Capítulo 10
Canción en multimedia:
Clean Bandit - Solo (feat. Demi Lovato)
Imagen en multimedia:
Dance Dance Revolution
Termino de darle las instrucciones al animador contratado para la fiesta, quien dirigirá algunas actividades.
—¿Están todas las actividades listas? —le pregunto, verificando el último punto de mi lista.
—Tranquila señorita, me aseguraré de que todos se diviertan—me dice, muy animado. Vaya, si que le queda el papel de animador.
Bien, eso está hecho. Ahora debería buscar a Daniel para informarle que he cumplido con lo que me pidió. Muy bien, debo mantener la compostura cerca de él.
No logro encontrarlo entre la mar de gente. Me abro paso entre los diferentes disfraces, hasta que choco con alguien y termino en el suelo. Pierdo la orientación por un momento. Alzo la mirada, es Juan David disfrazado de Anakin Skywalker, pero ni siquiera se ha dado cuenta de mi presencia. ¿Acaso soy invisible para él? ¿Qué le pasa a ese idiota? Ya sé que me odia porque me cree una incompetente para el puesto de secretaria, pero al menos debería ayudarme a levantar.
Se llama sentido de la amabilidad.
—Tu disfraz es maravilloso—le oigo decir, pero no me está mirando a mí—. ¿También te gusta Haruki?
¿Eh?
Me pongo de pie con rapidez y trato de ver de quien se trata. No puede ser.
—S-Sí—responde Carolina. A pesar de la poca luz puedo ver que está sonrojada—. Es mi idol favorita.
—¡La mía también! —exclama Juan David, emocionado. ¿En serio está pasando esto? ¿El machista Juan David está coqueteando con mi amiga? — ¿Escuchaste la última canción que estrenó?
—¿Hablas de Before you? ¡Sí, esa canción es maravillosa! Creo que se ha convertido en mi nueva canción favorita.
Carraspeo con fuerza. Los dos tortolitos se voltean a mirarme. El rostro de Carolina se pone mas rojo si es posible, mientras que Juan David me sigue mirando con cara de ser superior. Extrañamente a Carolina ya no la mira de esa forma.
—¿Qué quieres, mujer? —me pregunta —. Estoy ocupado.
Uy.
—Dices eso, pero mi amiga aquí presente también es mujer —farfullo, señalando a Carolina.
—Sí... —se voltea a mirarla con una sonrisa—. Una mujer maravillosa.
¿Queeeeeeee?
¿Está tratando de decir que yo no soy una mujer maravillosa?
Carolina sonríe con timidez, halagada por el cumplido. ¿Esto es en serio? Él es una de las personas que ha promovido toda esta discriminación hacia nosotras. ¿Por qué carajos le sonríe? ¿Y por qué Juan David de repente es un caballero? ¿Tal vez solo tiene un problema conmigo? No lo entiendo.
—¿Sigues aquí? —pregunta él —¿Qué no tienes labores de secretaria que atender?
—Oye... se mas amable —le dice Carolina con una suave sonrisa—. Es mi amiga.
El gesto de Juan David se ablanda. ¡¿Esto es en serio?!
—Lo siento—su mirada parece mas comprensiva. Me mira—. Lorena... solo ve con Daniel. Debe estarte buscando.
—A-Ajá...
Aún estoy impactada.
—Es verdad, Lore —dice Carolina, a quien le cuesta quitar sus ojos de Juan David—. Me pareció verlo por el lado de los juegos de baile.
Creo que ya entendí la indirecta, gracias. Tranquilos, ya me voy.
Sigo con mi camino sin procesar del todo lo que acabo de ver. Juan David, uno de los hombres mas machistas de esta empresa y que ha dejado claro su odio por las mujeres desde el primer momento en que lo vi, se ha quedado flechado de Carolina. Es que es impresionante. Él es un burdo y un patán, y ella es tímida y amable. Suena como una historia muy cliché.
¿Esto en verdad está pasando?
—No puedo creerlo.
