042.

Había invitado a Draco a la fiesta de navidad de Slughorn, pero él me ha dicho que no podía asistir debido a que tenía un trabajo que terminar y al yo no querer ir sola o acompañada de otra persona me he ofrecido a ayudarle, pero él simplemente me ha dicho que no hacía falta.

Finalmente, terminé por venir sola a la fiesta donde el techo y las paredes estaban adornados con colgaduras verde esmeralda, carmesí y dorado, lo que daba la impresión de estar en una tienda.

Mientras me encontraba entre la multitud he podido ver a Hermione ocultándose por lo que comencé a acercármele.

—¿Problemas con el cepillo para el cabello, Hermione? —pregunté con un tono socarrón al verla muy despeinada, como si acabara de salir de un matorral de lazo del diablo.

—Es que acabo de escaparte... Bueno, acabo de dejar a Cormac —se corrigió—. Debajo del muérdago...

—¿Invitaste a Cormac McLaggen? —pregunté incrédula—. Creí que vendrías con Ron.

Hermione me miró con ganas de llorar en cuanto nombré a mi hermano.

—¿Qué no te has enterado? Ron está saliendo con Lavender Brown —dijo mencionando con asco el nombre de la chica de Gryffindor.

—Oh, entiendo —dije mirándola fijamente—. Entonces has pensado que invitando a Cormac haría que él se molestara, ¿no?

Hermione cubrió su rostro con sus manos para luego asentir levemente. Era evidente de que ella se encontraba avergonzada.

—Fue un completo error invitarlo —dijo, molesta—. Cormac no me ha hecho ni una sola pregunta sobre mí. Solo me ha soltado un discurso sobre "las cien mejores paradas de Cormac McLaggen en el quidditch" —Solté una risa al oírla—. No te rías que esto es... ¡Oh, no! ¡Viene hacia aquí!

Se esfumó tan deprisa como si se hubiera desaparecido: solo necesitó una milésima de segundo para colarse entre dos brujas que reían a carcajadas.

—¿Has visto a Hermione? —me preguntó McLaggen un minuto más tarde.

—No. No la he visto.

—Tu amiga es un poco escurridiza —me dijo mientras me miraba con una sonrisa—. ¿Quieres ir por algo de beber?

—No —respondía con un tono frío.

—No seas así —dijo al momento en que tomaba mi muñeca—. Solo será una bebida y ya.

—He dicho que no —espeté, enfadada—. ¿Qué no entiendes? ¿O acaso tus neuronas se han muerto?

—No voy a permitir que una Slytherin me hable de esa forma.

—¿Crees que te tengo miedo, McLaggen? —pregunté soltando una risa al verlo intentar intimidarme—. Nunca... ¿Draco? —pregunté al momento en que veía como mi novio estaba siendo arrastrado por Filch hasta donde se encontraba Slughorn.

Me solté del agarre de McLaggen para así acercarme hasta donde Draco se encontraba.

—Profesor Slughorn —dijo Filch con su jadeante voz; le temblaban los mofletes y en sus ojos saltones brillaba la obsesión por detectar travesuras—, he descubierto a este chico merodeando por un pasillo de los pisos superiores. Dice que venía a su fiesta pero que se ha extraviado. ¿Es verdad que está invitado?

—Sí. Está invitado —dije rápidamente, captando la atención de los demás presentes y la de mi novio, quien me miraba aliviado—. Lo he invitado como mi pareja.

—¿Cómo tu pareja? —preguntó horrorizado Harry, pero simplemente lo ignoré.

—¿Lo ve? ¡Si he sido invitado! —exclamó, molesto al momento en que se alejaba de Filch para así colocarse a mi lado y atraerme hacia él por la cintura.

He notado claramente como Harry miraba con odio a Malfoy y también en como mi padre lo miraba con una mezcla de enojo y... un poco de miedo.

—Más te vale que luego me cuentes la verdadera razón —le susurré seriamente al momento en que veía como Filch se marchaba.

—Me gustaría hablar un momento contigo, Draco —dijo mi padre.

—¿Ahora, Severus? —intervino Slughorn—. Estamos celebrando la Navidad y...

—Sígueme, Draco —lo cortó con aspereza.

Draco soltó un bufido al momento en que me soltaba y comenzaba a marcharse junto a mi padre.

Un minuto más tarde he podido ver como Harry abandonaba la fiesta y sabía muy bien a donde se estaba dirigiendo por lo que comencé a seguirlo.

Seguí sus pasos por unos minutos sin que él se percatara de mi presencia y entonces he podido ver como se escondía muy cerca de donde se podía oír unas voces.

—...no puedes cometer errores, Draco, porque si te expulsan...

—Yo no tuve nada que ver, ¿queda claro?

—Espero que estés diciéndome la verdad, porque fue algo torpe y descabellado. Ya sospechan que estuviste implicado.

