CAPÍTULO 2

Tenía una idea clara en mi mente; buscaría a esa chica de ojos verdes y la probaría para saber de lo que era capaz; no podía quitar de mi mente su sonrisa, había sido realmente escalofriante y la forma como me observaba no se quedaba atrás.

¿Por qué estaría ella encerrada en este lugar?

¿Qué tan peligrosa sería?

En realidad, si obviaba la sensación que me había provocado su sonrisa, esa chica lucía bastante inofensiva, pero no cometería el mismo error dos veces, así que no iba a subestimarla; ya una vez habían logrado sorprenderme y en este momento no podía permitirme ninguna sorpresa.

Por la mañana me levanté temprano e hice algo de ejercicio; necesitaba mantenerme activo y con la mente despejada; hoy daría inicio a mi plan y cada detalle debía marchar a la perfección, si cometía un solo error, tendría graves consecuencias.

A la hora del desayuno, salí siguiendo el camino por el que me había guiado el guardia el día anterior; si bien se me permitía ir de un lugar a otro siguiendo mi horario, podía notar como todos los guardias del lugar me vigilaban; como me habían explicado al ingresar a esta prisión, si cometía alguna acción en contra de algún otro individuo o se me encontraba realizando una acción ilegal, todas mis libertades serían revocadas y quedaría encerrado, bajo estricta supervisión y eso no convenía, así que por el momento debía comportarme de manera impecable.

Tomé la medicación que me entregaron y después de recoger la comida, me senté en una de las mesas más apartadas; con la mirada busqué a la chica de los ojos verdes, pero no la encontré, por lo menos no en mi radio de visión.

- Eres Logan ¿no? – dijo un chico sentándose en la misma mesa y rodee los ojos tratando de contener mi desagrado

- ¿Qué quieres?

- Pensé que deberías saber cómo funcionan las cosas aquí

- Pues no me interesa – solté con brusquedad

- Debería de interesarte o podría irte muy mal – amenazó

- ¿Enserio? – respondí con burla

- Tú... - comenzó a decir enfureciéndose

- ¿Sabes quién soy? – pregunté y su expresión cambio - Créeme, no te conviene meterte conmigo

- ¡Aquí no eres nadie! – exclamó y estaba a punto de continuar, pero una voz lo interrumpió

- Lárgate de aquí, Duncan

Reconocí esa voz y gire encontrándome frente a la chica de ojos verdes que miraba al chico frente a mi como si quisiera asesinarlo, lo cual me agrado.

- ¿Por qué te metes, V?

- ¡Porque quiero! ¿Algún problema? – dijo acercándose con lentitud

El chico, la miraba con algo de terror, lo cual me generó más intriga...

¿Qué diablos había hecho esa chica para provocar esa reacción en los demás?

- Estoy conversando con mi nuevo amigo, no deberías interrumpir – dijo Duncan y pude notar como las comisuras de los labios de ella comenzaban a curvarse hacia arriba

- ¿Quieres que juguemos? – preguntó y la expresión del chico pasó de algo de miedo, a terror puro

- Después continuaremos nuestra conversación – respondió Duncan y se fue tan rápido como pudo

- No necesitaba tu ayuda – solté con brusquedad mientras ella se sentaba

- Tampoco te la estaba dando – dijo con un tono despectivo igual al mío

- Creo que estas más loca de lo que pensaba

- Ya te dije que no estoy loca – contratacó

- No lo digo como un insulto; las mejores personas están irremediablemente locas

- Eso es de Alicia en el País de las maravillas – expuso sorprendiéndome - ¿Qué pensabas? ¿Qué era una loca y estúpida chica cualquiera?

- No he dicho nada – respondí sintiendo ganas de reír ante su actitud y la expresión molesta de su rostro – Además, la frase de Alicia en el país de las maravillas va diferente

- Es lo mismo; solo la parafraseaste

- Eres terca

- Soy persistente – se defendió y decidí que era momento de irme

- ¿Es cierto lo que se dice de ti? – preguntó y me detuve abruptamente

Esa chica no tenía filtro, decía lo primero que se le venía a la cabeza y eso me sorprendía de una buena manera; ella era directa y bastante honesta por lo que había podido observar; quizá después de todo si me sería útil.

