CAPÍTULO 9

LOGAN

La noche anterior había descubierto algo importante con lo que tenía que acabar de inmediato; mientras más rápido descubriera quien era ella, más rápido mi interés desaparecería y la obsesión terminaría; así que eso es lo que debía hacer, descubrir hasta el más mínimo detalle sobre Ivy y demostrarme que ella no era tan interesante como parecía.

Permanecimos en el techo hasta que distinguimos los primeros rayos de luz y entonces sí que fue un desafío regresar a las habitaciones, pero finalmente lo conseguimos sin ser descubiertos y ahora me encontraba esperando a que vinieran a sacarnos del encierro.

Ahora todo estaba más tranquilo, anoche me había desecho del teléfono haciéndolo añicos en el techo y en cuanto regresé a la habitación, le envié un mensaje de texto a Enzo desde el teléfono desechable y después proseguí a ocultarlo todo; si Enzo había hecho lo que le ordené, gran parte de los guardias y del personal médico me ignoraría por completo, lo cual me permitiría moverme con mayor libertad y comenzar a mover las piezas para cuando llegara el momento de salir de este lugar; pero no podría hacerlo solo, aun había algunas cosas que necesitaba para que mi plan funcionara y esa era la parte de la cual debía encargarse Ivy.

Yo podía comprar a los guardias y manejarlos a mi antojo, pero no conocía lo suficiente el manejo de este establecimiento; no conocía a los carceleros ni a los prisioneros, así que no podía aprovecharme y utilizarlos, pero Ivy si los conocía y sabía justo como manipularlos; eso había quedado demostrado.

Ella podía no tener los contactos y el dinero que yo poseía, pero tenía algo que yo no podía comprar; ella había logrado que le tuvieran miedo y respeto, ella había conseguido caminar libre por este lugar sin la necesidad de pagar por ello; ella tenía una gran capacidad para convencer a las personas y conseguir lo que quería, pero no a través de la violencia como yo lo hacía, sino con algo totalmente diferente.

Por fuera, Ivy parecía un cordero indefenso en medio de los lobos; a simple vista, parecía tan solo una chica hermosa e inofensiva y esa era su ventaja, porque fácilmente era subestimada y cuando menos lo pensabas, el cordero se convertía en un lobo, en uno mucho más peligroso e insaciable; si las personas la veían a lo lejos, nunca podrían creer que ella fuera capaz de asesinar a sangre fría, nunca podría creer que ella fuera la depredadora y no una pobre e inocente presa.

Pero... a veces los lobos más peligrosos se ocultan bajo la piel de un cordero

Escuché la puerta abrirse y mis pensamientos se disiparon, un guardia me ordenó salir de la habitación y en el pasillo nos colocaron a todos formando una columna para escoltarnos al comedor; me encontraba algo cansado, pero aun así caminé a paso firme hasta que llegamos a nuestro destino y los guardias nos hicieron pasar uno a uno después de darnos nuestros medicamentos.

Nuevamente tomé los míos que seguían siendo simplemente vitaminas y pude distinguir la silueta de Ivy sentada en su lugar habitual, pero en lugar de acercarme, en esta ocasión me senté en la mesa más apartada y me concentré en mi comida.

Lo primero que haría al salir de este lugar sería comer un jugoso filete con una buena copa de vino; estaba cansado de comer la asquerosidad que servían y lo único que deseaba en este preciso momento era poder beber un trago de un buen whiskey y poder actuar con libertad.

Todos parecían sumamente alterados por lo que había sucedido el día de ayer; parecían haber duplicado el número de guardias que nos vigilaban y todos parecían encontrarse alerta buscando un culpable.

Recorrí el lugar con la mirada y noté que los amigos de Duncan no se encontraban ahí; lo más probable es que los estuvieran interrogando y eso me hacía dudar; era cierto que habíamos llegado a un acuerdo, pero las personas no son de fiar, las personas son traicioneras y hasta que no estuviera seguro que mantuvieron la boca cerrada, no podría sentirme tranquilo.

