Capítulo 44

Daniel me llevó de vuelta a casa. Es raro pero me provoca una sensación de ilusión. Es aquí cuando debería soltarme a mí misma una de esas frases de mira que rápido se dejan engañar las mujeres o no deberías caer tan rápido por un hombre, pero así como Daniel no tiene derecho a ser un machista yo no tengo derecho a convertirme en Aura. Ah, mi amiga Aura, la que siempre vive criticando a los hombres, a pesar de que al final terminó admitiendo que son un mal necesario.

Claro, mi madre no dejó de preguntar qué había pasado y por sobre todo, quien era ese hombre tan guapo. Espero que no haya dicho esas cosas frente a Daniel o ya puede tragarme la tierra. Incluso dijo que él no se fue hasta que me dormí. Juro que un montón de maripositas estallaron en mi estómago cuando dijo eso. Cuando cierro los ojos aun puedo verlo junto a mí, abrazándome. Casi puedo sentirlo cerca, como si yo pudiera pasar mis brazos por su espalda, cerrar los ojos y abrazarlo también. Estar cerca. Muy cerca.

Pero ahora que vuelvo a la oficina después de aquello no sé como debería reaccionar. En especial porque hoy no me encontré a Daniel en el ascensor. No puedo negar que eso me desilusiona un poquito, en el fondo esperaba verlo. Pero no quiero ni pensar en la cara que pondrán las chicas de informática cuando me vean, sobre todo después de la escena que armé con Daniel ayer.

Fue muy lindo de su parte. Y extraño. Creí que no quería saber nada de mí después de lo que hice, contrario a lo que me imaginé no me gritó de regreso. Bueno, no como me lo imaginaba.

Avanzo con pasos pequeñitos hasta informática. Desde lejos puedo ver la cara de Valeria, pero está sonriendo con emoción. No entiendo qué pasa. Creí que estaría preocupada o algo por el estilo, pero está radiante.

Asomo la cabeza primero para tantear el terreno.

—¡Loreeeeee!

Valeria me jala de las manos y comienza a dar brinquitos. ¿Pero qué...?

—¡Me trasladaron al departamento de ventas! ¡No puedo creerlo! ¡Ahhhhh!

—¿Qué...? ¿Qué?

—¡Y a mi a marketing! —salta Carolina emocionada, cogiendo una de mis manos mientras Valeria coge la otra.

¡Auxilio, mi circulación!

—¿Pero cómo...? ¿Daniel dejó que...? ¿Cuándo presentaron pruebas para eso? —pregunto, aturdida.

Ambas se miran.

—Hace unos días Daniel abrió una convocatoria para varias vacantes en otros departamentos —me dice Carolina—. Creí que lo sabías.

No, no lo sabía. Estaba tan distraída con tanto trabajo que no me di cuenta, pero a lo mejor si me hubiera postulado Daniel no me hubiera dejado llegar muy lejos. ¿Abrió una convocatoria? Eso es nuevo, por lo general maneja eso con cuidado para que las mujeres no se enteren. ¿Entonces Valeria se va? ¿Va a dejarme sola?

—¿Te vas? —pregunto con miedo, mirando a mi amiga.

Ella sonríe y me abraza.

—No vamos a dejar de vernos. Siempre vamos a ser las mejores amigas.

—¿Cuándo te vas?

—La próxima semana.

—Genial... —murmuro, ofuscada—, seguro te encuentras con un atractivo ejecutivo en ventas y te olvidas de mí.

—¡Mira quien habla de atractivo ejecutivo! —me codea—. ¡Se nota que el jefecito te quiere!

—¡Decir que te quiere es poco! Hasta limpió tus lágrimas—dice Carolina, suspirando con una sonrisita—. Eso fue muy romántico.

No, corazón, ¡cálmate! ¡Ya te estás acelerando!

—No seas tonta—murmuro, aunque en el fondo estoy saltando como niña por la posibilidad—. Solo se sintió mal y me llevó a mi casa.

—Sí, claro. ¿Has visto tu puesto?

—¿Qué?

Aparto a mis amigas de mi vista y camino hacia mi puesto. ¡Es increíble! Lo remodeló también. ¿Pero cómo lo hizo de la noche a la mañana? No puedo creerlo. ¡Podría besarlo ahora mismo! ¿Pero esto que significa? ¿Qué está tratando de decirme? Debería ser obvio pero soy medio estúpida, así que no lo capto del todo.

