Capítulo 13. Un rayo de sol en medio de la tormenta.
Tomé a Scootaloo para ayudarla a levantarse del suelo, cuando de pronto todo se oscureció y en las paredes se encendieron un montón de pantallas similares a televisiones enormes, quedé enmudecida en cuanto las imágenes en ellas mostraron a Fluttershy. Eran las grabaciones de seguridad de las celdas donde Sunset Shimmer la había tenido presa.
La joven se hallaba sentada en una de las esquinas de la celda, llevaba a nuestra bebé en brazos, no parecía haber podido cambiar las ropas que vestían desde ese día en el hospital. Realmente esperaba que no hubiesen pasado demasiado tiempo en ese estado, sentí un escalofrío en cuanto escuché su dulce voz tarareándole una melodía para calmarla, aquella canción que había escrito hacía tantos años y que en la actualidad Sunshine conocía a la perfección.
De pronto, la puerta de la celda se abrió de golpe, Fluttershy se encogió de hombros, abrazando a la niña a su pecho, la pequeña lloraba aterrada por el estrepito sonido que las había sobresaltado a ella y a su madre.
—Si no la callas pronto, te juro que haré que la lleven a una habitación donde nadie la escuche —amenazó Sunset Shimmer.
—E-Estaba calmada, pero... entraste y...
—¿Qué? —preguntó la pelirroja, molesta, y se agachó a su altura.
—N-Nada... lo siento
Sunset sonrió victoriosa y sacudió el cabello de la joven, dejándole los mechones despeinados cubriendo sus bellos ojos turquesas.
—Eres demasiado escurridiza —comentó, caminando a su alrededor—, escuché que le dijiste a Rainbow Dash que te encarcelaron por estar en el lugar y momento equivocados —soltó una carcajada, Fluttershy se encogió de hombros—. Al principio pensé que había sido una genialidad, pero ahora... —la tomó con fuerza por el cabello—, creí que estar decepcionada de ella por enamorarse de ti era suficiente, nunca pensé que ¡a ti se te ocurriría hacer exactamente lo mismo, niña estúpida!
La bebé en los brazos de Fluttershy comenzó a llorar con mayor desesperación, sentí una opresión en el pecho en cuanto Sunset la arrancó de su abrazo. La joven intentó ponerse de pie, pero los hombres de la pelirroja se lo impidieron, volviendo a azotarla en el suelo.
—Te envié a ese maldito lugar para que me informaras todo acerca de Rainbow Dash, acerca de Discord... —refunfuñó—, después de lo que pasó con la estúpida de Pinkie Pie, Discord ya no volvió a confiarme nada... necesitaba esa ventaja sobre Dash, para que él no me quitara la oportunidad de acabar con ella. Y, a pesar, de que el idiota de Straight fue una piedra en el camino, me ayudó a desviar la atención hacia él al culparlo por el incidente de Pinkie Pie, pero nada más. Aunque debo aceptar que... al menos hizo algo bien —miró a la niña en sus brazos que, aterrada, lloraba buscando a su madre—, con esta pequeña... criatura, ahora tengo una ventaja sobre esa creída, literalmente tengo su mundo entero entre mis manos.
—Sunset, por favor... no tienes que hacer esto —suplicó Fluttershy—. Hacer que todos, incluso mis propios padres, creyeran que entré por casualidad a esa prisión... ya has llegado muy lejos por algo que no tiene sentido... la venganza no te llevará a ningún lugar.
—¡Cállate! Te guste o no, tú sigues trabajando para mí —gruñó, dejando bruscamente a la bebé en sus brazos—, así que a partir de hoy comenzarás a pensar antes de hablar, piensa, por ejemplo, en lo que podría pasarle a tu hijita en caso de desobedecerme o de hacerme enojar, ¿entiendes?
Fluttershy apretó su agarre alrededor de la niña y asintió, Sunset salió de la celda, azotando los pies y cerrando con fuerza la puerta detrás de sí.
—Entonces... —musité para mí—, Fluttershy creyó que todo era culpa suya por su antigua relación con Sunset Shimmer...
—Te puedo asegurar que no es lo que parece —interrumpió Scootaloo—, Fluttershy terminó enredada con Sunset por azares del destino y ya no supo cómo salir de ahí...
—Lo sé —respondí.
Realmente no necesitaba una explicación, conocía a ambas demasiado bien como para saber cómo había sucedido todo, Sunset Shimmer era por demás manipuladora y Fluttershy... bueno, era Fluttershy.
