capítulo 7. un sacrificio
Las puertas del ascensor se abrieron haciendo que Natasha levantara los brazos sosteniendo su arma frente a ella, saliendo cuidadosamente de este hacia el pasillo, no sin antes mirar a ambos lados primero, temiendo encontrar lo mismo que halló en todo el piso debajo de aquel: absolutamente nadie, pero el profundo silencio que provenía de cada uno de los laboratorios que se conectaban a aquel pasillo solo le hacía temer que sería igual, o al menos así fue hasta que pudo observar de reojo una sombra moverse sigilosamente bajo la intermitente luz roja de la alarma de seguridad dos laboratorios delante de ella, lo que hizo que corriera hasta este, jadeando antes de irrumpir en él en un rápido movimiento.
—¡Quietos!
Gritó al entrar al laboratorio, apuntando su arma sin saber realmente a quién o qué, pero fue cuestión de segundos para que ella siguiera su propia orden, luego de escanear el lugar y encontrar lo que se suponía debía haber en aquel laboratorio: agentes, cada uno en su propia estación, ilesos pero inmóviles, con las miradas perdidas en el espacio, casi como si estuvieran en un trance lo que provocó que la pelirroja frunciera el ceño tratando de entender qué estaba sucediendo hasta que un vago murmullo, apenas perceptible bajo la alarma se hizo escuchar, captando su atención y haciéndola girar para hallar al dueño de aquella voz, quien respiraba temblorosamente con los ojos cristalizados, y sin dudarlo corrió hasta este en busca de respuestas.
—¿Qué es lo que sucede? —preguntó al llegar a su lado, pero eso no logró que él se inmutara, ni siquiera parpadeó, sus ojos siguieron perdidos en sí mismos.
—Yo no... y-yo... no fue mi culpa...—continuó murmurando, mientras su respiración comenzaba a perder el control.
—¿Qué no fue tu culpa? ¿De qué estás hablando? —insistió ella, tratando de obtener una respuesta coherente de su parte.
—No, yo no lo hice, él me obligó, él... él me obligó.
—¿De qué...
Insistió una vez más, pero no pudo terminar su pregunta cuando el sonido de un vidrio rompiéndose a lo lejos hizo que Natasha girara hacia la izquierda en un rápido movimiento, levantando su arma nuevamente en el aire, logrando que su corazón se acelerara por primera vez al darse cuenta que aquel sonido provenía del laboratorio frente a ella: el laboratorio de Banner.
Tragó saliva antes de dar el primer paso hacia el pasillo que conducía al laboratorio, aún apuntando su arma frente a ella—. ¿Bruce?
Susurró caminando sobre unos cuantos pedazos de vidrio rotos que se hallaban en el suelo causando que estos se quebraran aún más, siguiendo el rastro de las cosas tiradas en el piso que conducían directamente al almacenamiento.
—¿Bruce? —repitió, frunciendo el ceño ante la imagen que vieron sus ojos al empujar lentamente la puerta para abrirla, encontrando a Banner en el suelo, luchando por levantarse.
—Lo siento, lo siento, no fue mi intención, fue un accidente —lloró como si fuera un niño pequeño, solo desconcertando a Nat más que antes, haciéndola dar unos pasos más cerca de él para acariciar suavemente su espalda—. ¡No! —gritó ante el puro contacto de la punta de sus dedos haciéndola retroceder exaltada—. ¡Por favor no! ¡Por favor!
Continuó sollozando, cerrando ahora sus manos en puños haciendo que Natasha visualizara esa particular vena de su cuello tornándose verde lo que le hizo sentir su corazón detenerse en un instante, sabiendo en ese momento que cada palabra que saliera de su boca en los siguientes segundos importaban más que nada.
—Bruce —musitó tan suave como pudo, arrodillándose junto a él y tirando su arma al suelo para enseñarle sus manos abiertas frente a ella—. Soy yo. Soy Nat. Concéntrate en mi voz —continuó, mientras él continuaba luchando a su lado—. Todo está bien. Estás bien. Todos están bien... Yo estoy bien y estoy aquí, te juro por mi vida que...
—¡No! —gritó él una vez más, al intentar ella volver a acariciar su espalda con uno de sus dedos—. ¡Por favor, detente papá!
