capítulo 12. enfrentando la realidad
La mano de Steve se detuvo en el aire al momento en que este se paró en la puerta de Wanda, cuando estaba a punto de tocar, provocando que suspira. Había pasado toda la mañana pensando en cómo decirle lo que había presenciado antes, pero nada parecía apropiado para decir que la vio besando al dios del espacio que intentó matarlo a él, a sus padres e invadir su ciudad natal quince años atrás, y quien supuestamente estaba muerto.
Así que simplemente volvió a suspirar, esta vez, encontrando en sí mismo el valor suficiente para tocar la puerta antes de abrirla levemente, encontrando a la pelirroja sentada en el suelo junto a un montón de libros y peluches, quien simplemente le sonrió mientras sus ojos se unieron con los suyos.
—Ey —murmuró finalmente abriendo la puerta—. No estaba seguro de si todavía estabas dormida. Te oí entrar bastante tarde.
—Sí, la verdad no podía dormir.
—Sam y Bucky llevaron a Peter a correr. Él quería esperarte para desayunar, pero imaginé que dormirías hasta tarde.
Wanda asintió antes de apartar la vista de él por primera vez y volver al desorden que la rodeaba, tomando otro animal de peluche y poniéndolo dentro de una caja de cartón frente a ella, mientras Steve se apoyó sobre el marco de la puerta, tragando saliva para cruzar de brazos. Todavía no podía asimilar lo igual y diferente que se veía ella al mismo tiempo que como la recordaba.
—Así que, ya que estás despierta, supongo que querrás desayunar. Puedo prepararte algo si quieres.
—Um, la verdad no —respondió sin apartar la mirada del desorden frente a ella—. La verdad no tengo hambre —musitó, esta vez escogiendo un libro del montón.
—¿Y qué está pasando aquí? —cuestionó, haciendo que ella volviera a mirarlo, esta vez, entregándole el libro que había tomado, haciéndolo finalmente entrar a la habitación para agarrarlo, inevitablemente leyendo el título del mismo—. Bajo la misma estrella. Literatura profunda.
Ella no pudo evitar reír—. Parece como si mis papás hubieran armado este lugar cuando tenía trece años o algo así.
—Catorce, en realidad —replicó, haciéndola fruncir el ceño—. Nat fue quien armó esta habitación para ti —reveló mirando a su alrededor—. Yo la ayudé con el papel tapiz. Las margaritas eran tus favoritas en aquel entonces —continuó tomando asiento en la cama mientras Wanda se ponía de pie, cruzándose de brazos y aún con el mismo ceño fruncido—. Aquí estábamos los dos cuando recibimos la llamada para el Lemurian Star.
El ceño de Wanda se desvaneció cuando mencionó lo último. Ella sabía todo de eso. Sabía que todo había cambiado luego de esa misión. Fue poco después eso que descubrieron que HYDRA estaba infiltrado dentro de S.H.I.E.L.D y fue eso lo que causó los Acuerdos de Austria, la razón por la cual Steve huyó a Wakanda sin siquiera despedirse.
—Tú... hablaste con ella todo este tiempo, ¿no es así? —preguntó tímidamente, aunque parte de ella creía saber la respuesta.
Steve suspiró—. Sí, lo hice, muy a menudo para ser sincero —sonrió—. Y con tu papá también. No tan seguido con él —reveló y aquello verdaderamente logró tomarla por sorpresa—. A veces me enviaba fotos tuyas y de Peter. En casa tengo la de tu graduación de la universidad enmarcada junto a la que nos tomamos en tu cumpleaños de quince.
Él le sonrió orgulloso, pero ella simplemente no pudo devolverle más una sonrisa. Sabía que no debería ser una sorpresa para ella que su padre le ocultara cosas, pero jamás imaginó algo como eso, no con todas las innumerables noches que pasó llorando porque lo extrañaba, extrañaba cómo era su vida antes de su pelea en Siberia. Nada volvió a ser igual después de ese día.
—Y.... ¿Alguna vez pensaste en contactarme a mí? —preguntó, apenas siendo capaz de sostenerle la mirada, realmente temerosa de su respuesta.
