2
Un amigo lejano de Eugene Strange, se habían conocido cuando era embajador de la realeza durante esa época, mientras que su madre Beverly Strange; era una actriz reconocida, así que, tras la importante posición política de su padre, la realeza había reconocido también a su madre.
Su madre también había tenido familia ligada a la realeza, así consiguiendo conservar unas de las casas familiares, esta se encontraba en Londres, en una calle sencilla pero elegante, casas grandes y pequeñas, con el acompañamiento de la naturaleza, pero no muy lejos de los lugares extranjeros, esa era la casa en la que pensaba Stephen.
El amigo lejano, había prometido a sus padres cuidar de sus casas que habían construido, gracias a la disposición de la realeza, de ese modo, su padre también conservaba dos casas más, una en Londres y otra en Irlanda.
Stephen tuvo que contactar con este amigo lejano, preguntando sobre la casa, lo cual, el señor, le había dicho que podía venir cuando quiera, la casa estaba lista para cualquier visita.
Wong acepto cuidar del santuario mientras no estaba, lo que Stephen no sabía es que, America lo había convencido junto con Peter.
La idea era pasar todo el mes de diciembre en Londres, ya estaban listos para viajar, concordando verse con Tony y Peter en el aeropuerto.
— Oye no, quédate aquí —habla Stephen a su capa que no se despegaba de sus hombros.
—Deberíamos llevarla —America dice.
—No, no veo necesario que venga.
—Por favor —lo mira y acaricia la capa, que movía sus puntas en acuerdo —. Levi quiere acompañarnos, no le veo lo malo.
—Bien —dice sin ganas de querer discutir al respecto —. Puedes venir.
La capa se eleva más en el aire, luego rodea a Stephen como si lo estuviera abrazando y después lo deja de rodear, la capa se podía convertir en otras prendas de vestir más llevaderas, así que el hechicero le dijo que se convirtiera en una bufanda, a lo que la capa hizo de inmediato, así, al tenerla en sus manos, la envuelve en los hombros de su hija.
Con eso, al tomar un taxi y llegar al aeropuerto, se encuentra con los otros.
—Nunca te había visto esta bufanda —observa Peter.
—En realidad es Levi.
—¿La capa se puede convertir en otras prendas de vestir? —pregunta sorprendido.
—¡Si! ¡Es genial! ¿Verdad?
—Increíble —dice tocando la tela y viendo, como esta mueve un extremo.
—Ok, síganme —dice Tony observando a los demás.
Van hacia un corredor, al final, estaban afuera donde los aviones aterrizaban, luego alrededor algunos empleados que los esperaban con un avión junto a ellos.
El viaje estuvo tranquilo, con los jóvenes viendo una película y los adultos hablando de Londres.
Cuando llegaron finalmente, y ser llevados en un auto moderno negro, que Tony había encargado, ahora estaban frente a la gran casa prometida, podría describirse grande, no demasiado, pero era justa para una fiesta si tenían ganas. Stephen se encontró con el amigo de sus padres, el cual este le saludo amable, sabiendo que la última vez que lo había visto fue cuando era un adolescente, la casa tenía todo lo necesario, así dejando las llaves de la casa.
Al entrar miraron sorprendidos, Stephen sólo tuvo unos flashbacks de su infancia, al menos, en este lugar no había tenido malos momentos.
—Vayan escojan su habitación, pueden tomar la que quieran —les dice Stephen a los jóvenes, los cuáles subieron las escaleras emocionados.
—Es sorprendente, no espere ver una casa clásica y moderna a la vez —Tony habla mirando al otro.
—A mi madre le gustaba mucho las casas de los años 1900, quiso cambiar algunas cosas para conservar lo moderno, y supongo que su amigo también cambio algunas cosas, hablando de tecnología.
—Eso puedo ver, ahora sí parece que estoy en una película de drama y romance —dice divertido, caminando alrededor, viendo los muebles y cuadros.
—Si quieres hacemos un recorrido, aun recuerdo cada habitación de esta casa —dice animado.
—Claro, sería interesante.
Primero, se pusieron cómodos en alguna habitación, luego Stephen se dirigió a la cocina para hacer el almuerzo, Tony lo acompaño para poder ayudar.
—Te dije que no me molestaba recibirte, Tony —dice Stephen, observando al otro sacar los recipientes y alimentos.
—Te quiero ayudar también, si puedo hacer algo, será suficiente para mí —debía suponer que no le gustaba no hacer nada.
—De acuerdo, planeaba hacer pollo apanado con papas fritas y una ensalada.
—Suena delicioso.
Mientras hacían la comida, hablaron del frío que estaba haciendo, concluyendo así que el invierno llegaba y pronto estaría nevando.
—La comida estuvo deliciosa —dice Peter, ya casi todos terminaban de comer.
—Estuvimos hablando con Peter y queremos conocer el centro comercial —empieza a decir America —¿Podemos ir?
—Si, queremos distraernos.
—Stephen y yo planeamos descansar un rato —mira al otro —. Pero, pueden ir ustedes solos, por mí no habría problema.
—Por mí tampoco —concuerda Stephen —. Vayan con cuidado y si necesitan algo, comuníquense.
Ambos jóvenes asintieron con una simple sonrisa, llevando cada uno su plato para dejarlo en la cocina; rápidamente lavaron en donde comieron y salieron de la casa despidiéndose.