La voz de Hulk gritó la última frase, haciendo que Natasha se diera cuenta que ya era demasiado tarde, al mismo tiempo que su camisa comenzaba a rasgarse mientras cada vena de su cuerpo comenzaba a tornarse de ese verde intenso, por lo que ella, sin perder un segundo más, se levantó y comenzó a huir de vuelta al pasillo lo más rápido que pudo.
—¡Código verde! ¡Código verde!
Gritó a su sistema de comunicaciones intentando alcanzar el ascensor. Había hecho aquello suficientes veces como para saber que cuando ella no era capaz de controlarlo, nadie lo podía hacer.
Y mientras ella conseguía escapar de Bruce, en el piso debajo de ella, su voz irrumpió en los comunicadores de Tony justo cuando el portal desde el cual habían aparecido en la celda de Wanda se cerraba, haciéndolo girar rápidamente hacia su esposo, quien velozmente se volvió hacia el asgardiano pelinegro que inmediatamente entendió el plan de Mordo, el mismo plan que había ejecutado quince años atrás.
—Voy por Banner.
Dijo Stephen antes de abrir otro portal al laboratorio encima de ellos, transportándose dentro de este mientras Loki se giró hacia Tony quien, al mismo tiempo, tocó un par de veces el reactor arc que yacía en su pecho provocando que el último Mark comenzara a cubrir su cuerpo.
—Necesitamos dividirnos —señaló sin dudarlo.
Tony asintió, y sin decir una palabra, se alejó volando de los asgardianos, quienes se miraron entre sí antes de correr en dirección contraria y a pesar de solo haber estado en el Complejo de los Vengadores por dos días, Loki supo en ese preciso momento que encontrar a Wanda simplemente sería imposible, al menos hacerlo antes de que ella los encontrara a ellos.
-:-
Strange salió de otro portal anaranjado hacia el nivel bajo del complejo y miró a su alrededor mientras la gente evacuaba el edificio bajo la misma alarma que había estado sonando todo el tiempo que había pasado buscando a Hulk en los pisos ahora debajo de él, solo encontrando lo mismo que Natasha había hallado en su primera búsqueda: ni una sola alma.
Sin embargo, el caos de la gente corriendo hacia las entradas y los agentes que llegaban al edificio se intensificó ante el fuerte ruido que la puerta de las escaleras de emergencia hizo al volar por los aires estrellándose contra una ventana que terminó por romperse en cientos de pedazos, revelando un estruendoso rugido al momento en que la verde criatura emergió de las escaleras, provocando que los gritos se hicieran escuchar solo alterando más a la bestia.
Stephen no pudo evitar bufar al ver a Hulk rugir una vez más, entendiendo por qué Natasha había anunciado el Código Verde. Banner había pasado los últimos años trabajando en controlar a Hulk y había logrado grandes progresos, que verlo de esa manera, como solía ser hace años, le hizo darse cuenta que Wanda había logrado de alguna manera trastocar su mente, y si se habían esforzado en hacerlo para crear una gran distracción, realmente estaban tramando. Mordo no solo estaba buscando a su hija, quería algo más.
—Natasha, ¿dónde estás? —preguntó a su propio sistema de comunicaciones—. En verdad necesitamos una canción de cuna.
Ninguna respuesta, eso fue lo que obtuvo de la otra línea al mismo tiempo que Hulk corrió hacia las personas que intentaban abandonar el lugar mientras los pocos agentes que habían logrado llegar desde el ala este, se apresuraron a rodearlo, apuntándolo con sus armas, pero la sensación de sentirse atrapado solo logró que Hulk gritara más furioso que antes, acelerando su paso hacia los agentes, lo que hizo que Strange juntara sus manos, antes de lanzar una de ellas en su dirección, haciendo que un látigo naranja apareciera de esta tomándolo por una pierna y arrastrándolo lejos de los agentes haciéndolo volar por los aires y aterrizar en el lado opuesto, con plena consciencia de que eso solo lo enojaría mucho más.
—Banner, de verdad ahora no es un buen momento para esto —dijo volando más cerca de él justo cuando fue capaz de incorporarse lo suficiente como para volver sus ojos hacia Stephen, lanzándole una mirada fulminante con su aliento fuera de control—. Romanoff no está aquí, así que necesito que cooperes conmigo.
