Capítulo VII: Cordura

Debería de gritar, pero solo soy capaz de fingir que estoy dormida. Apenas empezaba a levantarme y de repente escuchaba la puerta de mi cuarto siendo abierta por alguien, haciéndome volver a la cama de inmediato.

Escucho pasos acercase hacia mí. Mi pulso se acelera. Si fuera un asesino, ésta, definitivamente, sería mi muerte. No tengo a nadie quién me ayude. Si me toca, lo patearé y tendré tiempo para escapar.

Espera tu oportunidad, London.

Siento que se sienta a mi costado. Respiro en mis adentros para actuar queriendo no soltar un suspiro por los nervios. Mi latido es acelerado. Siento que puedo oír mi corazón como una canción de Rock acelerada.

Acaricia mi rostro una mano rasposa.

Patéalo, London.

¡Patéalo!

—London —escucho la voz de Random, pero es demasiado tarde una patada con la cual arremeto hacia él lo tira en el suelo.

Parpadeo varias veces para aclarar mi visión.

Lo veo en el suelo como me lo temía. Él está enojado. Y me está mirando como si debiera disculparme. ¡Imbécil! Él se lo ha buscado. Después de todo, ¿Qué hace él aquí? Sobre todo, tan temprano.

—¿Qué haces aquí? —lo confronto.

Trata de levantarse, mientras busca equilibro apoyando una de sus manos en la pared.

—Vine por una respuesta. —Suena adolorido. Pasa una mano por debajo de su camisa y empieza a sobar su costado.

Me logro sentar y recojo mis piernas. No debería de estar aquí. Si es lo que me temo, entonces, será fácil llevar acabo el plan de Dean. No quiero hacerlo, pero mi libertad depende de eso.

—Vienes, porque quieres rescatar a esta mujer que te ha dejado en claro que estuvo contigo solo por dinero. —Es necesario decírselo de esa manera. Si ve la realidad de mi situación, se alejará consciente de que no soy lo que espera y que no podrá sanar alguna herida que piensa que ha provocado en mí. Eso es lo único que lo está atrayendo ahora a mí, y eso es lo que Dean espera que pase.

Aléjate de mí, Random.

Sin embargo, él está haciendo lo contrario. Viene directo a mí con la mirada de un hombre que ha perdido la cabeza por una mujer que quiere a su lado.

No me mires así, Random.

No solo tiene esa mirada hipnotizadora, sino que sonríe de lado. Lo tengo cerca, demasiado diría. Sus manos me queman, su tacto en mis pies descalzos es fuego queriendo acariciar mi piel de aceite. Se sienta a una distancia que solo un cristal fino nos separaría si lo ubicarán entre los dos.

No soy capaz de cumplir las instrucciones de Dean de la manera que él quiere.

Dean quiere una respuesta a su escrito. Ayer no había sido capaz de darla después de su invitación a cenar, pero hoy viendo a Random aquí, con su intento de Romeo, se me hace aún más imposible.

—¿Quieres intentar algo conmigo? —pregunta, lo que me temía.

Trato de ahogar el suave sonido de su voz. Deseaba un amor en mi vida, pero de esta manera no me lo esperaba. Ni siquiera sé si es parte de su juego. Aprieto mis ojos, recordándome a mí misma que la persona que tengo en frente sabe seducir a una mujer. Y no, no puedo caer en su juego, prefiero ser yo quien lo haga caer a él primero.

Tan clara está mi respuesta, ahora. Dean sabrá que lo haré. Si este hombre que tengo frente a mí está así de loco de pedirme querer algo con él aun estando con otro hombre, pues si en realidad siente algo por mí, aguantará todo lo que se le viene encima.

—Déjame entender algo. —Me aparto de su vista para levantarme. Tenerlo cerca me vuelve líquida—. Quieres algo conmigo aun sabiendo que ahora soy de otro hombre.

Sueno cruel, pero debo quebrarlo para que sea fuerte.

Recojo mi cabello en una coleta con una liga que tengo en la muñeca de mi mano. Su mirada está perdida en la cabecera de la cama o, tal vez, un punto inexistente que lo obliga a mirar hacia ese lado y no darme la cara.

—Yo te tuve primero —dice, conteniéndose de sonar arrogante. Aun así, puedo ver una sonrisa corta.