Mientras que los adultos se levantan del asiento a llevar los platos y lavar lo que se había ensuciado.
—Tampoco es que me quiera quedar totalmente quieto, pero la verdad ahora no quería salir —admite Tony, en realidad, pensaba en dos cosas, la primera; quedarse a solas con el hechicero y desatar sus dudas. Lo segundo era poder saber más de la casa, así sabría más de Stephen, y quería conocer más por su gran curiosidad.
—¿Te parece si hacemos el recorrido que te prometí?
—Ok, tengo mucha curiosidad —hizo una pequeña sonrisa.
—Muy bien, ya has estado en la cocina, en el recibidor, en el comedor, podemos ir a la sala de estar.
Ambos se dirigieron hacia el lugar, algunos muebles antiguos hacían presencia, cuadros clásicos, decoraciones bonitas, también, encontraron una chimenea, sillones cómodos y una mesita de centro, una licorería pequeña con los vinos más antiguos y conservados.
Observaba todos los detalles, caminando alrededor.
—Aquí, además del comedor, se recibían a los invitados, mis padres se tomaban muy en serio el orden —dice Stephen, también mirando alrededor.
—Todo parece tener un tinte nostálgico, pero, por alguna razón, me hace sentir acogedor también.
—Si —Stephen sonríe un poco subiendo las comisuras de sus labios —podría decir que, este lugar es puro, y aunque no la pasábamos todo el tiempo aquí con mi familia, siempre se sintió como un hogar.
Sin decir nada, sólo sabía que entendía, al estar en una familia pretenciosa, había momentos exasperantes y pocos agradables.
—¿Cuál sería tu lugar favorito de toda la casa? —pregunta Tony observando los místicos ojos.
—Esa era la sorpresa —dice divertido, aunque recordando otros dos lugares favoritos que también le encantaba —. Hay otros también que me marcaron muchísimo, la biblioteca es uno, también había un salón favorito de mi madre, y el último, es afuera.
—Muy bien, te sigo.
Fueron caminando hacia la biblioteca, justo en el primer piso, adentrándose más a la casa, viendo las decoraciones del pasillo.
Durante el camino, Stephen le comentaba que habían muchos más salones, incluyendo salones de juego, recibimiento, muchos más comedores, dormitorios y demás; recordando muchas más anécdotas, como fiestas de miles de invitados, también habían algunos balcones con vistas preciosas.
—¿Una biblioteca completa? —Tony preguntó sorprendido, viendo la gran habitación, con muchos muebles en sus libros adentros, y algunas mesas para disfrutar la lectura, un segundo piso con más estanterías.
—A mi padre le gustaba mucho los libros, mi madre no estaba mucho tiempo aquí, a mi hermano no le interesaba, a mi hermana le encantaba, y yo, disfrutaba de expandir más mis conocimientos leyendo libros de cualquier tipo.
—Este lugar debe ser la envidia de los lectores.
—Siempre lo había pensado —observa como su acompañante mira los estantes y los distintos libros, leyendo su título —. A mis padres les preocupaba mucho la educación que podíamos tener, así que les parecía correcto darnos este entretenimiento además de pasar el tiempo afuera o jugando algún juego de mesa.
—A mí me hubiera gustado tener una biblioteca propia —empieza a decir, mientras abre un libro de la parte de novelas —. Pero mi padre se inclinaba más al diseñar, yo también inicie con algo parecido, pero a él nunca le gustaba lo que yo dibujaba; mi madre es más de música.
—Algo en común, mi madre también le gusta más la música —empieza a ver los estantes, encontrando libros que ya había leído en su infancia.
—¿A qué edad empezaste a leer estos? —habla refiriéndose a la sección de novelas, de varias categorías, el drama y romance destacaba más a lo alcanzable del primer piso.
—A los diez años, por alguna razón esos sólo me hacían pensar que de verdad existía tal afecto, creo que es bastante idealizado.
—Bastante idealizado, podría responder que si —Tony sonríe observando al otro —. Aunque creo que siempre habrá alguien indicado para la otra persona, es como si el destino ya estuviera trazado con esa persona desde un inicio, entonces, solo te diría que a veces la vida nos sorprende, son extrañas las veces que encuentro la vida y la ficción iguales.
Muy bien, un Tony del pasado no creería en algo así, pero entre más tiempo pasaba con su amigo, o recordaba todos los momentos que se acompañaban conociéndose uno al otro, con un poco de miedo y confusión, su corazón se movía agitado en pensar en él.
Stephen escuchó las palabras, quedándose sin ellas, dando un inicio de razón, su comentario parecía pequeño con las palabras del ingeniero, recordó las pequeñas conexiones que tenía con él, encontrando al mismo tiempo, los momentos que daban la razón.
—Supongo que también has leído mucho —dice, sutilmente.
—No he leído demasiado, leía lo necesario, lo que requería mis estudios —comenta, viendo otro libro, mirando su título y lo deja de nuevo en su lugar —mi padre quería que aprendiera lo de la escuela, para que pudiera salir rápido.
—¿Y cuándo leíste un libro que te haya interesado?
—Hubo momentos en la universidad, los que más recuerdo son los de Sherlock Holmes.
—También me gustaron mucho esos libros, aquí en la biblioteca está la colección completa.
—Son interesantes, al mismo tiempo me hacía trabajar mi mente, por eso me gustaba —dice Tony —. En realidad no soy de quedarme quieto, así que no soy gran fanático de los libros.
