Deber 10 || Adquisición agresiva
El hermano de Katrina tosió, al parecer se había estado ahogando con la sangre que tenía en la copa.
—No. —Respondió Rodrik Van Dassel. De la ranura de los labios del duque, brotó un hilo rojo de sangre fresca.
—Perdona Rodrik, no te escuché bien. ¿Acaso dijiste que no? —Le preguntó Katrina.
Rodrik tomó el pañuelo sobre su regazo y se limpió la sangre alrededor de su boca.
—Escuchaste bien Katrina. —Respondió el joven duque.
Katrina se río molesta. —Claude te ha estado pasando las cuentas maquilladas. Chadwick me pasó una copia de los estados de venta, no estamos bien. Perdemos cada vez más inversores y perdemos la influencia que amazamos con los parlamentarios en Nocturna.
—Katrina eres muy joven para entender...
—Eres mayor que yo por 25 años nada más. —Respondió Katrina. —Y entiendo que amas a Claude y eso, pero debes entender, él te está engañando. No sé qué es lo que espera sacar de esto, pero no puedo simplemente dejar de pensar que nuestra falta de interés por lo que pasa en el mundo exterior, es por lo que estamos perdiendo influencia.
—Katrina Van Dassel, eres una duquesa y como tal, tenemos un código que respetar, la etiqueta y las tradiciones es lo que ha mantenido unida a la comunidad vampírica durante dos guerras contra nuestros enemigos. —Respondió Rodrik.
—¿Unidos? Si no somos humillados por los Bellancourt, somos amenazados por los Von Troop, o El Ejército Revolucionario Vampírico.
—No estamos solos en esto, La familia Van Dassel tiene aliados.
—Hablas del primo Dan...La Familia Van Tepes, es muchas cosas, pero no tiene una fortuna de su lado.
—Tiene parlamentarios en el congreso de Nocturna, y más que eso tiene la gracia y favor de la Condesa...y conexiones con la Bula 99.
—¡Nosotros podemos tener nuestros oídos en la Bula 99! Imagina la ventaja que nos daría frente a los demás. —Respondió Katrina exaltada. —El primo Dan trabaja para la Agencia Anti-Demonios Manhattan, en América, pero solo en América. No lo entiendes Rodrik, con Renaud podemos acceder a todos los planes de los Caballeros Labriegos.
—Bien, ¿Y qué sugieres Katrina? ¿Qué el resto de las familias nos odien por fraternizar con los cazadores de vampiros? Todavía siguen hablando sobre la estúpida razón que tuviste para transformar a ese caballero labriego en uno de nosotros.
—Solo trato de proteger a nuestra familia. —Respondió Katrina. —Somos aristócratas, somos nobles y depredadores, la debilidad no es algo que respetamos, es algo que erradicamos.
—¿Tú crees que no hacer nada es señal de debilidad Katrina? No podemos actuar sin saber. —Respondió Rodrik. —Los aristócratas y las fortunas vienen y van, el poder viene y se va, pero los Van Dassel sobrevivimos.
—Rodrik no se trata de sobrevivir. No se trata de vivir con el miedo de que seamos los próximos en morir. ¿Por qué simplemente no podemos tratar de mejorar, tratar de conseguir más parlamentarios, asegurar nuestra posición en Nocturna?
—Hermana no confundas la sabiduría y la paciencia con la debilidad. —Dijo Rodrik. —Así como la luna, como la noche y las estrellas debemos perdurar hermana, ellas no son impacientes.
—Perdimos nuestros accionistas con los Wu Xiang y Bellancourt, si esa bofetada no es razón para buscar retribución por los crimenes de Della Bellancourt contra nuestra familia. —Respondió Katrina.
—No nos atacan porque nos odien, sino porque así son los negocios. El problema con nuestra familia fue hace 200 años ya se zanjó el problema con ellos, no hay razón para que nos tengan rencor.
—Yo nunca he visto un Bellancourt que no guarde rencor.
—Reiner Von Troop abrió una granja de sangre en Italia. ¿Acaso él también lo hizo por odio a nosotros Katrina?
—¿Hizo qué cosa? —Preguntó rápidamente Katrina, sin creer lo que su hermano decía.
—Abrió su granja de sangre en Lombardía. —Respondió Rodrik. —Al parecer la furtiva adquisición de los bancos de sangre en China por los Bellancourt y los Wu Xiang, puso a los Von Troop a dar un paso en falso.
