034.

Hoy deberíamos volver a Hogwarts en el autobús noctámbulo, donde seríamos escoltados por Tonks y Lupin.

Luego de un desayuno rápido, todos nos hemos puesto nuestras chaquetas y bufandas para protegernos del frío que había en esta mañana gris.

—Vamos, cuanto antes subamos al autobús, mejor —dijo Tonks, la cual este día iba disfrazada de una mujer alta y canosa, envuelta en ropa de tweed.

Lupin levantó el brazo derecho y entonces se oyó un Pum, y un autobús de tres pisos, de color morado intenso, apareció de la nada ante nosotros, esquivando por los pelos la farola más cercana, que apartó dando un salto hacia atrás.

Un joven delgado, lleno de granos y orejas de soplillo, vestido con un uniforme también morado, saltó a la acera y nos dijo:

—Bienvenidos al...

—Sí, sí, ya lo sabemos, gracias —le cortó Tonks—. Arriba, arriba...

Tonks comenzó a empujarnos a cada uno para que subiéramos al autobús y en el momento en que Harry pasó por delante del cobrador, este lo miró con ojos desorbitados.

—¡Pero si es Harry...!

—Si gritas su nombre te lanzaré una maldición amnésica —lo amenazó Tonks al momento en que subía junto a nosotros—. Veo que tendremos que separarnos. Fred, George, Ginny y ____, se sentarán en esas sillas del fondo... Remus irá con ustedes.

Asentimos ante lo que nos dijo para luego dirigirnos a las sillas del fondo que se encontraban vacías y una vez nos hemos sentado el autobús se puso en marcha.

Dio una vuelta alrededor de Grimmauld Place con gran estruendo, subió y bajó varias veces de la acera, y entonces, con otro tremendo Pum, salimos despedidos hacia adelante. Fred y George se rieron mutuamente al verse en el suelo, Ginny refunfuñaba al verse en la misma situación, en cambio yo había evitado una caída gracias a Remus Lupin, quien me ha sostenido en el momento adecuado.

Agradecí su acto y él me ha dedicado una sonrisa cuando me ha oído. Entonces el autobús volvió a colocarse en marcha, pero esta vez Ginny se aferraba a mí para así no volver a caerse, mientras que Fred y George disfrutaban entre risas el movimiento.

—No quiero volver a viajar en esta cosa nunca más —me dijo Ginny enfadada.

—Digo lo mismo.

—¿Ya has pensado en lo que harás cuando hables con Snape? —me preguntó al momento en que sostenía mi brazo con fuerza cuando el autobús volvía a detenerse—. Digo... yo estaría nerviosa y no noto nerviosismo en ti.

—Créeme que estoy demasiado nerviosa con respecto a ese tema. Todavía no lo asimilo por completo el hecho que él sea mi padre... —dije y en el momento en que he pronunciado aquellas palabras, he sentido como Remus sostenía mi brazo con fuerza—. Ouch... ¿Qué sucede?

—¿Severus te ha contado todo? —preguntó con sorpresa por un momento. He notado que sus ojos reflejaban esperanza—. ¿Te ha dicho absolutamente toda la verdad?

—No exactamente. Solamente sé que Leah Evans y él son mis padres biológicos —dije y la expresión de su rostro demostró desilusión—. Se supone que me enteraré de todo en Hogwarts.

—Entiendo —dijo con un deje de voz—. Supongo que deberé seguir esperando.

—¿Qué quiere decir?

Él simplemente me ha sonreído para luego evitar que cayera cuando el autobús nuevamente se ha detenido.

Durante lo que resta del trayecto nadie pronuncio algo y una vez hemos llegado a Hogwarts, Lupin y Tonks nos ayudaron a bajar nuestro equipaje para luego despedirse de nosotros.

Remus me ha mirado con cariño en el momento en que se ha despedido de mí y me ha dicho que pase lo que pase él siempre estaría de mi lado, algo que me ha dejado con grandes dudas.

