Capítulo 3. El pasado nos pisa los talones.
Solté un grito de dolor que retumbó en toda la habitación. La enfermera introducía despreocupadamente las pinzas de disección en la herida de bala que tenía en mi pantorrilla.
—Esto sería más sencillo si no te hubieras puesto a correr como loca, aún con la bala en la pierna —refunfuñó la enfermera—. Aplicar anestesia ahora no servirá de nada, necesito sacar la bala lo más pronto posible.
Shining Armor me miró enfurecido. Puse los ojos en blanco.
—No iba a quedarme quieta —respondí—. Tenía que confirmar que era ella...
—¿Y lo lograste? —preguntó Cadance, entrando con Flurry en brazos.
La niña se abalanzó sobre mí en cuanto me vio, lloraba desconsoladamente, enterrando su rostro en mi pecho. Sentí la culpa desbordándose en mi interior, ¿cómo había podido arruinar así su cumpleaños?
—Lo siento, cariño —le dije, acariciando su nuca.
—¿Te duele mucho, tía Rainbow? —preguntó, mirándome con los ojos cristalinos.
Negué con una sonrisa, secando sus lágrimas, lo que pareció haberla tranquilizado, pero nunca dejó de abrazarse a mi cuello.
—Estoy segura de que era Fluttershy —le dije a Cadance, con una esperanza que creí haber perdido hacía mucho tiempo—. No tengo ninguna duda.
Regresé a Flurry a los brazos de su madre; intenté ponerme de pie, pero el dolor terminó por hacerme caer al suelo. Shining Armor corrió a auxiliarme.
—Deberías permanecer quieta un tiempo —dijo, mientras me ayudaba a volver a la camilla.
Negué, tomando asiento, detestaba la idea de ser tan inútil, de no poder ni siquiera caminar o ponerme de pie. Necesitaba dirigir mi atención a algo que no fueran mis propias deficiencias.
—¿Cómo está Twilight?
—Mejor que tú —sonrió—, al menos físicamente.
—¿Aún no...?
—No, aún no recuerda nada —suspiró—. Pero es una ventaja que ya no quiera matarnos. También nos entregó un reloj que parecía ser algún tipo de intercomunicador, parece haber perdido la señal, pero ya lo enviamos al laboratorio.
—Me alegra que esté poniendo de su parte —sonreí—, ahora podrás relajarte un poco ya que Twilight por fin volvió a casa.
—Esto todavía no termina, Dash —me miró con seriedad—. Aún no encontramos a las demás, no terminaremos esto hasta que todos estemos seguros que las chicas desaparecidas están bien, eso incluye a Sunny —colocó sus manos sobre mis hombros—. Twilight es tanto mi hermana menor como tú, mientras tú sigas preocupada, yo no podré estar tranquilo.
Sentí una extraña calidez recorriendo mi pecho. Si bien era cierto que nos conocíamos desde hacía muchísimo tiempo y que, de alguna forma, éramos una peculiar familia mucho antes de que yo me hubiese enredado en las garras de Discord, nunca me habría imaginado que él me considerara una verdadera integrante de su clan, era un gesto que agradecía y atesoraba.
El día no estaba siendo prometedor desde aquel incidente hacía más de unas dos semanas, desde que había visto la sombra de Fluttershy, todo parecía oscurecerse mucho más, no había pistas, ni recuerdos, a pesar de que la propia Twilight lo había intentado, sus recuerdos no eran más que nubla y sombras; solo recordaba tenuemente los momentos antes de los doce años que transcurrieron en blanco, como si ese tiempo hubiese sido eliminado completamente de su cabeza y en su lugar hubiesen implantado recuerdos negativos que la obligaron a actuar como lo hizo.
Al menos, con ayuda de Shining Armor, Twilight había conseguido derecho a fianza en su juicio por el homicidio de Cake Shine, la cual se pagó inmediatamente. Todo gracias a que hubo más de un testigo que declaró que la muchacha había actuado en defensa propia y de una menor de edad, y con los antecedentes penales de Cake Shine no fue necesario poner en duda su palabra.
