Deber 6 || Educación Mortuoria
"En su sueño, Ren regresaba a los días de su entrenamiento, El tío Vito solía llevar a los niños reclutas a las cacerías nocturnas de ghouls. Para un niño de 12 años, era una pesadilla hecha realidad, en medio de las montañas boscosas y neblinosas, cualquier cosa podía suceder. Ren tardaría años en darse cuenta que el responsable de los ghouls en la montaña era El Vaticano, pues había encerrado a muchos ghouls en catacumbas, y los liberaba en territorios desolados para ser cazados por los jovenes reclutas."
"Aquel era el filtro más absurdo y desgarrador, pues cuando un ghoul te mordía, te convertías en uno de ellos. Esa fue la primera vez que Ren vio a un ghoul y le disparó, por supuesto también le disparó a uno de los niños de su unidad que había quedado infectado con la mordida."
Ren sintió entonces el agua helada caer sobre su torso desnudo, el muchacho se despertó asustado, lanzando un grito agudo.
—¡Joder pero qué carajo! —Exclamó Ren, el muchacho se levantó de golpe de la cama.
—¡Hola! Espero que hayas descansado bien, porque tu primera lección comienza ahora. Y por cierto, ahora que sirves a la Familia Van Dassel ya no podrás maldecir dentro del palacio. —Dijo entonces un murciélago que pasó a convertirse en un muchacho de cabellera rubia.
—Doph Anderssen. —Dijo Ren.
—Me tomé la molestia de traerte una nueva muda de ropa. —Respondió el joven vampiro. El muchacho apuntó con sus pálidas manos a unas ropas que yacían sobre la mesa que tenía Ren en su alcoba. El joven sabía que no tendría ninguna privacidad, después de todo, la puerta de su habitación se cerraba desde afuera.
Ren caminó hacia la muda de ropa, una camisa de holanes y un par de pantalones negros con un par de zapatillas aterciopeladas. Ren levantó la camisola, las mangas tenían holanes y encajes en los puños.
—¿No tienes algo, post-revolución industrial? —Preguntó Ren.
—Renaud, ahora eres un siervo de la casa Van Dassel, tu marca y tarjeta de presentación debe ser la gratitud, a Vlad y a tus superiores en la casa Van Dassel —Respondió Doph.
Renaud se desabrochó sus pantalones, pero antes de que se los quitara, volteó a ver a Doph.
—¿Podrías salir un momento en lo que me cambio? —Preguntó Renaud.
—No. —Respondió Doph. —Eres un siervo, poco más que un animal, por lo que no deberías tener pudor ni vergüenza de realizar tus actividades cotidianas en presencia de tus superiores. —
Ren miró a Doph disgustado, pero no podía decir o hacer absolutamente nada, el muhcacho se quitó los pantalones y se colocó los pantalones que le dieron. La tela era dura y rasposa, la camisola también era rasposa y las zapatillas estaban húmedas.
—Fantástico, ahora que ya has terminado, vamos a la primera lección.
Dolph pasó la mano por la perilla de la habitación de Ren y susurró la palabra "Shlussen". La palabra en Alto Vampírico para cerrar. Inmediatamente el cerrojo cedió y la puerta quedó abierta. Ren salió de la alcoba.
— ¿Cuánto tiempo llevará todo esto? —Le preguntó Ren a Doph, el muchacho simplemente lo ignoró. —Oye, te estoy hablando. —Nuevamente Dolph lo ignoró. Entonces Ren colocó su mano sobre el hombro del vampiro, al instante Dolph la tomó y arrojó a Ren contra el suelo.
—Primera lección, los siervos no hacen preguntas a los nobles, solo acatan ordenes, y si vas a hablar que sea simplemente para decir "sí mi señor", o "no mi señor." —Respondió Doph Anderssen, sul rostro se ensombreció y sus ojos escarlatas brillaron, lo hacían ver atemorizante.