- ¿Qué es lo que se dice?

- Que eres muy violento y has asesinado a muchas personas; dicen que manejabas negocios ilegales

- Pues es cierto

- ¿Y aun tienes contactos o estás solo?

- Nunca estoy solo, V – dije repitiendo la forma como la había llamado Duncan

- Por supuesto – exclamó con sarcasmo

- ¿A qué viene tu pregunta? - dije, pero permaneció callada - ¿Volverás a lo de no hablar? – pregunté con fastidio

- Necesito información de unas personas

- ¿Y qué estarías dispuesta a hacer para obtenerla? – cuestioné

- Lo que sea

- No deberías decir eso, podría pedirte cosas que no te gustarían en lo absoluto

- Es lo que menos me importa – soltó y noté algo diferente en sus ojos

- ¿Por qué? – cuestioné sin saber la razón por la cual lo hacía

- No es de tu incumbencia – dijo y volvió a tensarse, mirándome de manera gélida - ¿Qué quieres a cambio de la información?

- Un celular – dije sin más

- Está bien – aceptó y se levantó de golpe – Es un trato – dijo y volvió a sonreírme desconcertándome

- ¿No me dirás tu nombre? – pregunté antes de que se marchara

- Si todo lo que se dice de ti es cierto, supongo que no te será difícil averiguarlo

Después de que se fue, me quedé unos segundos dándole vueltas a lo que ella había dicho; ¿Qué clase de información necesitaría? ¿En qué estaría involucrada?

Sentía una gran curiosidad por esa chica, no sabía ni siquiera su nombre y eso realmente me molestaba; tal vez era demasiado controlador, pero no me gustaba que alguien más tuviera la ventaja y esa chica, por el momento la tenía. Ella conocía mi nombre, parte de las cosas que había hecho y yo por mi parte, desconocía todo con respecto a ella; pero eso no sería así por mucho tiempo.

Después de desayunar, tenía una sesión grupal, la cual no me emocionaba en lo absoluto; llegué a la sala donde se llevaría a cabo y estaba completamente vacía; en el centro había un grupo de sillas colocadas en círculo, así que, sin pensarlo más, tomé asiento y esperé.

Pasó como una eternidad y al fin las personas comenzaron a entrar a ese salón; todos tomaron asiento y después de unos minutos, llegó la doctora seguida de varios guardias que se posicionaron alrededor de la habitación.

¿Y así querían que no considerara esto como una prisión?

- Bueno, como todos saben, hoy tenemos una cara nueva en el grupo – dijo la doctora demasiado animada

Por lo poco que había hablado con ella, era más que obvio que prácticamente vomitaba arcoíris y flores, lo cual era un asco; no podía comprender como alguien era capaz de estar tan animado siempre, no era natural.

- Logan, ¿quieres saludar a los demás? – preguntó y solo bufé – Bueno, tal vez después – aceptó al ver mi expresión de inconformidad

Pasé las siguientes horas escuchando historias deprimentes de cada uno de los presentes; algunos lloraron, otros se exaltaron demasiado en mi opinión y con el pasar de los testimonios, me fui dando cuenta del porque había guardias durante estas sesiones.

¡¿Es que a quien mierda se le había ocurrido algo así?!

Juntar a quince personas desequilibradas mentalmente y hacerlos hablar sobre sus peores experiencias era la peor idea nunca antes pensada; no tenía ningún sentido para mí y de ninguna manera iba a participar.

Tenía que admitir que algunas de las historias que contaron si fueron bastante crudas, pero mi nivel de empatía era casi inexistente, así que no era capaz de expresar ninguna emoción de comprensión o algo parecido.

- ¿Quieres decir algo, Logan? – preguntó la doctora y rodee los ojos

- No creo en su psicología barata – solté y todo el ambiente se quedó en silencio

- En este espacio eres libre de dar tu opinión – dijo sonriéndome y yo volví a bufar completamente estresado

- Bueno, si tanto le interesa mi opinión, pues es esta; todos aquí son unos cobardes, les sucedieron cosas malas, ok, pero... ¿solo por eso se hunden y lloran? Me dan verdadero asco.