También habían subido al segundo piso, observando más libros de categorías científicas, tecnológicas y otras áreas de lo que se necesita en el estudio; hablaron de algunos libros y luego, salieron para ir caminando ahora bajando las escaleras, para ir afuera, más al fondo de la casa, encontraron las puertas para ir hacia el aire libre.
Se trataba de un jardín lo suficientemente grande, encontrando a los lejos, más casas lujosas, árboles y flores, también un lago no tan grande pero, tampoco pequeño.
Tony observó como las otras cosas conectaban con el jardín, caminos guiados, como si fuera un parque, el día estaba algo gris, pero no evitaba que mirara maravillado, encontrando mucho espacio libre.
—A mis hermanos y a mi también nos gustaba estar mucho afuera, jugábamos aquí al escondite o atrapados.
—Debió ser divertido, es muy grande —. Dice divertido —las flores y los árboles hacen el paisaje muy tranquilo, aunque bueno, en esta parte de la ciudad note que no hay mucho ruido, es mucho mejor.
—Exacto, el lugar es perfecto para cualquier ocasión, también me gustaba estar aquí sólo, leyendo algún libro.
—Suena agradable, yo estaría aquí sentado por horas.
—Es perfecto, en invierno la nieve se ve muy bonito aquí, de hecho, el lago se congela lo suficiente para poder patinar ahí, ya lo he hecho muchas veces.
—¿Sabes patinar en hielo?
—Si, desde pequeño había aprendido, ¿Y tú?
—No mucho, sólo te puedo decir que puedo ir lento —ambos ríen.
—Te puedo enseñar si quieres —Stephen hace la oferta observando aquellos ojos chocolate.
—Que considerado —Tony hace una pequeña sonrisa, el otro realmente quería recibirlo como si fuera un invitado muy importante.
—No me molesta para nada.
—De acuerdo, hay que aprovechar estas vacaciones.
Stephen guío a Tony al tercer lugar, el cual era adentro de la casa, en el segundo piso, subiendo las escaleras, caminaron por unos de los pasillos, encontrando otra sala, en la que habían muebles con decoraciones, sillones para la comodidad, un ventanal en el que se podía ver el jardín; mirando alrededor vió unos cuadros más significativos que los otros, también encontró otra chimenea, un violín y en el otro lado del salón, un piano completo con su asiento largo.
—Creo que con sólo ver esta habitación, me está gustando más esta casa —dice Tony todavía volviendo a ver los cuadros —. ¿Son originales?
—Si, son pintados por mi hermana, le gustaba mucho la pintura, y mi madre la honraba de esta manera.
—Son muy hermosos, me gusta el estilo, una verdadera artista —Tony entendía que este era uno de los puntos débiles de Stephen, no quería molestarlo, pero realmente los cuadros habían llamado su atención, al igual que el piano.
—Yo sabía que tenía talento —dice cortamente, soltando un suspiro, cambia el tema —. ¿Tu madre te enseño a tocar el piano?
—Si, desde muy pequeño, quería que aprendiera y yo al mismo tiempo tuve el interés, ya que mi madre tocaba y cantaba mientras yo observaba.
—Yo le había dicho a mi madre que quería aprender también a tocar el piano, ya que había aprendido el violín y quería aprender otra cosa, fue cuando ella me quiso enseñar.
—¿Aun lo haces?
—Si, pero quiero escucharte a tí primero —dice Stephen un poco más animado.
—De acuerdo, de acuerdo —dice sonriendo, dirigiéndose hacia el piano y tomando asiento —. Tengo que recordar alguna canción.
—¿Alguna en especial? —ahora se había acercado más al piano, observando al otro.
—Me acordé de una, la había escrito yo en mi adolescencia por aburrimiento, aunque a mi madre le había gustado —dice preparándose.
Stephen se quedó en silencio, escuchando las primeras notas, luego, algunas palabras de la canción, estaba concentrado observando los movimientos de Tony, la dulce voz que tenía llenando la habitación, los dedos moviéndose por las teclas, sólo le hicieron pensar que este era uno de los momentos en que podía observar al castaño sin aburrirse, cantaba tan inspirado que no quería que acabara, la verdad era que, tal vez descubrió otro sonido favorito en aquella voz armoniosa.
—It'll be like lovers... For the rest of our lives
I wont have to run around... You wont have to think twice... —cantaba recordando cada vez más las palabras de la canción.
Tony dejó de cantar, terminando la canción, un minuto después, no hubo palabras, sólo se observaron a los ojos.
—¿Qué te pareció? —rompió el silencio, cortando la electricidad.
—Cantas muy bien, y también tocas muy bien, yo creo que me superas —dice Stephen, sentándose a su lado.
—Tengo que escucharte primero.
—Esta bien —responde sin más, preparándose para tocar una canción que tenía en mente.
Al momento de empezar a tocar la canción, notó que las notas eran sencillas, pero iban con buen ritmo, escuchó aquella voz que lo había enganchado muchas veces, luego empezó a entender la letra de la canción.
—Well I've never been a man of many words... And there's nothing I could say that you haven't heard...
Stephen miraba el teclado, recordando las palabras, en eso, no pudo evitar pensar en Tony.
—But I'll sing you love songs 'till the day I die... The way I'm feeling... I can't keep it inside...