Él suspiró, siendo esta vez quien apartó la mirada de ella—. Sí. Muchas veces.
—Y... ¿por qué no lo hiciste?" —cuestionó, sentándose a su lado para evitar el contacto visual.
—No tengo una respuesta para eso. Creo que cuando el tiempo lo permitió, supuse que ya habías seguido adelante y no quería remover tu vida. Y supongo que no quería otra razón para volver.
Wanda soltó una bocanada de aire para negar por un momento—. ¿Así que pudiste volver y no lo hiciste?
Él asintió sin dudarlo—. Sí, pude haberlo hecho. Pero para entonces sentí que mi lugar ya no estaba más aquí, y para entonces ciertamente ya no me necesitabas más —dijo volviendo a buscar su mirada, provocando que ella hiciera lo mismo—. Mira lo lejos que has llegado y no hay una sola cosa que pudiera haber hecho para volverte mejor.
—Eso no significa que no te extrañé.
Steve le sonrió—. Yo también te extrañé, piojita, de verdad que lo hice y lamento haberme ido de la forma en que lo hice. Sabía que si me despedía, no habría forma de que me fuera —suspiró, mientras su sonrisa se desvanecía repentinamente—. Pero mi amigo me necesitaba y sé que entiendes el deseo de proteger a alguien que te importa, alguien a quien amas, a veces puede hacerte hacer cosas inimaginables, al menos eso es lo que creo que te pasa con Loki —el rostro de Wanda se volvió inexpresivo cuando Steve soltó lo último, asintiendo hacia ella—. Los vi esta mañana.
Wanda juró que sintió su corazón detenerse de un segundo a otro, haciendo que Steve pudiera percibir el miedo instantáneo que se apoderó de ella, un miedo mezclado con desconcierto ya que no podía entender cómo pudo ser tan descuidada, cómo dejó que algo como eso pasara.
—¿Le dijiste a mis papás? —preguntó, apenas articulando sus palabras.
—Estuve a punto de hacerlo, pero me convencí de que tenía que haber algún tipo de explicación.
Ella tragó con dificultad, apartando la mirada de él mientras comenzaba a sentirse mareada por todos los pensamientos repentinos que comenzaron a bombardear su mente.
—No realmente. Al menos nada más que lo que viste —habló después de una larga pausa, con su mirada fija en el piso—. Empezamos a estar juntos poco después de que ellos me llevaran. Fingió su muerte porque sabía que era la única manera de romper el hechizo de Mordo. Y luego volvió por mí, cuando todo se calmó, y lo hemos mantenido en secreto desde entonces.
Steve dejó escapar una bocanada de aire. Sabía lo que había visto, pero aun así esperaba que hubiera una pequeña posibilidad de que de alguna manera no fuera real, que no fuera lo que su ahijada le había confirmado.
—¿Si sabes que él intentó matarnos? ¿A tus papás? ¿A Nat? ¿A mí? Y sí mató a cientos de personas ese día.
Wanda no pudo evitar soltar una risa—. Lo amo —soltó con firmeza—. Sé que ninguno de ustedes lo entiende. Ni tú, ni la tía Nat, y definitivamente no mis papás. Se volvieron locos cuando se lo dije y en ese momento creían que estaba muerto.
—Tienes razón —no dudó en responder él, lo que hizo que ella rápidamente le volviera la mirada—. No lo entiendo —sacudió la cabeza—. No lo hago. Pero, no importa lo que yo piense, ni lo que piensen los demás. Lo que importa es que con todo lo que está pasando se lo debes contar. Ellos tienen que saberlo.
Wanda humedeció sus labios, también asintiendo—. Lo sé, pero apenas saben qué hacer con todo esto de los ataques, no podrían soportar algo como esto.
—Lo único que quieren ellos es protegerte. Estamos aquí porque lo único que quieren es que tú estés segura y no pueden hacerlo si no tienen la imagen completa. Confío en que eres lo suficientemente inteligente como para entender eso y sé, con certeza, que él también lo entiende, y si él realmente quiere lo mismo, entonces estoy seguro de que entenderá lo importante que es que ellos lo sepan.
