capítulo 1. viejas familiares amenazas
Tiempo.
Espacio.
Realidad.
Es más que un sendero lineal, es un prisma de posibilidad ilimitada, donde una sola elección puede dividirse en realidades infinitas y crear mundos alternos a los que ya conocen.
O a veces un solo evento, un solo ser escrito diferente, o quizá muchos al mismo tiempo.
Lo único seguro en este vasto multiverso es que todas las ramificaciones abren paso a infinitas historias por contar, como esta, en Upstate, Nueva York, donde el sol comenzaba a ponerse pintando un comedor anaranjado donde un hombre y una joven se hallaban sentados frente a frente en completo silencio, tal como lo habían estado desde el momento en que tomaron asiento y en donde lo único que podía oírse era el sonido de los cubiertos rechinar contra los platos.
Tony Stark aclaró su garganta antes de llevarse un nuevo bocado a su boca en un fallido intento por llamar la atención de su castaña hija, quien simplemente continuó jugueteando con la comida de su plato lo que ocasionó que bufara antes de probar un nuevo bocado.
—¿No es exquisito este bistec? —Tony soltó finalmente rompiendo con el silencio de la habitación—. Forbes dice que hay cuatro trucos para cocinar el bistec perfecto. Primero comienzas con el corte correcto, cuanto más grueso, mejor —continuó, aún masticando su último bocado—. Luego te aseguras de sazonarlo en exceso para obtener una perfecta corteza chamuscada, quién lo hubiera pensado, ¿no?
Soltó una leve risa provocando que Wanda finalmente levantara la mirada al mismo tiempo que probó un nuevo bocado, cayendo en una interminable batalla de miradas bajo otro profundo silencio antes de asentir levemente hacia ella.
—Está bien —dejó caer su tenedor sobre su plato para levantarse y caminar hacia la barra, tomando la carpeta que estaba sobre esta—. ¿Quieres hablar de esto entonces?
—¿Qué hay que hablar? —Wanda finalmente habló—. Ya dijiste la última palabra.
—Oh, así que ya hablas —exclamó Tony con sorpresa irónica—. Veamos —abrió la carpeta haciendo que Wanda fuera la que arrojara su tenedor esta vez—. Combate, notas máximas. Espionaje, notas máximas también. Habilidades sociales, ¿quieres adivinar?
—¿Qué más necesitas escuchar entonces? —Wanda levantó la voz esta vez—. Estoy más que calificada y lo sabes.
—No me importa qué tan calificada estés, pensé que lo dejé bastante claro la última vez: ¡no te unirás a S.H.I.E.L.D.!
—¿Por qué? ¡¿Por qué no puedes entender que es lo que quiero hacer?! —Wanda gritó también.
—¿Por qué no puedes entender que todo lo que quiero es protegerte?
—Ya no soy una niña, papá, puedo protegerme sola.
—Siempre vas a ser mi niña.
Tony respondió en un tono más suave, haciendo que Wanda suspirara. Simplemente no lograba entender las razones de su padre para no dejarla convertirse en una agente de S.H.I.E.L.D., había estado poniendo en riesgo su vida durante décadas desde el momento en que creó su primer traje. Él mejor que nadie debería entender su deseo de ayudar a los demás, de ser alguien en el mundo.
—Bueno, no lo soy —replicó Wanda, con más dureza de la que pretendía—. Y no importa cuántas veces consigas que me rechacen, voy a seguir intentándolo hasta que lo consiga. Soy igual de terca que tú, ¿lo recuerdas?
Wanda cruzó de brazos dejándose caer sobre su silla mientras que Tony abrió su boca listo para decir algo más cuando el sonido de la puerta cerrándose se hizo escuchar, lo que le dio a Wanda la oportunidad perfecta para tomar su plato y caminar hacia el fregadero de la cocina al momento en que una pelirroja entraba en la habitación, justo cuando Wanda arrojó su plato dentro de éste, permitiendo que la mujer percibiera la tensión en la habitación antes de que siquiera pudiera parpadear.
—Vino tía Nat —enunció caminando fuera del comedor sin molestarse en dedicarle una mirada a Natasha Romanoff.
—¡Y te complacerá saber que hoy fue el último día de esta agente Sharon Carter!
Tony gritó tan fuerte como pudo ahora que Wanda ya se encontraba a media escalera, azotando su puerta como respuesta que solo provocó que Natasha abriera los ojos con incredulidad.
