054.
Oía varias voces, pero en lo único en que podía concentrarme era en cómo Zabini se aferraba al cuerpo sin vida de Theodore.
—¡Reacciona, cariño! —exclamó la voz de Draco, sacudiendo mi cuerpo—. Esto es horrible, lo sé, pero ahora debemos de movernos de aquí o nosotros...
He mirado a Draco y he notado que había soltado algunas lágrimas por la pérdida de nuestro amigo. Él me abrazó fuertemente mientras mencionaba un hechizo de protección, y entonces he regresado a la realidad. Aunque me destruía el perder a un importante amigo no podía quedarme aquí y dejar que me mataran. Ahora mi vida no era solo mía, sino que también debía de velar por la seguridad de mi futuro hijo.
Con la ayuda de Draco me he colocado de pie y en el momento en que íbamos a irnos he podido ver cómo Fred y Percy ayudaban a Zabini a mover el cuerpo de Theo a un lugar más seguro.
Mi pecho dolía demasiado, pero no podía dejar que mis emociones me ganaran por lo que he dejado de mirar a Theo para así concentrarme en esta batalla y que nadie más terminara como él.
—¡Alto ahí! —exclamó una voz grave al momento en que hemos doblado por un pasillo—. Pero qué bonita sorpresa la que tengo aquí.
—Soy Draco. Draco Malfoy —dijo mi novio con un tono de inquietud al ver al mortífago apuntarnos con su varita—. Estoy en el mismo bando que tú...
—¡Draco!
El mortífago enmascarado lo había golpeado para así luego colocar su varita en mi cuello. Él soltó una risa satisfactoria al instante en que mencionaba que su amo se pondría muy contento.
No obstante, antes de que pudiera llevarme con Voldemort ha sido aturdido por un hechizo que me dejó confundida debido a que no se encontraba nadie cerca.
—¡Protege a mi hermana, estúpido! —exclamó la voz de Ron, quien se dejaba ver luego de estar oculto por la capa de Harry—. Te hemos salvado solamente porque estás con mi hermana, maldito traidor.
—Debemos de irnos de aquí, ahora —dijo Hermione al momento en que me extendía su mano—. Hay que apresurarnos.
Dudé un momento sobre si ir con ellos o quedarme con Draco, ya que bajo esa capa no cabríamos los cinco; con suerte y cabíamos los cuatro.
—Ve. Ve con ellos —dijo Draco al momento en que se limpiaba la sangre que le había salido luego del golpe de aquel mortífago—. Te necesitan y con ellos estarás más segura.
He mirado a Draco de manera inquieta para luego abrazarlo fuertemente y besarlo con fiereza. No quería alejarme de él, pero los muchachos me necesitaban por lo que debería de ir con ellos.
—Ten mucho cuidado, Draco...
—Eres tú quien debe de tener cuidado, cariño.
—Me entrarán ganas de vomitar si no nos vamos de aquí en este momento —dijo Ron algo asqueado—. No me gusta para nada ver a mi hermana compartir saliva con él.
—Cierra la boca, Ronnie.
Besé una vez más a Draco para así luego meterme bajo la capa invisible y comenzar a abandonar Hogwarts en busca de Nagini.
✧✧✧
Unas voces que provenían de la habitación al final del túnel llegaron a mis oídos. Sin atreverme a respirar, avancé hacia allí y miré a través de la estrecha rendija entre la madera y la pared.
La habitación estaba débilmente iluminada, pero he podido ver a Nagini retorciéndose y girando como una serpiente acuática, protegida por una esfera estrellada y encantada que flotaba, sin soporte alguno, en medio del cuarto. Detecté también el borde de una mesa y una mano blanca de largos dedos que acariciaba una varita.
Entonces la voz de mi padre llegó a mis oídos, y a mí se me cortó la respiración: mi padre se encontraba a solo unos centímetros de donde yo estaba agachada.
—... Mi señor... permítame buscar al chico. Deje que le traiga a Potter...
—Tengo un problema, Severus.
—¿Ah, sí, mi señor? —repuso mi padre.
Voldemort alzó la Varita de Saúco y dijo:
—¿Por qué no me funciona, Severus?
—¿Qué quiere decir, mi señor? —preguntó mi padre—. No lo entiendo. Había... logrado extraordinarias hazañas con esa varita.
