Único
Este es un OS que escribí hace dos años, perdón, perdón jsjs
Lo vuelvo a subir para la personita que me dijo que le gustó <3 x2
— ¡Ah! También fui con TaeTae al cine, miramos el Grinch. Fue una especie de reestreno. Comimos muchas golosinas y luego ni te lo imaginas. — Jimin habla con el teléfono atrapado entre su mejilla y hombro. Distraído, observa las fotografías de las navidades pasadas, tratando de elegir su favorita. A la vez que relata su día con emoción. — ¡Nos encontramos con Hobi Hyung y Kookie! Parece que Kook consiguió una reasignación y se han mudado de nuevo a Seúl hace unas semanas. Estaban haciendo las compras de Navidad. ¿Puedes creer que el pequeño Joon ya tiene cuatro años? Sigue siendo igual de tierno, es precioso. No puedo creer que perdiéramos el contacto tanto tiempo. No los vemos desde que se mudaron a Busan hace casi dos años, en fin, no pudimos hablar mucho porque llevaban prisa, pero me dieron su nuevo número. — Menciona con emoción, mientras con cuidado saca una caja del armario, donde están algunos álbumes con más fotografías.
— Debería llamar a Hoseok la próxima semana, podría invitarlos a la fiesta de Navidad. Taehyung y Seokjin traerán al pequeño Soobin, me emociona mucho que vengan. Incluso invité a la señora DO, parece que KyungSoo no estará este año con ella y mientras más personas, mejor. Mis padres no pueden venir, pero vendrán algunos chicos de la academia y también invité a mis primos. Haré mi famoso pavo, todos sonaban emocionados cuando les dije, así que supongo que debe ser fantástico. ¿No lo crees, Alfa? — La sonrisa que lleva se desvanece un poco, cuando recuerda que no hay nadie al otro lado de la línea que le responda, solo la grabadora de mensajes.
— Realmente te extraño mucho, Yoon. Esta Navidad no será igual sin ti... — Un puchero nace en sus labios, mientras dentro suyo su lobito mantiene la cabeza gacha. Pronto sacude aquel sentimiento, asustado de hacerle sentir a su Alfa lo triste que el pensamiento de no verle le ha hecho. Su alegría vuelve con rapidez. — ¡Pero está bien! Te llamaré a las 12 para decirte Feliz Navidad y aunque no podamos hacer lo de siempre, podremos vernos por videollamada. ¡Te amo! Llámame cuando tengas tiempo, si no lo tienes, no te preocupes. Alfa, te amo mucho.
Termina la llamada dejando el mensaje. Esperando que está vez sea escuchado.
Con un suspiro se deja caer en la cama y cierra sus ojos, tratando de encontrar a su pareja a través del lazo. Pero solo hay silencio, su Alfa no está en sintonía con él.
Es como si se escondiera incluso de su lobo.
Aunque no lo quiera, dentro suyo su lobo gimotea con tristeza.
El día de Navidad llega con más prisa de lo esperado, su Alfa aún no contesta sus llamadas, pero los invitados ya han llegado.
El pavo está en el horno y la fiesta en la sala hace que el ambiente se llene de alegría. Es Navidad, la época más alegre del año.
"Y me siento tan solitario"
Incluso con ese sentimiento pesado, Jimin decide que disfrutará de esto. Con una nueva sonrisa se une a la charla animosa de Seokjin, quien cuenta sobre el primer día que conoció a Taehyung. Es una historia que siempre saca sonrisas.
La noche pasa volando, entre risas, comida deliciosa e intercambio de regalos. Cuando dan las doce, Jimin se aleja un momento del tumulto de personas. La señora DO está tocando el piano, mientras su primo Baekhyun y Taehyung entonan Santa Claus Is Coming con alegría.
Una vez en la habitación que le pertenece a él y su Alfa, con el sonido del festejo amortiguado por las paredes, aprieta el número que siempre tiene en marcación rápida. Espera un tono, dos tonos y cuando el contestador suena, un suspiro agotado sale de sus labios.
Pronto su dulce olor a cerezas y melocotón se vuelve un poco agrio, la tristeza de su lobo es obvia. Con premura sacude su cabeza y seca la pequeña lágrima que ha logrado emerger de sus preciosos ojos azules.
Decidido a no arruinar el ánimo de la celebración, regresa donde los demás y con su mejor sonrisa se integra en la algarabía de los presentes. Rodeado de todos, una calidez tranquilizante le envuelve y piensa que está bien, que no es tan malo si no ha recibido ni un solo llamado.
Pero... Sigue pensando que, aunque esté rodeado de personas que ama y le aman.
Esta es una Navidad solitaria.