Los ojos de Wanda se cerraron inevitablemente leyendo su mente, a pesar de haber jurado que no lo volvería a hacer, pero la forma en que la había sorprendido con esa información había obligado a todos sus sentidos a ponerse en alerta, y ahora sabía el pensamiento que él tenía en su mente.
—Les dirás si yo no lo hago, ¿verdad? —cuestionó a pesar de saber la respuesta.
—Creo que conoces la respuesta.
Suspiró mientras dejaba caer la cabeza nuevamente. Ella realmente la conocía—. ¿Al menos puedo hablar con él antes? —Steve no pudo evitar fruncir el ceño ante su petición—. Nunca haría nada a sus espaldas, como él tampoco lo haría. Él ha cambiado. Él me ama y nunca haría nada para lastimarme.
El ceño de Steve se desvaneció cuando Wanda terminó de hablar y en cambio, fue reemplazada por una mirada afligida, no porque sintiera lástima por ella por creer lo que había dicho, sino porque sabía que tenían que ser en parte cierto para que ella pudiera creerlas y eso significaba que estaba realmente enamorada, enamorada de un sagaz y embaucador dios alienígena.
—Puede que no entienda tus sentimientos por él, pero lo que sí entiendo es el deseo de querer proteger a alguien que el resto del mundo ve como una amenaza. Y si realmente ha cambiado de la forma en que crees que lo ha hecho, entonces debes demostrárselo a ellos, de lo contrario, siempre lo verán como una amenaza en lugar de la persona que sabes que realmente es.
Steve suspiró profundamente, sin creer que se estaba viendo a sí mismo en ella, sabiendo exactamente lo que pasaba por su mente, lo que pasó por la suya ocho años atrás, cuando intentó defender a su mejor amigo de sus colegas, sus amigos, las Naciones Unidas y el mundo entero.
Sólo deseaba que ella no cometiera los mismos errores que él.
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Wanda sintió sus ojos abrirse repentinamente hallándose en el medio de la nada: un oscuro vacío interminable donde la única fuente de luz provenía de un rojo destello que pudo observar a lo lejos. Un simple destello que parecía estarla llamando entre susurros. Pero se sintió incapaz de moverse, casi como si sus pies estuvieran pegados al suelo cuando intentó dar un paso hacia aquella mística energía.
No obstante, el deseo de acercarse a aquella destellante luz desapareció al momento en que una resplandeciente neblina verde comenzó a flotar hacia aquella luz, una neblina que transportaba susurros en ella, apenas perceptibles, apenas articulando palabras que podía entender, pero que de alguna forma se volvían cada vez más fuertes a medida que se aproximaba a la brillante luz roja hasta que esta logró envolverla haciéndola explotar en estallido azul que terminó por hacer que todo desapareciera abruptamente volviendo a adentrarse en la completa oscuridad.
Pero sus ojos de alguna manera consiguieron abrirse una vez más, hallándose completamente sumergida en el agua, sin poder respirar y con la sensación de estar hundiéndose, algo que la hizo nadar inconscientemente hacia arriba, vislumbrando una luz que la hizo nadar más rápido hasta que finalmente consiguió llegar a la superficie, abriendo la boca de un segundo a otro para tomar aire al mismo tiempo que sintió sus pies siendo arrastrados hacia el suelo firme, haciendo que toda el agua que rodeaba su cuerpo simplemente desapareciera, tal como si nunca hubiera estado sumergida en primer lugar.
La pelirroja sintió su corazón comenzar a acelerar sus latidos a pesar de que su respiración de alguna manera parecía ser normal, tal como si no se hubiera estado ahogando segundos atrás, algo que ahora también parecía imposible ya que se halló completamente seca y de nuevo en aquel mismo oscuro vacío en el que estaba antes, solo que esta vez, la sensación no era la misma, esta vez podía sentir sus presencias, la de dos pares de ojos observándola fijamente, dos pares de ojos que la hicieron girar a todas direcciones.