—Misma actitud que les traerá problemas tarde o temprano con la Bula 99. Cuando descubran la granja.
—Pero mientras tanto van a sacar mucho dinero de ella, y aumentarán su poder.
—Tal vez...—Respondió Rodrik.
Después de la comida con su hermano, Katrina se levantó de su asiento y se dirigió hacia sus aposentos, sin embargo, al subir las escaleras en el vestíbulo volvió a encontrarse con la mirada sin vida de la pintura de sus padres.
"Tal vez si hubiesen sido más centrados y más enfocados en la familia no tendríamos estos problemas ahora." Se dijo Katrina a sí misma. "La verdad es que se fueron y nos dejaron a Rodrik y mí como herencia: miedo, inseguridades y deudas..."
Katrina fue a su alcoba y se desvistió, su tersa piel brilló ante la luz de la falsa luna de la esfera de realidad que cubría el palacio y se colocó el camisón después se metió entre las mullidas almohadas y se quedó mirando al techo, el cual estaba pintado con estrellas y constelaciones, un pequeño hechizo de luz, les daba un fulgor centellante y movimiento. Desde que era una niña aquel hechizo que su madre Lotte había creado le tranquilizaba y le ayudaba a dormir, pronto se quedó dormida.
En su sueño sin embargo fue todo menos placentero, se veía a ella misma sobre un caballo espectral, vestida con la armadura carmesí de su madre. A su lado yacía un gran ejército, Sin embargo, el cielo nocturno se teñía de rojo. Una voz desconocida le susurraba al oído.
"La Cruzada Negra se acerca..."
Luego observó un castillo sobre una montaña, vio las llamas alzarse en las almenas y en las ventanas, columnas de humo brotaban hacia el cielo, escuchó el grito de hombres y mujeres, lo que no lograba entender es si estaba teniendo una visión sobre las viejas batallas, o estaba viendo un sueño profético por lo que iba a acontecer.
La chica despertó, era un nuevo día.
Katrina se levantó, se vistió y fue a buscar a su converso, Renaud Minolta, había sido llevado por Dolph a trabajar en los campos de cultivos. La joven vampiresa se dio cuenta que tal vez el trabajo duro lo rompiese, y con eso le permitiera a ella controlarlo sin tener que utilizar su magia.
Después de todo él era su converso, la voluntad de él podía ser sometida y su cuerpo manejado por ella si así lo quisiese. Katrina entonces caminó por el jardín y salió de la mansión en dirección a los plantíos, cuando pasó por las cabañas de la servidumbre y los siervos, pudo darse cuenta como ellos y ellas se limpiaban entre ellos completamente desnudos, sin pudor, sin vergüenza, parecían más muñecas o autómatas que vampiros.
Katrina trataba de no observarlos por mucho tiempo, de lo contrario trataría de hacer algo por ellos, La jerarquía vampírica es lo único que había sobrevivido desde la muerte de Vlad Draculia, era lo único en lo que las siete familias creían, o ese era el discurso que le había dado su hermano al respecto. Esa era la vida de siervo, y estúpidamente Renaud en uno de sus arranques de emoción había hablado de más y se condenó a ser uno de ellos a la vista del resto de los Van Dassel.
El capataz Bruckwick yacía conversando harmoniosamente con dos siervos. Desde que era niña Bruckwick siempre había sido el mismo hombrecillo, y sus circuitos con la magía gaélica le habían permitido hacer que la plantación prosperará. La fruta infernal había servido durante muchas generaciones para alimentar a la comunidad vampírica, pero conforme fue avanzando la sociedad, pronto ya no fue suficiente.
—¡Duquesa! Buen inicio de jornada, ¿Qué se le ofrece aquí? —Le preguntó el duende.
—Bruckwick, ten un buen inicio de jornada, vengo a ver a mi converso. —Respondió Katrina.
—Oh, lamento informarle que no lo encontrará aquí, Boyar Ulrich vino por él, dijo que lo iba a entrenar. Lo encontrará en los cuarteles de la guardia. —Dijo Bruckwick.
"¿En el cuartel? ¿Qué es lo que Ulrich estará pensando? Sé que le había pedido qué entrenase a mi converso, pero no sin mi consentimiento." Pensó Katrina.