Tal vez no había recordado nada de lo que pasó cuando estuvo desaparecida, pero al menos sus recuerdos reales de lo que alguna vez fue, volvían poco a poco, al menos ella estaba de vuelta.
—¡Rainbow! —Juniper Montage se aproximó a toda velocidad hasta mí, agitando una carpeta con unas cuantas hojas en su interior—. Es bueno verte de nuevo. Conseguí lo que querías, la información de aquella chica del hospital. —Tomé el documento, ligeramente preocupada por la prisa con la que me lo quería entregar. Lucía agotada, tal vez le había costado mucho más trabajo del que creí, y eso no era buena señal, tragó saliva y miró los papeles—. Solo que...
Le di un sorbo a mi café, colocándolo en el escritorio junto a mí y me dispuse a abrir la carpeta, pero antes de poder hacerlo, justo al levantar la mirada, divisé frente a mí una silueta peculiarmente familiar, que me hizo escupir la bebida, salpicando a Juniper.
Inmediatamente cubrí mi rostro y corrí a esconderme detrás del escritorio. Juniper secó su ropa con desagrado y se asomó por encima del computador, mirando como trataba de meter mi cuerpo entre la silla y el hueco debajo del mueble. Miró de reojo a la chica que había visto antes y volvió su atención hasta mí con una sonrisa inundada en picardía.
—¿La conoces? —preguntó en voz baja, sin dejar de sonreír.
—¿Qué? Claro que no.
—¿Entonces por qué te escondes?
«¿Por qué?».
Cómo le explicaba con exactitud que quien se encontraba ahí no era ni más ni menos que Honey Hill. Una de mis antiguas compañeras de prisión, una de las que más detestaba, una de las que más hicieron a Fluttershy padecer en ese maldito lugar.
—¿Rainbow Dash? —escuché desde arriba—. ¿En verdad eres tú? ¿Q-Qué haces ahí abajo?
Dirigí mi mirada hasta ella, Honey se había abierto paso hasta nosotras, mientras Juniper la miraba como si tratara de averiguar la relación que alguna vez habíamos tenido.
—Ah... yo... solo... —Intenté ponerme de pie, golpeando mi cabeza con el filo del escritorio, guardé mi gemido de dolor en la garganta—, estaba buscando un bolígrafo... que se cayó... al suelo.
¿Por qué demonios estaba tan nerviosa? No es como si pudiera hacerme algo estando en una estación de policía, además, ella nunca había sido rival para mí. Tal vez lo que me ponía nerviosa es que con el encuentro con Cake y ahora ella... era como si mi antigua y detestable vida volviera a mí con cada paso dado.
Suspiré demasiado fuerte sin notarlo siquiera. Ella tomó asiento en la silla frente al escritorio, mientras yo trataba desesperadamente de alejarme con la mayor discreción posible.
—Es una gran sorpresa encontrarte... aquí —mencionó. Su expresión había cambiado a como la recordaba, antes no era más que una joven promiscua y desbocada y ahora parecía... completamente distinta.
—Lo mismo digo —carraspeé. No podía evitar sentir aquella incomodidad, independientemente de cómo hubiésemos cambiado las dos a lo largo de todos estos años... ella no había hecho absolutamente nada que pudiera rescatar lo despreciable que había sido en aquellos días, y yo no era famosa por dejar ir los rencores.
—¿Cómo lograste convertirte en policía con... ya sabes, tus antecedentes?
Para ese momento agradecía que Juniper se hubiese alejado de la escena, fingiendo que tenía demasiado por hacer, pero yo sabía muy bien que igual estaba escuchando todo a lo lejos.
—Es bueno tener amigos influyentes —solté, sin querer dar más detalles sobre el asunto, aunque en realidad era algo que estaba acostumbrada a responder, de no ser por Shining Armor y aquella jueza que me dio mi libertad, jamás lo habría logrado; pero con ella realmente no deseaba decir nada más. Honey desvió la mirada—. ¿Qué es lo que estás buscando aquí? Supongo que cumpliste tu sentencia hace varios años.
Ella asintió con un gesto nostálgico.
