047.

Habían pasado unos meses desde lo sucedido en Hogwarts. Algunos se encontraban en tranquilidad al no tener señales de Voldemort, pero otros se encontraban en alerta por si él llegaba a mencionarse.

El día de hoy se debería de sacar a Harry de la casa de sus tíos por lo que se había ideado un plan que se esperaba que saliera a la perfección. Yo no había podido participar debido a que últimamente me había comenzado a sentir mal y para no malograr el plan he preferido mantenerme al margen de aquella situación.

Inesperadamente había oído gritar a mi madre y a Ginny por lo que rápidamente he salido de mi cuarto hacia el lugar donde se encontraban. Fue entonces cuando pude ver a Harry junto a Hagrid.

Un dolor se formó en mi pecho al verlo y es que se suponía que él junto a Hagrid serían los terceros en llegar a la madriguera, pero todavía ni aparecían los demás.

Temía que algo les hubiera sucedido.

—¡Miren! —gritó Ginny señalando a cierta distancia.

En la oscuridad había surgido una luz azulada que fue agrandándose y volviéndose más intensa, y entonces aparecieron mi padrino y George, girando sobre sí mismos hasta caer al suelo.

Rápidamente comencé a acercarme al ver que mi padrino sostenía a mi hermano fuertemente debido a que se encontraba inconsciente. Una vez cerca he podido ver que George tenía la cara completamente cubierta de sangre por lo que me he preocupado demasiado. Harry se apresuró a llegar hasta nosotros para así ayudar a llevar a mi hermano mayor al sofá de nuestra casa y fue ahí donde nos hemos dado cuenta de que a él le hacía falta una oreja.

Ayudé a mi madre a detener la sangre mientras ignoraba por completo como mi padrino le hacía una pregunta a Harry para asegurarse de que se trataba del verdadero debido a que alguien nos había traicionado.

Inesperadamente he sentido como alguien sostenía fuertemente de mi ropa y me alejaba de George. Miré confundida a aquella persona que me sostenía mientras me apuntaba con su varita.

—¿Qué crees que estás haciendo, Kingsley?

—Alguien nos ha traicionado —espetó enfadado sin dejar de mirarme—. Tengo entendido que ella es hija de Severus Snape, un mortífago.

—¿Creé que los he traicionado? —pregunté—. Absurdo.

—Ella no ha tenido contacto con Severus —dijo mi padrino—. Ella no es una de ellos.

—Suelta a mi hija en este momento, Kingsley —le exigió mi madre—. Es imposible que ella haya mencionado algo.

—Exacto. Yo no pude decir nada, porque he estado aquí en vigilancia —espeté.

Kingsley soltó un gruñido al momento en que me soltaba para luego alejarse y comenzar a hablar con mi padrino.

Durante unos minutos nos mantuvimos cuidando de George hasta que llegaron Fred y mi otro padre, Arthur.

—Uh... —Oímos a George quejarse y moveré un poco, despertando quizá por la llegada de su gemelo.

—¿Cómo te encuentras, Georgie? —susurró nuestra madre.

George se palpó la cabeza con la yema de los dedos.

—Echo de menos mi lenteja —murmuró.

—¿Qué le sucede? —preguntó Fred con voz ronca, al parecer profundamente consternado—. ¿Tiene afectado el cerebro?

—Lenteja, oreja... —explicaba George abriendo los ojos y mirando a su gemelo—. ¿No lo pillas, Fred?

En ese instante nuestra madre comenzó a sollozar al ver que George se encontraba bien a pesar de perder una oreja debido a una maldición que le habían lanzado.

—Patético. ¡Patético! Con el amplio abanico de posibilidades que ofrece la palabra oreja, ¿tú vas y eliges lenteja?

George soltó una risa antes de mirarme.

—¿Qué tal se me ve mi nuevo cambio, hermanita?

—Te ves guapo incluso sin una oreja, hermanito —dije con un tono socarrón—. Lástima que ahora podremos diferenciarlos y no podrán hacer su típica broma.

—Eso si no me corto también una oreja.

—¡Fred! —exclamó nuestra madre—. No bromees con algo así.

Sonreí al ver a mis hermanos reír para luego comenzar a dirigirme al patio y esperar a que los demás llegaran.

Mientras caminaba no podía evitar en pensar acerca de los mortífagos que habían atacado a la Orden. Me preguntaba si Draco había sido partícipe de todo esto.

✧✧✧

A la mañana siguiente se celebraba la boda de Bill y Fleur por lo que todos se encontraban formalmente vestidos para la ocasión.

Me miré un momento en el vestido que había preparado mi madre para esta ocasión, un vestido color crema y zapatos de tacón a juego. Mi cabello se encontraba amarrado con un tocado de flores que me había regalado Fleur. Sonreí al verme e iba a dirigirme hasta el lugar donde se encontraban los demás, pero me detuve a buscar el broche que me había regalado Draco.

No quería apartarme de ello debido a que esto me hacía sentir de alguna forma cercana a él.

He soltado un pequeño suspiro antes de comenzar a dirigirme a la boda, la cual se suponía que estaba dando comienzo.

Me apresuré a llegar y entonces pude ver a Hermione, Ron y Harry sentados cerca de mi tía Muriel, la cual no me agradaba demasiado debido a todos sus comentarios que llegaba a dar.

También he podido ver a mi madre y madame Delacour, las cuales sollozaban en silencio al oír como Bill y Fleur se aceptaban mutuamente.

—... En ese caso, los declaro unidos de por vida.

El mago de cabello separado alzó la varita por encima de las cabezas de los novios, y acto seguido, una lluvia de estrellas plateadas descendió sobre ellos trazando una espiral alrededor de sus entrelazadas figuras. Comencé a aplaudir al ver a mi hermano felizmente casado para luego perderme entre toda la multitud que se había levantado para comenzar con la fiesta.

La mayoría se encontraba bailando o comiendo del gran buffet que se había preparado para esta ocasión. Sin embargo, una figura enorme y plateada descendió desde el techo hasta la pista de baile dejando a la mayoría confundidos e incluso asustados.

—El ministerio ha caído. Scrimgeour ha muerto. Vienen hacia aquí.

La confusión y el temor se intensificaron. Los invitados comenzaron a correr en todas las direcciones y otros simplemente desaparecían. Recibí uno que otro golpe de parte de esa gente e incluso estuve a punto de caer debido a los tacones que traía puesto.

Rápidamente he sacado mi varita que mantenía en mi pierna derecha e intenté buscar a Ron, Hermione y Harry entre toda esa multitud.

—¡Ron! ¡Ron! —Oí a Hermione, casi sollozando.

Comencé a seguir el sonido de su voz y entonces he podido verlos juntarse con Ron, el cual al percatarse de mi presencia ha extendido su mano hacia donde me encontraba. Con algo de dificultad la he sostenido para luego notar que todo ami alrededor comenzaba a girar.

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