—Gracias Bruckwick. —Respondió Katrina. La vampiresa fue a los cuarteles, los cuales era un bastión de piedra, el cual había sido una vieja torre de homenaje con pendones de la casa Van Dassel colgando de las almenas. Katrina entró rápidamente. Los caballeros vampiros y guardias vestían con sus armaduras completas brillantes miraron con curiosidad a Katrina y dando una reverencia a su paso, le permitieron reanudar su camino.
Entonces se escucharon varios gritos y jadeos procedentes de uno de los cuartos de entrenamiento, En el marco de la puerta estaba Obari, vistiendo su elegante casaca aterciopelada.
—Lord Obari. —Dijo Katrina esperando una respuesta inmediata de Obari, el vampiro se dio media vuelta, sus ojos ambarinos brillaron ante la luz de las velas, y dio una ligera reverencia.
—Duquesa. —Dijo el joven vampiro.
—¿Se puede saber por qué se llevaron a mi converso? —Le preguntó Katrina.
—Mejor se lo muestro. —Respondió dijo Obari. —Katrina entonces entró a la sala de entrenamiento, en medio de la arena donde se hacían los combates estaba Ulrich, peleando usando sus manos con el torso descubierto, mientras con su grueso y trabajado brazo derecho tenía a Renaud sujetado por el cuello en una llave de lucha, mientras que con su otro brazo tenía un vial lleno de un liquido escarlata.
—¡Dejame ir! —Gritó Renaud.
—No. —Respondió Ulrich. —No te dejaré ir hasta que te tomes la sangre.
—¿Qué es esto? —Le preguntó Katrina a Obari.
—Cómo puede ver duquesa, Ulrich está alimentando a su converso como si se tratase de un crio.
—¿Por qué?
—Renaud se niega a beber sangre, se está debilitando...
—Ya me cansé de tus juegos, bastardo. —Gruñó Ulrich, entonces el vampiro retiró el corcho del vial y drenó el contenido en la boca de Renaud que mantenía abierta con sus dedos. Cuando el vial se vació, Ulrich aventó a Renaud a la arena. El converso comenzó a toser.
—Casi me ahogas. —Dijo Renaud jadeante.
—Y si no quieres que vuelva a pasar lo mismo, bébete la sangre que te den en primer lugar. —Respondió Ulrich. —Ahora levántate que tienes una visita. —Le ordenó Ulrich a Renaud, el pobre muchacho alzó la mirada hacia Katrina.
—Katrina Van Dassel. —Dijo Renaud.
"No parece referirse a mí título, pero bueno, tampoco por mi nombre de pila. Al parecer aún hay un largo camino que recorrer para que haya confianza."
—Renaud, ¿Cuánto tiempo tarda La Orden de los Caballeros Labriegos para deshacerse de una granja de sangre? —Le preguntó Katrina.
Renaud se levantó del suelo, su torso que parecía estar en los puros huesos comenzó a expandirse, sus músculos a inflarse nuevamente hasta la complexión que tenía. El muchacho se limpió con la mano los hilos de sangre que fluían por su barbilla.
—Depende que tan prioritario sea para la Orden. —Respondió Renaud. —Se tiene que hacer una investigación del área, planear la logística, conseguir información, hablar con el gobierno de ese país...conseguir las armas y el equipo adecuado.
—¿Cómo es que ustedes son la mayor amenaza para nosotros si se la pasan haciendo puro papeleo? —Preguntó Ulrich interrumpiendo la conversación de Renaud y Katrina, Obari se acercó a Ulrich y le ofreció una copa de con sangre del trópico.
—No somos como ustedes, un golpe, un rasguño, una maldición nos puede matar, es porque lo investigamos todo, entre mayor sea la investigación es más fácil realizar misiones con un mayor margen de victoria. —Respondió Renaud.
—Se trata de una granja de sangre en Italia. —Respondió Katrina.
—En Italia, sería algo urgente, tal vez unos dos o tres semanas.
—No es suficientemente pronto. —Respondió Katrina.
—Bueno, conozco a alguien que estaría dispuesto a tomar la misión. —Respondió el muchacho.
—¿Ah sí? ¿Quién?
—Mi escuadrón de caza. —Respondió Renaud. —Mi viejo escuadrón de caza, mejor dicho.
Katrina comenzó a reír. —Buen intento Renaud, pero no caeré en eso.