Ren se levantó del suelo. Doph aplaudió con sus palmas y continuó caminando Ren le siguió por detrás.
—¿Sabes cómo se conforma la jerarquía vampírica? —Le preguntó Doph a Ren.
—Sí. —Respondió Ren.
—Entonces ahí tienes tu respuesta de cuánto tiempo va a durar tu formación. —Respondió Dolph. —En este momento eres un siervo, no tienes absolutamente ningún derecho y tú única obligación es servir a cualquier orden que un superior te dé, sea de quien sea. Cuando pases a ser sirviente entonces podrás tener derecho a opinar.
—Se cómo funciona su jerarquía vampírica, desde hace años que lo entiendo. —Respondió Ren. —¿Me vas a hacer pasar por todos los estratos? De siervo a sirviente y luego a hombre libre solo para...—Entonces Doph le dio un fuerte golpe en el estómago a Ren, el muchacho cayó de rodillas sobre la alfombra.
—¿Acaso eso fue una pregunta? —Dijo el noble vampiro.
Ren se abrazó el abdomen. Doph lo había golpeado muy fuerte. —No. —Respondió Ren.
—Bien. No dudo que ustedes los caballeros labriegos hayan aprendido sobre nuestra cultura y civilización, pero una cosa es verlo desde el lado de los libros y otra muy diferente experimentarla por cuenta propia. —Respondió el muchacho. —¿A todo esto, como es que ustedes han sido capaces de aprender a leer libros en Alto Vampírico.
—Por medio de torturas a vampiros presos. —Respondió Ren.
—Qué salvajada. —Respondió Dolph.
—Bueno, estos son tiempos muy difíciles.
El muchacho entonces llevó a Ren por una de las puertas posteriores de la mansión hacia los jardines, eran extrañamente hermosos, rosales de petalos azules que brillaban ante el fulgor de la luna escarlata en el cielo. Había un estanque y un quiosco en aquel palacio. Luego siguieron caminando hasta que dejaron de lado el jardín y llegaron al poblado. Donde se alzaban plantíos de árboles con frutos negros que ellos: hombres y mujeres vestidos con la misma ropa que Ren recogían.
—¡Bruckwick! —Nombró con alevosía Dolph. Un hombrecillo descendió de la escalera, tendría que tener la estatura de un niño de unos tres o cuatro años. Era de piel grisácea con una enorme nariz, de ojos ambarinos con iris ovalados como las cabras. El hombrecillo vestía con un gorro rojo que goteaba pequeñas gotas de sangre. Un hombrecillo con una camisola y un pantalón sujetado con tirantes, pero estos tirantes tenían cabezas de rata por sujetadores con cabello blanco que escapaba por las fosas de su nariz, oídos y sienes.
—Joven Anderssen, ¿cómo ha estado el día de hoy? —Preguntó el hombrecillo, su voz era robusta como la de un hombre maduro.
—Bruckwick, este de aquí es Renaud, un converso que ahora será un siervo, dale trabajo en el plantío y qué se gane el pan. —Respondió Doph.
—Cómo usted diga mi señor. Por cierto, el presupuesto para los campos se está agotando, si sigue así tendremos problemas con la cosecha para la segunda mitad del año. —Respondió el hombrecillo.
—Me encargaré de ver eso con lord Obari, sin embargo, el paraje se ve desolador para todos. —Replicó Dolph. —Bueno me voy, Renaud cuando termines aquí regresa a la mansión y toma un baño, Eloise te estará esperando para tu lección de etiqueta.
—Sí...—Respondió Renaud.
El vampiro entonces se convirtió nuevamente en un murciélago y se fue volando. Renaud se quedó viendo al hombrecillo.
—¿Qué ocurre chaval? ¿Es que nunca antes habías visto a un duende antes? —Le preguntó Bruckwick a Renaud.
—No...no en realidad. —Respondió Ren. El hombrecillo entonces sacó una canasta de mimbre de un cobertizo, y se la colocó a Ren en los brazos.