—¿No puede creer que cosa?
Alzo la mirada. Salto en mi sitio ante el impacto, y es que Daniel, mi jefe, está allí mirándome con las manos en los bolsillos y sus profundos ojos azules cubiertos por su sombrero de aventurero. Es extraño decirlo, pero ese atuendo lo hace ver mucho mas atractivo. ¿A que horas llegué hasta aquí? Me quedé tan embobada que simplemente me puse a caminar hacia esta dirección sin darme cuenta.
Alza una ceja.
—¿Lorena?
Awwww recuerda mi nombre. Un momento. ¡Recuerda mi nombre!
—Se-Señor—. No pienses en su atractivo, no pienses en su atractivo—. Ya verifiqué que todo esté en su lugar. El DJ está acomodado, el animador está listo con las actividades, y la barra de comidas y bebidas está funcionando.
—Bien.
Quiero llorar por dentro. Me esforcé todo el fin de semana para organizarlo, y solo me dice eso. Que decepción. El jefe frío y déspota de siempre ha vuelto.
—¿Y? —pregunta.
¿Qué? ¿Qué mas quiere de mí?
—Y... ¿qué?
—¿Qué es lo que no puede creer?
¿Se supone que puedo contarle ese tipo de cosas a mi jefe? Lo miro a los ojos. Parece tan concentrado en lo que yo pueda decir que hasta me abruma.
—Pues... es que vi a Juan David, el jefe del departamento de ventas, coqueteando con mi amiga—hablo con rapidez. De repente ya no puedo mirarlo a los ojos—. Parece que quedó fascinado con su disfraz ya que se disfrazó de algún personaje de anime raro y Juan David de repente empezó a hablarle de canciones y otras cosas que no entiendo, y hasta la llamó mujer maravillosa, lo cual es raro porque todos los hombres de esta empresa se creen superiores a nosotras y-
Me callo, con el corazón en la garganta. ¡¿Qué acabo de decir?!
Alzo la mirada. Daniel me está mirando con una ceja alzada. Me tapo la boca con las manos. ¡¿Qué he hecho?!
Adiós a mi plan. Adiós a mi carrera. Adiós a un trato justo. Armé todo un plan para ponerme en evidencia de esta forma. No puedo evitarlo, me frustra el trato que nos dan normalmente. Pero no debí soltarlo así, al menos no justo ahora.
Creo que quiero llorar.
—P-Perdón. Perdóneme señor, no quería-
—Está bien. Yo sé que es verdad.
¿Cómo dice?
—Bonito disfraz—me mira de arriba a abajo, con una ligera sonrisa asomándose en la comisura de sus labios, aunque no podría decir si está sonriendo o no—. ¿De donde sacó la inspiración?
Me rasco la cabeza con nerviosismo.
—Supongo que se me pegó el espíritu aventurero, también.
Observo la zona de baile frente a nosotros. En este lado no llega muy fuerte la música y encontré estas máquinas de baile guardadas, por lo que pensé que podría personalizar una zona de baile. Ya hay algunas personas jugando en ellas, e incluso se retan unas a las otras para ver quien acierta el mayor número de notas.
Sonrío. Es maravilloso ver como hombres y mujeres pueden divertirse sin necesidad de discriminarse unos a otros. Ojalá fuera así todo el tiempo.
—¡Bien, su atención por favor! —llega el animador.
Frunzo el ceño. ¿Había algún evento programado aquí? Bueno, le pedí al animador que se encargara de organizar el cronograma. Sé que hay un evento de baile, pero no recuerdo a que hora era.
Debí revisar mejor el cronograma.
—¡Mierda, llegamos tarde! —gruñe Juan David, mientras llega corriendo con Carolina de la mano. Al parecer querían bailar en las máquinas.
Alzo una ceja, perturbada. No puedo creer que Juan David esté siendo tan amable con una mujer.
El animador disfrazado de Disco Stu empieza a hacer un baile extraño parecido a música disco. Las personas comienzan a rodearlo, intrigados. Le echo una mirada a mi jefe, quien mira la escena con intriga. Se ve muy inocente.