—No es una broma, es en serio. Giancarlo, él es el líder de mi equipo, presumido, arrogante e impredecible, sin duda tomará cualquier oportunidad para aumentar su rango dentro de la orden. —Respondió el muchacho. —Solo necesito saber de quién es la granja de sangre.
—¿Qué importancia tendría eso? —Le preguntó Katrina.
—Seré uno de ustedes, pero ellos fueron mi escuadrón, quiero saber a qué clase de peligro los estoy enviando y que pueden esperar. —Respondió Renaud.
Katrina se dio media vuelta y se dirigió a la salida. —No eres uno de nosotros...aún. La Granja le pertenece a los Von Troop. —Dijo Katrina y se dirigió a la salida. —No tienes ningún problema atacando a los Von Troop.
—No los tendría si fuese un caballero labriego, pero justo ahora soy un siervo de la casa Van Dassel si no recuerdo mal.
—Un siervo que no sigue las ordenes de sus amos sin hacer preguntas. —Respondió Katrina. —Cuando termines, haz que Ulrich te lleve a la armería, creo que podemos buscar la forma de hacerse sentir con más confianza.
Ella dejó la sala de entrenamiento, Obari le siguió.
—Duquesa ¿Le puedo hacer una pregunta?
—Por supuesto que puedes Lord Obari, ¿Cuándo te he negado hablar antes?
—Duquesa ¿Está segura de esto? Los Von Troop no es una familia que se toma las cosas a la ligera. —Respondió Obari.
—Lo sé, pero nosotros habíamos sido los primeros en asegurar nuestras clínicas en Italia, si los Von Troop parecen estar de acuerdo en ignorar todos los términos que firmamos ante el congreso, no veo por qué no simplemente "complicar" sus inversiones en Italia. —Respondió Katrina.
—Esto complicará las negociaciones con la facción de los tradicionalista en el congreso. —Dijo Obari.
—Por eso te tenemos a ti Lord Obari, su posición como Lord Vampiro le ayudará a reducir el impacto del golpe con ellos, además no seremos nosotros quienes atacaremos a los Von Troop al menos no directamente.
Dudo que sea buena idea usar a la Bula 99, si acaso alguien se logra enterar de...
—¿Quién se podría enterar?
—Si la misión fracasa, habrá un escuadrón de caballeros menos por el cual preocuparnos, y si su misión es un éxito, entonces serán los caballeros labriegos quienes se llevarán toda la culpa. —Respondió Katrina.
Ulrich y Renaud se reunieron con Katrina y Obari en la entrada de la armería, Ulrich abrió la puerta con un hechizo, el interior se veía completamente oscuro. Katrina entonces alzó la mano y dio un chasquido con las manos mientras mencionaba el hechizo "Feuria" pequeñas chispas brotaron de sus dedos y volaron al interior de la armería, las lámparas de aceite que tocaban en el interior se prendieron iluminando la armería con una cálida y viva luz ambarina. La luz se reflejaba sobre los sables, las lanzas y las armaduras colgadas de acero plateado.
Katrina entró primero, el lugar era inmenso, varias armas y equipo para sostener a un pequeño ejército. Aunque la mayoría de las armaduras databan de la primera guerra vampírica contra la Bula 99, poco había cambiado con respecto al arte de la guerra vampírica en los siglos posteriores. Katrina entonces se acercó hacia un cofre que tenía en un rincón y lo abrió.
—Mi hermano me hubiese regañado si supiese que guardaba esto aquí. —Dijo Katrina. La vampiresa entonces sacó del interior la ballesta de Renaud, debajo de ella estaba el resto de las armas que le había quitado después de su encuentro.
Renaud tomó la ballesta y la inspeccionó. —Está intacta. —Respondió el muchacho.
—Por supuesto. —Dijo Katrina. —Esta armería tiene un hechizo de tiempo, los objetos se deterioran mucho más despacio aquí dentro.
—Bueno, eso explica porque las armaduras siguen intactas después de tantos siglos. —Respondió el muchacho.
—En vista de que no confías en mí, tú y Ulrich irán a asegurarse que el sabotaje de la granja de sangre sea todo un éxito.
—¿Yo? —Le preguntó Ulrich a Katrina. —¿por qué yo?
—Porque eres un caballero al servicio de la casa Van Dassel y porque, así como Renaud no confía en mí, yo no confío en él. Ulrich si Renaud hace algo estúpido, te doy permiso de matarlo.
—Perfecto. —Dijo Ulrich con una sonrisa maliciosa.
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