—Y yo que pensaba que la etapa de adolescente rebelde sería la peor —suspiró, agitando la carpeta que aún sostenía en su mano hacia Nat—. ¿Tenías idea de esto?
—¿Quieres que te mienta? —cuestionó ella, ya que ambos sabían perfectamente la respuesta.
—Es que no sé qué más hacer. Nada la detiene —respondió, finalmente arrojando la carpeta a la barra.
—Tal vez eso sea una buena señal, una señal de que está lista.
—¿Quieres hacer esto de nuevo?
—Lo único que digo es que ella es una guerrera, ¿de acuerdo? Es inteligente, es valiente, es persistente. Lo tiene todo para convertirse en una gran agente y es obvio que de alguien lo aprendió.
Tony suspiró de nuevo, Romanoff siempre sabía de qué hilos tirar—. Es muy joven —negó con la cabeza.
—Yo era más joven que ella cuando me uní.
Musitó Natasha, haciendo que Tony desviara su mirada. Él lo sabía muy bien, ya que fue él quien intervino por ella con Fury, cuando Clint Barton quiso reclutarla para S.H.I.E.L.D. después de desobedecer su orden de eliminarla. Tony se vio a sí mismo en ella, creía que las personas podían cambiar y él era una prueba de ello, pero eso fue hace mucho tiempo ya, ahora era un padre y no podía evitar preguntarse si tomaría la misma decisión.
—¿Qué es lo que haces aquí? Es tarde —cuestionó, no queriendo continuar con dicha conversación.
—Estábamos tratando de comunicarnos contigo pero tus comunicadores estaban apagados —respondió Nat, tomando la tableta que había tenido con ella todo este tiempo y entregándosela a Tony—. Hubo un ataque en el Fridge, no hubo bajas, pero cinco agentes fueron lesionados. Hablamos con ellos y dijeron que estaban buscando el Cetro.
Tony observó cuidadosamente las imágenes en la tableta hasta que escuchó la última palabra salir de su boca—. ¿El Cetro de Loki?
Nat asintió—. No estamos seguros de quién fue el atacante, dicen que no vieron a nadie y las imágenes se perdieron —comentó mientras Tony escaneaba la información, antes de continuar tímidamente—. No crees que pueda ser...
—No —Tony se apresuró a responder, levantando los ojos nuevamente—. No puede ser.
—Pues, quienquiera que sea, lo está buscando y sabemos lo peligroso que puede ser esa cosa, así que deberíamos poner todas nuestras instalaciones en alerta máxima.
—Sí, encárgate de eso —ordenó mientras le devolvía la tableta, alejándose unos pasos de ella.
—Enseguida —volvió a asentir, antes de llevar su mano a su oreja y encender su auricular—. Habla la agente Romanoff, estamos en alerta máxima, refuercen la seguridad en todas las instalaciones de almacenamiento y prepárense para cualquier posible ataque.
Anunció, mientras Tony se frotaba las manos en un involuntario acto de nerviosismo, uno que Nat captó, no por sus años de entrenamiento en espionaje, sino por la cantidad de años de conocerlo.
—No te preocupes, Tony, encontraremos al atacante antes de que encuentre el Cetro —mencionó en un esfuerzo por consolarlo.
—No estoy preocupado por eso —aclaró rápidamente—. Nunca lo encontrará. Me he asegurado de eso.
Mencionó para desviar nuevamente la mirada, esta vez a un punto específico, solo haciendo que Nat imitara su acción. Aunque le había mentido, estaba preocupado, las cosas habían estado demasiado tranquilas durante mucho tiempo, tanto que había comenzado a acostumbrarse y ese Cetro solo le traía recuerdos que con tanto esfuerzo había logrado dejar atrás. Menos mal que no importaba cuántas instalaciones de S.H.I.E.L.D. pusieran de cabeza, nunca iban a poder encontrarlo ahí.
-:-
Un nuevo suspiro salió de la boca de Wanda al permanecer recostada sobre su cama, mirando el techo de su habitación de la misma manera que lo había estado haciendo desde el momento en que le azotó la puerta a su papá. Había perdido la noción de cuánto tiempo había pasado desde entonces, pero ya no le importaba, porque no importaba cuán segura se había mostrado con él antes, estaba comenzando a creer que él se saldría con la suya esta vez.
