Deber 13 || La Rata.
Lucrezia estaba sentada en su escritorio, con las manos sobre las sienes mientras un silencio espectral llenaba la oficina. Ahí estaban los tres que quedaban vivos. Giancarlo frente a Lucrezia, en su flanco izquierdo estaba Pietro y en su flanco derecho estaba Philipa.
—¿Si me escuchó, jefa? —Preguntó nuevamente Giancarlo. —Le dije que Fabrizzio...
—¿Cuántos años? —Replicó Lucrezia rápidamente, ignorando lo que Giancarlo había dicho. —¿Cuántos años tenía ese mocoso?
Hubo un momento de silencio. Philipa miró a Giancarlo, el muchacho estaba mudo, jamás lo había visto así.
—Catorce años. —Respondió Philipa.
Inmediatamente, Lucrezia tomó la botella de agua mineral y la arrojó contra la pared. Por un momento, Philipa pensó que se la arrojaría a Giancarlo.
—¡Fuera! —Exclamó Lucrezia.
—Pero no fue nuestra culpa, una vampiro se coló en la bodega y...
—¡Fuera de aquí! —Exclamó Lucrezia.
Giancarlo y Pietro rápidamente salieron de la oficina, mientras Philipa iba a la salida. Lucrezia inmediatamente cambió su voz. —No tú. —Dijo la mujer.
Philipa entonces se dio la vuelta.
Lucrezia dio una pausada respiración y volvió a su fría actitud de siempre: tranquila y estoica.
—¿Qué necesita de mí? —Le preguntó Philipa.
—¿Qué fue lo que pasó con Fabrizzio?, ¿El reporte de Giancarlo dice que la responsabilidad de la defunción del muchacho, reae en ti. —Respondió Lucrezia.
—Pues en cierta manera sí fue mi culpa, yo fui quien desobedeció las ordenes de Giancarlo, si no hubiese sido por que él llamó a los refuerzos lo más seguro es que ahora estaríamos muertos o aún peor...
Lucrezia entonces soltó una risa burlona.
—¿Philipa Corda de verdad crees que el Bastión de Caporetto enviaría a tres equipos de caballeros por solicitud de un recluta como Giancarlo?
—Supongo que no...—Respondió Philipa.
—Por supuesto que no. El hecho que hubiese estado en aquella granja un Von Troop, hacía a esta misión de rango S, no apta para simples reclutas. —Respondió Lucrezia. —Alguien quería que ustedes fueran a esa misión.
—¿Cómo dice?, ¿quién? —Preguntó Philipa.
Entonces Lucrezia se levantó de su asiento y le mostró a Philipa una tablet que guardaba en su escritorio, en la pantalla se apreciaba el correo electrónico que se había enviado.
—Esto no es posible...—Dijo Philipa al ver el remitente del mensaje.
"MIN-XX-XXX-XXX-XA"
—¿Cómo es posible que se pudiese encriptar un número de identificación? —Preguntó Philipa al no poder leer los numeros.
—Philipa, esa no es la pregunta que deberías hacerte. ¿Dime que crees que significa "MIN" en ese correo.
—No lo sé.
—Usa tu imaginación.
Philipa volvió a ver la dirección de correo, se supone que los primeras tres letras representaba una abreviación del apellido...y la última letra era el último carácter de dicho apellido, sin embargo el resto de las X en la dirección, era un conjunto del número de empleado y rango.
—Minolta...—Dijo en voz baja Philipa.
Lucrezia sonrió.
—Hay tres caballeros de apellido Minolta registrados en nuestro sistema. —Replicó Lucrezia. —El paladín en retiro Vittorio Minolta, a la centinela, Xandrine Minolta: El Brazo Izquierdo Armado de la Cristiandad y por útlimo...
—Ren...—Replicó Philipa. —¿Crees qué Renaud fue quien envió la información, Lucrezia?
—Eso depende de ti aberiguarlo, Philipa. —Respondió Lucrezia. —Solo alguien como Renaud podría hacernos llegar este mensaje.
—Pero Lucrezia, se supone que el reporte de Xandrine confirmaba la muerte de Renaud. —Dijo Philipa. —¿por qué mentiría la Brazo Armado de la Cristiandad?
—Xandrine Minolta siempre ha considerado a Renaud como su familia más cercana. —Replicó Lucrezia. —Si acaso Renaud fuese mordido y convertido en un vampiro durante esa misión...
—¡Eso sería traición! —Exclamó Philipa.
—Es por eso que necesito saber que es lo que pasó. —Replicó Lucrezia. —Te pondré a ti y solo a ti como encargada de investigar que es lo que pasó con Renaud. Hazlo y me encargaré que te envien con un buen escuadrón de caballeros, afrontemoslo, ni Giancarlo, ni Pietro dan el ancho para ser caballeros labriegos. Pero tú por el otro lado...Philipa, tienes lo que se necesita para ser una cazadora de primer nivel, ya puedes retirarte.
Philipa entonces se dio media vuelta y salió por la puerta. No había entendido bien lo que había pasado. La joven al salir de la oficina de Lucrezia miró por los ventanales que adornaban el instituto, el cielo se pintaba anaranjado antes de que se ocultara el sol.
—¿Y qué es lo que quería Lucrezia? —Dijo Giancarlo quien se había quedado recargado en la pared al lado de la puerta a la oficina de Lucrezia.