—No, Severus, no. He realizado la misma magia de siempre. Yo soy extraordinario, pero esta varita no lo es. No ha revelado las maravillas que prometía, ni descubro ninguna diferencia entre ella y la que me procuró Ollivander hace muchos años.
Mi padre no respondió. No podía verle la cara y me preguntaba si él había intuido algún peligro, o si estaría buscando las palabras adecuadas para tranquilizar a su amo.
—He estado reflexionando mucho, Severus... ¿Sabes por qué te he pedido que dejaras la batalla y vinieras aquí?
—No, mi señor, pero le suplico que me deje volver. Permítame que vaya a buscar a Potter.
—Me recuerdas a Lucius. Ninguno de los dos entiende a Potter como lo entiendo yo. Él no necesita que vayamos a buscarlo; Potter vendrá a mí y traerá consigo a tu hija —dijo Voldemort—. ¿Y sabes por qué sé que ambos vendrán? Porque ambos querrán impedir que las personas a su alrededor mueran.
—Mi señor... Por favor permita que mi hija...
—Ella ya ha escogido un bando, Severus —le cortó Voldemort—. Le ofrecí unirse a nosotros, pero ella prefirió irse con Potter. Así que no me queda otra opción que terminar con ella al igual que Potter.
—Pero mi señor... Usted sabe qué...
—¿Qué el poder de las gemelas me derrotará? —preguntó Voldemort—. Lo sé, Severus. Lo sé y estoy dispuesto a acabar con ello.
Las palabras de Voldemort me dejaron intrigada y confusa.
—Mi señor... deje que vaya a buscar al chico...
—Llevo aquí toda esta larga noche, a punto de obtener la victoria —dijo Voldemort con un hilo de voz, ignorando por completo las súplicas de mi padre—, preguntándome una y otra vez por qué la Varita de Saúco se resiste a dar lo mejor de sí, por qué no obra los prodigios que, según la leyenda, debería poder realizar su legítimo propietario con ella... Y creo que ya tengo la respuesta. —Mi padre permaneció callado—. ¿Y tú? ¿Lo sabes ya? Al fin y al cabo, eres inteligente, Severus. Has sido un sirviente leal, y lamento lo que voy a tener que hacer.
—Mi señor...
—La Varita de Saúco no puede servirme como es debido, Severus, porque yo no soy su verdadero amo. Ella pertenece al mago que mata a su anterior propietario, y tú mataste a Albus Dumbledore. Mientras tú vivas, Severus, la Varita de Saúco no será completamente mía.
Mi respiración comenzaba a agitarse con cada palabra que mencionaba Voldemort, y entonces he visto como Nagini empezaba a dar vueltas alrededor de mi padre, y antes de que él pudiera hacer otra cosa que gritar, se le encajó hasta los hombros.
Voldemort mencionó algo en pársel y lo siguiente que oí fue un grito espeluznante. He visto como mi padre perdía el poco color que conservaba, al mismo tiempo que abría mucho los ojos, cuando los colmillos de la serpiente se clavaron en su cuello.
Mi cuerpo se paralizó en el momento en que se le doblaron las rodillas y caía al suelo. Voldemort abandonaba la habitación sin mirar atrás junto a la gran serpiente que todavía seguía encerrada en la enorme esfera.
Sin pensarlo demasiado he apuntado con la varita a la lámina que impedía ver toda la habitación. El trozo de madera se levantó un centímetro del suelo y se apartó hacia un lado.
Ingresé rápidamente y mi cuerpo casi colapsa al ver a mi padre intentando contener la sangrante herida en su cuello.
—Papá... —musité, y entonces las lágrimas comenzaron a esparcirse por todo mi rostro—. No...
—Tómalo... Tómalo...
Lo miré confusa, pero entonces he visto una sustancia azul plateado, ni líquida ni gaseosa; la cual le salía por la boca, por las orejas y los ojos.
—Hermione. Un frasco —dijo Harry.
Hermione hizo aparecer un frasco de la nada, se lo entregó a Harry y él comenzó a recoger la sustancia plateada con la varita y la metió dentro del frasco, y cuando lo ha llenado por completo, mi padre me miró como si no le quedara ni una sola gota de sangre en las venas.
—Vive... —susurró mirándome directamente a los ojos. Sostuve en ese momento su mano, sintiendo como cada vez se volvía más fría—. Vive... por ambos... Vive...
El pequeño brillo en los ojos de mi padre terminó por extinguirse y la mano que sujetaba había perdido por completo la fuerza; indicándome que él ha muerto.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top