Suplicó en tono firme, pero solo la mención del nombre de la mujer hizo que Hulk se levantara nuevamente lanzándose hacia Strange quien logró volar esquivándolo, pero justo cuando lo hacía, los ojos verdes de la bestia lograron captar a los mismos agentes que habían permanecido en sus posiciones hasta ese momento, y ver una vez más sus armas apuntándolo hizo que se olvidara de Strange y comenzara a correr hacia ellos, rugiendo una vez más.
No obstante, justo cuando Hulk levantó su mano en el aire mientras se acercaba cada vez más al grupo de agentes, un reflejo de sí mismo apareció justo frente a él causando que se detuviera repentinamente cuando la confusión se apoderó de él, escuchando el sonido de un vidrio roto inundar sus oídos lo que lo hizo girar, sin saber de dónde venía aquel sutil sonido y fue entonces cuando observó un infinito número de reflejos suyos mirándolo de vuelta desde todas las direcciones a las que giraba.
—Sé que odias esto, pero no me dejaste otra opción —la voz de Stephen se hizo escuchar casi como un grito ante el solemne silencio de la Dimensión Espejo, un truco que había hecho varias veces para contener a su amigo cuando no había otra manera de hacerlo. Ambos habían aprendido cómo las extrañas sensaciones que lo acompañaban solo volvían más difícil que Hulk cediera el control—. No tenemos tiempo para esto ahora, tenemos que...
Strange continuó en un tono firme pero no pudo terminar su propia frase cuando la verde criatura giró su cuerpo en un veloz movimiento, pudiendo abalanzarse sobre él lo suficiente como para hacerlo girar en el aire como si estuviera dentro de una lavadora y finalmente acabando con su paciencia por primera vez.
—De acuerdo, ya fue suficiente.
Mencionó apenas encontró el equilibrio, juntando sus manos nuevamente y lanzándole una de la que otro látigo naranja apareció que lo arrastró hacia él, lo que le permitió colocar su mano sobre su pecho, empujando la forma astral de Banner fuera del cuerpo de Hulk.
-:-
—¿Romanoff?
Tony llamó su nombre al volar dentro del hangar, lugar donde J.A.R.V.I.S. había localizado la señal de su sistema de comunicaciones, pero lo único que encontró fue ese mismo silencio que había hallado en el laboratorio de Banner cuando fue a buscarla, solo preocupándolo en serio.
Pero ese sentimiento desapareció al momento en que sus ojos visualizaron a la pelirroja, tirada en el suelo, con los ojos bien abiertos mirando al techo, lo que lo hizo volar junto a ella lo más rápido que pudo temiendo que estuviera herida.
—¿Nat? —preguntó, arrodillándose para levantarla en sus brazos—. ¿Nat?
—Ella solo... ella estaba... Sabía que estaba, pero yo... —balbuceó sin aliento, apenas articulando las palabras que salían de su boca.
—Hey, hey, hey —respondió Tony tomándola por las mejillas para sacudir un poco su cabeza luego de cerciorarse que estuviera ilesa—. Aquí estoy, estás bien, pero, ¿qué está pasando?
—Yo solo... yo no... y él estaba...
—Hey, escucha mi voz, necesito que te concentres, por favor —le pidió mientras levantaba su casco permitiendo que ella lo mirara directamente a los ojos—. Wanda escapó, ¿la viste? ¿Sabes dónde está?
—¿Wanda? —musitó parpadeando un par de veces mientras volvía a sus sentidos un tanto desorientada, sin saber dónde estaba ni cómo había llegado allí.
—Sí, Wanda —respondió apresurado—. ¿Dónde está?
—Y-Yo no... no lo sé" —respondió ella, frunciendo el ceño—. Estaba allí y... Peter estaba allí.
Tony sintió su corazón detenerse ante la mención del nombre de su hijo. Stephen y él supieron en el momento en que la pelirroja les había advertido que Wanda había escapado de su celda que él fue quien la dejó salir, pero pensó que había logrado escapar, esconderse, cualquier cosa, era un chico inteligente, pero saber que Wanda lo tenía hizo que le vinieran a la mente los peores pensamientos.