Sin embargo, justo cuando giró una vez más, abriendo ligeramente las palmas en un involuntario movimiento, cientos de pedazos de cristal vinieron hacia ella de la nada, haciéndola levantar los brazos para cubrir su rostro con ellos alarmada. Sus labios soltaron un ahogado suspiro antes de que descubriera su rostro haciendo que sus ojos se abrieran de par en par al encontrarse de vuelta en aquella celda de cristal en la que estuvo encerrada semanas atrás.
Era la misma. Desde los pisos de metal hasta el único banco en la pared de vidrio frente a ella. Lo único que no era igual eran las paredes de cristal, no eran más claras como el agua, se había vuelto repentinamente borrosas, tanto que casi parecían espejos, cada uno reflejando su imagen, todos mirándola fijamente, siguiéndola mientras ella giraba hacia cada dirección en busca de una salida.
Pero no había ninguna. Lo entendió cuando sintió sus reflejos comenzar a multiplicarse cada vez que giraba, provocando que sin dudar levantara las manos en un rápido movimiento para disparar un estallido hacia una de las paredes de cristal. Pero su energía no hizo más que rebotar contra uno de sus reflejos, disparándose a otro y rebotando con un tercero antes de finalmente regresar a ella golpeándola en el estómago y explotar en una verde tiniebla que hizo que su cuerpo saliera volando antes de estrellarse contra lo que le pareció una de las paredes de cristal, pues pudo escuchar el sonido de los vidrios rotos al momento en que su cuerpo atravesó esta.
Su cuerpo cayó bruscamente de espaldas, haciéndola apretar los ojos ante el impacto los cuales no tardó en abrir al sentir una brisa pasar por su cuerpo, logrando que estos visualizaran la cúpula de vitrales encima de ella, una cúpula que reconoció al instante y que pudo haber apreciado más de no ser porque esta comenzó a quebrantarse y fraccionarse en distorsionadas formas, algo que la obligó a ponerse de pie apresurada.
—Wanda.
Aquel repentino llamado la hizo girar en un rápido movimiento, sintiendo un momentáneo alivio que pronto se esfumó al momento en que Wanda no se encontró más en el hall del Santuario, sino en cambio, parada en el porche del refugio, pudiendo contemplar los primeros rayos de sol colarse entre los árboles.
Dejó escapar de sus labios un suspiro en forma de humo, cerrando los ojos al sentir una especie de calma de encontrarse en un lugar conocido, pero estos pronto se abrieron cuando el sonido de un par de risitas se hizo escuchar entre el silencio, provocando que frunciera el ceño al ver un par de pequeñas sombras adentrarse entre el bosque y llevándose con ellas las risitas que cada vez se alejaban más y más, haciendo que Wanda diera un paso decidida a intentar seguirlas pero cuando lo hizo, sintió su cuerpo caer en un profundo vacío.
Los ojos de Wanda se abrieron súbitamente, causando que se incorporara en un veloz movimiento al mismo tiempo que abría la boca tratando de tomar un poco de aire, con su corazón latiendo a toda velocidad, incluso pudiendo sentir una gota de sudor correr por su frente y ese repentino y frenético movimiento provocó que Loki, quien casualmente estaba durmiendo a su lado, también se despertara, tomando asiento y frunciendo el ceño consternado ante la reacción de la pelirroja.
—¿Qué pasó? ¿Qué sucede?
Se apresuró a preguntar, colocando su mano sobre la espalda de Wanda, pero la sensación del contacto hizo que Wanda volviera a la realidad, dándose cuenta finalmente de dónde estaba y haciendo que se volviera hacia él, comenzando a negar con la cabeza al mismo tiempo que se levantaba de la cama para alejarse de él, con la respiración aún temblorosa.
—No, aléjate de mí —murmuró, solo haciendo que la confusión de Loki aumentara.
—¿Qué? ¿Qué ocurre? —repitió, acercándose a ella tratando de tomar su mano.
—¡Dije que te alejes! —levantó la voz cuando el verde de sus ojos fue repentinamente reemplazado por un rojo brillante, causando que Loki se alejara de ella, mientras el ceño de su rostro se desvanecía lentamente, y en su lugar hacía que este se cubriera con una angustia desconcertante.
