040.

Avanzaba por los desiertos pasillos cuando he sentido como alguien me sostenía de los brazos fuertemente y al ver a la profesora Trelawney me he quedado confundida debido a que se encontraba más extraña de lo normal.

—¿Se encuentra bien, profesora? —pregunté al oírla murmurar varias palabras de las cuales no pude comprender muy bien.

"...un mal camino estarás por tomar... —murmuró más claro mirándome fijamente con sus ojos que no expresaban emoción alguna—... ¿Con quién estará tú lealtad?"

La profesora Trelawney me ha soltado al momento en que comenzó a irse dejándome completamente confundida.

He caminado hasta el despacho de mi padre con aquellas palabras todavía en mi mente y al ingresar he podido presenciar como mi padre me miraba fijamente sin decir ninguna palabra.

Quizá se preguntará por qué su hija se encuentra ligeramente perturbada.

¿Debería contarle acerca de lo que sucedió con la profesora?

—No es necesario —dijo mientras se acercaba sin despegar su mirada de mí—, ya lo sé.

—¿Ya lo sabe? —pregunté un tanto confundida, pero luego comprendí que él ha utilizado Legeremancia en mí.

—Exacto.

—No deberías de espiar la mente de tu propia hija —le dije seriamente.

—La Oclumancia te ayudará a que nadie pueda ingresar a tu mente —dijo sin quitar aquella expresión seria de su rostro—. No cometerás el mismo error que Potter —dijo, mencionando el apellido de Harry con repugnancia—. ¿Estás preparada?

—Por supuesto.

Durante unas horas estuve aprendiendo primeramente Oclumancia donde debía de cerrar mi mente para que así mis pensamientos y sentimientos no fueran detectados por la Legeremancia.

Me fue bastante difícil cerrar mi mente debido a que no podía quitar de mi cabeza las palabras que ha mencionado la profesora Trelawney.

—No estás concentrándote —dijo mi padre cuando he vuelto a fallar—. Debes cerrar tu mente por completo.

—Lo intento, pero es un poco difícil —le he dicho mientras respiraba agitadamente debido a que él ha entrado en mi mente varias veces.

—Bien. Es la primera clase —dijo con un tono serio—. Puedes retirarte a tu cuarto. Te avisaré de la próxima lección.

Asentí ante sus palabras para luego abandonar su despacho e ir a mi cuarto.

Cuando llegué a mi cuarto he visto que ni Pansy o Daphne se encontraban en el cuarto; solamente se encontraba Astoria, la cual he creído que se encontraba dormida por lo que intenté hacer el menor ruido posible para luego recostarme sobre mi cama.

Me he puesto a pensar en las palabras de Trelawney "...un mal camino estarás por tomar..."

¿Qué mal camino estaría por tomar?

—¿Te encuentras bien? —oí la voz de Astoria—. Te noto un poco perturbada.

—Estoy bien —le dije intentando sonar convincente—. ¿No puedes dormir?

—No —negó—. ¿Te puedo hacer una pregunta?

—Claro.

—¿Estás saliendo con Draco Malfoy?

Agradecí en ese momento no estar bebiendo ningún líquido o comiendo algo porque me hubiera atragantado en ese mismo instante al oír la pregunta de la hija menor de los Greengrass.

Su pregunta me dejó un tanto inquieta debido a que con Draco no habíamos hablado acerca de aquel tema. Nosotros simplemente actuábamos como una pareja en veces, pero no habíamos hecho ninguna formalidad a pesar de que hemos dejado en claro lo que sentíamos.

—No lo sé —respondí mientras dirigía mi mirada al techo—. No he hablado de este tema con Draco.

—Antes siempre lo llamabas Malfoy —soltó una pequeña risa—. Se nota que estás flechada por él. Bueno, muchas chicas lo están y me incluyo en ello.

Me sorprendía bastante la sinceridad de esta chica.

—¿Te gusta Draco?

—Eso he dicho —me dijo—, pero no pienso hacer nada para quitártelo.

—Draco no es un objeto como para quitármelo —le he dicho a lo cual ella soltó una pequeña risa—. Además, es él quien debería de escoger a la persona que quiera que esté a su lado.

—Creo que ya la encontró.

He soltado una risa al oírla.

✧✧✧

Harry había estado todo el día intentado convencerme de que Draco era un mortífago y que debía de mantenerme muy alejada de él.

Mi paciencia se estaba agotando e iba a gritarle que se mantuviera callado, pero la repentina presencia del profesor Slughorn hizo que me guardara mis palabras.

—¡Harry!¡Me alegro de encontrarte! —dijo con un tono cordial, retorciéndose las puntas del bigote de morsa e hinchando la enorme barriga—. ¡Necesitaba pillarte antes de la cena! ¿Qué me dices de venir a comer algo a mi habitación? Vamos a celebrar una pequeña fiesta; solo seremos unos cuantos jóvenes promesas y yo. Vendrán McLaggen, Zabini, Granger, la encantadora Melinda Bobbin... ¿La conoces? Su familia tiene una gran cadena de boticas. Y por supuesto, espero que la señorita Snape me honre también con su presencia —dijo mientras me dedicaba una leve reverencia—. Sería grandioso poder conocer más sobre la hija de Severus Snape y la encantadora Leah Evans.

—No puedo ir, profesor —se excusó Harry—. Tengo un castigo con el profesor Snape.

—También yo —mentí debido a que mi padre me había dicho que mantuviera oculto las clases de Oclumancia y Legeremancia.