Con esta vez, ya eran cuatro las veces que había intentado unirse a S.H.I.E.L.D., pero no importaba que tan bien le fuera en las evaluaciones, cuando tu padre es uno de los grandes jefes. Él siempre tendría la última palabra.
Toc, toc.
Wanda rodó los ojos al escuchar que llamaban a su puerta—. ¡Vete papá!
Gritó, pero justo cuando lo hizo, la puerta se abrió provocando que ella se llevara una almohada a su rostro, incapaz de tener otra discusión. Una pelea con un papá al día era más que suficiente para ella.
—No soy papá —respondió una tímida voz, haciéndola descubrir su rostro—. Y traje helado.
Ella no pudo evitar reír al unirse sus ojos con los de él, agitando el helado y las cucharas hacia ella, lo que provocó que le hiciera una seña con la cabeza para que él finalmente entrara, cerrando la puerta detrás de él y tomando asiento a su lado, mientras que ella hizo lo mismo.
—Lo siento, Peter —se disculpó con su hermano menor.
—Con que así de malo, ¿no? —preguntó tímidamente otra vez.
—¿No es por eso que trajiste el helado? —ella respondió en un tono sarcástico, haciéndolo desviar la mirada.
—Pensé que no podía equivocarme con el helado. Si lo habías logrado, tendríamos algo con que celebrar y si no...
—Bueno, ¡salud! —exclamó tomando una cuchara de su mano—. Papá ganó. Otra vez.
Peter la miró nuevamente, suspirando con pena—. Lo lamento.
—No es tu culpa —respondió apresurada.
—Aún así, sé cuánto lo deseas.
—Bueno, eso no importa. Ambos sabemos que él nunca me dejará.
—Bueno... tiene sus razones —la instó esta vez, haciendo que ella frunciera el ceño con incredulidad.
—No, no tú también otra vez....
—Todo lo que digo es que él no te deja no porque no confíe en ti, sino porque no quiere que te lastimen —explicó apresurado—. Y yo tampoco lo quiero —confesó entonces—. Eres mi única hermana.
Wanda suspiró, observando a Peter quien hacía su mayor esfuerzo por esconder su verdadera angustia—. Nada malo me va a pasar, Peter...
—Sí, dices eso, pero ambos sabemos lo peligroso que es ese trabajo, ¿por qué insistes con él? —cuestionó, levantando la voz más de lo que quería.
—¡Porque quiero hacer algo importante con mi vida! —ella le gritó, arrepintiéndose al instante—. Mira, no soy una genio como tú o nuestros padres. Nunca voy a descubrir algo o construir algo o convertirme en un superhéroe, pero aún así quiero poder ayudar a otros, protegerlos, siento que debo hacerlo solo por el hecho de estar aquí hoy.
Peter asintió, realmente entendía por qué Wanda lo deseaba tanto, ella había dejado claro sus motivos desde el inicio, pero a pesar de eso, también entendía la razón de su padre, compartía la misma preocupación cómo se lo había dejado en claro. No sabía qué haría si algo le sucedía, porque a pesar de que ella era siete años mayor que él, sentía que era su responsabilidad protegerla como hermano.
—Eso es exactamente lo que papá también quiere —no pudo evitar mencionar.
—Sabes, si vas a seguir defendiéndolo, será mejor que te vayas...
—No, no lo hago —aclaró apresurado, abriendo el bote de helado—. Ya terminé.
—Más te vale.
Respondió ella, haciendo que él asintiera nuevamente, mientras le mostraba tímidamente el helado, volviéndole imposible no reír, para finalmente introducir su cuchara en el helado tal como lo hizo él.
Y así de simple, Peter fue capaz de hacerla olvidar que tan molesta estaba antes, aunque sea por un momento, él siempre era capaz de ello, se sentía afortunada de tenerlo y al mismo tiempo, su deseo de unirse a S.H.I.E.L.D. sólo se hizo más fuerte. No podía dejar que nada malo le pasara a él de nuevo, al final de cuentas, él también era su único hermano. Su hermanito.
-:-
La noche pasó y gracias a Peter, Wanda fue capaz de conciliar el sueño. No obstante, hoy era un nuevo día y sabía que tarde o temprano tendría que volver a enfrentar a su padre, pero no pensó que sería tan pronto al momento en que escuchó un golpe a su puerta al encontrarse sentada cepillando su cabello, preparándose para el día.