—¡Bailar! ¿Y es que a quien no le gusta? ¡Bailar libera el cuerpo, nos hace olvidar de las frustraciones y es divertido! Sabiendo esto y teniendo estas herramientas aquí deberíamos dar una muestra de ello, ¿no? ¡Señoras y señores, comienza el reto de baile supremo!
El animador da una vuelta sobre sí mismo, señalando hacia los lados, pero como está girando sus dedos apuntan hacia todos lados. De repente frena en Juan David y Daniel, mi jefe.
—¡Señores! Ustedes parecen imponer respeto sobre este lugar, ¿pero sabrán imponer el mismo respeto en la pista de baile? ¡Escojan a sus contrincantes!
—¡Empezamos nosotros! —exclama Juan David, emocionado, y jala a Carolina con él.
Observo la cara de mi jefe. Mira la máquina de baile con anhelo, como si quisiera jugar. ¿Estaré volviéndome loca? No, no, Daniel es un hombre serio que disfruta de los libros con mas filosofía de la que soy capaz de comprender. No parece que le gusten estas cosas.
¿O sí?
—¿Listos? ¡Empieza el reto! Y que gane el mejor —dice el anunciador, con una voz seductora—. Escojan su canción y dificultad.
Carolina comienza a mirar las canciones hasta que se detiene en una.
—¡Sí está! —dice con emoción—. ¡Está la última canción de Haruki!
—Pues vamos allá —le dice él, terminando de seleccionar los detalles de la canción.
De repente una canción muy animada suena y las notas comienzan a aparecer en las pantallas. Juan David y mi amiga bailan en las máquinas, pero no se siente la competitividad. Es como si en vez de bailar uno contra otro, estuvieran bailando juntos. Los miro, maravillada. Juan David es un cretino la mayor parte del tiempo, así que me pregunto si mi amiga podría hacerlo cambiar de opinión de alguna forma.
¿Es posible que las cosas cambien finalmente?
—¡Tenemos una ganadora! —exclama el animador, alzando la mano de Carolina en victoria.
La gente vitorea con emoción, aplaudiendo a Carolina. Al lado puedo ver a Valeria y al resto de las chicas aplaudirle con emoción. Juan David, exhausto por los tres minutos de baile, se reincorpora en su lugar. Por lo general estaría bastante molesto por perder contra una mujer, así que en vez de enojarse e insultarla como generalmente haría, hace algo muy diferente. Le sonríe y la felicita. No se por qué, pero creo que tengo lágrimas en los ojos.
Esto es hermoso. Si tan solo los hombres en este lugar olvidaran sus prejuicios... podrían haber más momentos como este.
—¡Siguiente! Señor presidente, no se va a quedar fuera del honor —dice el animador, mientras señala a Daniel con la mano—. ¡Elija a su contrincante!
—Yo... —Daniel parece mas tímido que de costumbre— bueno, no sé.
—¡No sea tímido! —grita él, y de repente me mira. Oh no. Me agarra de la mano y me saca al frente —. ¿Qué tal esta señorita?
La gente comienza a gritar con emoción, hasta puedo oír a mis amigas gritar mi nombre en señal de apoyo. Daniel me mira fijamente, no parece tan molesto con la idea. Pero de repente abre la boca y suelta una de sus típicas frases.
—Ni porque ella pudiera ganarme.
Abro la boca, indignada. ¡Me va a escuchar!
—Ni porque usted pudiera ganarme —le digo, retadora.
La gente hace un ruidito de sorpresa. Su expresión se vuelve intrigada. Me defiendo bastante bien en este juego, no le tengo miedo. De repente ya no me parece el tipo amable que fue a comprar un disfraz conmigo, sino mi jefe cretino y déspota de siempre.
—¿Ah sí? ¿Cree que puede ganarme?
—Estoy muy segura.
—¡Oooooohh! —grita la gente, impresionada.
