041.

Al día siguiente fue la salida a Hogsmeade y por un momento he pensado en ir con Draco, pero lamentablemente él me ha dicho que no podía ir porque tenía que cumplir con un castigo.

Al final había terminado por ir con Zabini. Ambos compartimos por varios minutos, pero el frío estaba demasiado horrible por lo que decidimos volver a Hogwarts.

—Estoy seguro de que ahora desearías que Draco te estuviera abrazando —dijo Blaise con un tono socarrón mientras caminábamos.

—No te lo niego —dije con una pequeña sonrisa a lo cual él se ha sorprendido con mi sinceridad—. Lástima que esté en Hogwarts castigado.

—¿Quién eres y que has hecho con mi lenta amiga? —preguntó y al oírlo lo he golpeado levemente—. Bueno, ahí está mi amiga agresiva.

Iba a volver a golpearlo, pero unas voces que discutían han llamado mi atención y al mirar hacia el frente he podido ver a Katie Bell junto a su amiga discutiendo acerca de un paquete que traía Katie consigo.

—¡No es asunto tuyo, Leanne! —exclamó Katie.

Con Zabini nos hemos mirado intrigados al ver como Leanne intentaba quitarle el paquete a Katie y en el forcejeo el paquete cayó al suelo dejando ver un collar, el cual Katie ha tocado.

De inmediato, Katie se elevó por los aires con gracilidad y con los brazos extendidos, como a punto de echar a volar. Sin embargo, en su postura había algo extraño, algo estremecedor.

La ventisca le alborotaba el cabello y tenía los ojos cerrados y el rostro inexpresivo.

Entonces, cuando estaba a casi dos metros del suelo, Katie soltó un chillido aterrados y abrió los ojos. Sin duda lo que veía o sentía le producía una tremenda angustia.

Leanne empezó también a gritar, y le agarró por los tobillos intentando bajarla. Zabini se acercó a ayudarla y entonces Katie se le vino encima.

—¿Qué está sucediendo? —oí la voz preocupada de Hermione, la cual se acercaba junto a Ron y Harry.

—¡No se muevan de aquí! —ordenó Harry—. ¡Voy a pedir ayuda!

Harry corrió en dirección al colegio y entonces minutos después él volvió junto a Hagrid, quien se llevó consigo a Katie hacia Hogwarts para que la ayudaran.

Nosotros nos hemos quedado un momento pasmado en el lugar para luego comenzar a volver a Hogwarts mientras llevábamos con nosotros aquel collar envuelto en una bufanda para así no tocarlo directamente.

Al llegar al colegio iba a irme junto a Zabini, pero entonces la profesora McGonagall había aparecido y nos pidió que la acompañáramos mientras le pedía a Filch que le llevara aquel collar al profesor Snape.

Hemos seguido a la profesora hasta su despacho. Las ventanas salpicadas de aguanieve vibraban y en la habitación hacía mucho frío, pese a que la chimenea estaba encendida.

—¿Y bien? —dijo con brusquedad—. ¿Qué ha sucedido?

Con voz entrecortada y haciendo pausar para dominar el llanto, Leanne comenzó a contarle a la profesora todo lo que había sucedido y cuanto ha terminado la profesora McGonagall la miró comprensiva para luego solicitarle que fuera a la enfermería para que le dieran algo para el susto.

—¿Qué ocurrió cuando Katie tocó el collar? —preguntó la profesora mientras nos miraba a Zabini y a mía, ya que habíamos sido los que hemos presenciado el alboroto.

—Se elevó por los aires —respondí—. Luego se puso a chillar y al final se desplomó sobre Zabini.

—Profesora, ¿puedo hablar con el profesor Dumbledore, por favor? —solicitó Harry.

—El director se ha marchado y no volverá hasta el lunes, Potter.

—¿Qué se ha marchado?

—¡Sí, Potter, se ha marchado! —repitió la profesora con tono cortante—. Pero cualquier cosa que tengas que decir relacionada con este desagradable incidente puedes confiármela a mí.

Harry vaciló un momento mientras miraba a Zabini, pero luego inspiró hondo y dijo:

—Creo que Draco Malfoy le dio ese collar a Katie, profesora.

—¿Qué estás diciendo, Potter? —le preguntó Zabini, molesto de que estuvieran acusando a su amigo.

—Esa es una acusación muy grave, Potter —manifestó la profesora—. ¿Tienes alguna prueba?

—No, pero... —Y le contó que habíamos seguido a Draco hasta Borgin y Burkes y la conversación que le habíamos oído mantener con Borgin.

Cuando terminó he notado que Zabini me miraba un tanto incómodo debido a que no esperaba que yo estuviera espiando a Draco.

—¿Malfoy llevó algo a Borgin y Burkes para que se lo repararan?

—No, profesora, solo quería que Borgin le explicara como reparar esa cosa. No la llevaba consigo. Pero no se trata de eso; lo que importa es que ese mismo día compró algo en la tienda, y creo que era ese collar.

—¿Vieron a Malfoy salir de la tienda con un paquete parecido?

—No, profesora, él le dijo a Borgin que se lo guardara en la tienda...

—En realidad —le interrumpí—, Borgin le preguntó si quería llevárselo, y Draco contestó que no...