—Unos meses después de que tú saliste, de hecho.
—Entonces, ¿qué haces aquí? —insistí.
—Necesito ayuda... —dijo, las manos comenzaron a temblarle y pude notar como de sus ojos escurrían pesadas lágrimas—. Tal vez tú... puedas ayudarme.
«¿Por qué haría algo así?».
El pasado vino a mi mente, doce años no borrarían el sufrimiento por el que ella y Cake hicieron pasar a Fluttershy, tal vez lo que ahora le estaba sucediendo era simple y modesto karma.
—No puedo ayudarte, lo siento —dije, levantándome en seco.
Ella me tomó por la manga con fuerza, podía sentir su agarre tembloroso y húmedo.
—Dash, por favor —suplicó, más desesperada de lo que jamás hubiese podido creer que la vería—, no lo entiendes... ya no sé a dónde más acudir, nadie ha logrado hacer nada, por favor... —me miró profundamente, pude notar que hablaba en serio—. Alguien... se ha llevado a mi hijo... Dash, por favor...
Sentí el alma saliendo de mi cuerpo, ella se aferró mucho más a mí, dejando caer todo su peso sobre la silla, sus cabellos negros casi llegaban al suelo.
—No tiene ni siquiera tres años —sollozó—, es solo un bebé, y... y yo no sé a dónde más acudir, he venido tantas veces, pero nadie... nadie ha podido ayudarme, por favor... Sé que he sido una persona de mierda, pero te lo suplico, mi hijo no tiene la culpa de eso.
«Tan familiar...».
—Honey, lo siento, pero yo también estoy... buscando a alguien, no puedo...
—Por favor —interrumpió—. T-Tú mejor que nadie debe entenderlo. Tú mejor que nadie... debes entenderme...
«Más de lo que me gustaría».
—¿Cuánto tiempo lleva desaparecido? —pregunté.
—Una semana... —respondió, tratando de secar sus lágrimas.
«Demasiado tiempo».
Sonreí para mis adentros, una semana me parecía un tiempo excesivo para su hijo, pero doce años nunca serían suficientes para dejar de buscar a la mía. Por más que detestara la idea y los recuerdos de Honey Hill, al final debía dejar ir todo y concentrarme en mi trabajo, ser altruista con los demás, independientemente de su pasado, es lo que Fluttershy querría que hiciera, es lo que ella hizo por mí: darme una segunda oportunidad... y si yo pude tener una, tal vez cualquiera puede.
—Tres días —dije a regañadientes—. Te daré tres días, pondré absolutamente toda mi atención en esto, pero si en tres días no consigo nada... deberás comenzar a pensar lo peor.
Ella tragó en seco, pero a sabiendas de que era su última y más segura oportunidad, no pudo decir nada más y volvió a casa en busca de toda la información que pudiera sernos de utilidad en la investigación.
—Demasiado cruel —mencionó Juniper, azotando las palmas de las manos en el escritorio—. ¿Cómo puedes darle a esa mujer solo tres días para encontrar a su hijo cuando tú llevas doce años buscando a las mismas personas?
La miré con desaprobación, pero ella tenía un punto, no sabía mi pasado con Honey, desde su perspectiva, tal vez si había actuado de manera injusta.
—Yo sé que mi familia está con vida.
—¿Qué te asegura eso? —habló ella, cayendo en cuenta poco después de lo cruda que estaba siendo.
—Porque sé que quien las tiene no les hará daño... a menos que yo esté ahí para presenciarlo.
Juniper guardó silencio mientras yo volvía al asiento detrás del escritorio, aclaró la garganta, evidentemente incómoda, tomando el folder de papeles que me había entregado momentos antes de nuestro pequeño incidente con Honey.
—Sobre esto —dijo—, encontré muy poca información sobre la joven que mencionaste, o mejor dicho... un callejón sin salida.
Entonces comencé a leer la primera pagina de solo dos hojas.
—Scootaloo, veintiún años, huérfana desde los seis —explicó Juniper, mientras yo leía a la par y en silencio—. Sus padres murieron en un atentado hace quince años, no logré encontrar más familia biológica —suspiró, arrellanándose en la silla frente a mí—. Alguien la adoptó y la borraron del sistema, desde entonces se le perdió el rastro, la policía la buscó por un año entero, pero cerraron el caso.
