Capítulo VIII: Sentimientos que no se pueden ocultar
Sherlock, Watson y yo nos adentramos en el barrio de Whitechapel. Mientras más avanzábamos, más sentíamos las miradas de las personas sobre nosotros. Miradas llenas de temor y angustia, pero también esperanza.
Comenzamos a preguntar de una en una a las personas del barrio si conocían a las mujeres que habían sido asesinadas por aquella misteriosa persona y nuestra sorpresa fue que estaban hasta cierto punto, conectadas.
-Eran prostitutas. –le dije a Sherlock y a Holmes una vez que terminamos de hacer la pequeña investigación.
-Bueno, eso conecta y nos puede llevar a un patrón, pero ¿por qué ambas estaban afuera de tu casa? –me preguntó Sherlock.
-Esa es la cuestión. –musité y Watson solo nos observaba.
-Debemos tener cuidado. –dijo Watson mientras caminábamos por las calles londinenses un poco mojadas por la lluvia que no cesaba.
-Por ahora necesitamos descansar. –dije mientras caminábamos de regreso a casa- Necesitamos la cabeza fría para poder seguir con esta investigación.
Al llegar a la casa y después de que Watson se retirara para ir a donde Mary dejándonos solos a Holmes y a mí, este fue muy directo conmigo.
-No quiero que trabajes en este caso, ________.
-¿Disculpa? –le pregunté indignada.
-Que no quiero que trabajes en este caso. –dijo firme.
-¿Y a ti qué te pasa, Sherlock? –cualquier persona pensaría que él quería quedarse con todo el crédito del caso, pero Sherlock no es así. Detrás de esa forma tan dura en la que me había hablado, había algo más escondido.
-No pienses mal, por favor. –me dijo mirándome tiernamente.
-Entonces explícate. –me crucé de brazos mientras me sentaba en el sofá de la sala de estar.
Holmes soltó un largo suspiro. –Es que... tengo miedo. –comentó con un hilo de voz y noté que pasó saliva con dificultad.
-¿Miedo? –alcé las cejas sorprendida mientras me levantaba de mi asiento, acercándome a él.
-Sí, miedo. De que pueda pasarte algo, ______. –dijo tomando mi mano mientras depositaba un suave beso en ella- Estos crímenes no son una simple casualidad, estoy seguro que alguien quiere lastimarte, y... yo... yo no sé qué haría si algo te pasara. –musitó ahora llevándose mi mano a su rostro, colocándola sobre su mejilla. Al sentir el tacto, él cerró sus ojos y yo sonreí de lado.
-Sherlock, ¿estás preocupado por mí? –le pregunté acercándome más a él.
-¿Y cómo no lo estaría? ________, tú eres muy importante para mí.
-Sherlock... -dije su nombre en un tono bajo. Al haberme acercado tanto, nuestros rostros estaban a centímetros.
-Mmmm... -Holmes tenía sus ojos cerrados. Mi mano aún seguía sobre su mejilla y su mano sobre la mía.
Quizá fue la ternura que me nubló el pensamiento, sentimientos encontrados, o quizá un impulso que tenía guardado desde años y al fin había llegado la oportunidad de que saliera a la luz. O, tal vez fue todo eso al mismo tiempo lo que me llevó a hacer algo que hace cinco años no me creí capaz. La mínima distancia que separa nuestras bocas se vio disuelta cuando yo lo besé y, para mi sorpresa, él no dudo ni un segundo en corresponderme.
Desde hace un tiempo mis sentimientos por Holmes habían cambiado y, aunque muchas veces intenté negarlo, llegó un punto en que me di cuenta que ya no podía fingir que no pasaba nada. Me había enamorado de Sherlock, de su esencia, de su forma de ser tan peculiar, de sus ojos de avellana, de su sonrisa, de su voz, de su inteligencia y su brillantez, pero sobre todo, de ese corazón de oro que ocultaba a la vista de todos, pero al cual yo había podido llegar.
Sus labios encajaban a la perfección con los míos, era como si los hubieran hecho a la medida exacta. Fue un beso tierno y dulce que, me hizo sentir escalofríos y mi pulso aumentó desmesuradamente. Con mi mano libre, acaricié su otra mejilla, por su parte, Sherlock soltó delicadamente el agarré de nuestras manos para poder tomarme por la cintura, pegándome más a él, lo que hizo que nuestro beso fuera más profundo. Sus besos sabían a café. Con cada segundo que pasaba, mi corazón latía con más velocidad, sentía algo quemando en mi interior, era algo cálido que me hacía sentir como en casa y que me llenaba de tranquilidad. Yo estaba segura de que jamás había sentido nada igual. ¿Cómo era posible que Holmes me hiciera sentir todo este mar de sensaciones?
Narra Holmes
Aquel beso era todo lo que había anhelado desde hace tiempo. Cuántas noches de insomnio habían sido dedicadas a mi dulce Brooke, pensando si tal vez ella no sentiría lo mismo que yo; cuántas noches de desvelo pasé pensando que ese sentimiento en mi interior era solamente algo que estaba confundiendo con una amistad de tantos años, añorando probar sus labios y sentir los latidos de su corazón a la par de los mío. Cuántas noches.
Me había enamorado de mi compañera, de mi amiga, de prácticamente la mujer que me había superado. ¿Y cómo no me iba a enamorar? Esta mujer era maravillosa, dulce, comprensiva, inteligente y me soportaba. Ella había logrado derribar cada muro que rodeaba mi corazón con su calidez y la ternura que emanaba y bueno, llegó un punto en que ya la tenía tan clavada en mí que, ya no podía negar mis sentimientos.