El de ojos chocolate no evitó sonreír un poco hacia un lado enganchando sus labios, la canción cada vez más se escuchaba justo como podía imaginar a Stephen.
—I'll sing you a sweet serenade whenever you're feeling sad... And a lullaby each night before you go to bed...
Más decidido, Stephen levanto la mirada, mirando aquellos ojos miel, estaba sorprendiendo pero sin cortar la conexión que ahora se había creado.
—I'll sing to you for the rest of your life... The way I'm feeling... I can't keep it inside, No I can't keep it inside.
Terminó la canción, Tony se inmediato sintió un revoloteo en su estómago con la suave mirada, no sabía que pensar exactamente, la canción había sido hermosa, y por alguna razón, sintió que Stephen la había escrito. Hipnotizado, podía ser la palabra que ahora podía describirlo, se perdió en aquellos ojos, los bellos ojos que lo hechizaba completamente, preguntándose si aquel color era real en el otro, con el tiempo había descubierto, que era otra cualidad de su amigo que le encantaba.
Las sensaciones fuertes se hicieron presentes en el entorno, comodidad y pensamientos que se querían aferrar a alguna acción que los conectará mucho más, emociones aún más fuertes, sensibles, dulces; que te daban la impresión de que es con el corazón, algo real, que querían mantener y que sentían que juntos podían quemarse y elevar más los deseos profundos e indescifrables de lo que no entendían en totalidad.
Las condiciones en sus miradas eran como una invitación al alma, al espíritu, al corazón.
Stephen no podía evitar pensar en todas las maneras que pudiera estar junto a aquel castaño, queriendo que este bien. No sabe porque, pero estando cerca del más bajo, empezaba a sentir una sensación diferente a las de siempre, algo similar a la magia, como si Tony tuviera magia.
Tony sentía que cada vez más fluía con la vibración, parecía un momento perfecto, como el fuego intenso, había algo que no entendía del todo, pero era eso, ese algo que le daba Stephen y sabía que no puede ocultarlo más, un magnetismo que hacía que pudiera caer en las tentaciones, sin pensarlo una vez, o dos veces.
—Es una canción muy bonita —dice Tony con una pequeña sonrisa, el otro suelta un suspiro, cortando la conexión, pero animado en su totalidad.
—La escribí en mi adolescencia, tenía tiempo libre.
—¿Alguien especial?
—Eres la primera persona que la escucha —dice, sonriendo con la comisura de sus labios.
No se esperaba eso, se había sonrojado un poco, pero luego miró hacia otro lado y trato de calmar el cosquilleo en su abdomen.
—Supongo que me gustó más tu canción —dice Stephen divertido, levantándose del asiento.
—No te quites crédito, es una canción sencilla pero bonita —dice devuelta, también levantándose.
—Ya está nevando —Stephen observa el ventanal de la habitación, Tony sigue su mirada encontrándose con los copos de nieve.
El ingeniero se acerca, y mira por completo el ambiente, el jardín se pintaba de blanco cada vez, también presente un poco el viento, el cielo hacia el mejor contraste.
—¿Crees que los chicos ya volvieron? —pregunta Tony.
—Seguramente.
—¡Papá! —escucharon las voces de Peter y America llamando a cada uno, fue cuando entraron a la habitación.
—Los encontramos —dice Peter, fue cuando ambos padres se encontraron con sus hijos un poco cubiertos de nieve.
—Dios mío, debieron llevar un abrigo —nota Tony, al menos agradecía que no estaba nevando fuerte, pero cada vez iba muy rápido.
—¿Se divirtieron en el centro comercial? —Stephen pregunta.
—¡Lo decoraron muy bonito! Debieron haber ido, habían muchas luces y una feria navideña —responde America.
—¡También nos dieron churros gratis! —dice emocionado Peter.
—¡Cierto! También les trajimos a ustedes, decidimos guardarlos para comerlos con chocolate caliente —sigue America.
—Esta haciendo mucho frío —concuerda Tony —. Que gran idea, haré chocolate caliente.
—Vamos abajo entonces, prenderé la chimenea —dice Stephen.
Ya juntos, mientras comían los churros y tomaban chocolate caliente, con la compañía de la chimenea, en la sala de estar, empezaron a hablar de los planes que tenían para todo el mes, los más jóvenes enumeraron muchas actividades en las que los adultos estuvieron de acuerdo.
Más tarde, se pusieron a ver una película de navidad de comedia, así pasó el tiempo hasta que Stephen y Tony hicieron la comida juntos de nuevo, algo sencillo, para luego seguir viendo películas hasta que el sueño se hizo presente; cada uno fue a su habitación.
Estando acostado en su cama, recuerda el día que tuvo junto a Tony, adentrándose más a sus pensamientos, solo podía repetir una y otra vez cuando estuvieron tocando el piano, cada uno tocando una canción diferente, aquella dulce voz aun seguía en su mente. También era inevitable pensar en la canción que había tocado, todavía recordando muy bien como había prometido ese día que la había escrito, que se la cantaría a alguien que valiera totalmente la pena, y justo en ese momento, sólo quiso cantarla para Tony, palabras muy sinceras que permanecían en su corazón, y que por momentos, pensaba así con aquel compañía, por saber mucho de él, el cual le había confiado sus secretos.