Las pantallas se apagaron por un segundo y luego volvieron a mostrar un nuevo video, sentí un escalofrío en cuanto miré a Fluttershy, hincada en el suelo, con los brazos estirados hacia una diminuta Sunshine que intentaba dar sus primeros pasos torpemente.
La imagen volvió a teñirse de negro y cuando se iluminó nuevamente, esta vez se mostraba a Scootaloo en pantalla, mucho más joven, tendría unos pocos años más que los que actualmente Sunny tenía. Jugaba con ella, con una pequeña niña de no más de seis años, que la perseguía divertida a lo largo de la celda.
Tragué en seco, para Sunny su vida entera radicaba dentro de ese lugar, si llegaba a salir o no de aquella celda, seguro fueron momentos fugaces que se fueron volando, no soportaba la idea de que no había tenido una vida feliz y plena como la que siempre había deseado para ella.
Una alerta sonó del otro lado del televisor y la joven Scootaloo se detuvo en seco, saliendo de la habitación tan rápido como seguro había llegado, mientras Sunshine corría detrás de ella y permanecía de pie frente a la puerta que se había cerrado de golpe en sus narices.
—¿Qué sucede, amor? —preguntó Fluttershy, acostumbrada a la intermitencia de las visitas de Scootaloo.
—Cuando venga mamá por nosotras —dijo la niña, ingenuamente—, ¿Scoot también puede acompañarnos?
La inocencia en su rostro hizo que el frágil corazón de Fluttershy se achicara, incluso el mismo corazón de Scootaloo, quien miraba el video a mi lado, pareció quebrarse por un segundo, permanecí en silencio, con el mío entre las manos.
—Claro que sí, cariño —respondió Fluttershy, tomándola entre sus brazos y besando su frente.
La niña sonrió con ingenuidad y alegría.
—¿Cuándo llegará mamá? —preguntó. Fluttershy guardó silencio, mi corazón cayó al suelo de entre mis manos, hecho completamente polvo.
Las pantallas volvieron a apagarse.
Cada uno de los momentos que fueron mostrándose en ellas solo me confirmaban lo que temía: con forme el tiempo pasaba, Sunshine perdía la esperanza de que un día iría a buscarlas. No podía con el peso de la culpa colgando en mi pecho y dejándose caer de lleno sobre mis hombros. Me dolía el corazón cada que notaba como su mirada llena de luz y alegría iba oscureciéndose y perdiendo completamente la fe en mí e incluso en la propia Fluttershy.
El último video que se mostró fue del día en que Sunshine había logrado escapar. De hecho, no era más que una grabación incompleta. Ya que ambas habían logrado romper la cámara minutos antes de llevar a cabo su improvisado plan.
—Deshacerme de Aria y Sonata fue sencillo, supuse que Adagio intentaría cualquier cosa para "recuperar" lo irrecuperable, incluso si ello incluía algo en tu contra, pero jamás imaginé que tu niña fuera tan valiente como para ir tras ella, deberías estar orgullosa.
Sunset salió de entre las sombras, uno de sus hombres me tomó por los hombros, tirándome al suelo y luego tomó a Scootaloo, para lanzarla dentro de la habitación donde se encontraban las demás.
—¡Shining! —llamó Juniper, entrando alarmada a la oficina del muchacho, tan alarmada que por un segundo realmente olvidó que le estaba hablando a su superior—. ¡Recibimos una señal de alerta del dispositivo de Twilight!
Shining Armor se puso de pie de inmediato, casi haciendo caer el computador de su escritorio y corrió hacia el exterior seguido por Juniper Montage.
—¡Quiero que circulen el área de la alerta! —ordenó a los oficiales que pronto comenzaron a movilizarse.
El joven estaba esperando justo aquella señal, Twilight había sido lo suficientemente inteligente como para prever el plan de Rainbow Dash, había llevado un artefacto capaz de emitir una señal de ubicación para pedir ayuda al cuerpo de policía en caso de ser necesario. No deseaba utilizarlo, pero conociendo a Sunset Shimmer, sabía que lo mejor era cargarlo consigo, incluso a escondidas de Dash y las demás.
—¿A dónde nos dirige? —preguntó Armor.
—Hacia el teatro abandonado de Canterlot —respondió Juniper.
Shining tragó en seco al recordar el pasado de aquel edificio, asintió y llevó a un grupo de los más capacitados oficiales con él para salir de la comisaria.
