Capítulo 2
Mi jefe admiraba a Sebastián Hernández.
Lo supe porque un par de veces estuve encargada de limpiar su oficina, aunque no era mi trabajo. Su estantería está llena de sus libros. A Hernández le gusta escribir sobre temas polémicos como los homosexuales, las feministas y esas cosas, aunque en ocasiones también podía escribir novelas bastante crudas llenas de filosofía. Mi jefe era un hombre filosófico y profundo a pesar de que no debía superar los treinta años. Demasiado existencialismo para alguien tan joven. No pude evitar preguntarme cómo alguien que leía libros tan variados era tan cerrado de mente.
Tras acceder a AstaronSoft -el sistema de software de la empresa- tuve acceso a todos los datos personales de los integrantes de la empresa e incluso algunos más confidenciales. De allí saqué la información que me hacía falta para investigar a mi jefe, además de que aproveché para recolectar algo de información sobre mis compañeros. Así que después de despedirme de Valeria a la media noche tras algunas partidas clasificatorias, me había puesto a trabajar.
No dormí nada, pero estoy satisfecha con mi trabajo.
Daniel nunca me escucharía a mí ni a cualquiera de las otras chicas en el área de informática y tampoco estaba segura de sí escucharía a un hombre cualquiera. Por un momento tuve miedo, Sebastián Hernández era una persona real y si se daba cuenta de lo que estaba haciendo se enojaría mucho conmigo por estar usando su nombre, fuera de eso mi jefe me despediría. Eso solo alimentaría su paranoia de que las mujeres eran algo malo. Por un momento quise retractarme de todo lo que estaba haciendo, pero entonces recordé que esto no era solo por mí. Puedo irme de la empresa -que no quiero, por más raro que suene-, pero si lo hacía alguien ocuparía mi lugar. Alguien que tendría que soportar lo mismo de nuevo.
No sé por qué el jefe piensa así. Solo sé que nosotras no deberíamos pagar el precio.
Eso sí, escribir el primer correo fue difícil. ¿Cómo iba a ponerme en los zapatos de Hernández sin conocerlo? Tendría que hacerme un perfil de él en base a lo que sé. Hackear a un escritor era más difícil y no sé de qué parte del mundo sea ese hombre.
¿Tal vez debería empezar por algo muy formal?
De: Sebastián Hernández
Fecha: 3 de abril de 2020 - 9:34
Asunto: Solicitud de nuevo proyecto
Para: Daniel Acevedo
Estimado señor Acevedo.
Mi nombre es Sebastián Hernández, escritor de profesión. Escribo este correo para transmitirle toda mi admiración por su gran desempeño en la empresa Astaron, la cual ha sido una inspiración para mi nuevo proyecto. Sin embargo, con el fin de informarme más para ponerme manos a la obra, solicito su autorización para permitirme realizar experimentos de carácter lucrativo en su organización.
Deseo empezar a circular un pequeño periódico cada cierto tiempo por las instalaciones en la empresa como una forma de medir la interacción entre los empleados y los diferentes estratos sociales que allí se reúnen. Quiero estudiar más el comportamiento de las personas y creo que un escenario de oficina es un buen lugar para llevar a cabo el experimento. El periódico sería el primer paso y le iría contando de los pasos siguientes a medida que el proyecto avance.
Una persona -de la cual usted no sabrá su identidad- ingresará a la oficina cada cierto tiempo para evaluar distintos patrones de comportamiento desde la distancia, o incluso a veces se tratará de algún empleado de la organización escogido al azar. Debido a que no soy fan del ojo público no puedo presentarme en persona, por lo que espero su colaboración para este proyecto. De ser así, sería mencionado como una parte vital del proyecto en mi próxima publicación.
Espero su respuesta y muchas gracias por su atención.
Le doy clic al botón de enviar con el corazón en la garganta. Creo que estoy a punto de desmayarme. Bostezo, tengo mucho sueño. No dormí en toda la noche por estar haciendo esto, pero gracias a una nueva distracción de Valeria pude eliminar los rastros de mi intrusión en la computadora principal. Aunque fui bastante sigilosa, me podrían descubrir si no tengo cuidado.
También dejaré de usar el modo de administrador de AstaronSoft desde mi casa. La culpabilidad me puede.