—Cariño, ¿qué sucede? —cuestionó una vez más, esta vez, en un tono más tranquilo.
—¿Qué me hiciste?
—¿Cómo?
—Algo me hiciste —respondió ella con firmeza—. ¿Qué fue? ¿Estabas tratando de jugar con mi mente?
—¿Qué? —negó con la cabeza apresurado—. No, no hice nada mi amor, te lo prometo, estaba durmiendo a tu lado, tienes que creerme.
—Los destellos de energía, en mi sueño, se volvían verdes cada vez.
—Ahí está, fue sólo una pesadilla. Todo fue un mal sueño.
—No, no lo fue —soltó Wanda, apenas dejándolo terminar—. Estaba totalmente consciente pero no podía despertar. Alguien me estaba haciendo esto.
—Te prometo que yo no fui mi amor, es más, puedes leerme si quieres.
Respondió Loki, esta vez, tomando una de las manos de Wanda sin pensarlo dos veces, colocándola en su frente, pero Wanda ni siquiera fue capaz de mover los dedos antes de que la mente de Loki se colara a la de ella. Él le entregó sus pensamientos temiendo que su repentina acción sólo la orillara a reaccionar sin siquiera leer su mente.
Loki soltó la mano de Wanda al observar cómo la duda abandonó su mente, haciéndola bajar esta a sus costados por primera vez, al mismo tiempo que su respiración comenzaba a calmarse.
—No fue una pesadilla —musitó, sacudiendo la cabeza de nuevo—. ¿Y si fue Mordo?
—¿Qué? —Loki frunció el ceño una vez más—. No, eso es imposible, él no puede manipular mentes, tú lo sabes —no pudo evitar suspirar al darse cuenta de que sus palabras no eran suficientes para consolarla—. Tienes mucho en tu cabeza en este momento, más ahora que le vamos a contar la verdad a tus padres, no sería nada extraño que tu subconsciente te esté jugando una mala pasada, tratando de lidiar con todo el estrés, sólo eso.
Wanda negó con la cabeza una vez más—. No. Yo sé lo que sentí y sé que no fui yo. Alguien me lo estaba haciendo. Tienes que creerme —suplicó mientras sus ojos cristalizaban—. Por favor.
Loki no pudo evitar asentir—. Te creo, brujita —hizo todo lo posible para sonreírle aún asintiendo—. Pero estás bien, ¿sí? Nada de te pasó. Estás aquí conmigo.
Insistió, moviéndose lentamente hacia ella hasta que estuvo lo suficientemente cerca como para abrazarla, sintiendo lo rápido que su corazón aún latía, lo que le hizo suspirar, sabiendo que sus palabras ya no eran suficientes para consolarla, no después de lo que Wanda había visto en su sueño, no cuando el sonido de aquellas risas aún resonaba en lo más profundo de su cabeza. Algo en ellas le resultaba muy familiar a Wanda. Algo que ella sabía que él no entendería.
Algo que ella ni siquiera era capaz de entender.
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Wanda exhaló una vez más, haciendo todo lo posible por concentrarse en su respiración, tratando de vaciar su mente de todo pensamiento. No podía recordar la última vez que había meditado, pero de lo que estaba realmente segura era que nunca había tenido tantos problemas para seguir ese primer paso, pero en su defensa, nunca antes había tenido tantas cosas de qué preocuparse al mismo tiempo.
Primero Mordo, luego los ataques y ahora, decirle a sus padres la verdad sobre Loki ahora que Steve sabía sobre él.
Inhaló y exhaló una vez más, cuando un suave golpe en la puerta hizo que abriera los ojos mientras esta se abrió, revelando nada menos que a su hermano menor, quien, después de unir su mirada con ella al hallarla sentada de las piernas cruzadas en el piso, entró a su habitación sosteniendo una bandeja de comida en sus manos.
—Creí haber escuchado que estabas despierta y pensé que bajarías a desayunar, pero como no lo hiciste, te traje esto —sonrió colocando la bandeja de comida en el tocador al lado de la puerta.
—Gracias Peter, pero... no tengo mucha hambre —hizo todo lo posible por devolverle la sonrisa.