—¿Y quién fue el adoptante?
—Un tipo llamado Flash... Sentry, o algo así —releyó el documento—, no es como que puedas conseguir información con él, era un profesor de música y murió hace unos diez años, en un accidente de auto. No encontraron a la niña, así que la dieron por muerta.
—Hasta ahora.
—Hasta ahora —afirmó—. La información que existe de ella termina en ese dichoso accidente, lo que pasó con su vida después de eso bueno... es lo que tú ya sabes.
Guardé silencio unos segundos, cerrando el documento y colocándolo sobre la mesa.
—¿No te parece que es demasiado teatro para sacarla del sistema? —pregunté.
—¿Hablas de que todo haya sido planeado para borrar su existencia?
Asentí, ella me miró con una sonrisa y siguió.
—Bueno, de ser así, es tu trabajo descubrirlo no el mío.
Y se alejó, miré la fotografía de Scootaloo que lograron sacar de las cámaras de seguridad del hospital aquel día.
—La verdadera pregunta es... ¿por qué alguien se molestaría tanto para hacerte pasar desapercibida? —pregunté en voz baja—. ¿Qué es lo que te hace tan importante?
Dieron unos golpecitos en el escritorio, sacándome del trance.
—Rainbow Dash...
—Twilight, que sorpresa —carraspeé, guardando el documento en el cajón a mi lado.
—Mi... —calló y rectificó su oración—. Shining Armor me pidió ayuda con su investigación.
Me puse de pie, sonriéndole. Tal vez no podía recordarme del todo, pero me alegraba tenerla de vuelta, como en los viejos tiempos.
—Tiene sentido, contigo avanzaremos mucho más rápido.
Ella asintió con una media sonrisa y acomodando sus mechones azulados detrás de su oreja.
—Además, cree que si me adentro en este caso... puede que recuerde algo.
De cierta forma tenía sentido, es posible que investigar a su secuestradora y a sus antiguas amigas refrescara su memoria, estaba segura de que Twilight tenía mucha más información que solo aquel reloj que había entregado al laboratorio.
Shining Armor se acercó corriendo hasta nosotras, dejando caer su peso sobre el respaldo de la silla a nuestro lado.
—¡Dash! —exclamó, con la gota escurriéndole por la sien—. ¡Applejack! ¡Applejack ha despertado!
Entré corriendo a la habitación, la rubia se encontraba sentada en la camilla, aún tenía el suero conectado por la intravenosa, parecía estar enfurecida discutiendo con una enfermera y moviendo torpemente sus manos sobre su cabeza, posiblemente preguntando por su sombrero. En un momento su mirada se fijó en mí y frunció el ceño, preocupada.
Me abalancé sobre ella, aferrándome a su cuerpo en un abrazo.
—Rubia idiota... —susurré—, pensé que nunca despertarías.
Me alejó con delicadeza, aún con el ceño fruncido, por un momento mi corazón se detuvo solo de pensar que pudo haber sufrido el mismo destino que Twilight, que no me recordaba, o peor aún, que tenía recuerdos falsos sobre mí.
—Rainbow Dash —dijo, y volví a respirar—, debemos darnos prisa.
—¿Qué...?
—Fluttershy y Sunny han sido secuestradas al igual que las otras —siguió, tratando de arrancar la intravenosa de su brazo—, debemos apresurarnos antes de que les hagan daño.
Detuve su mano con la mía, sentí el temblor de mi propio cuerpo y la miré con tristeza.
—Applejack... ¿qué es lo último que recuerdas antes de caer inconsciente?
—¿De qué hablas? —preguntó confundida—. Lo que acaba de pasar, Dash, por Celestia, acabamos de saltar de un cuarto piso, ¿cómo esperas que olvide algo así? ¡No tenemos tiempo para esto!
—Applejack... eso fue el día del nacimiento de Sunny —tartamudeé, guardé silencio un momento, sin poder encontrar las palabras adecuadas para lo que se venía—. Eso... eso sucedió hace doce años...