- Logan... - comenzó a decir la doctora, pero no me detuve

- Se quejan y permiten que los demás les digan que deben sentir, como deben actuar y peor, quienes deben ser; ¿Para qué mierda les hacen caso? Me dan asco

- ¡Suficiente! – dijo la doctora y comencé a reír

- ¿No que podía dar libremente mi opinión? – pregunté en tono sarcástico

- Creo que es suficiente por hoy – declaró la doctora y terminó con la sesión – Quisiera hablar un minuto contigo, Logan – pidió y bufé asintiendo

Los demás en la habitación se retiraron y mientras tanto esperé sentado en mi lugar hasta que finalmente la doctora se acercó.

- Tus comentarios fueron muy negativos, Logan

- Solo di mi opinión

- Lo sé y es válida, pero debes pensar también en los demás – dijo y reí

- ¿Acaso a usted le importa?

- Por supuesto que sí

- Mentira – exclamé enfadado – A usted lo único que le interesa es hacernos aptos para reinsertarnos en esta sociedad de mierda en la que vivimos

- ¡Logan!

- Es lo que pienso y ni usted ni nadie me hará cambiar de opinión

- Si tan solo te dieras una oportunidad...

- ¿De qué? – la corté con desprecio – De tener una mejor vida, de ser normal – dije haciendo comillas con los dedos – ¿De encajar?

- No malinterpretes mis palabras

- Usted lo único que quiere es cambiarnos, porque somos diferentes y afectamos la estabilidad del sistema que nos gobierna, pero... ¿quiere saber algo? Mi vida era perfecta, en mi mundo, yo soy el rey; en mi mundo, mi maldito trastorno me hace ser grande y no quiero cambiar quien soy, ¿Para qué? ¿Para ser como usted?

- Solo queremos lo mejor para ti...

- ¿Y quién dictamina que es lo mejor? ¿Usted? ¿Los otros cinco, diez o veinte médicos? ¿El director de esta maldita prisión? Dígame, doctora, ¿Quién dice lo que está bien y lo que está mal?

- Creo que es suficiente, hablaremos más mañana

- Claro – dije y me levanté sonriendo con malicia – Yo que usted lo pensaría a detalle, tal vez mañana pueda contestar mis preguntas

Me marché del lugar seguido por un guardia, al cual tenía muchas ganas de golpear; pero no podía demostrar conducta violenta, o aumentarían mi dosis de medicamentos y eso era justo lo que no necesitaba por el momento.

- Tengo una hora de descanso – le dije al guardia y él asintió – Iré a la sala de reposo

Me dirigí a la misma habitación donde había encontrado a esa chica el día anterior, pero al llegar, no había nadie; ¿Qué rayos hacían las personas en este lugar? ¿De verdad solo comían, iban a las estúpidas sesiones y luego regresaban a sus habitaciones? Era realmente absurdo, aunque creíble; después de todo, a la gran mayoría los mantenían sedados por tantos medicamentos y los que quedaban, supongo que preferían encerrarse en su propio espacio en lugar de tener que verles las caras a los guardias y a los médicos.

Pero en mi caso, yo no me sentía amedrentado por los guardias, ni me preocupaba que alguien más pudiera verme; si yo quería estar en esta habitación, lo estaría; así de sencillo; además, disfrutaba mucho del silencio y esta habitación cumplía de manera excelente con esa característica.

Por más extraño que sonara, no podía dejar de pensar en esa chica, había algo en ella, algo en sus ojos... que me atraía; tal vez era porque su locura parecía similar a la mía, o porque no era capaz de ver a través de ella; por cualquier razón, estaba lleno de intriga y eso comenzaba a enfurecerme.

Yo nunca me sentía intrigado, a mí no me importaba nadie, todos eran reemplazables; pero ella... ella tenía algo diferente, parecía estar rota, pero en lugar de llorar por sus pedazos, parecía que los usaba como armas.

¿Cuál sería su nombre?

¿Por qué razón estaría encerrada?

¿Continuaría interesándome después de hallar la respuesta a las dos incógnitas anteriores?

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