—¡Vamos jefe! ¡Demuéstrele a esa mujer quien manda! —grita la voz de un hombre entre la multitud.
—¡¿Se va a dejar ganar de una mujer?! —grita otro.
Daniel me mira con el ceño fruncido y camina hacia adelante con mas determinación de la necesaria.
—Eso jamás—dice, sonriendo con malicia.
¿Qué está tramando este hombre? No me da mucho tiempo a pensar en ello porque de repente ya se ha posicionado en uno de los lugares. Me hago en el otro, algo abrumada. Esto no puede ser. ¡Voy a jugar en la máquina de baile con mi jefe! Miro a mis amigas, las cuales me hacen señales de ánimo, lo que me pone aún mas nerviosa. Pero cuando miro a Daniel, el nerviosismo es reemplazado con determinación.
Lo voy a poner en su lugar.
—Dejémoslo al azar—dice Daniel, seleccionando con sus pies la opción de canción aleatoria. Luego escoge la dificultad máxima.
—¡¿Está loco?! —le grito.
—¿Qué? ¿Tiene miedo, Lorena?
—¡Ja! Claro que no—me cruzo de brazos—. Usted es el que va a besar el suelo al final.
Aunque digo eso, me está dando miedo. La gente nos mira atentamente, mientras Daniel parece muy emocionado por esto. ¿Acaso estoy dormida y aún no me he levantado de la cama esta mañana? Bien, es suficiente. No me voy a poner nerviosa. Si trata de humillarme frente a todos, no se lo voy a permitir.
Las notas comienzan a aparecer en la pantalla. Con mis pies voy saltando entre una nota y otra, pero para mi sorpresa mi jefe aun no se ha equivocado. Trato de concentrarme y logro defenderme, pero a Daniel parece no costarle nada. ¡Es muy bueno en este juego! ¡¿Quien diría que el presidente es un experto en las maquinitas de baile?!
Viene la parte complicada y un montón de notas aparecen, tanto que termino perdiendo el combo que había logrado conservar durante toda la canción. Mis pies comienzan a volverse torpes pero no me rindo, el ritmo de la canción y las luces ponen mi adrenalina al cien, tanto que pongo todo mi empeño y olvido el hecho de que debería estar nerviosa.
Cuando la última nota aparece y la piso con éxito, se oyen vitoreos de emoción y muchos aplausos. Caigo al suelo, rendida. Me duele mucho el pecho. Creo que no puedo respirar.
— ¡Tenemos un ganador!
Sonrío mientras respiro con pesadez. Puedo escuchar gritos de emoción y alabanza hacia mi jefe. Lo hizo muy bien. Ya veo por qué parecía querer jugar. Es que de verdad le gusta esto, tanto que puso la dificultad máxima y la superó. Yo soy buena, pero no a ese nivel.
Agacho la mirada hacia las flechas brillantes en el tablero de baile. Ya demostró que pudo ganarle a una mujer. Respiro profundo, pero tengo un dolor punzante en el pecho, y ya no sé si es porque estoy cansada o porque logró su objetivo de humillarme frente a toda la empresa al demostrar que él era superior que yo por ser hombre. De repente me arden los ojos.
Veo una mano extendida hacia mí. Alzo la mirada, sorprendida. Daniel me está tendiendo la mano, y me está sonriendo.
¿Me está sonriendo?
Tomo su mano y él me ayuda a levantar. Se acerca a mí y me dice:
—Felicidades. Lo hizo muy bien.
¿Él... me felicitó?
Me quedo muda, sintiendo un fuerte aleteo de ilusión en mi pecho. No puedo evitar sonreír. Ya no es el jefe déspota de hace un rato. De nuevo, es el Daniel que me gusta.
💌
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Askdjkalsdjals que tierno, por Dios :'v Hasta yo me emocioné. Baia baia, ¿quien diría que Daniel es tan bueno en el Dance Dance Revolution? 7u7
PD: La canción en multimedia es la que Daniel y Lorena bailaron ;)
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