Cuando dan las tres de la mañana y todos se han ido a casa, pues la nieve puede ser peligrosa para esos que no viven tan cerca, lo intenta de nuevo. Aunque la voz del contestador automático sigue siendo lo único que le responde.
Sabe que Yoongi debe estar ocupado, sí, eso debe ser.
Pero aún le confunde tanto que no haya respondido sus llamadas por dos largas semanas, aunque ha respondido algunos de sus mensajes, sus textos son tan escuetos que un sentimiento de pesadez le invade el pecho.
La última semana ha sido la peor, que ni siquiera le ha respondido algún mensaje con esos secos "Bien." O "No lo creo." Aunque ha mantenido la esperanza de que solo está ocupado, conformándose con ese escaso signo de preocupación, cuando le dice que está haciendo frío, así que debería abrigarse.
Nada comparado a los "te amo" y "te extraño" que solía mandarle durante los primeros meses que pasaron separados.
Todo cambio de un segundo al otro, confundiéndole a él y a su lobo.
"¿Y si se dio cuenta de que está mejor sin mí? Tal vez conoció a alguien mejor..."
Un pensamiento que se va tan rápido como llega, pues pronto el timbre resuena.
Su lobo, que ha permanecido en una especie de letargo los últimos días, despierta con premura, dejándole algo mareado. Con pasos lentos se acerca a la puerta, confundido con lo ansioso que está su lobo por ir hasta esta. Como si fuera a encontrarse con... Con su mitad.
No piensa demasiado sobre lo peligroso que es abrir la puerta a tan altas horas de la madrugada, simplemente la abre, con el corazón apretado y los sentimientos a tope. Sus ojos lo enfocan pronto.
Está ahí, frente suyo. Con la frente perlada en sudor, las mejillas sonrojadas a causa del frío, hay una leve capa de nieve sobre su cabello y abrigo. Su olor, aquel que ahora se siente tan tenue en su almohada. Huele a Sandía y Vodka.
Es Yoongi. El mismo Yoongi que no ha visto desde hace seis meses, el mismo que ha actuado distinto desde hace dos semanas y le ha prácticamente ignorado hace una.
El Alfa le mira apenado, no trae nada en las manos, además de sus gafas de lectura, las cuales Jimin supone, se ha quitado, pues se ven borrosas a causa de la nieve derretida en ellas. Pasa una mano por su sedoso cabello negro y dando solo un paso más cerca alcanza su pequeña mano, esa que porta un anillo brillante. Aquel que ambos llevan desde el día de su boda.
— Amor... Lo siento, el vuelo se atrasó y mi maleta se perdió, quería llamarte hace un rato, pero mi dinero y celular estaban ahí. También las tarjetas y mi pasaporte se fueron ahí. Quería sorprenderte esta mañana, pero nada salió como esperaba. — Una sonrisa nerviosa se instala en sus labios, mientras sus manos sostienen con anhelo la del rubio. — Primero estuve casi un mes rogando a mi jefe que me dejara volver a tomar mi puesto aquí, no tienes una idea de cuánto deteste estar en Nueva York. Sé que dije que lo intentaría, pero odio estar lejos tuyo. Mi Alfa se desespera cuando pienso en ti y no puedo tenerte cerca, yo me desespero cuando no puedo verte. Así que estás semanas trate de enfocarme en el trabajo, hasta que llegara el día del traslado, luego quise sorprenderte, así que tuve que tratar de no decirte todo y eso terminó en no poder hablar como quisiera. — Una mueca arrepentida se instala en su rostro. Y es que el Alfa está un poco arrepentido de su tonto plan, nunca fue su intención ignorar al amor de su vida, pero estaba seguro de que si hablaban como siempre y Jimin le decía una sola vez que lo extrañaba, no tardaría ni cinco minutos en tomar un vuelo para llegar a él. Algo que no podía hacer, todavía tenía deberes que cumplir antes de irse. Fue muy difícil contenerse de hacerlo el día que su jefe le dijo que podría volver a casa en unas semanas. — Lo siento mucho, cariño. Perdóname, es sólo que fue muy difícil mantenerme alejado de ti. Te prometí soportarlo, lo intenté, de verdad. Pero estoy aquí porque soy débil ante ti y, Dios, creo que te ves incluso más hermoso que cuando me fui. La cámara no te hace ninguna justicia.
Yoongi le observa como si fuera el universo, algo mágico, como lo más hermoso que ha visto en su vida.
El Omega que ha permanecido en silencio durante todo su discurso, le mira de vuelta, analizando sus facciones. Saboreando el gusto de volver a verle en persona luego de tanto. Siente la calidez de sus manos, el suave roce de su piel.