— ¿Entonces qué hiciste con ese programa? Sabes que su uso es muy confidencial —me regaña Valeria mientras tomo de mi juguito—. ¡Lore!
—Shh, baja la voz. ¿Quieres que me descubran antes de que la operación comience?
—No quiero seducir más a Santiago. Se va a pensar que estoy realmente interesada.
Parpadeo con ternura hacia ella, juntando mis manos.
—Pero podría necesitar que vuelvas a hacerlo en el futuro. Por fiiiiiii.
Valeria se ríe.
—Bien. Pero tendrá un precio.
—¿Un precio?
—Me gustaría trabajar en el departamento de ventas. Allí el ambiente es muy agradable y me gustaría mucho participar. Me gusta mucho lo que tiene que ver con mercadeo.
—¿Queeeeee? —Eso no lo sabía —. ¿Te quieres ir de informática?
— Informática es un hueco triste y vacío, Lore. Ahora mismo mi impedimento es que las personas de ventas no me aceptarían. Si te ayudo, entonces tú me ayudarás a llegar allí.
—Bien—murmuro, algo deprimida. No quiero tener a mi mejor amiga lejos, pero sé que podría ser bueno para ella. Si el plan funciona y la mentalidad del jefe cambia, muchas cosas podrían mejorar —. Te voy a extrañar.
—No seas boba —se ríe, pasándome el brazo por los hombros —. Aún ni tengo la oportunidad en las manos. Más bien dime que hiciste con ese programa.
—Saqué su correo electrónico, dirección, tiene 27 años, ¿tú sabías? Porque yo no. Por cierto, ¿por qué no me dijiste que tenías un diplomado en diseño gráfico?
—Hay mucha información de todo el mundo en ese programa... —se lamenta Valeria—. Y de ahí sacaste su dirección de correo. ¿Pero Sebastián Hernández? ¿Estás segura? ¿Y si aparece el real?
—Hernández es un ermitaño. Nunca sabremos de él.
Nos callamos al notar que Carlos y Germán van pasando delante de nosotras.
—¿Qué le pasa al jefe?
—No sé, pero media oficina lo escuchó gritar de emoción.
—Tal vez cerró un contrato muy importante. Nuestro jefe es impresionante.
Mi celular suena por un segundo, indicándome que tengo una notificación nueva. La abro. ¡No puede ser!
—¿Por qué esa cara de sorpresa? —me pregunta Vale.
—Me contestó.
De: Daniel Acevedo
Fecha: 3 de febrero de 2020 - 10:11
Asunto: Un gran honor
Para: Sebastián Hernández
Señor Hernández.
Primero déjeme decirle que es un gran honor para mí que haya decidido considerarme para algo tan importante. He escuchado de sus diferentes experimentos en organizaciones y no puedo ocultar mi emoción al pensar en que haya decidido considerar a la empresa Astaron como su próximo escenario.
Sin embargo, disculpará mi naturaleza desconfiada, ¿pero podría hacerle algunas preguntas sobre sus obras para confirmar que usted es Sebastián Hernandez? Por ejemplo, quisiera saber cuál fue su inspiración para escribir el libro "La cara oculta del feminismo", en qué ciudad fueron escritos los primero cuatro capítulos de su novela "El amor tras la roca" y quién fue la persona que conoció en la universidad para protagonizar la novela "Condena de verano" y para la cual se inspiró para el personaje de Marco.
Si es usted señor Hernández, no tendrá problema en responder estas preguntas. Espero con ansias su respuesta.
—Mierda.
—¿Qué? ¿Qué pasa? —pregunta Vale, con el pitillo en la boca.
—¡Me acaba de hacer un montón de preguntas que no tengo ni idea!
Valeria me mira con cara de pánico. Estas preguntas solo podrían ser respondidas por un verdadero fan del autor, o por él mismo. Claro, mi jefe debe saber la respuesta a todo eso.
Creo que esto no va a ser tan fácil como pensé.
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Nota mental: Nunca finjan ser alguien que no conocen sin investigarlo primero :v
¿Cómo se librará Lorena de ésta? ¿Se dará cuenta Daniel del engaño? Lo sabremos en el próximo capítulo ;)
¡Muchas gracias por leer!
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