✧✧✧

Harry se quejaba de que las clases de Oclumancia con Snape no lo estaban ayudando para nada. Yo por mi parte me encontraba un tanto molesta debido a que no había podido hablar con Snape porque se encontraba demasiado ocupado con las clases de Harry.

—Estoy harto de que me duela la cicatriz y de recorrer aquel pasillo del Departamento de Misterios —Se frotó la frente con fastidio—. Ojalá se abriera esa puerta porque estoy hasta la coronilla de quedarme allí plantado mirándola.

—No tiene ninguna gracia —opinó Hermione con aspereza—. Dumbledore no quiere que sueñes con ese pasillo; si no, no le habría pedido a Snape que te enseñara Oclumancia. Lo que tienes que haces es esforzarte un poco más en las clases.

—¡Ya me esfuerzo! —protestó Harry, molesto—. Pruébalo un día y verás. A ver si a ti te gusta que Snape se meta dentro de tu cabeza... ¡Te aseguro que no es nada divertido!

En este momento agradecía que nos encontráramos en la sala de los menesteres para hablar sin que nadie nos oyera porque Harry estaba actuando muy paranoico.

—A lo mejor Harry no tiene la culpa de no poder cerrar su mente —dijo Ron, misterioso—. Quizá Snape en realidad no intente ayudar a Harry... Tal vez lo que intenta es abrir un poco más la mente de Harry... Ponérselo más fácil a Quien-ustedes-saben.

—Cállate, Ronnie —le espeté enfadada—. ¿Cuántas veces has sospechado de Snape y cuándo has tenido razón? Dumbledore confía en él, trabaja para la Orden, con eso tendría que bastarte.

—Solo lo dices porque ahora es tu padre —dijo con testarudez. Sus palabras me estaban enfadando más de lo normal—. Él era un mortífago y no tenemos pruebas de que verdaderamente se cambiara de bando.

—Dumbledore confía en él —dijo Hermione—. Y si nosotros no confiamos en Dumbledore, no podemos confiar en nadie.

Ninguno volvió a mencionar el tema de nuevo, simplemente hemos decidido que era mejor volver a nuestras habitaciones para descansar luego de un día ajetreado de deberes y de las clases del ED.

Una vez llegué a mi sala común me encontré con Malfoy y Zabini, los cuales se encontraban conversando.

Zabini en ese mismo instante se había percatado de mi presencia a lo cual me ha saludado y en eso he podido notar como Malfoy me miraba con una expresión de enfado e incluso de desagrado. Algo que simplemente ignoré.

—¿Dónde has estado? —me preguntó Blaise, curioso.

—Qué curioso eres, Zabini —dije formando una sonrisa arrogante—. ¿Por qué debería de responder a eso?

—Porque somos amigos y me preocupa tu bienestar.

—¿Qué no te lo ha contado? —dijo Malfoy con una voz socarrona—. La comadreja tiene una pareja. De seguro andaba con él a estas horas.

—¿Qué? ¿Cómo que tienes una pareja, princesa? —preguntó con sorpresa al momento en que se me acercaba—. ¿Por qué no me has dicho nada? ¿Ya no te importa nuestra amistad? Oh por merlín, creí que teníamos algo especial.

En ese momento Malfoy ha dicho que debía de patrullar junto a Pansy por lo que se ha ido dejándome a solas con Zabini.

—¿Qué sucede con él? —pregunté al momento en que Malfoy se ha ido.

—Draco ha estado de un malhumor desde antes de las vacaciones de navidad y ahora creo que sé cuál es la razón.

Al oír sus palabras he comprendido a lo que se refería y ante ello he realizado una mueca.

✧✧✧

En el momento en que iba a realizar mi patronum oí como la puerta de la sala se abría y volvía a cerrarse, miré hacía allí pudiendo ver al anterior elfo de los Malfoy.

—¿Dobby? ¿Qué haces aquí? —pregunté. Mis palabras han llamado la atención de Harry, el cual se ha acercado hasta el elfo—. ¿Sucede algo?