—Tienes que llenar 25 de estas, al final de la jornada. —Respondió Bruckwick. El hombre entonces dejó a Ren hacer su trabajo.
Ren tomó una de las escaleras y subió al árbol donde comenzó a cortar los frutos uno a uno, se dio cuenta que eran muy extraños, eran duras como las manzanas sin embargo eran completamente redondas como las bayas, y grandes como las toronjas. Ren miró a su alrededor, el resto de los trabajadores tenían una mirada seria y cansada, sin esperanza. Con forme arrancaba cada una de los frutos y las llenaba en las canastas comenzó a notar que alguien lo observaba. Ren llenó la canasta con frutos y descendió de la escalera. Entonces lo vio, era un niño, aparentaba ser de cinco o seis años de cabello castaño y ojos escarlata, pero sin duda alguna era un vampiro. Ren se preguntaba cómo es que tenían a un niño trabajando como un adulto.
—¿Oye señor por qué tus orejas son diferentes a las mías? ¿Eres un mutante? —Preguntó el niño.
—No. —Respondió Ren, el muchacho entonces tomó la canasta con frutos y las fue a dejar a una carreta donde estaban arrojando en contenedores los frutos infernales.
—¿Entonces por qué? —Le preguntó el niño.
—Eso es porque antes era un humano. —Respondió Ren.
—¡En serio! ¡wow eso es genial señor! —Respondió el niño. —¿Pero si eres un humano como es que puedes estar aquí? Mi papá me dijo que los humanos no podían cruzar las esferas de realidad.
—Era humano, ahora soy un vampiro. —Respondió Ren.
—¿Entonces eres un converso? ¿Es por eso que tienes el cabello blanco? ¿No te convertirás en un ghoul verdad?
—No. —Respondió Ren. —No me convertiré en un ghoul.
—¡Qué bueno!, hace años tuvimos un problema con los ghouls, ahora ya no hay en los campos. —Dijo el niño. Entonces el niño tomó de una de las canastas uno de los frutos y lo comenzó a pelar, un zumo sanguino brotó del interior de la fruta. —Está bien te daré solo un pedazo. —Dijo el niño y luego arrancó un pedazo para dárselo a Ren.
—Estoy bien, gracias. —Respondió Ren, el interior de la fruta parecía carne viva, con sangre fluyendo del interior. "Tiene sentido, después de todo es una fruta que solo crece con magia." pensó Ren.
—Tú te lo pierdes señor. —Respondió el niño. — todo esto, ¿cómo te llamas? Mi nombre es Sigurd.
—Renaud. —Respondió Ren. Entonces se escuchó un característico sonido que Ren conocía perfectamente bien. —¡Al suelo niño! —Exclamó Ren y arrojó al suelo a Sigurd.
La ráfaga de balas que eran disparadas desde las metralletas asustaron a los trabajadores. Para siervos que habían vivido toda una vida como sirvientes de los Van Dassel, desconocían que es lo que era aquel ruido ensordecedor.
—¡Qué clase de magia es esa! —Gritó Sigurd.
Ren miró hacia los atacantes, una docena de hombres y mujeres... tenían ropas de humanas, pero definitivamente no eran caballeros labriegos. Ya que el Vaticano no podría simplemente iniciar una guerra abierta con las siete familias vampíricas.
"¿Acaso sería Xandrine?, ¿Acaso Xandrine sabía de qué me raptaron? Después de todo fue ella quien me fue a buscar. Y ella es la única que sería capaz de entrar en guerra total para evitar que me hicieran daño. Pero por otro lado La orden de los Caballeros Labriegos no era la única orden que se dedicaba a matar vampiros, La Orden de los Caballeros de Santa Sofía se habían encargado de la cacería de algunos vampiros en América y en Europa del Este." Pensó Ren.
Sin embargo, llegando a este momento era él o ellos.