La rubia soltó una risilla nerviosa.
—No juegues conmigo, no es gracioso —dijo—, ¿no entiendes que nuestras amigas y tu familia están en peligro? Es increíble que aun así hagas bromas de tan pésimo gusto-
—No es una broma —interrumpí, con el semblante ensombrecido.
Encendí el televisor frente a nosotras y puse un canal donde se mostraran la fecha y hora exactas de ese mismo día, Applejack quedó enmudecida y cada vez su semblante palidecía más.
—Ese día... el día que Sunshine nació... todas desaparecieron, incluyéndote a ti —narré—. Durante... doce años Shining y yo hemos hecho hasta lo imposible por encontrarlas, hace unas semanas tú apareciste, estabas inconsciente y no sabíamos si despertarías...
—¿Desaparecí durante doce años?
—No solo tú... todas lo hicieron. —Miré a Twilight que se hallaba en el marco de la puerta—. Ni tú ni Twilight recuerdan lo que pasó durante ese tiempo... me alegra que al menos tú no tengas recuerdos implantados...
—¿Recuerdos...
—No importa —volví a interrumpir—. No trates de pensar demasiado en ello, lo importante es que has despertado y al menos sabes quién eres...
La puerta se abrió de par en par, azotando contra la pared. Apple Bloom entró corriendo, seguida por Big Mac.
—¡Applejack! —gritó, con las lágrimas brotándole violentamente de los ojos y se abrazó a ella con fuerza.
La rubia estaba en completo trance, no podía culparla, después de ver a su pequeña hermana convertida en toda una señorita, en lo que para ella fue un abrir y cerrar de ojos.
Big Mac también lloraba en silencio, sin despegar sus manos protectoras de ambas jóvenes. Applejack elevó su mirada hasta su hermano mientras Apple Bloom se abrazaba a su pecho.
—¿La abuela...? —preguntó temiendo por la respuesta. Big Mac solo pudo negar en silencio y con profunda tristeza.
Los ojos de Applejack comenzaron a aguadarse gradualmente, aferrándose al cuerpo de su hermana. Shining Armor y yo bajamos la mirada, apenados. No podía evitar sentirme culpable por todo esto, si hubiera permanecido presa... nada de esto habría sucedido. ¿Cómo era posible que con mi libertad le había traído desdicha a todo aquel que me rodeaba?
Mis pensamientos se vieron interrumpidos por el timbre de mi teléfono que sonaba con insistencia.
—Tengo información del niño que estás buscando —dijo Juniper Montage del otro lado—. La madre nos ha traído fotografías y tenemos su versión completa de los hechos, te mandaré todo ahora mismo.
—De acuerdo, iré para allá en cuanto pueda.
—Tranquila, tenemos todo bajo control, solo quería mantenerte informada.
Sonreí. Y pensar que cuando llegué a la comisaria ella era quien menos estaba dispuesta a apoyarme.
—Te lo agradezco.
Con el rabillo del ojo pude notar a un encapuchado caminando fuera de la habitación de Applejack, pero para cuando salí no había nadie, había sido tan silencioso que ni siquiera Twilight lo había notado, quizá fue solo mi imaginación. Le mostré los documentos digitalizados a la joven, quien comenzó a analizarlos de inmediato mientras Juniper se mantenía en el altavoz.
—La madre menciona que el menor fue sustraído mientras caminaban cerca de la comisaria —contó—, era un auto negro con vidrios polarizados, al parecer la inmovilizaron mientras se lo llevaban, ella quedó inconsciente y fue cuando llamó a la policía.
Comenzamos a ver las fotos tomadas por las cámaras de seguridad de la zona.
—Pero la policía le dio poco crédito ya que incluso después de salir de prisión siguió cometiendo pequeños delitos a lo largo de su libertad condicional —tomó aire y envió una foto del niño—. A pesar de los delitos que se le imputan ella menciona no tener relaciones con nadie potencialmente peligroso, salvo por...
—Cake Shine —interrumpí.
Ella asintió en un sonido.