Había demasiado en juego y me preocupaba que algo saliera mal, lo cual, sumándolo a la terrible comida frente a mí, provocó que mi apetito se esfumara, así que aparté el plato y me quedé observando a las personas a mi alrededor, exceptuando a una.

Se podría decir que me encontraba frustrado; nunca antes me había visto en una situación como esta; si yo quería algo simplemente lo tomaba, si yo sentía intriga por alguien, fácilmente podía obtener toda la información que quisiera; no había algo fuera de mi control, no había persona fuera de mi alcance; nadie me llevaba la contraria, nadie me dejaba con la palabra en la boca, todos me temían, todos conocían mi nombre y tenían claro de lo que era capaz.

Nadie se metía conmigo, nadie tenía la osadía de llevarme la contraria y no había pregunta a la cual no fuera capaz de hallarle una respuesta, pero ella...

Ella era como un laberinto sin salida, como una pregunta sin respuesta; ella era un rompecabezas con piezas faltantes y eso francamente me estaba enloqueciendo; si yo hacía una pregunta, ella simplemente se quedaba callada y cuando por fin comenzaba a acomodar las piezas encontrándole un poco de sentido a quien era ella en verdad, todo volvía a cambiar y nuevamente me encontraba en la casilla de inicio.

Era como si ella jugara conmigo; un juego donde ella parecía tenerlo todo claro y yo me encontrara completamente a oscuras; tenía una ventaja sobre mí y detestaba eso; si ella iba a ser mi aliada, no podía tener secretos; Ivy podía resultarme útil, pero no iba a arriesgarme sin saber que era lo que ocultaba, porque a veces los secretos pueden destruirte y arrasar con todo lo que se encuentre cerca de ti y yo no iba a arriesgarme a que los secretos que escondía Ivy, fueran la causa de mi ruina.

Era más que obvio que no conseguiría obtener la verdad de ella, pero la verdad no puede permanecer mucho tiempo oculta y yo me encargaría de sacarla a la luz a cualquier precio y una vez que todas las máscaras hubiera caído, podría utilizarla a mi antojo y deshacerme de ella cuando dejara de serme de utilidad.

Poco a poco las personas se fueron retirando e imité su acción; no tenía ganas de asistir a la clase de arte, hacerlo era un acto insulso en mi opinión y no conseguía ningún beneficio, pero en realidad no tenía otra opción, si no iba, eso podría levantar sospechas y la doctora Carter no me dejaría en paz con sus preguntas y sus discursos sobre integración y comunidad; así que salí del comedor y me dirigí a la clase de arte.

Tomé un par de pinturas y comencé a esparcirlas por todo el lienzo; no parecía tener sentido, pero al menos podía decir que era mi versión del arte abstracto; me concentré un largo rato en lo que estaba haciendo y así transcurrieron los minutos, pero pasada más de media hora, me sorprendió notar que Ivy no había aparecido por la clase; ¿Algo malo habría ocurrido? Solo esperaba que no volviera a involucrarse en una situación de riesgo, porque tener que cargar con otro cuerpo no era la forma como esperaba pasar mi día.

Cuando la clase terminó, limpié mis manos y salí lo más rápido que pude; no era normal que ella hubiera faltado a esta clase, la verdad, los únicos momentos donde Ivy parecía estable era cuando pintaba y por su propia voluntad, no habría faltado.

¿Dónde mierda estaría?

¿Qué diablos estaría pasando?

¡Y ahora en que problema se habría metido!

Me daba gusto ver como los guardias se apartaban al verme pasar y por lo menos eso me daba una sensación de alivio, pero por más que la buscaba por todos los lugares en lo que solía estar, no se encontraba por ningún lado.

Al final de uno de los pasillos divisé al oficial que la noche anterior me había entregado los objetos que había enviado Enzo, así que me acerqué hasta él, que, al verme, se tensó por completo.

-        Estoy buscando a una paciente – informé – Ivy...