—¿Quién es ese? —pregunto con curiosidad, mirando a un hombre sentado en uno de los puestos.

¿Por qué hay un hombre aquí?

—Es Marco—dice Carolina—. Es nuevo.

—¿Cómo? ¿Nuevo?

¿Un hombre? ¿Aquí? ¿Qué está pasando?

—Van a llegar más, por lo visto. Pero no sé mucho al respecto.

Estoy tratando de procesarlo todo, no puedo creer esto. Hombres en informática, mujeres en cargos altos... Daniel de verdad está cambiando su política. La realidad que todas conocíamos al principio está desapareciendo. Por fin todos vamos a tratarnos como iguales y nosotras no vamos a tener que escondernos. Quiero verlo, quiero ir a buscarlo. Ni siquiera sé para decirle qué, ni sé en qué estado de ánimo se encuentre. 

Valeria me pone una mano en el hombro.

—Lo lograste.

Niego con la cabeza, sonriendo.

—Todos los hicimos.


La luz del sol golpea cálidamente el área de informática. Este sitio es agradable, más de lo que nunca lo ha sido. 

Quiero ir a verlo, no puedo dejar de mover el pie en mi sitio. No puedo esperar a que sea la hora del almuerzo para ir a buscarlo, y si no lo hago hoy ya no podré verlo hasta el lunes. Pero ya causé demasiados problemas y Santiago no se ve demasiado permisivo hoy. Está algo ofuscado con la idea del nuevo, pero a pesar de eso se nota que le cae bien, por mas que intente ocultarlo. Bueno, al menos nadie ha dicho nada sobre mi escena de ayer, pero aun así quiero verlo.

—Cálmate—me susurra Carolina.

—Estoy calmada.

—No, estás inquieta—sonríe, pasándome unas hojas—. Vamos, tenemos que terminar esto pronto si queremos aliviarnos un poco de la carga.

Suspiro con resignación. Supongo que no hay remedio.

—Está bien...

—Buena chica —me da palmaditas en la cabeza.

Me concentro en el trabajo y por primera vez en mucho tiempo estar en informática se siente bien. No puedo negar que la idea de que Valeria y algunas de las chicas se vayan para otros departamentos me entristece, pero por otro lado me alegro por ellas. Por fin van a hacer lo que quieren y sé que podrán lograr tantas cosas. Empezando porque Valeria va a trabajar con Juan David, eso sería interesante de ver.

A mi me gusta informática. Me gusta estar aquí, y ahora que se está convirtiendo en un lugar mejor me gusta aun más. Todo gracias a mí, claro, pero también gracias a él. Ese machista, terco y arrogante hombre pero a la vez dulce, considerado y cariñoso. ¿Qué pensará de mí? ¿En qué estado se encontrará hoy? Quiero verlo cuanto antes para saberlo. Quisiera ir ahora mismo y abrazarlo, sin importar si estuviera en una junta importante. Me pregunto si la idea le molestaría, pero quiero tenerlo cerca. Incluso si eso pudiera hacer que se enojara conmigo.

No entiendo, ¿no se supone que yo estaba molesta?

—¡Daniel! —salta Carolina a mi lado.

¿Qué?

Está ahí, en la entrada de informática con una cara extraña. No está sonriendo. ¿Estará molesto conmigo? ¿Qué hace aquí entonces? No entiendo nada. ¿Tal vez aun me odia? Está caminando, acercándose a mí. Todos miran sus movimientos en silencio. No, no lo mires. Seguramente está enojado, me va a regañar. Si, quería verlo, pero no si sigue molesto. ¿De verdad pensé en abrazar e incluso besar al presidente de la empresa? Dios perdóname por mis pensamientos pecaminosos.

Agarra mi silla y la voltea para que lo mire. Mi corazón va a la velocidad de una locomotora. Quiero respuestas. Pero no alcanzo a pedirlas, porque agarra mi rostro con sus manos.

Y me besa.


💌

...........................

Ohhh que lindooooo. Espera, ¿qué? D:

Ahora sí, mañana es el último capítulo ;)

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top