Twilight intentó librar al hombre de Sunset Shimmer para lograr acercarse a la puerta, pero no lo consiguió, el tipo inmediatamente la lanzó hacia el suelo, provocándole un aullido de dolor. Pinkie Pie corrió a socorrerla, la peliazul intentó fingir que se encontraba bien en cuanto notó su gesto angustiado.
—Tranquila, no soy tan frágil como crees.
—Sé que no lo eres, boba —refutó Pinkie—, pero yo sí lo soy cuando se trata de ti.
Scootaloo se puso de pie y se aproximó hasta el hombre, logrando taclearlo para liberar el paso, Twilight se aproximó con rapidez, abriendo la puerta.
—¡Rainbow! —gritó, llamando mi atención—. ¡Shining viene en camino!
El hombre volvió a empujarla agresivamente dentro de la habitación. Por más que deseara auxiliarlas, tenía que librar mis propios problemas, aunque agradecía que siempre fuera ella tan calculadora.
Miré a Sunset, que parecía no inmutarse en lo más mínimo, sacó la pistola que colgaba de la funda en su pierna y apuntó al techo, descargándola por completo y luego la tiró al suelo.
—Esto termina aquí, Dash —dijo.
Corrió hasta mí, lanzándoseme encima, golpeando mi rostro con el puño limpio, retrocedí masajeando de dolor mi mejilla. El siguiente golpe logré esquivarlo y fui directo hasta su estómago, doblándola en seco. Los ojos comenzaron a llorarle gracias al aire que había perdido. Me adelanté para golpearla nuevamente, esta vez causándole una herida en el labio, ella sonrió al limpiarse la sangre con la manga.
Soltó un silbido e inmediatamente su hombre, que ahora tenía a Scootaloo contra el piso, se acercó hasta ella, sacando una diminuta caja de su bolsillo, dentro de ella se hallaba un pequeño botón rojo que, en cuanto lo presionó, hizo que varias explosiones sucedieran en el edificio, lo que provocó que todo se cimbrara, intenté correr hasta Fluttershy y las demás, pero el mismo hombre de antes me lo impidió tapándome el paso, el suelo se abrió bajo sus pies y cayó de lleno al piso de abajo. Sunset no había parecido afectada por la pérdida de uno más de sus secuaces.
Sunshine intentó correr hacia mí en cuanto me tambaleé a punto de caer por la misma grieta. El suelo a nuestros pies cada vez se desquebrajaba más y más, la estructura del edificio no tardaría mucho en venirse abajo.
—¡No! —grité—. ¡No te acerques! ¡Quédate ahí! —miré a Scootaloo, que estaba tan aterrada como la niña—. ¡Sácalas de aquí!
—P-Pero... tú...
—¡Hazlo! —ordené.
La muchacha asintió y logró, a duras penas, convencerlas de seguirla fuera del edificio, solo Sunshine y Fluttershy se resistieron, deteniéndose en seco y mirándome con añoranza.
—Tranquila, dulzura —sonreí, mirando a Shy—. Estaré bien. Cuida de nuestra niña, ¿quieres?
Las lágrimas se desbordaron por sus ojos, se aferró a Sunny, (que luchaba por mantenerse ahí y correr hacia mí), para intentar llevarla afuera, pero la niña era más fuerte de lo que parecía.
—¡No, no! ¡No podemos dejarte! —gritaba, desesperada—. ¡Por favor, mamá, ven con nosotras, por favor!
Sentí el corazón latiéndome con fuerza y quebrandose con cada palpitación. Scootaloo corrió de vuelta hasta ellas y logró ayudar a Fluttershy a sacar a Sunshine de ahí. Sabía lo que pasaba por su mente, si el edificio colapsaba antes de que pudiera salir, me quedaría entre los escombros, nunca más las volvería a ver.
—Un pensamiento pesimista al día no te sienta mal, Rainbow —se burló Sunset, casi como si leyera mi mente—. Una de las dos definitivamente no saldrá de aquí, debe ser difícil que te carcoma la incertidumbre de no saber si volverás a su lado —rio—, y justo cuando acababas de recuperarlas.
Se sentó en un escalón, mientras todo a nuestro alrededor se caía a pedazos, simulaba que trataba de recuperar el aliento, pero yo la conocía mejor que nadie, nunca hacía nada sin tener un plan y yo debía mantenerme alerta, porque aquel era su territorio, ella tenía una evidente ventaja sobre mí.