—¿Quién sospecha de mí? —preguntó Draco con enojo—. Por última vez, no fui yo, ¿de acuerdo? Katie Bell debe de tener algún enemigo que nadie conoce. ¡No me mire así! Ya sé lo que intenta hacer, no soy tonto, pero le advierto que no dará resultado. ¡Puedo impedírselo!

—Vaya, ya veo que tu tía Bellatrix te ha estado enseñando Oclumancia. ¿Qué pensamientos pretendes ocultarle a tu amo, Draco?

—Creo que sabe muy bien lo que podría estar ocultando —dijo con un tono serio—. ¡Ahora deje de entrometerse!

Me he sorprendido al oírle hablar así al profesor Snape, al cual siempre le ha mostrado respeto y simpatía.

—Escúchame, yo solo intento ayudarte. Le prometí a tu madre que te protegería. Pronuncié el Juramento Inquebrantable, Draco...

—¡Pues mire, tendrá que romperlo porque no necesito su protección! Es mi misión, él me la asignó y voy a cumplirla. Tengo un plan y saldrá bien, solo que me está llevando más tiempo del que creía.

—¿En qué consiste tu plan?

—¡No es asunto suyo!

—Si me lo cuentas, yo podría ayudarte...

—¡Muchas gracias, pero tengo toda la ayuda que necesito, no estoy solo!

—Espero que no estés involucrándola en todo esto, Draco —la voz de mi padre sonó más seria de lo normal—. Sabes perfectamente que...

—¡Jamás permitiría que ella me ayudara! —exclamó, molesto—. ¡Deje de entrometerse! Sé muy bien que usted quiere arrebatarme la gloria.

—Hablas como un niño. Comprendo que la captura y el encarcelamiento de tu padre te hayan afectado, pero...

Repentinamente él se ha callado y me tardé unos segundos percatarme de que alguien se estaba acercando por lo que comencé a sentirme nerviosa al no saber dónde ocultarme, pero afortunadamente Harry me había envuelto en su capa invisible.

Draco pasó por nuestro lado y he podido ver la furia en su rostro.

—Supongo que con esto te habrás dado cuenta de que él es parte de ellos —me susurró Harry—. Debes alejarte de Malfoy.

No le respondí. Simplemente me mantuve a su lado mientras veía a Draco alejarse.

✧✧✧

Harry me había traído de regreso a la fiesta, en donde Slughorn comenzó a hacernos varias preguntas a las cuales respondía vagamente debido a que solo podía pensar en una sola persona en ese momento.

Había aprovechado el momento en que Harry se encontraba distraído para así abandonar aquella fiesta.

Comencé a caminar en dirección a la torre de astronomía, donde sabía perfectamente que ahí se encontraba Draco, ya que le gustaba a veces pasar el rato en ese lugar debido a que lo encontraba tranquilo. Efectivamente no me había equivocado; Él se encontraba en ese lugar mientras miraba fijamente la luna que lo iluminaba ligeramente.

Lo oí sollozar, lo cual hizo que mi corazón se apretujara y no he dudado en ir a abrazarlo para indicarle que me encontraba ahí para él.

Draco me rodeó entre sus brazos en un cálido abrazo mientras recargaba ligeramente su rostro en mi cuello. Mis manos recorrieron su espalda con cariño mientras lo oía sollozar.

No sabía que era lo que le sucedía para que estuviera en ese estado tan vulnerable, pero no pensaba dejarlo solo.

—...no puedo soportarlo... —susurró haciéndome estremecer al sentir su respiración en mi cuello—...ya no puedo con esto...

—¿Quieres contarme? —pregunté, pero él se mantuvo en silencio por lo que comprendí que no me diría nada. Preferí no insistirle y que me lo contara cuando estuviera listo.

—Te agradezco que estés a mi lado...

—Estaré a tu lado sin importar lo que suceda —dije segura de mis palabras—. Puedes apoyarte en mí, Draco.

Draco se separó ligeramente de mí para luego acariciar mi rostro con las yemas de sus dedos.

—Eres perfecta —me dijo y sus palabras me habían hecho sonreír. Él cerró un momento sus ojos e inspiró hondo antes de volver a mirarme fijamente con aquellos ojos grisáceos que tanto me encantaban—. Quiero que recuerdes esto —susurró al momento en que juntaba nuestras frentes—. Te quiero, ____.

Aquellas palabras habían hecho que mi corazón se llenara de amor y felicidad.

—Oh, Draco —susurré su nombre mientras formaba una sonrisa—, también te quiero.

Draco sonrió de medio lado antes de besarme con ternura. Mis manos rodearon su cuello para así profundizar aquel beso y por un momento ninguno quiso romper aquel contacto que manteníamos.

Sin embargo, por la falta de aire hemos tenido que separarnos, pero ambos manteníamos una sonrisa en nuestro rostro. Aunque todavía podía ver la tristeza reflejada en sus ojos.

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