—J.A.R.V.I.S., ¿dónde está Peter?
Cuestionó en voz alta sin dudarlo dos veces. Había aprendido de sus errores. Después de que secuestraron a Wanda, le hizo prometer a Peter que llevaría siempre un rastreador con él. Nunca volvería a perder a ninguno de sus hijos. Nunca jamás.
-:-
De vuelta en la Dimensión Espejo, Bruce Banner logró ponerse de rodillas, jadeando mientras se aferraba con fuerza a su cabeza, incapaz de ordenar sus ideas. Nunca había sentido su cabeza más desordenada que en ese momento, mientras intentaba luchar contra Hulk por el mando incluso en su forma astral.
—No debiste haber hecho eso —le instó al hechicero que caminó hasta su lado, mirándolo confundido ya que nunca había visto a alguien tan angustiado en su forma astral.
—Lo siento, pero no me dejaste otra opción —Stephen tragó antes de dar un paso más hacia él—. ¿Qué diablos te hicieron? Había pasado tanto tiempo desde la última vez que te habías transformado.
Banner negó con la cabeza—. No lo sé —tragó saliva también, frunciendo el ceño mientras el recuerdo volvió a su mente—. Un minuto vi a Wanda y al siguiente estaba de regreso en casa, de regreso a ese horrible lugar con ese... ese monstruo.
Gruñó mientras dejaba caer sus manos al suelo nuevamente, sintiendo a Hulk forcejear aún más fuerte, haciéndolo abrir la boca para tomar un poco de aire.
—¿Estás diciendo que te metió en una ilusión? —cuestionó una vez que vio a su amigo calmarse un poco.
—Sí, pero no fue algo que ella creó. Era real. Su voz, su olor, su tacto... todo era tan real. Tal como lo recordaba.
Esta vez fue Strange quien frunció el ceño. Una cosa era proyectar ilusiones, muchos hechiceros podían hacerlo, él incluso podía, pero otra era acceder a las mentes de otras personas, hipnotizarlas para revivir recuerdos, eso era manipulación mental, eso estaba muy por encima de lo que había explorado hasta ese entonces.
—¿Recuerdas algo más Banner? ¿Viste algo más? —preguntó una vez que el hombre logró arrodillarse una vez más.
—No, no lo hice, yo... —sacudió la cabeza nuevamente, pero no pudo evitar detenerse a la mitad de su propia oración cuando el recuerdo de aquel susurro bajo los gritos de su padre volvió a su mente—. Creo que escuché una voz.
—¿Una voz? —Stephen se apresuró, acercándose más a él—. ¿Era Mordo? ¿Qué decía?
—N-No estoy seguro, yo... creo que lo escuché decir que todo lo que tenían que hacer era esperar a que volvieran a casa.
—¿Volviéramos a casa? ¿Qué demonios significa...
Stephen también se detuvo, mientras su mente seguía repitiendo esa frase una y otra vez. Ya estaban allí, ¿qué podría significar aquello? Wanda apenas conocía el Complejo de los Vengadores, Tony no quería que sus hijos se acercaran a ese lugar, uno de los únicos lugares que les permitía era la zona de aterrizaje donde solían esperarlos cada vez que...
Y fue entonces cuando los cabos se unieron en su cabeza.
—Lo siento, Banner —le indicó mientras comenzaba a mover las manos—. Volveré pronto por ti, lo prometo.
—¿Qué? —soltó Bruce, volviéndose hacia Stephen en un rápido movimiento—. No, no puedes dejarme aquí, por favor, por favor...
Pero ya era demasiado tarde, ya que la Dimensión Espejo se cerró dejando a Banner atrás. Stephen sabía que eso era un error y luego se lo compensaría, pero en ese momento no tenía tiempo para domar a la bestia si lo dejaba salir, necesitaba llegar a la zona de aterrizaje lo más rápido posible donde ahora sabía su hija estaba esperando que volviera a casa.
-:-
—Necesitamos separarnos. Nunca la encontraremos si nos quedamos juntos.
—No te dejaré solo.