—Entrégate y saldrás con vida de aquí —amenacé, fingiendo seguridad.
Ella solo sonrió y tomó aire profundamente.
—Hagas lo que hagas, Dash —musitó—, no cambiarás lo que eres ni lo que has hecho. Acéptalo, no eres una buena persona, ni una buena amiga, ni una buena hermana o esposa —carcajeó, poniéndose de pie de nuevo—, y mucho menos una buena madre.
Fruncí el ceño, disgustada.
Se lanzó de nuevo contra mí, pude notar que su objetivo era apuñalarme con una navaja escondida dentro de su manga. Logré esquivarla, cayendo al suelo de espaldas. Se abalanzó sobre mí, mientras ambas forcejeábamos con la navaja en las manos.
Su mirada desorbitada me causó escalofríos, sonreía con malicia y sadismo, estaba comenzando a caer en su propia locura.
Entonces sentí como la filosa hoja había cortado la piel y la sangre salió, empapándome la ropa y entintándola de rojo.
Sunset se separó, tambaleándose y retrocediendo torpemente, la hoja de la navaja estaba clavada en su vientre.
—S-Sunset... —me levanté rápidamente, corrí hasta ella, sosteniéndola para evitar que cayera de lleno al suelo, la sujeté mientras se quedaba recostada sobre mis rodillas, intenté detener la hemorragia, pero era imposible, la herida había sido demasiado profunda.
—Resiste, ya no tarda en llegar la ayuda —le dije—, estarás bien.
Ella sonrió con ironía mientras un hilo de sangre escurría de sus labios.
—Siempre has sido tan estúpida —soltó—, y yo nunca he sido buena persona. No quiero que ahora te comportes como si tuviera algún tipo de redención.
—Sunset...
—Este final era inevitable, Dash —siguió, con una paz que jamás creí ver en sus ojos—, déjalo, está bien. Sé que lo merezco.
Me quedé en silencio mientras sentía como, poco a poco, su vida se apagaba en mis brazos.
Shining Armor entró corriendo seguido de varios oficiales, estaba segura que me estaba hablando, pero no alcancé a escuchar lo que decía, solo un fuerte pitido en los oídos y ruido de fondo. Me ayudó a ponerme de pie mientras cubrían el cuerpo inerte de Sunset con una sabana blanca que solo hizo que el rojo de su sangre reluciera mucho más.
Shining y los demás salimos del edificio antes de que colapsara por completo, tabique por tabique. Aún me sentía desubicada, sentí el peso de Fluttershy y Sunshine colgándose a mi cuello, solo pude notar que lloraban en mis brazos inundadas en alegría, fue entonces cuando comprendí que todo había terminado.
Abrí la puerta principal de Sugarcube Corner, el aroma de los deliciosos postres por fin era algo que volvía a apreciar, que me deleitaba y me daba felicidad. Tomé asiento en la mesa más grande, donde, sentadas a mi alrededor, estaban todas mis amigas. Justo en esa misma mesa donde hacía doce años la pasábamos tan bien.
—Es lindo volver —comentó Rarity, sorbiendo del batido de moras que Pinkie acababa de colocar frente a ella.
Fluttershy se sentó a mi lado, dejando la silla entre nosotras vacía. Sunshine llegó, colgándose de mi cuello con una sonrisa y luego tomó asiento entre las dos.
Sacudí su cabello y acaricié su mejilla, mirando fijamente sus iluminados y enormes ojos turquesas que volvían a llevarme a aquel momento en que la vi por primera vez.
—No sabes lo mucho que te amo, pequeña —le dije.
—Yo también te amo, mamá.
Se abrazó con fuerza a mi pecho, sacando pequeñas y esquivas lágrimas de sus ojos. Fluttershy nos miró enternecida y depositó un beso en la nuca de nuestra hija.
Ahora, de verdad por fin lo tenía todo. A todas ellas, que eran mi familia y mi mundo entero.
Mi rayo de sol en medio de la tormenta.
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¡Llegamos al final!
Les agradezco infinitamente haber seguido aquí, apoyando esta historia. Muchas gracias por todos sus votos y comentarios, siempre fue un gusto y un abrazo para el corazón leer a todos y cada uno de ustedes.
❤ ¡Gracias infinitas por leer! ❤
¡No olviden seguirme!
¡Hasta la siguiente historia!
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