—¿En serio? Apenas te he visto comer desde que llegamos aquí, ¿te sientes bien?
Ella suspiró, manteniendo firme su sonrisa—. Sí, estoy bien, es solo que tengo muchas cosas en mi cabeza en este momento.
—Bueno, tampoco creo que ayude que te quedes aquí encerrada todo el día. Podemos ir a caminar o lo que sea, a ti te gusta, y hay unas cascadas geniales que encontramos ayer con Sam y Bucky, no están tan lejos.
Escuchar el repentino entusiasmo en las palabras de su hermanito hizo que la sonrisa de Wanda se volviera genuina—. Has estado pasando mucho tiempo con ellos.
Peter no pudo evitar suspirar, empujando un poco la bandeja de comida para tomar asiento en el tocador con pesadez—. Pues, no hay mucho que hacer aquí en el medio de la nada. Tú has estado encerrado aquí y el tío Steve ha estado terriblemente callado desde ayer. Ha estado actuando bastante raro.
La sonrisa en el rostro de Wanda se borró ante las palabras de Peter. Él estaba en lo correcto. Había estado encerrada en su habitación demasiado tiempo como para darse cuenta de que saber lo que sabía sobre ella y Loki realmente estaba afectando a Steve—. ¿Ha dicho algo?
Negó con la cabeza—. Nada realmente. Ni siquiera Sam o Bucky saben qué le pasa, pero supongo que simplemente se arrepiente de haber aceptado quedarse aquí con nosotros. Apuesto a que tiene cosas mucho más importantes que hacer en Wakanda que hacer de niñera aquí —exclamó en un tono sarcástico, rodando los ojos con molestia, algo que desconcertó a Wanda.
—Él no es así, Peter. Es el mismo tipo que recordamos. Nuestro tío, ¿sí?
—Que tú recuerdas —le aclaró apresurado—. Pero no podría decirte yo. Apenas me ha hablado desde que volvió. Él no es mi tío.
Wanda juró que sintió su cabeza comenzar a dar vueltas una vez más ante el desprecio con el que esas palabras salieron de la boca de su hermano. No podía creer que su egoísmo hubiera hecho que Steve lo ignorara por completo porque estaba demasiado ocupado preocupándose por ella. De la misma manera que lo habían estado sus padres durante tanto tiempo. De la misma manera que todos lo estaban descuidando por completo, todo por culpa de ella.
—Bueno, MJ me envió las tareas de ayer, así que tengo que ponerme al día con algunos deberes de química —soltó levantándose del tocador, haciendo que Wanda volviera a la realidad—. ¿Estás segura de que no quieres nada de comer?"
Ella no pudo evitar sonreírle una vez más. Incluso después de todo, él todavía continuaba preocupándose por ella—. No, estoy bien así, y a decir verdad siento náuseas en este momento —respondió ella, dejando caer la cabeza hacia atrás, jadeando mientras el mareo sólo comenzaba a volverse más intenso.
—Ahora que lo mencionas te ves pálida —añadió inevitablemente frunciendo el ceño—. ¿De verdad estás segura de que estás bien?
—Sí, eso creo —suspiró una vez más—. Tal vez sólo necesito descansar un poco. Hace mucho que no duermo bien.
Él la miró con incertidumbre por un momento—. Bueno, hay un poco de jugo allí —mencionó señalando la bandeja de comida que había dejado—. Ya sabes que papá solía hacernos tomar mucho cuando estábamos enfermos o vomitábamos. Estaré en mi habitación si necesitas algo.
Ella asintió, provocando que finalmente él saliera de su habitación, cerrando la puerta detrás de él, haciendo que la habitación cayera en completo silencio, algo que Wanda esperaba que la ayudara a concentrarse en su respiración ya que los mareos y las náuseas habían comenzado a causarle malestar estomacal al momento en que escuchó la palabra "vomitar" salir de la boca de su hermano, y se arrepintió inmediatamente de haberle mentido al decirle que no se sentía enferma.