Todavía mirando el techo, esperando a que el sueño surja, recordó como hace unas horas estuvieron hablando de los planes para estos días, había notado que Tony se había desanimado un poco al hablar de eso, quería preguntarle pero, no quería molestarlo, entonces esperaba que estuviera bien, seguramente ya estaba durmiendo, aunque sabía que al castaño no le gustaba mucho dormir.
Cerró los ojos y se fue relajando, pensando en aquellos ojos que no dejaban su mente, un color especial, y unas pestañas dignas de recordar; justo, su ensoñación se distorsionó por un grito asustado, preguntándose si lo había soñado o era real, no puedo tranquilizarse, entonces se sentó en la cama ya que sentía que había pasado algo.
Se levantó de la cama y salió de la habitación, no había ni un sólo ruido, una extraña sensación hizo que golpeara la puerta de la habitación en la que dormía Tony.
Para su sorpresa, se abrió la puerta, mostrando al otro con una mirada un poco perdida.
—Stephen, ¿Está todo bien?
—Si, sólo no podía dormir —mintió un poco, un corto silencio se hizo —. Tú... ¿Estás bien?
De nuevo el silencio, pero Tony fingió rápidamente.
—Si, no te preocupes, ya me iba a ir a dormir.
—Tony.
—Stephen.
—No tienes que fingir conmigo —el otro sólo lo miró unos segundos para después mirar abajo, suelta un suspiro y pasa su mano por sus ojos, su frente y cabello, agarrando un poco frustrado —. Puedo escucharte siempre.
El castaño se hizo a un lado, para que pudiera entrar a la habitación, al entrar cerró la puerta, el más abajo se sentó en la cama.
—Hay algo que nunca te conté Stephen, de sólo pensarlo me odio por haber sido tan idiota de creer que sería para siempre.
Se sentó a su lado, y se dispuso a escuchar.
—Al formar los vengadores, todos éramos distantes, yo intentaba unirnos, ya que Fury pensaba que sería buena idea que viviéramos juntos. Los primeros días parecían extraños pero después de nuestra primera misión, la incomodidad se iba desapareciendo, pasaban los meses y cada vez éramos más fuertes, la pasábamos juntos más de lo que pensábamos, después; sólo sentí que Steve se volvía más cercano, pasábamos más el tiempo juntos, cuando le presente a Peter, él lo aceptó, encariñandose con el tiempo. Fue cuando Steve se me había declarado, y yo... Yo... —suelta un suspiro —. También lo amaba, me gustaba y decidimos intentarlo, los días se volvieron más hogareños con Peter a mi lado, el equipo se había vuelto una familia completa, así fueron durante cuatro años hasta que pasó lo de la guerra civil.
—Entonces eran pareja... —trato de apartar unos celos que no sabían que existían, al momento entendió que era el pasado y estaba escuchando a Tony ahora, en el presente.
—Si, lo que me molesta de todo eso es que, le dí todo Stephen, había intentado cambiar, había hecho todo porque quería que funcionara, Peter estaba totalmente encariñado pero como sabrás, cuando lo supo, solo se distanció poco a poco, y yo... Yo lo estaba intentando.
—Pero sucede algo más —notó Stephen —. ¿Por qué hace rato te veías triste?
—Lo notaste —Tony intentó hacer una pequeña sonrisa, subiendo las comisuras de sus labios.
—Entiendo el punto, se que es frustrante dar algo y que te den la espalda a cambio, sintiendo que debes dar más.
—Todavia recuerdo los comentarios de desprecio de mis compañeros después del desacuerdo, juzgando por el riesgo que estaba dando al gobierno, juzgando por no entender el estado de Bucky, Juzgando por no entender a Wanda —quedó en silencio unos segundos —. Aquellas personas con las que había pasado muchos momentos juntos, momentos como la navidad o año nuevo, creyendo que todo estaba bien, solo me recordaron que la crueldad de mi padre me perseguirá por el resto de mi vida, y que no soy merecedor de nada bueno.
—Tony.
—Todavia recuerdo como planeaban la navidad con actividades en que estuviéramos todos juntos, para tener buenos recuerdos como equipo, y con Peter recibiendo todo tipo de regalos, pensando que era su familia.
—Tony, se que siempre será duro de olvidar, se que con unas palabras de disculpas no se soluciona todo, pero te recuerdo, que aún hay personas que te quieren mucho, que te aprecian por lo que eres, para Peter eres el mejor padre que pudo haber tenido, y se que él está orgulloso de tí, no te voy a negar que todos tenemos un pasado oscuro, que por momentos parece que la vida nos recuerda pensando que lo merecemos, pero, escúchame, eres merecedor de todo lo bueno, eres merecedor de la felicidad, aunque el pasado no te lo recuerde, tu hijo lo hace, Rhodey, Happy, Pepper saben que eres una buena persona, America también te tiene aprecio, y por supuesto, yo no puedo sentirme más afortunado de haberte conocido, que confías en mí siempre, que me incluyas en tus planes, que alegres mis días con tu personalidad, para mí, tú mereces el universo entero si de mí dependiera.
Sin notarlo, sus propios ojos brillaron por aquellas palabras, odiaba ponerse sensible en las madrugadas o que sus deseos más profundos salieran a la luz, junto con sus pensamientos de vivir en el pasado.
"Tú mereces el universo entero si de mí dependiera." Esas palabras se repetían en su mente, sin poder creerlo, ¿Realmente Stephen le había dicho eso?
—Hey, si todos creen que tienes un corazón pequeño y frío, yo pienso que ese corazón es enorme y cálido, estoy seguro que soy afortunado de poder sentirlo cerca.