Pero no respondió, solo logrando que la puerta se abriera lentamente hasta que, a través del espejo frente a ella, pudo encontrar ese par de ojos que también hallaron los suyos, haciendo que rodara los de ella.
—No quiero hablar sobre ayer —dijo, antes de que él pudiera decir una sola palabra.
—Lo siento por ti —suspiró—. Sabes que tenemos que hacerlo.
—¿Qué hay que hablar? —respondió mientras él se adentraba a su habitación, aproximándose lentamente a ella—. Papá ya te contó todo.
—Sí, por supuesto que lo hizo —mencionó, colocando suavemente sus manos sobre sus hombros—. Con qué notas máximas, ¿eh? Estoy impresionado —continuó, dibujando inevitablemente una pequeña sonrisa en su rostro.
—Gracias —le devolvió con la misma sonrisa—. ¿Eso significa que lo vas a hacer cambiar de opinión papá?
Cuestionó Wanda haciendo que Stephen Strange dejara ir sus hombros para caminar hacia su cama y tomar asiento en esta, mientras ella giró, siguiendo cada uno de sus movimientos para finalmente observarlo frente a frente.
—Tú y yo sabemos que no puedo hacer que tu padre cambie de opinión sobre esto, mi amor.
Respondió Stephen, haciendo que Wanda rodara los ojos para mirar hacia otro lado. Sí que lo sabía, al final de cuentas, había aprendido a ser terca de él, pero no podía dejar de tener una pequeña esperanza de que su padre pudiera cambiar la opinión de su otro padre. Había demostrado ser el único capaz de hacerlo.
—Entonces, ¿de qué hay que hablar?
Él volvió a suspirar—. Sé por qué quieres unirte, cariño, sabes que lo hago, pero también tienes que entendernos a nosotros. Todo lo que tu papá y yo hemos hecho es para que tú y tu hermano estén seguros, para que tengan una vida normal.
—¿Dónde está lo normal en ser la hija de un hechicero y un superhéroe? —cuestionó en un tono irónico, uniendo sus ojos con los de él nuevamente.
Stephen rió entre dientes—. Está bien, tú ganas.
Stephen relamió sus labios al mismo tiempo que sus ojos inevitablemente se enfocaron en las muchas fotografías que se hallaban en la repisa detrás de su hija, en específico aquella en un marco dorado, una de las primeras que los cuatro se habían tomado poco después de que él y Tony la adoptaran, solo logrando que recordara el juramento que se habían hecho en ese entonces: protegerla ante todo.
—Ven — le pidió y ella no dudó en hacerlo, tomando asiento a su lado—. Tú, mejor que nadie, sabes que hay mucha maldad allá fuera, y todo lo que tu padre ha hecho desde el momento en que tomó las riendas de la compañía de su padre fue para intentar arreglarlo, para que no tenga que perder a nadie más como perdió a tu abuela —suspiró—. Nunca se perdonaría si algo malo te pasara, así que, ¿puedes al menos intentar entenderlo?
Wanda suspiró con pesadez. No era egocéntrica, sabía por qué su padre no quería que se uniera a S.H.I.E.L.D., pero no podía entenderlo viniendo del tipo que voló a través de un agujero de gusano con una bomba nuclear. Sin embargo, no podía discutir con Stephen, no era su culpa que su esposo fuera un gran hipócrita.
—Lo intentaré —musitó.
—Esa es mi chica —sonrió, inclinándose para colocar un corto beso en su frente—. Será mejor que me vaya. Tenemos una reunión en el cuartel general —mencionó mientras se ponía de pie haciendo que Wanda frunciera el ceño.
—¿Pasó algo? —preguntó ella, realmente curiosa.
—Nada de qué preocuparse, mi amor —le guiñó un ojo— Que tengas un buen día.
—Tú también, papá.
Respondió con una sonrisa en su rostro, mientras él abandonaba su habitación dejándola sola de nuevo y tan pronto como no hubo ningún rastro de su padre, la sonrisa en su rostro se desvaneció.
Estaba cansada de ser tratada como una niña pequeña, pero sabía que después de lo que había pasado ayer, no tenía sentido discutir por eso ahora. Pero no estaba lista para darse por vencida, porque así como había aprendido todos los malos rasgos de Tony, había aprendido los buenos y no estaba lista para darse por vencida. No tan pronto.