—¡Niño quédate aquí abajo y no salgas no importa lo que ocurra! —Exclamó Ren. El niño asintió con la cabeza y se metió debajo de la carreta. Entonces Ren comenzó a correr en zig-zag, tenía que lograr vencer a uno de ellos.
Aquellos atacantes yacían con los rostros cubiertos por una capucha y gorros por lo que era difícil identificarlos. Ren le arrojó a uno de ellos uno de los cestos de la fruta a la cabeza, mientras el hombre trataba de quitarse la canasta el atacante bajó el arma. Ren aprovechó para arrebatarle la metralleta y de una patada en el vientre, lo tiró al suelo.
Entonces el hombre se retiró la canasta de la cabeza, fue cuando Ren se dio cuenta de que ese individuo tenía colmillos y ojos escarlata.
"¡No puede ser, El ejército revolucionario Vampírico!" Pensó Ren. Entonces el vampiro en el suelo desenfundó una pistola y apuntó hacia Ren, el vampiro tiró del gatillo, pero las balas no salieron del interior.
El vampiro entonces arrojó el arma al suelo antes de arrojarse hacia Ren. Sin embargo, Ren disparó una ráfaga de balas contra el vampiro matándolo al instante.
El muchacho después tomó la pistola del vampiro y la inspeccionó, el seguro simplemente estaba puesto. Lo cual resultaba extraño, El Ejército Revolucionario Vampírico había utilizado armas de fuego antes. Pero estos vampiros no parecían usar tácticas de combate pues solo avanzaban disparando hacia el frente matando a todos los que se interpusieran en su camino.
Ren entonces apuntó hacia otro de los vampiros y le disparó por la espalda. El vampiro cayó muerto. Ren le disparó a otro más, fue cuando el resto de los vampiros dejaron de dispararles a los trabajadores y se concentraron en Ren, el muchacho se ocultó detrás de un cobertizo mientras los vampiros disparaban descarga tras descarga de balas.
Ren entonces apuntó y disparó, pero las balas en su metralleta se habían acabado, entonces el muchacho tomó la pistola y retiró el seguro, el interior tenía 13 tiros. Tenía que acabar con el resto de ellos en 13 tiros, no era complicado, si no estuviese solo, y si el resto de sus atacantes tuvieran pistolas en vez de metralletas.
Entonces hubo unos instantes de silencio. Los vampiros habían dejado de atacar, Ren giró nuevamente la cabeza, aquellos vampiros estaban confundidos, las metralletas ya no funcionaban, no se habían dado cuenta que habían vaciado los cargadores.
Ren ya estaba convencido, ellos no eran Ejército Revolucionario. Y eso era una ventaja para Renaud. El joven entonces salió de su cobertura y disparó. El tiró dio justamente en medio de la frente de una vampira.
Los vampiros estaban desesperados tratando de cambiar el cargador de la metralleta. Entonces los vampiros arrojaron sus armas al suelo y corrieron hacia Ren. De haber sido humano, él no hubiera sido mucho problema para ellos, pero ahora Ren era uno de ellos, podía correr igual de veloz que ellos y saltar la misma distancia que ellos.
Ren logró someter a dos, pero uno de ellos hizo que tirará la pistola al suelo, ese sería su final. Entonces una de las atacantes alzó su palma imitando una cuchilla y la acercó al corazón de Ren, sí aquella mujer le apuñalaba el corazón, Ren moriría inmediatamente. Pero antes de que pudiese hacerlo un hilo de sangre fluyó de la boca de la vampira y cayó muerta. Sobre el techo del cobertizo estaba él, Bruckwick, el duende tenía en sus manos el corazón de la mujer.
—Magia de transmigración...—Respondió Ren. El resto de los vampiros soltaron a Ren.
—Han cometido un grave error al haber osado atacar el Palacio de los Van Dassel. —Respondió el duende.