—Eres de los afortunados —dice Tony recomponiendose y acercándose más al otro cuerpo, deja caer su cabeza en el hombro del otro, este pasa su brazo por la espalda —Estoy cansado de todavía sentir esas heridas.
—Estoy seguro que algún día van a curarse, y no lo digo por decirlo, eres fuerte Tony, y te lo quiero recordar para que lo creas —no se incómodo por la posición, realmente quería ayudar a su amigo y que se sintiera apreciado.
—Gracias por escucharme, y siento que te hayas quedado despierto —dice volviendo a su humor divertido.
—Me quedaría despierto todas las noches si fuera necesario —el otro sólo empieza a reír nervioso, sintiendo como su sonrojo se enciende en sus mejillas.
Tony levanta la mirada, conectando inmediatamente con la mística mirada.
—No quiero dormir todavía —dice hipnotizado con la mirada del más alto.
—Yo tampoco —concuerda, en ese momento, el castaño se aparta un poco.
—Cuentame algún recuerdo que hayas tenido aquí.
—Una vez estaba jugando con mi hermanos a atrapados por toda la casa, mi madre nos decía que debíamos jugar afuera pero no hicimos caso, pasamos por la cocina, mi hermano nos estaba persiguiendo a mi hermana y a mí, entonces, fue muy tarde cuando golpeamos algunos muebles y el guiso que estaba cocinando mi madre cayó en mi hermano, por suerte estaba tibio.
Tony empieza a reír por aquella anécdota.
—Mi hermana y yo nos estábamos riendo tratando de respirar hasta que apareció nuestra madre mirándonos seriamente, nos castigo tres días sin poder salir afuera y sin poder jugar —dice haciendo una pequeña sonrisa.
Ambos ahora estaban acostados en la cama, viendo el techo y todavía hablando, habían pasado una media hora, volvían a hablar de aquel tema en que sabían que sólo uno podía ganar.
—La ciencia descubre diferentes ámbitos de la vida, por eso se aplica en todo, la magia no puede lograr eso.
—Tienes razón, pero la magia es más poderosa porque no hay límites.
—Con la ciencia toma tiempo, pero pasas esos límites —ahora, el castaño se acomoda de lado.
—Con la ciencia no puedes hacer esto —dice moviendo sus dedos y de repente, había una mariposa azul, como si naturalmente tuviera una luz que en la oscuridad, de no ser por la luz de la luna, se vería sólo aquella mariposa alumbrando la habitación.
—Recuerdo cuando atacaste a Thanos con las mismas mariposas —dice sonriendo —. Supongo que la ciencia se toma su tiempo, entonces se vuelve más poderosa, ¿Por qué crees que hay días en que descubren nuevas especies o algo sobrenatural en la naturaleza?
—La magia hace presencia —dice divertido, haciendo que Tony haga un ruido quejándose, Stephen empieza a reír por la reacción.
—No negaré que es una mariposa hermosa —dice viendo todavía como movía sus alas aún en los dedos de Stephen —. Trata de convencerme, Merlin.
—La magia es inexplicable como los sentimientos o las sensaciones, cuando siento cierta magia la entiendo de inmediato —en eso, recuerda la magia que siente de Tony, como en ese momento, era extraño, pero le gustaba la sensación, era una dulce magia —. Con la magia los límites son más, porque en las manos equivocadas, puedes provocar el fin del mundo en este momento si quieres, la magia es muy poderosa por el uso.
—Pasa lo mismo con la ciencia, la diferencia es que la ciencia toma tiempo más que la magia.
—Hay que practicar la magia para entenderla, entonces es similar a la ciencia.
La mariposa se pone a volar alrededor de los hombres, sólo la observaron por la hipnotizante luz que desprendía.
Stephen, se acomoda de lado, encarando a Tony, volviendo a la mirada conectada, la mariposa se hace en medio de ellos, el hechicero acerca sus dedos al insecto, la mariposa desaparece.
Esa noche, disfrutaron la cercanía al observarse, y sentir la misma calidez al estar juntos en la cama, volvieron a hablar hasta que se quedaron dormidos, Tony notó que Stephen se había quedado dormido primero, sin más, arropa a su amigo con la cobija, también a él mismo, y cierra sus ojos.
A la mañana siguiente, los ojos azules enfocaron el rostro del castaño, dándose cuenta que se había quedado a dormir en la misma cama, de inmediato se avergonzó por los recuerdos de anoche, sintiendo que había sido muy inoportuno, lo menos que quería era hacer sentir incómodo a Tony. Se movió, levantándose de la cama y luego se estiró, el ruido hizo que el otro también despertara, y aquellos ojos chocolate lo observarán.
—Buenos días, Stephen —saluda animado, en realidad a Tony no le importaba en absoluto, Stephen se ganó más su confianza anoche, así que le agradaba haber pasado otro límite con el hechicero.
—Buenos días, iré a hacer el desayuno —dice, aun apenado, queriendo salir de la situación, luego escucha las risas del ingeniero, que se levantaba de la cama también.
—Tranquilo Stephen, no tuvimos sexo —dice divertido, viendo como el otro se sonrojaba.
—¡Tony! ¿Qué? No... No es... —se empieza a tropezar con las palabras, Tony sólo sonríe por la reacción de su amigo.