Sin embargo, a eso se resume todo. Si hubiese sido de varios hombres antes de él, ni siquiera estuviera aquí pidiéndome una clase de relación que quién sabe qué sea. Tampoco le llamaría relación a algo que cuenta con un tercero. En este caso, él lo sabe, pero algo que desconoce es que Dean ni siquiera me ha tocado y menos lo piensa hacer.

—Estás consciente que tendrás que compartirme. —Me mira. Mi comentario ha activado algo en él, porque sus ojos están vivaces.

Su manera intimidante de verme me hace retroceder hasta recostarme en la pared. Se levanta si apartar sus ojos de los míos. Soy incapaz de moverme para cuando llega junto a mí, mi cuerpo se derrite ante la llamarada que es él.

Ubica sus dos manos en la pared a ambos costados de mi cabeza.

—Solo responde: ¿Quieres algo conmigo? —Su rostro se encuentra cerca del mío.

Mi aliento mañanero ahora me preocupa.

—Algo de qué —digo, evadiendo su mirada, porque no logro dejar de pensar que puedo tener un aliento no deseable.

Deja de preocuparte por eso.

—Lo que sea que nos arrastra a los dos en este momento. —Sin haber terminado de escuchar sus palabras su boca invade la mía.

Coloco mis manos en su pecho para apartarlo, pero soy débil.

—London —murmura contra mi boca—. Responde.

Asiento.

—¿Eso es un sí? —Su voz es excitante.

Estoy arriesgándome con un hombre del cual no sé qué esperar, pero ni él sabe qué esperar de mí. Hay algo inevitable que me hace quebrar con su tacto y se llama: atracción.

—Sí. —Lo obligo a regresar a mi boca. Una motivación para que él pierda el control y yo el mío.

Con sus manos tomando mi cintura me guía hacia mi cama. Siento desplomarme con él encima. Dos cuerpos amoldables esperando a ser uno. Me siento en desventaja, porque aún está con ropa y yo a unas dos piezas de estar expuesta.

Pero Random, lo sabe. Su agilidad para quitarse la ropa es única. En ningún momento descuida mis labios y su abrasivo calor. Ahora es él quien está en desventaja por quedar solo en bóxer. Su protuberancia es dura contra mi vientre. Es la primera vez que tenemos sexo en una cama. Y eso, me asusta. Todas las anteriores habían sido espontáneas en lugares inesperados si mostrar tanta intimidad como ésta. En mi cama dejando ambos el rastro de un momento que se consume con cada toque.

Es abrumador.

Conectamos miradas, pero deja la conexión para separarse de mis labios. Se da un espacio entre los dos para bajar su mirada hacia mis bragas.

—Necesito estar dentro de ti —susurra.

Jadeo.

Me excita sus palabras no románticas. Después de todo, siempre ha sido así. No tiene máscaras en pedir lo que quiere y yo no la tengo en obtener lo que quiero. Y lo quiero a él desvaneciéndome en ese mundo donde es capaz de llevarme con solo besarme. Hace que olvide lo desafortunada que me siento.

Sus dedos juegan al borde de mi vientre, pero asciende directo a mi sostén. No es necesario que lo pida, sé que quiere. Levanto mi espalda con el apoyo de mis codos sobre la cama. Sus manos se deslizan hacia atrás y desprenden el seguro. Pocos segundos pasan para que la prenda esté fuera de mí.

Llevo mis manos a su cuello, atrayéndolo hacia mí.

—Te quiero dentro, ya. —Deliberadamente suplico, mientras muerdo su mandíbula para terminar en su boca en deleites de frenesí.

Empieza a deslizar mi braga fuera de mí, ayudándolo a despojarla con mis pies. No lo quiero distraído, lo necesito enfocado como el fogoso hombre que es.

—Espera. —Se aleja de mí.

Lo contemplo extasiada. Baja de la cama y camina hacia su pantalón que ha pateado hacia una esquina. Lo recoge y saca del bolsillo trasero un paquetito plateado. Viene hacia mí, haciéndome una señal con el dedo para que me siente. Lo hago en el borde la cama.

—Ayúdame. —Sonríe seductoramente.

Con su diente abre el paquetito sacando el condón que me lo entrega.

—Pónmelo —ordena.

Es la primera que ubico uno, pero lo he visto a él hacerlo tantas veces que sé cómo va el proceso. Me separa las piernas con sus pies y se pone entre ellas. Tengo tan cerca su miembro que empiezo a pensar en sexo oral. Expectante de no saber a qué sabe, qué movimientos hacer...

Estúpidas primera veces.