Thor respondió a la petición de su hermano mientras los dos asgardianos corrían desde las escaleras hacia el último piso del complejo, después de buscar en todo el piso debajo y no encontrar a nada ni a nadie. El más joven de los asgardianos pensó que era mejor comenzar su búsqueda en los niveles superiores y de ahí ir bajando pues los otros Vengadores estaban cubriendo los niveles subterráneos, y sabía que cada segundo importaba más que nunca.
No estaba seguro de cuál era el plan de Mordo, pero estaba convencido de que podría persuadir a Wanda para que se detuviera si la encontraba antes que sus padres lo hicieran.
—Puedo defenderme solo —respondió Loki mientras se incorporaban al pasillo.
—No es por eso —replicó Thor, haciendo que su hermano frunciera el ceño—. No confío en ti.
Loki no pudo evitar desacelerar su ritmo ante las palabras de Thor. Sabía que el resto tenía todas las razones para no confiar en él, pero no esperaba eso de él, no después de haberse puesto de su lado frente a ellos, aquello le había hecho creer que realmente confiaba en él.
—Te lo juro hermano, he estado diciendo la verdad.
—No te creo —no dudó en responder—. No después de que nos engañaste durante tantos años. Sabías qué era lo que quería y aún estuviste a su lado todo este tiempo, ¿por qué?
—No, no fue así —se apresuró a responder Loki, apenas dejando que Thor terminara su frase—. Cuando acepté aliarme con él, me convenció que su plan era solo acabar con el Hechicero Supremo porque sabía que estaría de acuerdo, que haría lo que fuese con tal vengarme, pero mucho más pronto de lo que piensas me di cuenta de que algo había cambiado en él, él no era el mismo y tampoco su plan.
—Y aún así te quedaste con él. Las cosas habrían sido muy diferentes si hubieras venido a mí antes.
—No, no lo serían —reveló Loki—. No tienen idea de lo poderoso que se ha vuelto y la única persona que puede detenerlo, evitar que logre su plan es ella, las cosas tenían que ser así —explicó comenzando a perder el aliento después haber corrido por todo el pasillo hasta el vestíbulo que conducía a la zona de aterrizaje.
—¿Y cuál es su plan exactamente? ¿Por qué no nos has dicho qué es lo que...
Thor no pudo terminar su propia pregunta a pesar de que las palabras salían de su boca a toda velocidad ya que un repentino disparo impactó a Loki haciéndolo volar por los aires y aterrizar lejos de él, causando que el mayor de los asgardianos se sobresaltara, abriendo la boca dispuesto a gritar el nombre de su hermano cuando una repentina niebla roja envolvió su cabeza haciéndolo abrir sus ojos de par en par.
—¡¿Loki?! —gritó volviéndose hacia su hermano.
—Cuántas veces debo decirte que no me gusta que le grites a tu hermano de esa manera.
Thor no necesitó más para girarse en un veloz movimiento, sintiendo su mente ponerse en blanco ante el profundo desconcierto que escuchar esa melodiosa voz de mujer le provocó y fue ahí que un ceño fruncido se dibujó en su rostro, no solo por encontrar a aquella mujer de cabello dorado y amenazantes ojos azules mirándolo fijamente, sino por hallarse repentinamente en el que toda su vida había sido su aposento en Asgard.
—Bien hecho.
Una grave voz se hizo escuchar provocando que Loki levantara la cabeza aún batallando con el dolor solo hallando a su hermano estático, con los ojos bien abiertos perdidos en el espacio, mientras Mordo se detenía detrás de aquella joven, sonriendo antes de hablarle al oído.
—Ahora a esperar a que...
—Wanda, por favor detente —soltó Loki, provocando que ambos se volvieran hacia él—. Por favor, para. Piensa bien las cosas. Aún hay tiempo. Estás lastimando a tu familia.
Mordo río a lo bajo, dando un paso delante de ella hacia él quien finalmente conseguía arrodillarse a pesar del dolor—. Tus palabras ya no sirven de nada. Ella ya vio quién eres realmente. Es demasiado tarde para detenernos —continuó acortando mayor distancia con él, provocando que Loki lo mirara a los ojos por primera vez.
—No lo es. Nunca conseguirás lo que quieres.
—Oh, pero si ya lo estoy haciendo, ¿qué no lo ves? —Mordo no pudo evitar reír una vez más—. Estás solo.
