049.
Durante unos días me mantuve oculta de los mortífagos en la casa de Draco, pero aquello no duró demasiado debido a que una mañana la puerta de la habitación comenzó a ser golpeada desesperadamente por lo que él ha tenido que deshacer el hechizo al creer que era su madre.
La puerta se abrió de sopetón dejando ver a su padre, Lucius Malfoy. Él al verme sonrió de manera satisfecha e intentó acercarse, pero su hijo se puso en mitad de su camino.
—El señor tenebroso querrá verla, Draco —dijo con un tono orgulloso. Como si hubiera conseguido algún trofeo—. Vendrá aquí en un momento.
—¿Qué has hecho? —preguntó Draco, enfadado.
—¿Por qué lo habías ocultado? —preguntó su padre sin dejar de mirarme—. Podremos ser recompensados.
Lucius había intentado avanzar, pero Draco se lo impidió por lo que él ha tenido que empujarlo ocasionando que mi novio se estampara contra el suelo.
—¡Draco! —exclamé su nombre preocupada. Iba a dirigirme con él, pero su padre me había sostenido del brazo para comenzar a arrastrarme fuera de la habitación—. ¿Cómo se le ocurre lastimar a su propio hijo?
—Él estará bien.
Lucius me arrastró por los pasillos de su mansión hasta que hemos logrado ver a Narcisa Malfoy esperando en una de las puertas de la casa.
—Ya está aquí.
Su esposo asintió, Narcisa comenzó a abrir la puerta poco a poco para que nosotros ingresáramos.
—Mi señor. Le he traído a la señorita Snape —dijo Lucius realizando una reverencia ante Lord Voldemort, el cual se encontraba sentado mirándome fijamente.
—Interesante. Te recompensaré luego —dijo Voldemort. Lucius no puso evitar sonreír ante sus palabras—. Ahora déjanos a solas.
—Sí mi señor.
Lucius Malfoy comenzó a abandonar la habitación dejándome frente a Lord Voldemort, el cual no dejaba de mirarme fijamente y ante aquello me hacía sentir demasiado incomoda. Sin embargo, no he tardado en adaptar una expresión de seriedad.
—La expresión que estás demostrando en este momento me recuerda a la de tu madre —dijo ocasionando mi sorpresa—. Al igual que tú, ella estuvo parada frente a mí mirándome de esa forma. Aunque ella no tardó en enfrentarme.
—¿Qué...?
—Debes de tener poderes asombrosos al ser hija de Severus Snape y Leah Evans —dijo—. Dos de mis mortífagos más poderosos.
Nuevamente la sorpresa se plasmó en mi rostro al oír que mi madre había sido una mortífaga.
—¿Mi madre una mortífaga...? —pregunté sin creérmelo—. ¿Cómo? Ella es una hija de muggles...
—Así es. Una hija de muggles que supo demostrarme su lealtad ante mí —Voldemort se levantó de su asiento para comenzar a acercarse a mí—. ¿Qué hay de ti? ¿Me entregarías tu lealtad como lo hicieron tus padres?
Voldemort me miró con satisfacción mientras esperaba mi respuesta, pero yo no sabía que responderle debido a que tenía una gran inquietud en mi interior al no saber qué camino escoger. Si yo aceptaba volverme una mortífaga como mis padres solo significaría que debería de poner en riesgo la vida de mis seres queridos, pero si no aceptaba debería de alejarme de mi padre y Draco.
—Piénsalo muy bien —susurró cerca de mí haciéndome sentir un escalofrío—. Volveré por tu respuesta.
Una vez Voldemort desapareció de mi vista comencé a acercarme a la puerta, donde al abrirla he podido encontrarme con Draco y sus padres. Lucius Malfoy inmediatamente me movió de la puerta para ingresar a la habitación, pero al no ver a su amo dejó ver una expresión de notable inquietud.
—Llévala contigo, Draco —dijo Narcisa, la cual comenzaba a acercarse a su marido.
Draco me rodeó con su brazo para así comenzar a dirigirnos de regreso a su cuarto.
—¿Qué te ha pedido? —preguntó mi novio una vez hemos ingresado a su cuarto—. ¿Quieres contarme?
—Quiere que me una a él —dije mirándolo afligida—. Quiere volverme una mortífaga como mis padres.
Draco se mantuvo en silencio un momento, pero luego dijo:
—¿Qué le has respondido?