-        ¿Por qué la buscas?

-        Eras el oficial...

-        Matthews

-        Bueno oficial Matthews, no es de tu incumbencia porque la busco, ¿sabes dónde está o no? 

-        Se la llevaron a una revisión

-        ¿Dónde? – pregunté

-        Está en la oficina del doctor Barroso, es quien la trata

No me gustaba en lo absoluto que se la hubieran llevado y temía que ella cometiera un error que terminara perjudicándonos a ambos; pero no había forma en como pudiera sacarla de ahí sin levantar sospechas.

-        Una cámara la captó yendo con Duncan Lewis ayer – dijo el oficial y eso llamó mi atención – No le parece una gran coincidencia que minutos después usted también fuera en esa dirección

-        ¿Quiénes han visto las grabaciones? – pregunté sin inmutarme

Tal vez el lugar en el que se había dado la pelea con Duncan y los otros sujetos no tenía cámaras, pero no había considerado que el camino por el que Ivy y yo habíamos llegado hasta ahí si tenía una cámara.

-        Quedó borrado – me informó – Es una suerte que muchos sientan predilección por ella y que usted haya sobornado a la mayor parte de los guardias

-        Bien – dije sin más

-        ¿Cuál es su relación con ella?

-        Aclaremos una cosa, usted no puede preguntar nada, solo obedece y ya, cumpla su papel y no ocurrirá nada malo, pero siga haciendo preguntas y las cosas podrían ser muy diferentes

Detestaba cuando las personas se inmiscuían en mis asuntos; lo único que tenía que hacer ese oficial era cumplir con mis requerimientos y asegurarse que nada frustrara mis planes; ¿Tan difícil era entender eso?

-        Necesito que interrumpa a ese doctor y saque a Ivy – ordené

-        Eso no es posible, están en una sesión y...

-        Y nada – dije de manera impositiva – La quiero fuera de ahí ¡Ya!

Comenzaba a exaltarme y la ira iba exacerbándose en mi interior; no me convenía que Ivy se viera sujeta a un interrogatorio, por cómo se encontraba la noche anterior, fácilmente podría equivocarse y estropearlo todo.

-        Veré lo que puedo hacer – dijo el oficial

-        ¡Ahora! – ordené y él asintió marchándose

No era una persona paciente ni mucho menos era amable, no trataba con respeto a alguien que no se lo hubiera ganado y si eso era ser malo, pues lo era, así de simple.

Me dirigí a la biblioteca, tomé el primer libro que encontré y me senté a esperar; odiaba tener que hacerlo, pero no tenía mucha opción, si por mi fuera, habría ido y yo mismo hubiera sacado a Ivy de ahí, la habría arrastrado hacia otro lugar y me hubiera asegurado de que no nos arruinó, pero no podía hacer eso, no podía descontrolarme y ser yo quien lo arruinara todo.

Ni siquiera podía concentrarme en leer, todas las palabras parecían saltar desordenadas por la hoja y mi mente parecía ir desbocada pensando en los peores escenarios posibles; las personas podrían considerar que era pesimista, pero la realidad era que las cosas nunca van bien, ni siquiera cuando parece ser que así es.

Las cosas salen mal y no porque debiera ser así, sino porque las personas son inconstantes y toman decisiones erróneas; todo puede marchar bien si seguimos simples indicaciones, pero en ocasiones como esta, solo podía esperar lo peor, porque las probabilidades jugaban en contra.

Ivy fácilmente podría perder el control y decir algo que automáticamente la pondría en evidencia o esa parte suya que aún tenía una consciencia podría ganar y ella terminaría admitiendo el haber cometido el asesinato de Duncan; todo podía salir mal porque ella no se decidía, era inconstante y no elegía un bando, lo cual ciertamente la metería en muchos problemas y en el peor escenario, yo terminaría envuelto en ellos.

La unica solución era que ella escogiera; tenía que decidir si ser el lobo o el cordero, pero no podía ser ambos.