—¡Pues claro, porque no quería tocarlo! —saltó Harry interrumpiendo mis palabras.

—Lo que dijo fue: "¿Cómo voy a ir por la calle con eso?"

—Habría quedado como imbécil con un collar puesto —intervino Ron—. Además, ¿desde cuándo lo llamas por su nombre?

—Primero que todo él se habría llevado aquel collar envuelto para no tocarlo y en segundo Draco no habría podido darle el collar a Katie porque no se encontraba en Hogsmeade.

—¿Cómo estás tan segura de ello?

—Draco se encontraba aquí en Hogwarts cumpliendo un castigo, Potter —respondió Zabini.

—Así es —dijo la profesora captando nuestra atención—. El señor Malfoy se encontraba cumpliendo un castigo conmigo. Ya van dos veces seguidas que no entrega sus deberes de Transformaciones —añadió mientras pasaba por delante de nosotros—. Gracias por comunicarme tus sospechas, pero tengo que subir a la enfermería para ver cómo evoluciona Katie Bell. Que tengan un buen día.

Los cinco hemos salido a la par de la profesora y antes de que Harry, Ron o Hermione comenzaran con sus preguntas, me he alejado junto a Zabini a nuestra sala común.

—Cuando Draco se entere de todo esto se armará un buen lío.

—No seas chismoso, Zabini.

—Tranquila que mantendré oculto el hecho que también estuviste espiándolo —me dijo a lo cual simplemente bufé—. No te enfades que luego te vuelves fea y arrugada, y así Draco no va a seguir queriéndote.

—Cierra la boca —espeté, enfadada.

Él simplemente soltó una carcajada para luego seguir caminando conmigo.

✧✧✧

Caminaba por los pasillos cuando he visto como Ginny y Ron discutían mientras que Harry se encontraba en medio de ellos con una expresión de inquietud.

—¡No sabes lo que dices! —le gritaba Ron—. ¡Que no lo haga público no significa...!

—¿Con quién te has besado? —soltó una carcajada arrogante mientras intentaba apartar a Harry—¿Con Pigwidgeon? ¿O tienes una fotografía de la tía Muriel debajo de la almohada?

—Eres una...

—¡Harry se besaba con Cho Chang! —gritó Ginny—. ¡Hermione se besaba con Viktor Krum! ¡Y ____ se besaba con Draco Malfoy! ¡El único que se comporta como si eso fuera algo malo eres tú y es porque tienes menos experiencia que un crío de doce años!

Había pensado en ir a detenerlos, pero al oír como Ginny revelaba que me besaba con Draco me ha hecho retractarme y comenzar a alejarme de aquella situación.

Me avergonzaba el hecho de que Ron y Harry supieran eso, y sabía que ambos comenzarían a recriminarme que lo que hacía era traición.

Cuando he doblado por un pasillo he podido ver a Draco, quien se encontraba un tanto malhumorado.

—¿Qué haces aquí? —preguntó en el momento en que notó mi presencia. He podido presenciar un tanto de inquietud en sus palabras.

Iba a responderle, pero al ver su rostro pálido me he preocupado.

—¿Qué te ha sucedido? ¡Estás demasiado pálido! —exclamé mientras me acercaba e inspeccionaba su rostro. He notado que ha enflaquecido—. ¿No estás alimentándote?

Draco vaciló por un momento, pero luego me dijo:

—No he tenido tiempo de ir al Gran Comedor.

—Pero ¿qué es lo que haces todos estos días? —pregunté.

—Solo estoy intentando colocarme al día con mis deberes.

—¿Estás seguro? —pregunté no muy convencida de sus palabras—. He notado que te desapareces demasiado.

—Por supuesto. ¿Por qué más estaría así?

—Bien. Te creo —le dije mientras alejaba mis manos de su rostro para luego mirarlo seriamente—. Desde ahora deberás alimentarte bien y me encargaré personalmente de que lo hagas.

—¿Qué acaso ahora te crees mi madre? —preguntó con un tono socarrón—. Te recuerdo que eres mi novia, no mi madre.

—¿Tu novia?

Una sensación de felicidad y alivio se plantó en mi pecho al oírle mencionar que yo soy su novia.

—Eso eres, ¿no? —dijo mirándome dudoso—. Creí que estaba todo claro desde que te confesé todo en nuestro quinto curso.

—No habíamos hablado sobre alguna formalidad entre nosotros por lo que me he sorprendido.

—Entonces, ¿quieres o no quieres ser mi novia? —preguntó mirándome con una sonrisa a la cual no podía resistirme.

—Claro que quiero serlo —le dije al momento en que me acercaba para así besarlo suavemente, pero él me ha sostenido con fuerza para así profundizar aquel beso que compartíamos—. Deberíamos de volver... —le digo entre besos, pero ninguno tenía la intensión de alejarse.

Ambos nos hemos mirado por un momento e íbamos a volver a besarnos, pero un maullido hizo que nos separáramos y al ver a la gata de Filch nos hemos mirado un tanto asustados.

—Sí. Deberíamos de volver —dijo en cuanto vio como la señora Norris corría a buscar a su dueño.

He sostenido su mano con fuerza y así luego comenzar a correr junto a él para que así Filch no pudiera atraparnos.

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