—No, no lo está.
Anunció Stark apenas dejando que Mordo terminara, lo que hizo que tanto él como Wanda giraran para hallarlo volando desde afuera hacia ellos.
—Él tiene razón —ahora fue la voz de Stephen la que irrumpió en el lugar, haciendo que ambos giraran nuevamente, esta vez de vuelta a Loki quien finalmente había conseguido ponerse de pie, ayudando a rodeándolos—. Se terminó Mordo. Tus pequeños trucos no pudieron detenernos.
Mordo rió entre dientes una vez más—. Oh, nunca fueron para detenerte. Fueron para detenerlos a ellos y ahora todos ustedes están justo donde necesitaba que estuvieran —Stephen tragó mientras aquellas palabras salían de su boca al mismo tiempo que sus ojos se fijaban en él—. Pero para ser sincero, realmente solo te necesitaba a ti, ustedes dos son sólo una deuda tenía con ella.
—Si querías algo conmigo solo hubieras venido a mí, ¿por qué hiciste todo esto? ¿Qué es lo que quieres de mí?
—Lo mismo que he querido desde que me fui: corregir lo que está mal con el universo. Para evitar que gente como tú siga robando poder que no es de ellos y pervirtiendo la naturaleza con él y para eso necesito lo que tienes colgando de tu cuello: tu única arma verdadera.
Stephen frunció el ceño al escuchar el pedido de Mordo, sin poder creer que había ido tan lejos, que había hecho todo lo que hizo, que había conjurado aquel plan de años solo por la Gema del Tiempo. Sin duda pudo idear un plan mucho más sencillo que eso.
—No puedo darte la Gema.
—Pensé que dirías eso, por suerte para mí tengo algo que podría hacerte cambiar de opinión.
Mordo sonrió moviendo ligeramente sus manos, abriendo un portal del cual salieron tres demoníacas criaturas, las mismas criaturas con las que habían peleado días antes en las calles del Santuario, y Stephen pudo sentir su corazón detenerse al mismo tiempo que Tony volvía sus pies al suelo, mientras ambos observaban la imagen de su hijo sujetado por las enormes garras de una de las bestias..
—Papá.
Sollozó Peter permitiendo que Stephen viera las lágrimas correr por sus mejillas. Jamás había sentido tanto miedo como en ese momento, el hechicero pudo sentirlo, pudo sentir cada una de las emociones de su pequeño y eso solo hizo que su corazón se acelerara.
—Entonces, ¿qué va a ser Strange? ¿Solo vas a ver morir a tu hijo mientras tu propia hija mata al amor de tu vida?
Stephen sintió su estómago revolverse ante las palabras de Mordo, sintió un frío recorrer su columna, sintió el aire salir de sus pulmones, sintió todo lo que pudo sentir en el segundo antes que el sonido de una daga perforando el pecho de una de las dos bestias detrás de la que sostenía a Peter rompiera con el profundo silencio del lugar, haciendo que esta se desplomara al suelo de un segundo a otro.
El hechicero giró hacia el asgardiano a su lado, quien con un simple movimiento de cabeza hizo que este recobrara la consciencia antes de volverse de vuelta al par frente a él, moviendo sus manos en un rápido movimiento que hizo que generara una brillante llama verde que terminó por arrojar al hombre a un lado de su hija quien, juntando las manos antes de abrirlas, atrapó la llama en el aire logrando que esta se desvaneciera antes de alcanzarlo.
Todo aquello al mismo tiempo que Wanda giró hacia Tony quien, al ver a su esposo conjurar aquella llama mágica, voló decidido hacia la criatura que sostenía a su hijo, pero apenas y pudo acercarse antes de que una nube roja lo atrapara en el aire, inmovilizándolo con los ojos fijos sobre su hijo quien lo miraba atemorizado.
Mordo movió sus manos en círculos luego de hacer aquella llama desaparecer, haciendo que un portal apareciera frente a él del cual tres criaturas más salieron galopando, provocando que Stephen levitara sin pensarlo dos veces, moviendo sus manos de nuevo, esta vez copiando la idea del asgardiano y conjurando una daga mucho más grande que la suya, que terminó por atravesar el corazón de otra de las bestias.