—Pero descartó que se tratara de ella después de que supo lo que le sucedió, al parecer no había tenido contacto con la susodicha desde que salió bajo fianza. Así que es poco probable que se tratara de algún crimen personal, tal vez solo tuvo mala suerte.
—Pésima... —susurré.
—Deberían verificar las placas —comentó Twilight de inmediato—. Me parece extraño que un auto que es utilizado para secuestro tenga placas perfectamente visibles, es como si quien lo haya hecho... quisiera ser encontrado.
Terminé la llamada en cuanto Juniper accedió.
—Si quieren ser encontrados, entonces ¿por qué llevan una semana sin dar con ellos? —pregunté.
—Porque no los ha buscado la persona que ellos quieren que los encuentre.
—¿Crees que todo sea una trampa?
—Tú misma dijiste que nunca fuiste amiga de la supuesta madre de ese niño, ¿no es cierto?
—Bueno... sí, pero...
La realidad es que me sentiría sumamente estúpida si Honey Hill me hubiese visto la cara otra vez.
—Sea una trampa o no... debemos ir a la ubicación —aseguró Twilight, enseñando un mapa recién trazado por Juniper con la ubicación exacta del automóvil—. Es la única forma de avanzar en tu caso.
Había olvidado lo brillante que era Twilight Sparkle, incluso con la mitad de sus recuerdos, su cerebro era increíblemente poderoso.
Esa noche, Shining y yo condujimos hasta el lugar que Juniper había marcado en el mapa, había sido demasiado sencillo llegar hasta ahí, no comprendía por qué entonces nadie había dado con ellos... tal vez Twilight tenía razón y se movían una y otra vez para que nadie los encontrara, nadie excepto...
Llegamos hasta lo que parecía una fabrica abandonada, un enorme edificio con paredes enmohecidas y derrumbadas.
—Tan predecible... —murmuré.
Nos aproximamos a entrar, solo nosotros dos acompañados de nuestras armas, no podíamos permitir arriesgar a nadie más, y si todo esto de alguna forma se relacionaba con Sunset Shimmer, no podía tomarlo a la ligera.
Tumbamos la puerta de una patada, y entonces el sonido de armas cargadas nos ensordeció. Ya nos estaban esperando.
—Dejen las armas en el suelo y levanten las manos detrás de la cabeza —ordenó uno de los tantos hombres que ya nos estaban apuntando directo entre los ojos.
Pusimos las pistolas en el suelo y las empujamos lejos de nosotros, fue entonces cuando notamos que al centro del lugar se hallaban dos personas de rodillas, con la cabeza cubierta por una bolsa de tela. Una de ellas era una mujer, sin duda alguna, y el otro era pequeño, debía ser el supuesto hijo de Honey Hill. ¿Cómo es que todo esto se relacionaba tan estrechamente conmigo?
—Dejen ir a los rehenes —ordenó Shining, con las manos detrás de la nuca.
—No tendríamos problema en hacerlo —dijo el hombre con un tono socarrón—. Al final ya obtuvimos lo que queríamos.
Dos hombres más se acercaron hasta mí, tomándome por los brazos y haciéndome hincar en el suelo.
—Rainbow Dash, estábamos esperando que vinieras.
—Entonces todo esto realmente era una trampa de Honey... —maldije.
—No, ella fue solo un señuelo, en realidad nunca quiso involucrarse —dijo una voz femenina saliente de entre la penumbra—. Tuvimos que forzarla a hacerlo.
Una joven de cabellera rizada y esponjada salió de entre las sombras, sus ojos rojizos parecían brillar en la oscuridad, mientras ella sonreía macabramente.
—Me da gusto conocer al fin a la famosa Rainbow Dash.
—Me encantaría decir lo mismo.
Ella soltó una carcajada y se acercó hasta mí con una daga, colocándola pegada a mi cuello.
—Disculpa mis modales, mi nombre es Adagio, Adagio Dazzle.
Sonreí con sorna.
—Lo lamento, pero no me suenas en lo más mínimo.
—Lo sé —respondió—, pero yo te he estado esperando.
