charla en la oficina, no volvió a dirigirme la palabra mas que para darme tareas, desde traerle el café -no muy cargado pero tampoco muy dulce- hasta organizar sus citas del día. Si cometía un error, su parte mala salía a relucir.

Comenzaba a decir que era mi culpa porque era mujer y las mujeres no servían mas que para lavar los platos. 

Incluso intenté interceder por Valeria. Le dije que ella era muy buena con los números y que le gustaría mucho entrar al departamento de ventas, pero me mandó a callar.

—¿Una mujer en el departamento de ventas? ¿Está loca? Hágame un favor y no vuelva a sugerir nada.

Aunque es mi primer día ya quiero largarme. Sin quererlo, la pregunta sale de mi boca antes de darme cuenta.

— ¿Por qué nos odia tanto?

Por un momento su expresión se convierte en algo diferente. Es como si estuviera confundido.

— Porque... así es como se merecen ser tratadas.

Niego con la cabeza. No, debe haber otra razón. Por lo que su padre dijo me hace pensar que hay una razón profunda para su odio.

—Nosotras no le hemos hecho nada. Su café está bien servido —miro la taza de café humeante al lado de su escritorio —, sus informes están organizados —se queda viendo los informes a la izquierda de su mesa —, sus citas programadas correctamente—levanto la agenda entre mis manos y se las pongo en sus manos con firmeza—. Nunca tuvo una queja mía durante el tiempo que estuve en informática. Pero eso se acabó. ¡Sin el departamento de informática ya estaría en la mierda!

Daniel no puede abrir la boca más porque no puede. Me llevo las manos a la boca, sorprendida por lo que acabo de hacer. En el fondo tengo mas rabia de la que demuestro.

—Eso es porque Santiago y Cruz lo administran bien—se ofusca, mirándome con enojo—. Hágame el favor y no se meta en lo que no le importa.

—No, ¡respete a mis amigas! Santiago y Cruz no podrían hacer solos ni el 80% del trabajo que se hace allí.

No sabe que decir. No esperaba que dijera algo y la verdad yo tampoco. Por dentro tengo el corazón a mil, pero tengo que calmarme. Ya metí la cucharada y no me puedo retractar.

—Buenas tardes—me despido y me voy de ahí.

No quiero seguir hablando con ese troglodita.

Cuando salgo, Juan David está allí sonriendo con malicia.

—¿Problemas con el jefe?

Con el jefe, contigo y con todos en este lugar. Ya me tienen harta.

—Jódase.

Con el sentimiento de malestar en mi pecho me voy a mi casa. Tengo que pensar en el primer reto para mañana. Suspiro. Esto no puede estar pasando. Quiero llorar. ¿Por qué tengo que ser la secretaria de ese idiota?

— ¿Lorena? ¿No vas a cenar? —se asoma mi madre por la puerta.

—No mamá. 

—Pero necesitas comer para crecer sana y fuerte.

—Creo que ya crecí todo lo que podía.

—¡Tonterías! —se acerca ella. Comienza a jalarme del brazo para intentar levantarme —. ¡Vamos, levántate ya! ¡Se va a enfriar!

—No quiero...

—¡Lorena!

—¡Noooooooo!

Y así mi madre se pasa la siguiente media hora jalándome hasta la mesa.

—¡No quieroooo! —me quejo mientras ella sigue arrastrándome por el pasillo—¡Ya déjame!

—¡No! Necesitas comer los nutrientes suficientes para sobrevivir. ¡Mira como estás de pálida! Si tan solo te comieras todas tus verduras...

—¡Mamáaaaa!

—¡Lorena!

Tres doritos después termino sentada en la mesa con una cena llena de nutrientes. Yumi. Hasta mi comida parece mas contenta que yo. ¿Por qué mi madre tiene la manía de hacer caritas con la comida? Que desastre.

—Mamá...

—Dime cielo.

—¿Cómo haces para hacer que alguien caiga en cuenta de su error?

Ella se lleva un dedo al mentón y mira hacia arriba, como si lo estuviera pensando seriamente.

—Bueno, es una pregunta difícil. Pero creo que las acciones pueden lograr lo que las palabras no.

¿Qué?

—Es cuestión de aprendizaje, nena —me dice con un gran tono de sabiduría —. Puedes decirle a un bebé que camine, pero no lo hará hasta que le muestres como se hace. Puedes decirle a alguien que está cometiendo un delito que se está equivocando, pero muchas veces no se dará cuenta de eso hasta que vaya a la cárcel.

— ¿O sea?

—O sea que la mejor forma de mostrarle a alguien su error es con acciones que lo hagan caer en cuenta de ello.

Acciones que lo hagan caer en cuenta de ello, ¿eh? Hmmmm...

Pero el problema no es solo Daniel, sino también muchos de los ejecutivos de la empresa. Entonces recuerdo el software de la empresa al que conseguí acceso. De ahí saqué toda la información que pude en unas carpetas que hasta ahora no he revisado.

Después de cenar me siento en mi escritorio y comienzo a revisar la información que generó el programa. Entonces noto que Juan David, el cretino jefe de ventas, tiene muchas páginas de anime en su historial de navegación. Comienzo a explorar de que se trata, y lo que descubro es cada vez mas impresionante. Decido buscar su nombre en Google y lo que encuentro me hace reír.




Mecanonimo07: es una estupidez. obvio que haruki tiene los mejores detalles en las figuras en el mercado. su fino tallado, sus expresiones tan delicadas, es una obra de arte!

ItsLoveonus1092:  harki es de las peores figuras del mercado. si spieras d figritas no estarias diciendo sa estupidez.




No puedo evitar reírme. Esto le quita toda la seriedad al flamante ejecutivo. ¿Quien diría que le gusta tanto las figuritas de anime?




Mecanonimo07: me pasa lo mismo. en mi apartamento tengo una colección completa de figuritas de primera clase. me siento solo sin ellas.

rickFiresame. me hace sentir mejor que no soy el único. también les hablas?

Mecanonimo07: sí. me pone triste saber que se quedan todo el día solas. ellas me consuelan y yo las consuelo a ellas.

rickFire: x2 men




Necesito cerrar el portátil para poder reírme bien. Aire... ¡necesito aire!

—¡Lorena, deja de reírte como una loca! ¡Estoy viendo Alma salvaje!

Después de reírme como por diez minutos y que mi madre me regañara unas tres veces por no dejarla ver la novela, comienzo a escribir la primera entrada del periódico para mañana. Empezaré por jugar con algunos otros ejecutivos también, como el señor Juan David. Charlie, vengo inspirado.

Reviso los datos del programa un rato más, pero son muchos. Sonrío. Al parecer en la empresa hay muchos secretos por desvelar.


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Si ustedes hablan con sus figuritas de anime por favor no se sientan mal. Mejor sientanse mal si alguien tiene los motivos para usar eso en su contra ;)


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