—Harry Potter y ____ Weasley... —chilló el elfo, que temblaba de pies a cabeza—... Dobby ha venido a advertirles..., pero los otros elfos domésticos no querían que Dobby lo hiciera...

Dobby se lanzó de cabeza contra una pared cercana y Harry al verlo intentó sujetarlo, pero el elfo rebotó en la piedra, protegido por sus ocho gorros.

—¿Qué ha pasado, Dobby? —le preguntó Harry mientras lo agarraba por el delgado brazo y lo apartaba de cualquier cosa con la que pudiera intentar hacerse daño.

—Harry Potter, ____ Weasley..., ella, ella...

Dobby se golpeó fuertemente la nariz con el puño que tenía libre y Harry se lo sujetó también.

—¿Quién es ella, Dobby? —preguntó Harry.

—¿La profesora Umbridge? —pregunté un tanto horrorizada. Dobby asintió, y a continuación intentó golpearse la cabeza contra las rodillas de Harry, pero él estiró los brazos y lo mantuvo alejado de su cuerpo—. ¿Qué sucede con ella, Dobby? Espera...no me digas que ha descubierto... ¿Acaso está viniendo hacia aquí?

—¡Sí, ____ Weasley, sí!

Harry inmediatamente se ha enderezado y echó un vistazo a los inmóviles y aterrados alumnos que miraban al elfo, que no paraba de retorcerse.

—¡¿Qué están esperando?! —gritó—. ¡Corran!

Inmediatamente todos hemos salido disparados hacia la puerta para así luego correr en todas las direcciones posibles. He comenzado a correr por un pasillo en donde al doblar por la derecha he sentido como mis pies se enredaban haciéndome caer bruscamente contra el suelo.

Oí como alguien reía y al ver a Malfoy he maldecido por lo bajo para luego ver como este se me acercaba para así quitarme mi varita.

—Embrujo de zancadilla, Weasley —dijo—. Te he dicho que juntarte con Potter te traería problemas, pero como siempre nunca me escuchas.

—Maldición, Malfoy. ¿Qué demonios tienes contra Potter ahora? —espeté mientras me incorporaba.

—Te recuerdo que Potter acusó a mi padre de ser un mortífago —dijo con un tono severo mientras se me iba acercando—. ¿Acaso piensas igual que él?

—No —mentí, aunque sabía perfectamente que su padre era un mortífago debido a que lo había atacado cuando estaba cursando mi cuarto año.

—¿Estás segura Weasley? Tu amigo Potter no piensa lo mismo.

—¿Piensas creerle a él en vez de creerme a mí? ¿A un Gryffindor antes de una Slytherin? —pregunté, haciendo que me mirara fijamente con aquellos ojos grisáceos que me cautivaban—. Creí que eras un poco más listo, pero ya veo que tus neuronas no están todavía del todo bien.

—Maldición deja de burlarte así de mí —me dijo al momento en que sostenía mi brazo fuertemente y me atraía hacia él. En ese mismo instante he podido sentir su fragancia, la cual me atraía—. Confiaré esta vez en tus palabras, pero no dejaré pasar esto...

—No te atreverías...

—¿Quién crees que soy? —preguntó formando una sonrisa arrogante al momento en que afirmaba su agarre en mi brazo—. ¡Eh, profesora! ¡Profe...!

Malfoy se ha callado de sopetón debido a que he girado su rostro hacia mi dirección donde le he callado la boca con un beso, un beso al cual él tardó un momento en corresponder.

Durante una fracción de segundos nos mantuvimos besándonos y por un momento no he querido romper aquel contacto, pero al oír pasos acercándose me he separado abruptamente y aprovechando que él se encontraba atónito con lo que acababa de suceder, he tomado mi varita que se encontraba en su mano para así rápidamente huir de ese lugar.

Y mientras me iba alejando no he podido evitar llevar una mano a mis labios, donde calidez de los labios de Draco seguían impregnados en mí.

No se me había ocurrido ninguna otra forma de callarlo en ese momento y aunque sabía que me traería problemas, no me importaba.


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