-:-
—¿Qué sabemos entonces?
Preguntó James Rhodes de brazos cruzados, girándose para mirar a Natasha quien se hallaba parada al frente de la sala de conferencias principal en el Centro de los Nuevos Vengadores, haciendo que el resto de las personas en la sala imitaran su acción.
—No mucho —inició, presionando su tableta mientras las imágenes que le había mostrado a Tony la noche anterior aparecieron en la pantalla detrás de ella—. No hay confirmación visual del atacante, hemos revisado las imágenes muchas veces y nada.
—¿Entonces es un fantasma? —respondió Rhodey, levantando las cejas.
—Tal parece que sí —replicó Nat—. Lo único que sabemos es que estaba tras el Cetro.
—Creemos que podría ser...
—No vayamos allí todavía —intervino Tony por primera vez, sin dejar que Bruce terminara su oración, el mismo pensamiento que casi todos en esa habitación compartían, incluido él.
—Tenemos que estar abiertos a la posibilidad, Tony —respondió Nat esta vez—. En quince años, nadie más que HYDRA ha estado tras él..
—¿Y no puede ser HYDRA? —cuestionó ahora Rhodey con el ceño fruncido.
—No hay manera —Bruce se apresuró a decir—. Derribamos a HYDRA por completo, ¿estamos todos de acuerdo en eso?
—Stephen, tú eres el experto en cosas interdimensionales —señaló Nat ahora cruzando los brazos—. ¿Podría ser algo que no hemos enfrentado antes?"
Todos los ojos se centraron en Stephen, sentado en el asiento más alejado de la sala, quien había estado observando en silencio la conversación hasta ese momento.
—El Orbe no ha mostrado ninguna brecha, así que no —finalmente habló—. Quienquiera que esté detrás del Cetro debe estar en la Tierra.
—Muy bien, entonces debemos discutir el plan de contención antes de que algo se filtre al Departamento de Defensa —incitó Rhodey, volviendo a mirar a la pelirroja.
—Ya pusimos todas las instalaciones en alerta máxima y nosotros...
Nat no pudo evitar detenerse y fruncir el ceño lentamente girando la cabeza al igual que lo hizo Bruce, mientras Rhodey separó sus brazos por primera vez, con el mismo ceño fruncido que tanto Tony como Stephen compartieron, al momento en que los cinco escucharon un sonido apenas audible que pronto comenzó a hacerse más fuerte, cada vez más cerca hasta que todos pudieron escucharlo justo sobre sus cabezas: un incomparable trueno.
Sus ojos se encontraron por unos segundos al Tony ponerse de pie para finalmente salir de la sala, seguido velozmente por el resto mientras el pensamiento nacía en su cabeza, el mismo pensamiento que el resto de ellos compartían.
Puede que hayan pasado muchos años, pero uno nunca puede olvidar el sonido que escuchas cuando un Dios del espacio llega a tu patio trasero.
Y así, los cinco se detuvieron lentamente afuera, donde se hallaba el asgardiano dios de ojos celestes, sosteniendo su martillo y mirándolos, volviendo ahora seis las personas que no podían creer a quién tenían frente a ellos.
—¡Vas a pagar por ese césped!
Gritó Tony, todavía a unos metros de él y de la ahora quemadura circular sobre la que él se encontraba parado, lo que hizo que Thor finalmente dibujara una sonrisa en su rostro al aproximarse Tony a él, seguido por el resto que lentamente dibujaba las mismas sonrisas en sus rostros.
—También me da gusto verte, Stark —dijo finalmente, mientras Tony se inclinó y compartió un breve abrazo con él.
—No has envejecido ni un día —dijo Rhodey mientras Bruce copiaba la acción de Stark.
—Y todos ustedes se ven tan viejos —respondió mientras Stephen se separaba de su propio abrazo—. Excepto por ti, viuda.
Aclaró rápidamente mientras ella esperaba última, con los brazos cruzados, para finalmente unirse a él en un abrazo mientras el rostro de Tony inevitablemente borró la sonrisa que logró mantener por un momento, mientras Stephen imitó su acción, ambos compartiendo la misma preocupación.
—Es bueno tenerte aquí, amigo —intervino Tony de nuevo.
—Gracias —el rostro de Thor también se tornó serio—. Y me gustaría decir que después de todos estos años estoy aquí para ponerme al día, pero no es así.