Entonces uno de los vampiros comenzó a reír.
—Viejo tonto, al final de todo eres solo un duende, y no te puedes mover mientras te miremos fijamente. —Dijo uno de los vampiros atacantes, aquel vampiro tenía una anomalía en sus ojos, solo uno de ellos era escarlata y el otro era ambarino. —Tal vez las leyes de la física y la metafísica no apliquen para ti, pero sin duda estás ligado a las leyes de la magia gaélica, por lo que no puedes usar tu magia de transmigración si se te quedan mirando.
Ren entonces miró la pistola, estaba fuera de su alcance y luego lo vio a él, a Sigurd, el niño estaba llorando debajo de la carreta. Las miradas de los dos se encontraron, Ren apuntó con su dedo a la pistola que yacía justo frente al niño. Y le dijo que disparara hacia uno de los vampiros que los estaban sujetando. El niño se estiró la mano tratando de agarrar el arma, pero entonces fue sorprendido por otro vampiro, el vampiro tomó al niño y lo sacó del escondite.
—¡Miren lo que encontré aquí! —Exclamó el vampiro. El niño comenzó a patalear y a llorar.
El vampiro entonces comenzó a encajar sus garras en la garganta del niño y la sangre comenzó a fluir. —¡Espera! —Gritó Ren. —¡Déjalo solo!
Era inútil nadie le iba a prestar atención a Ren. "No podía dejar que otra persona inocente resultara asesinada por su culpa. El niño habrá sido un vampiro, pero no era su culpa haber nacido ahí y de esa forma y yo lo había condenado" Entonces la cabeza del vampiro que torturaba al niño cayó al suelo.
—Parece que existe un corazón debajo de todo ese hielo. —Respondió entonces una voz conocida por Ren. Detrás del cadáver del vampiro apareció ella...Katrina Van Dassel, en sus manos tenía un sable de acero de donde emanaba un halito helado. —Lo hiciste bien Renaud.
—Duquesa, no debería estar aquí. —Dijo Bruckwick.
—No, al contrario capataz, este es el lugar donde debería estar, yo soy Katrina Van Dassel y nada pasa en esta esfera de realidad sin que yo lo sepa.
—Vaya parece que se la señora se ha enojado. —Respondió Dolph, el vampiro apareció justo al lado del viejo duende.
Tras el resto de los vampiros apareció Ulrich con dos cadáveres de sus brazos, el vampiro los dejó caer sobre la tierra.
—Parece ser que estos son los últimos. —Respondió Ulrich, cada uno de los cadáveres tenía un gran agujero en el pecho, lo que significaba que Ulrich usó su brazo como lanza para extirparles el corazón. —El crimen que cometieron no puede ser simplemente olvidado, y la pena es la muerte.
—Espera Ulrich, deja que la duquesa se encargue de esto. —Respondió entonces Obari a su lado estaba Eloise. —Después de todo, que otra razón tendría para molestarse en hablar con estos vampiros inferiores.
—Que nadie interfiera, yo me encargaré de todos ellos. —Respondió Katrina. Entonces el vampiro con heterocroma gritó.
—¡Que están esperando a por ella! —Exclamó el vampiro. —Si la tomamos prisionera no nos harán nada.
Katrina sonrió y levantó su sable.
Le cortó a uno la cabeza, a otro la garganta, le enterró a un terceró la espada en el corazón con gran rapidez solo para enterrar nuevamente la hoja de la espada en el corazón de otro vampiro. Era la primera vez que Renaud veía a algo como aquello. Nunca ante había visto vampiros pelear así.
"¿Quién demonios eres Katrina Van Dassel?" pensó Ren.
Entonces el vampiro que sostenía a Ren lo dejó en el suelo. —¡Esto no ha terminado Katrina Van Dassel! —Exclamó el vampiro y luego activó el espejo que tenía en el bolsillo al instante desapareció de la escena y el espejo se rompió al caer al suelo.
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