—Hey, solo jugaba —dice dirigiéndose al baño —yo te ayudo a hacer el desayuno.
—Esta bien, esperaré abajo —dice aún sonrojado por aquellas palabras del castaño, sin querer había imaginado aquello y no quería confundir más ya su confundida mente.
Ya desayunando, hablaban de lo que iban a hacer hoy.
—Señor Strange, ¿En qué ocasiones pasaba aquí las vacaciones con su familia? —pregunta Peter, curioso.
—En casi todas, mi padre tiene otras dos propiedades, una en Londres y otra en Irlanda, así que también pasábamos más vacaciones en esas, las vacaciones de abril, de junio, de noviembre y de diciembre.
—¿También decoraban la casa? —pregunta America.
—Si, lo hacíamos para entretenernos.
—¿Podemos decorar? —pregunta ilusionada.
—Ya no tenemos decoraciones, como fue hace años dejaron de funcionar.
—Oh, es una lastima —las palabras de su hija hace que diga las siguientes.
—¿Por qué no vamos hoy a comprar más decoraciones? —ambos jóvenes lo miran de inmediato —. Será lo mejor si queremos estar en ambiente.
—¡Siempre me ha gustado las decoraciones navideñas! —dice Peter emocionado.
—Dejame ayudarte también con eso Stephen —concuerda Tony también animado.
—¡Si! —dice America emocionada —. ¡Compras navideñas!
—No te quiero molestar con eso Tony, yo también puedo comprarlas.
—¡Ay Stephen! ¡Déjate querer! —dice quejándose sonriendo, el otro sólo niega también con una pequeña sonrisa.
Los cuatros concordaron organizarse para almorzar en el centro comercial, y luego comprar todas las decoraciones necesarias.
Cada uno se fue abrigado, por el frío y la nieve que aun no paraba, fueron en taxi, después del almuerzo estuvieron caminando viendo la feria navideña, en donde habían muchos accesorios y recuerdos extranjeros, versión navideña.
Los más jóvenes encontraron unos gorros rojos de navidad, y también de reno, en este caso, Peter se puso uno rojo y también le puso uno rojo a su padre, mientras que America se puso uno de reno y también le puso uno de reno a su padre. Peter y America convencieron a sus padres de tomarse fotos y también, comprar los accesorios.
Empezaron con el árbol de navidad, viendo cada uno entre los más pequeños y los más grandes, escogieron finalmente uno alto en la que pudieran decorarlo sin problema, siguiendo con las decoraciones; bolas de colores, peluches, luces, boas y la estrella. Así fueron por otras decoraciones, como la corona para la puerta, más boas, calcetines y luces para alrededor, concordaron que afuera no pondrían muchas cosas.
Estuvieron toda la tarde comprando cosas necesarias, entre esas, para la comida también, masa para galletas y postres, también compraron comida fría, mezclas de postres, salsas y vegetales.
—Creo que no esperaba comprar demasiado —dice Stephen, dejando algunas bolsas en el piso, cada uno cargaba muchas bolsas.
—Pues es lo necesario, al menos compramos todo —responde Tony, también dejando algunas bolsas en el suelo.
—Gracias papá, por todo esto —habla America agradecida a su padre, abrazándolo.
—No hay de que, estrellita —responde cariñoso al abrazo, en eso, su hija se separá y enseguida Peter lo abraza.
—Gracias, señor Strange —dice contento.
—También logramos esto con su ayuda, señor Stark —dice America, ahora abrazando al portador de Iron Man.
—Siempre será un placer —Tony responde, también abrazándola.
—¡Si papá! ¡Gracias! —comenta Peter, en eso, America con ayuda de Peter hacen que se junten los cuatro en un abrazo.
Stephen, pasa su brazo por la espalda de Tony uniéndose más, haciendo que el más bajo también respondiera al afecto, pasando también su brazo por la espalda del otro.
En ese momento no podían estar más felices porque los más jóvenes se hayan cruzado en sus vidas.
Ahora, en la noche, después de comer algo, empezaron a decorar la casa, afuera sólo pusieron unas luces navideñas a la entrada de la casa, en la puerta pusieron la corona. Adentro, si pusieron algunas boas, luces y peluches en el recibidor, al igual que en la sala de estar, ahora tocaba lo más difícil, armar el árbol.
Primero hicieron espacio en algún lugar de la sala donde se viera perfecto, mientras que Peter y America pusieron rama por rama y darles forma; Tony y Stephen decoraban más alrededor, en la chimenea pusieron unos calcetines y luces. Luego de media hora, los más mayores ayudaron a decorar el árbol, las bolas navideñas, algunos listones, flores, boas, las luces y finalmente la estrella, la cual, Peter ayudó a America ponerla en la punta del árbol.
Terminaron ese día satisfechos por la decoración y agotados por lo mismo.
Los primeros días de diciembre, y estando en la casa al mismo tiempo, la nieve era un poco fuerte, por lo que no podían salir a ninguna parte, pero no les importó demasiado, ya que adentro podían hacer muchas cosas, podían leer libros en la biblioteca, hacer recetas navideñas, ver películas o jugar juegos de mesa, por supuesto, querían pasarla juntos creando nuevos recuerdos.
Ahora, Tony y Stephen jugaban a la bajara.
—¿Sabes? —empieza a decir Tony —. Últimamente tengo recuerdos en los que Jarvis y su esposa disfrutaban las festividades conmigo.