Él se desliza el bóxer quedando desnudo. Su longitud perfecta para mi interior está frente a mí. Ubico el condón en la punta para deslizar el aro hasta el final, pero la mano de Random detiene la mía.

—Con la boca —dice.

Miro hacia arriba para ver su rostro que me sonríe. Suspiro ante la idea de hacerlo. Ubico mi boca en la punta y aseguro con mis labios el aro para no romper el plástico. Tal vez no sea experta, pero he leído tantos libros eróticos en mi vida que sé que si se aplica los dientes se puede dañar el condón. Sin embargo, una cosa es teoría, pero otra es práctica.

Deslizo mi boca lo suficiente por su gruesa longitud tratando de avanzar lo suficiente.

—Perfecto —comenta.

Sonrío por dentro mientras voy de regreso. Veo mi trabajo, nada mal para ser nueva en eso. Contemplando su miembro, de repente, me toma por los hombros levantándome y quedando a su altura. En total equilibrio, ambos nos miramos.

—Eres como oscuridad y luz a la vez —susurra, acariciando mi mandíbula.

Me mueve para sentarse en el borde de la cama.

—Siéntate. —Da una rápida mirada hacia su miembro y hacia mí. La señal está dada. Me quiere sobre él de una manera que disfruto estar.

Sonrío con picardía.

Ubico mis piernas en ambos costados de su cuerpo, mientras me sujeta la cintura. Paso mis manos por su nuca conteniéndome. Mientras empieza a presionar sus palmas en mi espalda, tomo control de mí para no sumergirme de un solo empujón con su protuberancia. Apego mi cuerpo al suyo, empezándome a deslizarme por su miembro.

Soy incapaz de aguantar un gemido que se me escapa cuando me siento completa. Y eso, es todo para iniciar una faena salvaje y embriagadora. Saborea mi cuello hasta bajar su lengua sobre mi pezón que absorbe sin contenerse.

Muevo mis caderas sin importarme si mis movimientos resultan buenos o malos. Simplemente, lo hago. Me dejo llevar por el estupor de saber que Random desea tenerme. Soy el deseo prohibido de alguien y eso es más que excitante.

Es adictivo.

—Así —gime.

Sus labios encuentran los míos. Se empuja dentro de mí tan inesperadamente duro. Nuestros pechos están subiendo y bajando juntos, como olas. Mi torturada espalda se arquea, cayendo como pluma ligera hacia atrás. Las manos de Random apoyan mis movimientos. Me siento libre, su dura erección se mueve en movimientos fluidos que me excita hasta perder el sentido.

Probablemente, todo estará mal cuando termine con lo propuesto por Dean.

—Delicioso —suelto entre gemidos.

Ubico mis manos en su pecho y lo tumbo para atrás. Su cuerpo cae en la cama, y empiezo a moverme con tal placer. Siento su estremecimiento y el mío, cuando algo con tal calor invade dentro de mi interior. Cierro mis ojos y me dejo llevar. Todo termina.

Con nuestras pieles sudadas me separo de Random y caigo hacia un lado.

Él se levanta.

—Voy a lavarme. —Echa un vistazo rápido hacia la puerta.

Esto es extraño.

Realmente todo es extraño.

No sé cómo interactuar con mi supuesta "pareja", porque por ahora no hemos tenido nada más allá del sexo.

—Anda. —Sonrío.

Da la vuelta y su perfecto trasero está a mi vista.

La próxima vez, se lo agarré.

Me estiro en la cama, mientras él cruza la puerta. Mi momento de relax termina cuando mi celular suena. Me estiro para tomarlo de la mesita de noche.

En la pantalla el nombre de Dean.

—Hola —contesto.

—Necesito tu respuesta —demanda.

—Sí. —Miro hacia la puerta para ver que Random no aparezca.

—Él está ahí, ¿Verdad? —dice.

¿Cómo sabe eso?

—Sí —afirmo.

—Pues, me alegra que hagas tu trabajo tal cual te lo he ordenado.

—Solo quiero que todo termine —me sincero.

—Si cumples lo prometido, en menos de un mes estarás libre de todo. —Cuelga.

Lo siento, Random.

Dejo el celular en la mesita de noche. Miro al techo buscando respuestas, pero suena la puerta y él aparece. Lo único que hago es sonreírle.

*Segundo capítulo de la maratón de hoy :)

*Me duele la cabeza :'V  ... No recomiendo estar mucho tiempo en la computadora. Me despido por hoy, sin antes agradecerle por su apoyo pecadoras (es).

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top