Había estado sintiéndose mareada toda la mañana y para ese punto estaba comenzando a preguntarse si acaso era algo más, sin embargo, no había podido estructurar un solo pensamiento en toda la mañana, no había podido desde que había despertado de esa pesadilla de la noche anterior, todo se reducía a ideas confusas e inconclusas.
Excepto por esa pequeña, diminuta y completamente trastornada que le vino a la mente al momento en que sintió que sus ejercicios de respiración ya no eran suficientes para controlar las náuseas que sentía.
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Los ojos de Wanda siguieron una estrella fugaz de color púrpura que apareció en su campo visual durante apenas un par de segundos antes de desaparecer bajo una de las cientos de miles de estrellas que podía ver a través de la ventana de lo que ahora era su dormitorio.
Sabía que las estrellas que pintaban el cielo nocturno que solía ver en "casa", ni siquiera eran una pequeña fracción de las muchas que en realidad existían, y ni siquiera las magníficas noches estrelladas que había visto las pocas veces que había acampado eran una pequeña fracción de las muchas que podía ver en ese momento.
Eran miles de millones. Todos allí. Todas quietas para sus ojos.
Sin embargo, la repentina sensación de un cosquilleo en su nuca, hizo que rápidamente desviara su mirada de la ventana hacia la puerta de su habitación, inevitablemente sobresaltándose al ver aquella figura masculina entrar por la puerta quien imitó su acción ante su repentino movimiento.
No podía explicar cómo, pero lo había sentido atravesando su puerta, a pesar de no haber hecho un solo ruido, casi como si en alguna parte de su mente lo hubiera visto, dando ese paso, mirándole la espalda con esos penetrantes ojos azules.
—Lo lamento, no quise asustarte —se disculpó Loki, levantando ambas manos en el aire para tranquilizar a Wanda—. Sé que ha sido un largo día para ti y solo quería asegurarme de que estabas bien, o si necesitabas algo, o... —habló, dando otro paso hacia ella, pero ella no pudo evitar dar un paso atrás, provocando que él se detuviera—. Lo siento.
Se disculpó en un tono suave, observando la aprehensión en sus ojos. Sin embargo, no podía culparla, tenía todo el derecho a temerle, después de todo, él había sido quien la había alejado de su hogar y de todo lo que conocía. Tenía todo el derecho a no confiar en él.
—Te prometo que no voy a hacerte daño, brujita —le sonrió, y una sonrisa gentil y dulce fue lo que ella vio—. Y no es como si pudiera. Eres mucho más poderosa que yo, que cualquier otro hechicero en todo el universo para ser más precisos. Podrías derrotar a quien quisieras. Estás destinada a gobernarlo todo, eso es lo que dicen las historias —relamió sus labios, riendo ante sus propias palabras—. Pero sé que eso ya te lo dijo.
Las palabras de Loki hicieron que Wanda agachara la mirada al mismo tiempo que el miedo en sus ojos era repentinamente reemplazado por una angustia indescriptible, algo que hizo que la sonrisa del asgardiano se desvaneciera ligeramente.
—No creo que lo sea —habló por primera vez—. No creo que sea el mito que él me dijo que era. Nunca he hecho nada. No tengo poderes. No soy especial.
Loki tragó ante las palabras de la joven, reconociendo ese sentimiento en ella, ese mismo sentimiento que había sentido toda su vida, un sentimiento que te invade cuando te alimentan con mentiras día y noche para hacerte creer que no eres especial, que no naciste destinado para grandes cosas, que no tienes ningún glorioso propósito.
Él lo entendía.
—Te han ocultado la verdad toda tu vida y yo comprendo, más de lo que puedas imaginar, lo difícil que es aceptar que las personas en las que más confiabas, que aseguraban amarte incondicionalmente, te ocultaran tu verdadera identidad, haciéndote creer que no eres especial, que tu vida no está destinada a nada, pero lo estás. Tu destino ha sido escrito durante milenios, narrado en cientos de libros antiguos, tallado en las historias de innumerables magos en todo el universo, incluso una Gema del Infinito, una de las creaciones más poderosas de todo el cosmos, te eligió. Eso tiene que ser suficiente para que creas que eres especial. Destinada a hacer grandes cosas.