—Me lo temía —suspiró Stark.
Thor asintió—. Hace un par de días, descubrimos que mi hermano se había escapado de su celda. No sabemos hace cuánto tiempo —dijo, haciendo que todos intercambiaran miradas entre sí—. Nos estaba engañando. Lanzó un hechizo sobre Heimdall, él ya no puede verlo más y creemos que alguien lo ayudó con ese hechizo y podría haber estado trabajando con esta persona desde entonces —continuó—. No tenemos idea de dónde está, pero tengo suficientes razones para creer que podría estar aquí en la Tierra.
Nat abrió la boca rápidamente y se volvió hacia Tony, quien levantó la mirada para encontrar la de Stephen frente a él. Sería mentira decir que esa idea no cruzó por su mente desde el momento en que Natasha la sacó a relucir por primera vez, pero en ese momento se negó incluso a creer en esa posibilidad. Pero ahora, teniendo a Thor frente a él y después de todo lo que había dicho, no necesitaba escuchar más para juntar las piezas en su cabeza e inevitablemente, sus manos encontraron el camino de regreso a la otra.
Realmente estaba sucediendo.
-:-
—Bien, asegúrate de que todos los modelos estén renderizados y subidos para el final del día, y diles a los de UX que necesito los informes finales para ayer.
—De acuerdo, señorita Stark.
Un joven respondió a las órdenes de Wanda, devolviéndole la tableta que le había entregado minutos antes, antes de salir de la habitación que era la oficina de Wanda en la multinacional de tecnología más grande del mundo: Industrias Stark, la empresa que resultaba ser de su padre.
Después de casi cinco años de intenso estudio y arduo trabajo, Wanda encontró un camino por su cuenta a través de la compañía de su padre convirtiéndose en la Gerente Junior de Proyectos más joven que Industrias Stark había presenciado con tan solo veintidós años. Pero ella anhelaba más. Una vida detrás de las sombras no era vida para ella en lo absoluto.
Suspiró al finalizar de escribir un informe, antes de tomar su propia tableta y salir de su oficina, de la misma manera que el joven lo había hecho segundos atrás, hacia el pasillo lista para tomar el ascensor al final de éste, cuando de la nada, entre destellos de verdes chispas, la imagen de un hombre de cabello negro se manifestó justo frente a ella.
Se detuvo inevitablemente, a unos cuantos metros de él, mientras que el hombre fijó sus ojos sobre los de ella luego de escanearla de pies a cabeza, antes de dibujar lo que le pareció a ella era una sonrisa, que solo hizo que sus cejas se curvaran en confusión, casi convirtiéndose en un ceño fruncido.
—Me disculpo —finalmente habló él, dejándola escuchar su voz por primera vez—. No fue mi intención asustarte —continuó, mientras ella permanecía inmóvil—. Estoy aquí con buenas intenciones.
Wanda no se movió, apenas y pudo parpadear un par de veces analizando cada centímetro del rostro del extraño, algo en él le resultaba extremadamente familiar pero no podía entender por qué. Estaba segura de que nunca había visto a esa... persona, en toda su vida.
—¿Quién eres? —finalmente encontró el valor para preguntar, haciendo que el misterioso hombre levantara las cejas ante la pregunta. Algo acerca de escuchar su voz lo hizo hacer aquello.
Su sonrisa creció de repente—. Lo lamento —respondió—. Soy Loki.
Todo lo que necesitó fue que él dijera su nombre para que la expresión de Wanda cambiara repentinamente. Su ceño fruncido desapareció al mismo tiempo que abrió la boca totalmente atónita.
Estaba segura entonces de por qué su rostro le resultaba familiar, y también tenía razón, nunca lo había visto en persona, pero se sentía como si lo hubiera hecho, que es lo que sucede cuando tienes al hombre que casi mata a tus padres justo frente a ti. Había escuchado atentamente sus historias y ahora, el gran monstruo del que solía tener miedo, estaba justo frente a ella:
Loki Laufeyson.
-:-
Hola. Esta historia no es mía, está inspirada en @wandasmercy en Instagram, creó una historia increíble que merecía ser contada. Créditos totales a ella por la idea original.
Gracias por darle una oportunidad a esta historia, amo Marvel y amo a Wanda, espero amen esta historia tanto como yo.
-valeequi.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top