Wanda resopló sintiendo los esfuerzos de Stark por liberarse de su agarre, sabiendo que sus intentos eran inútiles, no obstante, no pudo evitar girar su cabeza en un rápido movimiento apartando una de sus manos de Tony para detener una ráfaga verde que venía directo hacia ella, y fue entonces que sus ojos se fijaron en los de él, pudiendo sentir cada pensamiento y cada latido de Loki dentro de ella, sin siquiera intentarlo, él le estaba regalando su mente.
Y esa fue una de las muchas razones por las que pudo sentir aquella daga atravesándolo por la espalda, justo cuando Mordo apareció detrás del asgardiano, tomándolo por el hombro mientras un ceño apenas perceptible cubrió su rostro, intentando procesar lo que había pasado.
Pero todo lo que Wanda pudo sentir fue su sangre correr por sus venas hasta llegar de vuelta a su corazón justo al momento en que una segunda daga lo atravesó, haciendo que Loki soltara un profundo suspiro antes de caer sobre sus rodillas al momento en que Mordo soltó su hombro.
Wanda no pudo evitar dejar caer sus manos en un inconsciente movimiento, liberando a Tony mientras que sus ojos permanecían fijos en el hombre que ahora yacía a los pies de Mordo, sintiendo cada circular de su sangre comenzando a volverse más y más lento, hasta que no pudo sentirlo más. Hasta que no pudo sentir nada.
Los pensamientos de todos en el lugar comenzaron a invadir su mente, resonando casi como gritos al mismo tiempo que un calor que nunca antes había sentido viajó desde su estómago hasta sus brazos, haciendo que todo dentro de ella ardiese que no pudo evitar abrir sus manos dejando escapar un fuerte grito mientras que torbellinos rojos emergieron de estas antes de que todo su cuerpo explotara en una niebla roja que inundó el lugar mientras ella se desplomaba a sus rodillas.
La energía roja fue tan fuerte que hizo que todos cayeran al suelo, y Stephen apenas pudo cubrir su rostro con uno de sus brazos al sentir la niebla atravesarlo como una fuerte ola, pero una vez que lo hizo descubrió su rostro apresurado en busca de su marido e hijo que se hallaban en el lado opuesto del lugar y fue entonces que pudo captar la imagen de Mordo y las criaturas convirtiéndose en nada más que cenizas una vez que la niebla los atravesó.
No obstante, la niebla roja no solo fue capaz de desintegrar a las bestias y a su amo, pero al momento en que está atravesó al otro asgardiano en el lugar, su vista se aclaró, liberándolo de su prisión mental pero provocando que un mareo lo tomara por sorpresa, un mareo del cual se olvidó al instante pues a pesar de haberse perdido toda la pelea atrapado en su propia mente, todo lo que necesitó para conocer el desenlace fue ver aquella escena frente a él:
Sin embargo, la niebla roja no sólo fue capaz de destrozar a esas bestias y a su amo, sino que en el momento en que abrazó al otro asgardiano en la habitación, le aclaró la vista, liberándolo de la magia pero haciendo que un dolor terrible invadiera su cabeza, justo mientras la confusión se apoderaba de él. Pero a pesar de perderse toda la pelea atrapada en su cabeza, todo lo que necesitaba hacer para entender lo que había sucedido era mirar hacia arriba y observar la imagen frente a él:
Stark sosteniendo a su hijo en brazos quien sollozaba aferrándose con fuerza a él, mientras que sus ojos se mantenían fijos en su hija tal como los de Strange, quien permanecía de rodillas, sin una sola expresión en su rostro mientras que la sangre comenzaba a gotear por su mejilla. Ambos mirándola fijamente, quien también se encontraba sobre sus rodillas, llorando más desesperadamente que el chico, aferrándose con fuerza al cuerpo que yacía en el suelo, con dos dagas clavadas en él: una en el estómago y la otra en el corazón.
Un cuerpo con los ojos bien abiertos que miraban a su dirección.
Un cuerpo que comenzaba a derramar sangre.
El cuerpo de su hermano.
-:-
Muy pronto para que todo haya terminado, pero... ¿acaso esto ha sido todo parte de un plan? Quién puede decir...
Créditos a @wandasmercy en Instagram.
-valeequi.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top