Capítulo 6


Despedirme de informática fue la cosa mas dolorosa del mundo. Santiago y Cruz incluso parecían celosos de que yo fuera a ocupar un puesto tan cercano al jefe, pero yo no me sentía afortunada para nada. Mi plan era cambiar las prácticas machistas de esta empresa utilizando el escritor favorito de Daniel como herramienta, pero el señor Acevedo padre tenía planes completamente diferentes.

Ahora me pregunto como voy a hacer para que ambos planes puedan coexistir.

No pude evitar llorar al separarme de mis amigas. Esto es injusto.

—No llores Lore. No vamos a dejar de vernos por esto—me había dicho Valeria para consolarme—. Además una vez que tu plan de efecto, harás de informática un lugar mucho mejor y podrás volver.

Fue entonces cuando me di cuenta de que mi mejor amiga y yo estábamos destinadas a separarnos. Si mi plan funcionaba, era probable que Valeria se fuera para el departamento de ventas. Incluso si volvía a informática, ella ya no iba a estar ahí.

Así terminé despidiéndome de aquel lugar tan oscuro pero que llenaba de alegría mis días. Y si hubo alguien que no estuvo contenta con el cambio, esa fue Jennifer. Reclamó una y otra vez que ella no tenía conocimientos en informática por lo que no debería ser enviada allí. En realidad varias de las que están allí no tenían muchos conocimientos cuando empezaron.

—¡¿Además por qué van a darle mi cargo a ésta?! —se había quejado.

En ese momento suspiré, porque estaba de acuerdo con ella.

Por supuesto, Jennifer no quiso darme ninguna indicación que debiera tener en cuenta como secretaria del jefe. No iba a hacerme el trabajo mas fácil.

Llego a mi escritorio a la mañana siguiente con los ojos empañados. El café que me tomé de camino no me despertó lo suficiente. Me siento en mi silla con un aire apesadumbrado. No pude evitar notar que a medida que venía para aquí, los hombres de la empresa -que trabajan en cargos mucho mas variados y viven en la luz- no dejaban de verme con extrañeza.

—Vaya. ¿Donde está Jennifer? —Juan David, el jefe del departamento de ventas, se acerca a mirarme con curiosidad —¿Sabes que estás en su escritorio?

Trago grueso.

—Soy la nueva secretaria.

—¿Nueva secretaria? —Juan David me mira de arriba para abajo, frunciendo el ceño—¿Segura? ¿Tú?

—Sí, yo. ¿Hay algún problema?

—Bueno, es que te ves como el tipo de mujer que debería estar en informática.

No sé si eso fue un simple comentario o un intento de insulto.

—Estaba en informática, de hecho —carraspeo—. Pero el señor Acevedo padre me cambió de puesto.

Juan David se agarra de mi escritorio, agacha la cabeza y empieza a reírse con sorna. ¿Pero qué le pasa a este hombre?

—¿De verdad? ¿A ti? ¿Te has visto? —se burla—. Un consejo, vuelve a informática. No vas a soportar mucho en este puesto.

Abro la boca, ofuscada.

—¿Por qué?

—No eres de su gusto, ya sabes, pasivas. Se nota a leguas que vas a dar problemas. Y sin ofender, pero no es que alguien como tú sirva para mucho. Si quisieran a alguien de utilidad, debieron poner a alguno de los chicos que están como practicantes.

No puedo creer que me denigre de esta forma. Soy muy inteligente, no puede estarme comparando con un practicante.

—Disculpe señor, pero mis conocimientos están bastante bien. Me enorgullezco de mis habilidades.

—Sí, claro —rueda los ojos—. Eres como Jennifer. Ninguna de las dos sirve para mucho.

Me levanto de mi asiento de golpe. Siento mucha rabia. ¿Voy a tener que soportar este tipo de comentarios de todos los hombres de la empresa? Fuera de informática estoy mas expuesta al resto de los empleados. Cuando pasen por aquí, cada hombre se sentirá con el poder de discutir sobre mi puesto. ¿Jennifer soportaba este trato?

¿Y si en realidad la Barbie de plástico aguantaba mas discriminación de la que creíamos? ¿Es posible que incluso ella haya sido rebajada por los ejecutivos de alto cargo? ¿Jennifer aguantaba discriminación solo para mantener su puesto? Tal vez la juzgué mas rápido de lo que pensaba.

El telefono de mi escritorio suena. Le saco la lengua a Juan David, quien me mira con sorpresa, y atiendo la llamada. Creo que he perdido el respeto por los cargos altos de esta empresa.

—¿Diga?

Venga ahora mismo.

Con prisa me dirijo a la oficina, donde mi nuevo jefe me espera con una cara de tótem. Parece bastante descontento conmigo y eso que apenas me conoce. ¿Podría ser esta mi oportunidad para conocerlo mejor? Si tan solo no hubieran tantos baches en el camino.

—Vaya a informática y dígale a Santiago que me envíe las credenciales de acceso para Hernández.

Mi mente hace clic. ¡El periódico! ¿Ya está listo?

—¿Qué está esperando? ¡Muévase!

Ah jefecito, si supiera que ese periódico es para mí ya me habría despedido.

No tardo en empezar a moverme hacia informática, feliz porque podré ver a mis amigas aunque sea desde lejos. Cuando llego no puedo acercarme mucho a ellas porque Santiago está mirándome con molestia en la entrada, pero por debajo saludo a Valeria con la mano. Ella me devuelve el saludo muy contenta.