—¿En serio te quedaste para espiarme? —Preguntó Philipa haciendo una mueca de desagrado ante lo patético que resultaba la actitud de Giancarlo.
—Difícilimente puedes llamarlo espionaje. Las paredes son aprueba de sonido. —Replicó Giancarlo. —¿Qué fue lo que les dijiste? ¿No te habrás atrevido a atacarnos a Pietro y a mí, recuerda que soy el líder de este equipo.
Philipa entonces cruzó los brazos y dibujó una sonrisa burlona en su cara.
—Eres el líder porque Renaud no regresó de la misión. —Dijo Philipa.
—¿Qué estás tratando de decir?
—Quien se encontró con el Ejercito Revolucionario Vampírico fue Ren, no tú. Si recuerdas bien, ese día regresaste con las manos vacías. —Respondió Philipa.
—El hecho que Ren haya muerto...
—Y si no hubiese sido por mí, Marko Dragik te habría convertido en un ghoul en su guarida allá abajo en las alcantarillas.
—Eres un mal lider Giancarlo, siempre lo has sido. —Replicó Philipa.
—¡Si no hubiese sido por mí, Pietro y tú estarían muertos! —Exclamó Giancarlo. —Yo fui quien mandó a pedir los refuerzos en Romaña.
Philipa entonces lanzó una pequeña risa.
—¿De verdad crees que la orden hubiese enviado tres escuadrones de caballeros, por que les agradas? —Preguntó Philipa. —La única razón por la que sigues siendo líder de este equipo es porque ni Pietro ni yo queremos lidiar con tus quejas y lloriqueos.
—¿Acaso eso fue lo que pactaste con Lucrezia? —Preguntó Giancarlo irritado. —¿Pactaste que serías tú la nueva líder del equipo?
Philipa no dijo nada, no valía la pena responderle a Giancarlo, el muchacho estaba perdido, no aceptaría nada de lo que Philipa le dijese y solo estaba dispuesto a escuchar su verdad.
—Ciao, Giancarlo.
Philipa dejó a su compañero de equipo, mientras descendía por la escalera hacia las canchas de futbol, ella seguía pensando... "¿Acaso era cierto?", "¿Acaso Renaud seguía con vida?"
Philipa se forzó a recordar cuando estaban en el almacen atrincherados mientras los vampiros de los Von Troop se acercaban a ellos, cuando todo parecía perdido, apareció un extraño caballero, que le arrojó una granada de sal al vampiro con el hacha de fuego.
"¿Acaso sería Ren?, no...ese sujeto tenía el cabello platinado y el de Ren es marrón...sin embargo, ¿y si aquella vez que le atacaron, no murió sino que se convirtió en un Clase-C?, podría ser una posibilidad..."
Philipa entonces se dirigió al estacionamiento del instituto, y ahí la volvió a ver...La joven Ninetta estaba pegando más carteles de "Se Busca". Aún estaba esperando a que de alguna manera Renaud regresara...Philipa quería decirle algo, pero no ahora. Ella tenía que descubrir si Renaud en efecto estaba muerto.
Subió al convertible que le habían asignado al equipo, aunque Fabrizzio era el conductor designado en las misiones, todos tenían una copia de la llave del automóvil. Philipa se sentó en el asiento del conductor, y activó la computadora que tenía integrado el auto, buscó el acta de defunción y la necropsia de Renaud Minolta. Y colocó a la IA del automovil a que le leyese los documentos, mientras ella conducía.
Regresó al Centro Histórico y al supuesto callejón donde Renaud había muerto...buscó las pruebas que tanto decía el peritaje. En las paredes encontró algunas balas...según el peritaje, sin emabargo cuando pasó el dedo por ellas, se dio cuenta que algo iba mal. Aquellos agujeros no habían sido hechos con balas de un arma de fuego, sino con una ballesta autómatica.
Del cinturón utilitario sacó una lámpara uv, para ver sí aún continauban las manchas de sangre. Al activarla y recorrer el piso se dío cuenta que había manchas de sangre que humeaban, puesto que esa debía ser la sangre de los vampiros del ejército revolucionario vampírico, habían dos rastros de sangre, una que humeaba y otra que no, esa debía ser la sangre de Renaud...
"Esto no me dice nada, al final aquí se llevó acabo la escena del crimen..." pensó Philipa. "Más allá de la inconcistencia de las balas, todo lo demás es correcto, Ren murió aquí"
El suelo del callejón tenía dos grandes manchones de sangre humeante que era donde los cuerpos de los vampiros habían perecido...pero entonces cuando se dirigió hacia la mancha de la pared que estaba en el fondo, quedó sorprendida.
Se trataba de una gran mancha, probablemente de un cuerpo con una herida profunda que liberase mucha sangre. Pero lo extraño es que solo la mitad de la gran mancha estaba humeando mientras que la otra parte no humeaba...
"No puede ser, al menos como humano, Ren no hubiese sobrevivido, era mucha la sangre que había perdido, pero ¿si alguno de los vampiros lo convirtió para que no muriese?" Pensó Philipa.
—La chica Van Dassel... —Pensó Philipa. —Tal vez...no, no es posible, ninguna noble vampiro estaría dispuesta a convertir a un caballero labriego.
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