El hecho de que ella hubiese decidido besarme, si bien fue algo repentino, también había sido maravilloso, pues me confirmaba que sentía lo mismo que yo, lo que tantas noches rondaba por mi mente sin respuesta alguna desde hace un par de años.
De pronto y, sin darnos cuenta, ya nos encontrábamos sentados en el sofá, ________ estaba sobre mi regazo y sus brazos rodeaban mi cuello. No podía explicar el mar de sensaciones que tenía en ese momento. Era una mezcla de felicidad y alivio, emoción y ternura. Casi podía decir que escuchaba latir el corazón de _______ a la par del mío. Después de unos minutos, nos separamos inténtalo regular nuestras respiraciones. Parecía que ________ quería cerrar con broche de oro el momento, porque sentí que mordió mi labio antes de separarse de mí, lo que provocó que riera sobre sus labios y ella soltara una adorable carcajada.
-No vas a perderme. –susurro ella sobre mis labios- Y mucho menos ahora.
-_______, por favor comprende, tengo miedo de ponerte en peligro... -intenté seguir hablando pero ella puso su dedo índice sobre mis labios.
-No tengas miedo, Sherlock. Estamos juntos en esto, tú me vas a cuidar. Entre los dos resolveremos este asunto. –sonrió de lado- Sabemos que siempre lo hemos hecho.
-Pero es que esta vez es distinto. –repliqué colocando un mechón de su cabello detrás de su oreja y, mientras sonreía, puso los ojos en blanco.
-¿Por qué sería distinto? –preguntó pasando su dedo pulgar sobre mi labio.
-Porque yo... yo... estoy... enamorado de ti, _________. –dije con dificultad y ella abrió sus ojos- Por eso es distinto, porque ahora me importa más cuidarte, ahora me importa más protegerte, no quiero que nada malo te pase, por favor, sal del caso y deja que Watson y yo trabajemos en él. -______ sonrió.
Negó con media sonrisa y me abrazó. –Yo también estoy enamorada de ti, Sherlock. –me dijo al oído- Desde hace mucho, tiempo- Tampoco quiero perderte y, quiero cuidarte. Pero si trabajamos juntos, será más sencillo, comprende. –se alejó un poco para poderme ver a los ojos.
Solté un suspiro mientras veía el techo. Luego volví mi vista a _______ para encontrarme con su mirada fija en mí. –Bien, sé que no voy a poder convencerte, pero prométeme que serás cuidadosa.
-Te lo prometo. –me dijo sonriendo.
-Voy a cuidarte. –le dije volviéndome a acercar a sus labios para besarla- Voy a cuidarte siempre.
-Sé que lo harás. –me dijo correspondiendo mi beso.
No nos habíamos percatado de que Nany estaba en la cocina y, prácticamente había escuchado (y visto) casi todo lo que había pasado hace unos instantes. Nos dimos cuenta de sus presencia solo porque se escuchó que unos cubiertos cayeron al piso haciendo escándalo.
________ se separó de mí y fuimos a ver a Nany. -¿Qué pasó, Nany? –le preguntó _______ a la pobre casera que se encontraba apresurada levantando los cubiertos del piso.
-Nada, nada. –contestó Nany algo nerviosa- Entonces, ¿ya están juntos? –preguntó tratando de romper el hielo y la tensión que se había formado en el momento. ________ y yo solo nos miramos y sonreímos.
-Se podría decir que sí. –le contesté a Nany y ella asintió mientras veía a ________ con una sonrisa. Fue cuando nos dispusimos a ayudarla a terminar de recoger el desastre que se había hecho con los cubiertos.
Narra Brooke
Luego de terminar de ordenar el asunto de la cocina, Holmes y yo estábamos dispuestos a ir a dormir, hasta que Nany nos detuvo por un breve momento.
-Señorita Brooke, Señor Holmes. –nos llamó y nosotros nos giramos a verla desde la escalera- Por la tarde, el cartero vino con esto. –nos dijo entregándonos una carta- Parece importante. –dijo simple- Será mejor que también vaya a casa a dormir, espero pasen buena noche. –habló Nany despidiéndose, le correspondimos y la vimos salir por la puerta principal.
Sherlock y yo subimos hasta la habitación e inmediatamente abrimos el sobre con la inmensa curiosidad por saber qué decía aquel pedazo de papel.
Nos sentamos en la cama y al leerlo, nos llevamos una gran sorpresa. –Es la invitación a la boda de Mary y Watson. –dije sorprendida.
-Solo a Watson se le ocurre casarse cuando estamos en medio de un caso sin resolver. –dijo Holmes rodando los ojos y yo reí.
-Pues, tenemos que prepararnos también para esto. –le dije dándole un beso en la mejilla y él tomó mi mano.
-Yo estoy preparado para todo, siempre y cuando este contigo. –musitó dejando un tierno beso en mi mano.
***
Buenas noches, lectores hermosos. Aquí les dejo un nuevo capítulo de la historia con el guapo Sherlock. Espero que hayas disfrutado de la lectura y bueno, ya era tiempo de hacer que Holmes y Brooke se dijeran que se quieren, ¿no? Jajajaja. ✨❤😊
Sin más por el momento, me despido. Nos leemos pronto con otra nueva actualización. Abrazo. ✨❤😊
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