—¡No me digan! —exclamó Slughorn componiendo una cómica mueca de disgusto—. ¡Vaya, pues yo contaba con ustedes! ¿Saben qué? Voy a hablar con Severus y le expondré la situación. Estoy seguro de que lograré que aplace el castigo. ¡Descuiden, nos vemos luego!

—No lo logrará —me dijo Harry en cuando Slughorn se ha alejado—. Este castigo ya se ha aplazado una vez; Snape lo hizo por Dumbledore, pero no lo hará por nadie más —soltó un suspiro al momento en que me miraba—. ¿Por qué te ha castigado Snape?

—Por una broma que le hice a Parkinson —mentí mientras le mostraba una sonrisa—. Como sea, iré a comer algo.

—¿Por qué no te sientas con nosotros? —me preguntó Harry a lo cual bufé debido a que él estaba intentando impedir que mantuviera alguna cercanía con Draco—. Hace bastante que no compartes en nuestra mesa.

—Nunca me has invitado a compartir en la mesa de Gryffindor —le espeté de mal humor a lo cual Harry se avergonzó—. Además, sé que solamente me invitas para mantenerme alejada de Draco.

—Intento cuidarte.

—Puedo cuidarme sola, Harry

—Pues no se nota porque estás compartiendo con un Mor...

—¡Harry James Potter! ¡Más te vale no terminar esa frase! —exclamé, molesta al momento en que ingresaba al Gran Comedor y al mirar a la mesa de Slytherin no he visto a Draco por ninguna parte—. Draco no se encuentra aquí así que no tendrás que "cuidarme" de él.

Harry iba a protestar, pero antes de que lo hiciera he comenzado a acercarme a la mesa de Slytherin donde también me he percatado de que Theo no se encontraba.

Durante la cena me senté junto a Astoria con la cual entablé una pequeña conversación.

Después de la cena ambas hemos regresado a la sala común de Slytherin donde una de las amigas de Astoria se le ha acercado para entregarle el profeta el cual hablaba acerca de mi padre Arthur Weasley y los Malfoy.

Astoria me acercó el diario para que así leyera lo que decía.

"...El segundo registro de la residencia del mortífago no parece haber dado ningún resultado. Arthur Weasley, de la Oficina para la Detección y Confiscación de Hechizos Defensivos y Objetos Protectores Falsos, declaró que su equipo había actuado tras recibir el soplo de un confidente..."

—Deberían dejar a los Malfoy en paz —dijo la amiga de Astoria.

—¿Quién creen que sería el soplón? —preguntó Astoria.

Antes de que alguna dijera alguna otra palabra, hemos oído la voz de Theo y Draco los cuales se encontraban discutiendo, pero al vernos se han callado abruptamente.

—¿Sucede algo? —pregunté mientras me acercaba a ellos—. ¿Por qué estaban discutiendo?

—No deberías de meterte en los asuntos de los demás —espetó Draco, enfadado.

—Tampoco te desquites con ella —le dijo Theo a lo cual Draco soltó un bufido—. Como sea. Tengo un mensaje del profesor Snape para ti.

—¿Un mensaje?

—Dijo que te espera en su despacho a la misma hora la otra semana y que no te dejes llevar por estas tontas fiestas.

—Gracias, Theo, pero no pienso asistir —dije y entonces he visto como Draco comenzaba a ir a su cuarto bastante intranquilo—. ¿Qué le sucede?

—Bueno... él está un poco intranquilo —dijo—, quizá sea por todos los trabajos que nos han dado.

—¿Estás seguro?

—¿Por qué no vas con él? —me preguntó al momento en que lo miraba con una ceja alzada—. Zabini no está y yo tengo un asunto que atender.

—¿Por qué debería...?

—Vamos. Sé que eres la única que puede hacer que se sienta bien —dijo mientras colocaba una de sus manos en mi hombro—. Tu compañía le hará bien.

Dudé un momento, pero al final he comenzado a ir al cuarto de Draco donde me lo encontré sentado en su cama mientras ocultaba su rostro con sus manos.

—Draco —le llamé haciendo que él alzara su rostro y me mirara confundido.

—¿Qué haces aquí?

—Vine a hacerte un poco de compañía —le he dicho mientras me acercaba para luego sentarme a su lado—. ¿Te encuentras bien?

Draco soltó un suspiro y he notado que sostenía fuertemente su brazo.

—Solo pensaba en mi padre —respondió haciendo que dejara de ver su brazo—. Todavía no puedo asimilar esta situación...

—Oh, Draco —susurré al momento en que lo abrazaba. Sabía que para él su familia era lo más importante y me dolía bastante verlo sufrir de esta manera—. Ojalá pudiera hacer algo...

—¿Podrías quedarte a mi lado esta noche? —preguntó dejándome un momento desconcertada debido a que no esperaba esa invitación—. Necesito de tu compañía...al menos por esta noche.

Me alejé un momento de él, pudiendo ver la soledad y la tristeza que expresaban sus ojos por lo que no podía negarme.

—Sí —asentí al momento en que colocaba mis manos sobre las suyas—. Te haré compañía esta noche.

Draco me dedicó un pequeño beso para luego recostarse conmigo en su cama donde me ha abrazado fuertemente como si al soltarme yo fuera a desaparecer.

Sabía que él estaba ocultando algo más que le producía aquella soledad y tristeza, y esperaba que tuviera la suficiente confianza para contármelo.

Yo apoyaría a Draco en lo que fuese.

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