—Nada. No he dicho nada —musité afligida—. Él volverá por mi respuesta, pero sinceramente no sé qué demonios hacer.
Llevé mis manos a mi rostro debido a la frustración. Me quedé en esa posición un rato hasta que sentí como mi novio movía mis manos para que así le mirara y él ver su expresión causó que mi corazón doliera.
Detestaba verlo de esa forma.
—Debes de salir de aquí —dijo mirándome fijamente con una expresión de dolor—. No puedes volverte una de nosotros. Tú no...
—No quiero lastimar a mi familia, Draco —dije llevando mis manos a su rostro—. Pero tampoco quiero dejarte en este lugar.
—Lo sé...
—Deberíamos de huir juntos...
—No puedo —dijo rápidamente con un tono de voz que me rompía el alma—. No puedo dejar a mi familia con él... —realizó una pausa antes de juntar nuestras frentes—. Por eso debes de huir... debes de irte de aquí tan pronto como puedas.
—Draco...
—Yo no tengo opción —dijo. Su tono de voz comenzaba a quebrarse con cada palabra y aquello me dolía demasiado—. Pero tú si la tienes...
Sin esperarlo las lágrimas comenzaron esparcirse por mi rostro al comprender que Draco y yo no podríamos estar juntos. Ambos queríamos la seguridad de nuestras familias y para ello deberíamos de tomar caminos diferentes.
—Te amo, Draco —musité acariciando su rostro con las yemas de mis dedos y así limpiar las lágrimas que él también había dejado salir—. No me olvides...
—Yo nunca olvidaré a la persona de la cual estoy enamorado, y que hizo que mi vida fuera más divertida y feliz —musitó—. Te amo, ____.
Draco limpio mis lágrimas antes de besarme, un beso lleno de nostalgia por tener que separarnos.
Quería en este momento congelar el tiempo y quedarnos de esta forma para siempre, pero la realidad nos atacó cuando la puerta de su habitación fue golpeada y luego abierta dejando ver a su madre con una expresión inquieta.
—Draco, cariño. Necesito que vengan conmigo.
—¿Qué sucede, Madre?
Su madre se mantuvo en silencio mientras me miraba, pero luego fijó su mirada en su hijo y dijo:
—Creemos que tenemos a Harry Potter.
—¿Qué...?
Al oírla inmediatamente me coloqué en pie, pero antes de que pudiera dar un paso he sido detenida por mi novio.
—¿Estás segura de eso?
—No. Por eso queremos que vengan y nos digan si es él —dijo—. Tu padre está con él en este momento.
He podido notar que la mano de Draco había temblado por lo que la he sostenido para indicarle que estaba bien. Él me miró unos segundos antes de presionar mi mano y así luego seguir a su madre hasta donde se suponía que se encontraba mi primo.
En el momento en que hemos llegado he podido ver a Hermione y Ron. Mi hermano al verme intentó acercarse, pero un tipo alto se lo había impedido.
—¿Es este Harry Potter? —nos preguntó Lucius Malfoy con avaricia.
He mirado al supuesto Harry. Su cara estaba deformada y su cabello le llegaba hasta los hombros, y de no ser por la cicatriz que se notaba ligeramente en su frente estaría convencida de que se trataba de otra persona.
—No lo sé... No estoy seguro —respondió Draco sin siquiera darle una mirada a Harry.
—¿Qué hay de ti? —me preguntó su padre—. Debes de reconocerlo, ¿no?
—Él no es Harry —dije firmemente—. Se han equivocado de persona.
Lucius iba a mencionar algo, pero la puerta del salón se abrió de golpe y al oír la voz de Bellatrix Lestrange me hizo recordar a la vez en que me había torturado.
—¡Vaya! —dijo con serenidad—. ¡Pero si es la sangre sucia! ¡Esa Granger!
—¡Sí, sí, es Granger! —exclamó Lucius—. ¡Y creemos que quien está a su lado es Potter! ¡Son Potter y sus amigos! ¡Por fin hemos dado con ellos!
—¿Harry Potter? —farfulló Bellatrix con voz chillona mirando en nuestra dirección y ella al mirarme ha sonreído todavía más—. Pero si aquí también está la hija de Severus Snape. ¡Debemos de llamar al Señor Tenebroso!
Bellatrix iba a tocar su Marca, pero Lucius se lo había impedido por lo que comenzaron una discusión. Sin embargo, luego ella ha dicho que nadie llamaría a Voldemort porque de hacerlo serían asesinados.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top