—¿Hacían muchas cosas?
—Lo habitual, pero se preocupaban por darme los mejores momentos, mis padres muchas veces estaban afuera en negocios de la empresa, entonces no siempre podían estar conmigo.
—Me alegra que hayas tenido a Jarvis en tú vida, Tony —dice Stephen sincero, realmente le gustaba que al menos, él se preocupara por un pequeño Tony.
—Yo también me alegro de que haya sido así —dice con una pequeña sonrisa.
—Oye. —advierte, al ver el movimiento del castaño en el juego.
—Gané —dice sonriendo más.
—Hiciste alguna trampa —dice divertido.
—¡Claro que no! —empieza a reír —. Seguro estabas distraído pensando en algo.
—Tal vez, tal vez.
Ahora notaban que actuaban más cómodos, como si ser traviesos, divertidos y coquetos fuera habitual al estar cerca, los días que estaban pasando en Londres se estaban volviendo tan significativos para Tony, que realmente estaba feliz de poder pasar el tiempo con Stephen.
Fue cuando entra Peter, el cual estaba en la biblioteca leyendo, pero quiso hacer otra cosa, entonces fue a la sala de estar en donde estaban los más mayores, America estaba en la cocina tratando de hacer unas galletas.
—¿Qué hacen? —pregunta Peter.
—Jugamos la baraja —contesta Stephen.
—¿Puedo jugar? —dice animado.
—Claro arañita, juega tú con Stephen, yo ya tuve suficiente —responde Tony.
—Cobarde —el hechicero suelta el comentario burlonamente.
—¡Hey! —vuelve a sonreír —. ¡Admite que gané justamente los últimos cinco juegos!
—¡Estoy seguro que algo hiciste!
Peter miró la escena sonriendo divertido, realmente el plan estaba yendo muy bien.
—Muy bien, juguemos Peter —dice Stephen, al ver como Tony se alejaba aún riendo, saliendo de la sala de estar.
El castaño fue a la cocina a ver como le estaba yendo a America con las galletas navideñas que quería hacer.
—¿Cómo te va? —pregunta a la chica, la cual estaba revolviendo una masa con las manos.
—¡Muy bien! —responde contenta —. Aunque faltan más cosas por hacer, tengo que hacer también la decoración.
—¿Puedo ayudar?
—Claro, realmente si necesito la ayuda —accede —. Sigue amasando la masa, haré la mezcla para los colores.
—Como diga, Jefa —responde animado, se lava sus manos y ahora estaba amasando la masa.
Pasaron los minutos, donde ahora, estaban usando los moldes de árboles de navidad en la masa, y así sacar muchas galletas, luego, las metieron al horno, en la espera hablaron de lo que podían hacer al poder salir, jugar con la nieve es lo que la joven quería.
Cuando salieron las galletas, las fueron pintando cada una de verde, con puntos de otros colores para simular luces, así fueron metiendo las galletas y sacándolas, decorando cada una. Para acompañar, hicieron chocolate con leche, y con bandejas fueron hasta la sala de estar, en donde vieron que Stephen y Peter ya terminaban su juego.
—¡Ya hicimos las galletas! —dice America emocionada, los otros organizaron la mesa para que pongan las bandejas, la chimenea estaba prendida por el frío.
Se pusieron a ver películas mientras comían las galletas, y también tomando el chocolate con leche; estuvieron viendo primero El Grinch y luego, Los fantasmas de Scrooge.
Tony y Stephen amaban poder pasar el tiempo así con sus hijos, parecían familia todos juntos, pero de sólo pensarlo más a fondo, estaban sus pensamientos de confusión, de dejarlo pasar, sin forzarlo y sin importar que límites se puede pasar, pero en realidad, estaban cada vez más seguros de los sentimientos que estaban sintiendo.
El castaño estaba convencido de que algo pasaba en el mismo al estar cerca del pelinegro, ese algo estaba tomando mucha más importancia que antes, queriendo seguir la corriente, incluso, se sentía seguro porque podía ver qué Stephen no le daba un alto, entonces, debía buscar el momento perfecto.
Ahora que lo pensaba de otra forma, y de todas las formas posibles, se daba cuenta que con Tony, podía seguir y seguir sin parar, sin un alto que le diga si lo que está haciendo está bien o mal, ahora ve que las palabras de Wong tenía razón. Su cabeza antes estaba hecha un lío, y sus inseguridades se fueron desapareciendo al tener más cercanía, tal vez su hija tenía razón y lo que siente por el otro, es especial.
Amaba que los cuatro pudieran estar bien sin preocupaciones, eso solo le hacía pensar que en algún momento deberán definir lo que estaban haciendo, estaba seguro que eran amigos, muy buenos amigos que poco a poco fueron encontrando otros motivos para descubrir otras intenciones más allá de una amistad, si era sincero, el ingeniero lo llegaba a poner tan nervioso que recordando los comentarios coquetos, no puede evitar querer más, y por eso mismo, algunas veces llegaba a seguirle la corriente, incluyendo, no poder negarle alguna cosa.
Los momentos que estaba teniendo con Tony los estaba apreciando, porque de alguna manera, estaba significando todo, así que, llegando a esas conclusiones, puede admitir, que tenían algo, ese algo era muy diferente, un sentimiento fuerte que los estaba acercando mucho más que antes, estaba seguro que tal afecto hacia el otro, le estaba gustando demasiado.
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