Hizo una seña y sus hombres se alejaron de mí, permitiendo que me pusiera de pie, no sabía si era muy tonta, o simplemente confiaba demasiado en sí misma.
—Sunset Shimmer nunca dejaba de hablar de ti —dijo girando la daga entre sus dedos—. Era insoportable, pero lo que más detestaba de trabajar para ella era que se creía superior a cualquiera, incluso superior a mí.
—¿Sunset...?
Ella asintió con cinismo.
Entonces no estaba equivocada, todo estaba relacionado con ella de alguna manera.
—Claro que antes de declinar de ser su aliada tomé un pequeño recuerdo para mí —miró hacia los rehenes—, supuse que así podría llamar tu atención, debo agradecerle a tu antigua compañera de prisión por su excelente actuación.
Chasqueé los labios. Por más que le diera vueltas en mi cabeza, Honey Hill no parecía estar actuando, y aún si así lo fuera, ese niño corría peligro en manos de alguien que había sido aliado de Sunset Shimmer.
Me lancé para tomar del suelo mi arma, apuntando directo a ella y disparando a la daga que llevaba en manos.
—No pienso darle el placer a Sunset Shimmer de asesinarme.
—Que curioso —se burló ella—, yo tampoco.
¿Qué era lo que había pasado esta mujer al lado de Sunset para que le guardara tanto rencor? Y aún peor, ¿por qué a pesar de estar en contra de ella quería hacerme daño a mí?
Shining Armor tomó su arma y dio una señal con el reloj que traía atado en el tobillo, inmediatamente un puñado de policías entró al edificio desde todas direcciones. «Deben tener un plan de respaldo», es lo que Twilight nos había indicado, mientras se escondía unas calles lejos de nosotros para que no sospecharan nada, agradecía tenerla de nuestro lado esta vez.
Mirar a sus hombres siendo capturados distrajo lo suficiente a Adagio para que me ignorara por completo, corrí hasta los rehenes y los desaté tan rápido como pude.
—¡No nos hagas daño, por favor! —suplicó la mujer mientras intentaba desatarla y sacarle la bolsa de la cabeza.
Quedé petrificada en cuanto la miré, completamente aterrada y sin poder respirar.
—¿R-Rarity...?
A la pelivioleta se le llenaron los ojos de lágrimas y se abalanzó sobre mí.
—¡Rainbow Dash, cariño! —gritó, aliviada—. ¡Me alegra tanto que seas tú!
Se soltó a llorar contra mi pecho, mientras Adagio retrocedía, derrotada y más preocupada por escapar de terminar en la cárcel que por mí.
—Rarity...
No podía soltar ninguna otra palabra, estaba tan sorprendida como ella, aliviada y estupefacta, ¿qué hacía ella en manos de Adagio Dazzle?
«Tomé un recuerdo para mí», es lo que había dicho, pero ¿por qué a una de mis amigas?
La misma figura encapuchada que había visto en el hospital se movió junto a nosotras, esta vez no había sido mi imaginación. Me levanté de golpe, dejando a Rarity y al niño en manos de Armor.
Corrí tras la figura que se movía con agilidad entre las vigas del edificio, era Scootaloo, no cabía duda, sus movimientos eran exactamente iguales.
—¡Scootaloo! ¡Detente! —ordené.
Aceleré el paso y me lancé sobre ella, tirándola al suelo, la tomé por el cuello de la ropa, haciendo caer la capucha y descubriendo su rostro.
Quedé helada, inmóvil y completamente desconcertada.
—T-Tú eres... —balbuceé—. ¿S-Sunshine...?
────── ∘°❉°∘ ──────
Recuerden que esto es una SECUELA de You're my Sunshine (historia que pueden leer entre mis obras), por eso retomamos personajes de aquella historia, si tienen alguna duda sobre ellos no duden en preguntarme.
Les agradezco infinitamente el apoyo recibido ¡Muchas gracias por leer!
❤❤ Espero la disfruten, no olviden dejar sus estrellitas y comentarios ❤❤
¡Síganme para más contenido gei!
────── °∘❉∘° ──────
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top