—¿Qué quieres? —pregunta Santiago—. El reemplazo que enviaron es incluso mas inútil que tú.

Debe referirse a Jennifer. Por un momento no me siento con ganas de irme contra ella. No después de descubrir que a ella también la discriminaban a pesar de ser una Barbie de plástico.

—Cuidado con tu lengua—me burlo—. Ahora tengo un cargo superior al tuyo.

—No tienes poder, zorra —bufa—. Solo eres la perra del jefe, así como Jennifer lo era.

Ruedo los ojos y me apresuro a decirle la razón por la que estoy allí. No me interesa perder el tiempo con este tipo.

La cara de Daniel cuando recibe las credenciales no tiene precio. Una ligera sonrisa se forma en sus labios mientras mira la pantalla del computador. Pongo las manos tras mi espalda y sonrío. Parece que mi jefecito es una fangirl de aquel escritor. ¿O sería un fanboy? 

—Le gusta mucho Hernández, ¿verdad?

La sonrisa de su rostro se borra y me mira con cara de "¿Y esta tipa por qué me está hablando?". Sin embargo, ya sea por diplomacia o porque le gusta mucho el escritor, me contesta.

—Sí. Es un gran escritor.

—¿Pero y si los planes de Hernández incluyen algo en lo que usted no esté muy de acuerdo?

Daniel alza una ceja y se cruza de brazos.

—Me sorprende que esté enterada de los experimentos sociales de Hernández. Alguien como... usted— Y dale con eso. Suspiro con molestia—. Confío en su sabiduría. Sus experimentos suelen estar relacionados con las falencias de un entorno.

—¿Cómo? —Bueno, eso es un dato muy interesante. Lo anotaré mentalmente para tenerlo en cuenta.

—Cuando él considera que algo va mal en un entorno social, crea pruebas que desafíen las normas de ese entorno para ponerlo bajo tensión y ver como reacciona.

Es impresionante. Nunca he leído ninguna de las obras del escritor, solo he escuchado de algunas por encima, pero es realmente interesante. Tal vez debería leerme alguna de sus obras o investigar sobre sus experimentos.

De repente Daniel se ríe, rompiendo la buena vibra.

—¿Pero por qué le estoy contando esto? No tiene la capacidad de entender algo así.

—¿Perdón?

—Se necesita un nivel de inteligencia para entender la magnificencia de sus obras. Pero usted... —me mira como si fuera un ser inferior—no lo entendería. Ya puede retirarse.

Agacho la mirada, entre confundida, dolida y enojada. No es un mal hombre, pero sus estúpidos principios no lo dejan ver mas allá. Ofuscada me retiro de la oficina y cuando llego a mi escritorio, me encuentro con un nuevo mensaje en el buzón del correo falso. Son las credenciales del periódico.




De: Daniel Acevedo

Fecha: 5 de abril de 2020 - 09:03

Asunto: Credenciales de acceso

ParaSebastián Hernández

Estimado señor Hernández.

Hemos creado un espacio especial para el periódico. Este será visible para todos los empleados de la empresa y será anunciado por los sistemas de sonido de la empresa cuando desee iniciar los experimentos. No sé que planes tenga para la empresa, pero confío en su buen juicio.

Puede ingresar a www.periodicoastaron.com con las siguientes credenciales:

Usuario: SHernandez

Contraseña: escritorhernandez

Espero que esta herramienta le sea de utilidad.

Estoy confiando en usted, porque de verdad admiro mucho su trabajo. Ojalá que esto pueda beneficiarnos a todos una vez que el experimento concluya. Le deseo mucha suerte y estaré muy atento ante cualquier inquietud.




Me paso buena parte de la mañana leyendo sobre los experimentos del escritor. Son bastante radicales. Algunos de ellos fueron hacer que una escuela solo para mujeres acepte ambos sexos, o que en un lugar en el que solo se le permite el acceso a gente blanca se logre el acceso para las personas de color. Incluso hizo un experimento sobre el matrimonio gay en una ciudad de España, la cual empezó a aceptar este tipo de uniones después del experimento. También ha trabajado con varias empresas -siempre desde el incógnito- para aumentar la productividad y solucionar los conflictos entre los empleados. Fuera de eso, al parecer Hernández suele dividir sus experimentos en diez pruebas diferentes.

Esto es perfecto.

Primero voy a cambiar las credenciales para que ni Santiago ni el estúpido de Cruz puedan intervenir en algún punto del plan. Luego debo averiguar quien estará encargado de la transmisión de los mensajes de Hernández por los sistemas de sonido de la empresa.

Tengo diez turnos para hacer que mi jefe pague por lo que ha hecho.



De: Sebastián Hernández

Fecha: 5 de abril de 2020 - 09:07

Asunto:  Inicio del plan

Para: Daniel Acevedo

Perfecto.



Daniel Acevedo, no tienes idea de lo que te espera.


💌

...........................

Parece que Lorena tendrá diez retos para torturar a su jefe sin que éste lo sepa. ¿Cuáles podrían ser?

¡Espero que les haya gustado! Muchas gracias a las personitas que han decidido darle una oportunidad a esta pequeña historia. ¡Muchas gracias por leer, y nos leeremos de nuevo muy pronto! ^^

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top