Y comienza a llorar. Primero una lágrima lenta acompañada de un suspiro tembloroso, después todas emergen. Como si hubieran sido guardadas por demasiado tiempo, luchan por salir, una detrás de otra.
Yoongi le observa confundido, sintiendo como su Alfa gruñe en su interior, molesto consigo mismo por causar aquellas lágrimas en el precioso rostro de su Omega. No sabe exactamente qué de todo lo que ha dicho ha causado ese llanto, pero su única preocupación es apaciguar ese punzante dolor que embarga a su Omega.
Pronto trata de abrazarle, pero el Omega se aleja con molestia, dando golpes en su pecho. La frustración bañando su rostro.
— ¡Idiota! ¿¡Tienes una idea de cómo me sentía?!? Todos estos días, tratando de ser paciente, de comprenderte. Pensando que tal vez ya te habías cansado de mí, que conociste a alguien más. Dios...
Jimin se gira, cubriendo su rostro con sus manos. Se siente un tonto y está tan molesto con Yoongi y su plan sorpresa. También está molesto consigo mismo, porque está tan feliz de verlo, de saber que le sigue amando.
— Amor, yo jamás, jamás me cansaría de ti. — Yoongi trata de alcanzarle, pero el rubio se aleja. Con un suspiro derrotado, el mayor se queda quieto. Sus manos inquietas por sostener a Jimin de nuevo. — ¿Cómo podría? Eres mi Omega, el amor de mi vida. Lamento haber hecho las cosas mal, sabes que nunca nada me sale como planeo. No sé cómo logré que fueras mi novio, ni siquiera sé cómo aceptaste casarte conmigo luego de ese estúpido plan de intento romántico. Por cierto, todavía lamento haber puesto el anillo en tu vino, no sabía que te lo pasarías y-
— No me importa — Jimin niega, aun sin girarse a mirar al mayor. Tratando de hacer callar a su lobo, que emocionado aúlla por acercarse al mayor y fundirse en sus brazos. — Sabes que no importa, incluso si pase una noche en el hospital. Yo volvería a aceptar, porque te amo. Pero, Hyung... Esta vez fue muy difícil, yo no sabía que sucedía y simplemente pensé las peores cosas. No quiero volver a sentirme así.
— Amor... Lo lamento mucho. — Yoongi murmura, con su lobo rasguñando en su pecho, reclamándole ser tan tonto y lastimar a su dulce Omega.
Jimin simplemente asiente, secando sus húmedas mejillas. El Alfa se promete recompensar al menor con todo su amor, por el resto de su vida. Pero ahora mismo necesita algo y no sabe cómo decirlo.
Hace el amago de volver a tomar la mano del menor, pero este se aleja.
— Déjame.
— Pero, bebé-
— ¡Ya Yoongi! Necesito calmarme.
— Es que, yo-
— ¿¡Qué!? — El rubio se gira, con un puchero marcado en sus labios y los ojos aún un poquito brillosos por las lágrimas, su ceño se frunce molesto.
— Es que vengo caminando desde el aeropuerto y como que hace mucho frío.
Apenas un murmullo tímido. Los ojos de Jimin se abren asustados ante la nueva información, la cual confirma que es verdad. Pues Yoongi se ve incluso más pálido de lo normal y sus hombros tiemblan ante el frío que recorre su cuerpo.
Pronto toma su mano y lo hace entrar hasta su hogar, donde inmediatamente le dirige hasta la chimenea que expulsa un agradable calor. Cubre sus hombros con una manta y lo obliga a sentarse, para luego ir hasta la cocina y traer algo de chocolate caliente.
Cuando vuelve a la sala, con una gran taza de chocolate y las galletas que horneo el mismo, se encuentra con la gentil mirada de Yoongi y sus abrazos abiertos, que le invitan a refugiarse en ellos.
— Estoy en casa, bebé.
Jimin que permanece unos pasos lejos, deja la taza en la mesita a su lado y poco a poco se deja llevar por la calidez de esa mirada y la sensación que esas palabras causan a su corazón. Con calma se acerca al mayor, hasta que sus brazos rodean la cintura de Yoongi y este rodea sus hombros, con la barbilla apoyada en su cabeza que reposa en el pecho del mayor.
— Bienvenido a casa Alfa. — Murmura entre un suspiro de alivio, cuando su Omega por fin se siente tranquilo ante la presencia de su alfa. — Te extrañé, muchísimo.
— Yo te extrañé más, amor.
Yoongi deja besitos en su rubio cabello, murmurando los te amo y te extraño que estuvo anhelando exclamar durante esas semanas.
Ahí, entre sus cálidos brazos, con el aroma a sandía y vodka pegado a su nariz. Con la chimenea entregándoles reconfortante calor.
Piensa que la Navidad ya no se siente solitaria.
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