Continué esperando por una eternidad, hasta que finalmente la vi cruzar la puerta y no pasó mucho para que tomara asiento frente a mí en silencio, levantó la mirada y así nos quedamos; volvíamos a estar como al inicio, ella mirándome sin hablar y yo sintiendo que mi sangre hervía en mis venas.

-        ¿Qué quieres? – pregunté y ella sonrío

-        ¿No fuiste tú quien me hizo salir?

-        ¿Te incriminaste sola?

-        No soy tan tonta cómo crees

-        Nunca te llamé tonta – dije apartando el libro – Tal vez loca, ingenua y mentirosa, pero no tonta

-        Eres un idiota

-        Dale, puedes hacerlo mejor – la reté

-        ¿Por qué sientes la necesidad de amedrentar a los demás? – cuestionó - ¿Será por tu estúpido complejo narcisista? o porque sabes que en realidad no tienes dominio sobre nada ni nadie

-        Al menos yo sé quién soy y no me siento al borde sin saber si saltar o no

-        Te crees tan importante, pero no eres más que otro niño asustado buscando atención – continuó retándome

-        Y tú no eres más que una estúpida niña loca que no sabe lo que quiere

-        ¡Vete a la mierda! – exclamó levantándose furiosa y esa acción llamó la atención de los guardias que se encontraban en el lugar, pero al verme, ambos permanecieron apartados

-        ¿Solo eso sabes hacer? Realmente no eres muy inteligente ¿no?

-        ¿Y tú qué? ¿Solo sabes comprar a las personas? Es más que obvio que infundes miedo, pero respeto, eso jamás

-        Yo tal vez solo infunda miedo, pero eso es mejor que dar lástima

Ivy me lanzó lo primero que tuvo a su alcance y con un gesto les indiqué a los guardias que no debían involucrarse; regresé la vista a Ivy que me observaba con una mirada gélida y comencé a reírme de lo fácil que había sido provocarla y del poco control que ella tenía de sí misma.

-        Eres débil – dije y continué riendo – no tienes ni puta idea de que hacer y solo estallas

-        ¿Y tú tienes mucho control o solo finges tenerlo? – preguntó acercándose – Dices que las personas mienten y aunque aparentes lo contrario, eres igual a todos los que desprecias; tú eres el que da lástima, porque puedes tener a todos obedeciéndote, pero ninguno te es leal y a la menor oportunidad van a traicionarte

-        Tú... - comencé a decir con furia, pero colocó un dedo sobre mis labios callándome

-        ¿A que le tienes tanto miedo, Logan? ¿A que todos descubran que no eres tan valiente o que vean que nunca serás tan grande como finges ser?

-        ¿Y tú? ¿A que le temes? – pregunté apartando su mano – Finges ser fuerte y querer vengarte, pero solo eres una niña asustada que necesita mentirse para poder vivir; ¿Acaso le temes a los monstruos bajo la cama? ¿O a los de tus pesadillas? – exclamé encarándola y su expresión cambio

-        Puedo estar atormentada, pero y tú... ¿No lo estás? – preguntó y en sus ojos noté un brillo que no había visto antes – No tengo nada que perder en cambio tú, temes perder tu gloria, tu reputación y todo lo que crees que te hace ser grande e importante, así que dime, ¿Quién es el que está fingiendo? Dices que nada te importa, pero es mentira, no eres más que un farsante.

-        Aquí la única que es una farsa eres tú

-        Te equivocas, porque no importa lo que haga, ya acepté que nunca volveré a ser quien era y si no tengo a que volver, no me importa morir, así que, si me siento al borde, yo saltaría, pero tú nunca te atreverías a hacerlo

Ivy retrocedió y sin permitirme reaccionar, se marchó; la vi irse y un impulso de seguirla me atravesó; pero era más grande la rabia que sentía por todo lo que ella había dicho.

¿Cómo se atrevía a hablarme de esa manera?

¿Cómo se atrevía a enfrentarme?

¿Y porque mierda permitía que ella lo hiciera?

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