Sus ojos se encontraron al hallarse frente a frente, ya que el asgardiano había caminado audazmente hacia la chica durante todo su discurso, permitiéndole observar cómo la mirada triste en sus ojos se convertía en una intrigante.
—Estoy seguro de que hay algo de poder en ti ansioso por salir a la luz. Sólo tienes que creer que existe y rendirte ante él —continuó Loki, esta vez, alcanzando la mano de Wanda, que ella apartó en un movimiento involuntario una vez más—. ¿Puedo?"
Preguntó esta vez, alzando las cejas, y todavía un tanto dudosa, Wanda le dio su mano que él tomó entre ambas, llevándosela a su frente.
—Inhala y exhala —le indicó tras soltar un profundo suspiro—. Concéntrate. Intenta llegar más allá. Intenta encontrar un camino hacia el interior. Concéntrate en lo que deseas. Algo que busques encontrar.
Wanda cerró los ojos tras la primera petición de Loki, siguiendo cada instrucción que él le daba. Intentando llegar más allá mientras apretaba los ojos. Tratando de encontrar una manera mientras apretaba los dientes. Centrándose en lo que ella buscaba encontrar mientras él exhaló una vez más.
Mi dulce niño. Tienes un propósito tan glorioso como el de tu hermano.
Los dos nacieron para ser reyes.
¿Así que no soy más que otra de tus reliquias robadas, confinada aquí hasta que pudieras necesitarme?
Fui una sombra tuya. Siempre a la sombra de tu grandeza.
¿Y yo tampoco soy tu madre?
¿Soy el monstruo, la pesadilla, con la que asustan los padres a sus hijos?
Los ojos de Wanda se abrieron repentinamente al momento en que Loki soltó su mano, ambos jadeando al sentirse el uno al otro y en cuestión de segundos, los ojos de Wanda se cristalizaron.
Ella jamás imaginó que había tanto dolor dentro de él. Nunca imaginó que podría sentir el mismo dolor que sintió el día que perdió a su familia, pero de alguna manera, ver sus recuerdos había logrado que su corazón se estrujara de la misma manera que aquel día.
Sin embargo, Loki no sintió nada más que lo que sentía todos los días.
—Sabía que podías —le sonrió levemente, pero pronto esa sonrisa se tornó en una mirada confundida cuando la vio, a pesar de sus ojos llorosos, sonriendo con una especie de desconcierto—. ¿Qué ocurre?
—Tu corazón —mencionó, solo confundiéndolo aún más—. Puedo sentirlo, latiendo dentro de mí.
Una repentina risa distante de un niño hizo que Wanda abriera los ojos, haciendo que éstos miraran su reflejo en el sucio espejo del baño de la estación de servicio en el que había estado parada durante lo que sintió como una eternidad.
No podía creer que realmente lo estuviera haciendo. Realmente haciéndole caso a esa pequeña y diminuta parte de su paranoica mente.
Y sin embargo, allí estaba.
Se había escapado del refugio, había conducido kilómetros hasta la estación de servicio más cercana que pudo encontrar, había esperado todo el tiempo que le indicaron las instrucciones, con la mente vacía como nunca antes, con ese único recuerdo en ella.
La primera vez que sus corazones se encontraron.
Podía recordar lo rápido que latía el de él en ese momento, casi tan rápido como el suyo comenzó a latir una vez que suspiró, finalmente tomando aquel pedazo de plástico blanco que yacía en el lavabo.
Inhalando y exhalando, tal como él le había enseñado.
Y nada. Ni una sola lección había aprendido de él, ni de Mordo, ni de sus padres. Absolutamente nada la había preparado para leer aquella palabra en la pequeña pantalla del trozo de plástico que tenía en la mano:
Embarazada.
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Y aquí lo tienen, sin previo aviso, el final de la primera parte.
Esta historia es muy especial para mí y estoy tan feliz de poder compartirla con el mundo.
Esperen una pequeña sorpresa muy especial para Navidad, pero fuera de eso, nos vemos en 2025 para la segunda parte.
Créditos a @wandasmercy en Instagram
-valeequi.
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