CAPÍTULO 10
IVY
Me encontraba más que furiosa, ¿Cómo se atrevía a hablarme así? ¿Qué mierda le sucedía?
Todas las cosas que me había dicho provocaban en mí dos sentimientos contradictorios que odiaba tener; por un lado, una rabia incontenible y unas ganas inmensas de golpear a Logan para borrar esa horrible sonrisa de su rostro y, en segundo lugar, una tristeza que no podía soportar.
Esas palabras... "¿Acaso le temes a los monstruos bajo la cama? ¿O a los de tus pesadillas?"
Esas palabras me habían descolocado y aunque no quisiera admitirlo en voz alta, me habían dolido más de lo que podía llegar a imaginar; tal vez Logan no sabía cómo podían llegar a afectarme las cosas que decía, pero lo hacían.
Cuando me llamaba débil, cuando decía que yo era frágil o que la unica forma como conseguía seguir viviendo era mintiéndome a misma; todas esas cosas me herían en lo más profundo, porque la verdad era que mis heridas nunca habían sanado, seguía tan abiertas como cuando fueron hechas y solo se encontraban esperando el momento justo para recordarme que nunca lograrían cerrar.
No tenía otra opción más que hacer a un lado el dolor que sentía y concentrarme en la rabia, después de todo... solo de esa manera lograría sobrevivir...
El miedo, el dolor, la tristeza... esos sentimientos no llevaban a ninguna parte, lo único que hacían era detenerte y obligarte a frenar, aun cuando el mundo seguía corriendo a toda velocidad; si permitía que solo por un segundo esos sentimientos tomaran el control, no podría volver a ponerme en pie y no conseguiría resistir; por eso lo único que me quedaba era aferrarme con todas mis fuerzas a la rabia que sentía al recordar lo que había tenido que vivir y ahora también la rabia que crecía en mi interior cada vez que discutía con Logan.
Tal vez no era la mejor elección, pero era la única que me mantendría a salvo y que me permitiría alcanzar lo que en verdad deseaba... solo a través de la ira conseguiría mi propia justicia y solo mi venganza aplacaría mi rabia.
Despejé mi mente y volví a centrar la atención en la meta; no podía dejar que mis emociones me dominaran y mucho menos las emociones negativas que lo único que lograrían sería derribarme, así que respiré un par de veces y continué mi camino.
Pero por más que intentaba quitar de mi mente la discusión con Logan, francamente no podía hacerlo, no esperaba que nuestra conversación terminara de ese modo y mucho menos teniendo en cuenta que prácticamente hizo que me sacaran arrastrada de la oficina del doctor Barroso.
En ese momento realmente me había sorprendido; el doctor Barroso se encontraba diciendo las mismas cosas de siempre, la típica charla del comportamiento, la integración y el cómo debía de tratar de relacionarme mejor con los demás internos; pero ayudarme a encajar en este lugar no era lo único que ese doctor intentaba a hacer.
Desde el inicio me había dado cuenta que su trato hacia mí no era solo profesional y con el pasar de las semanas, era más que obvio como sus miradas iban haciéndose más lascivas y como su trato cordial iba convirtiéndose en algo más; era una suerte que mis sesiones con él solo fueran una vez por semana, porque no me imaginaba lo que podría llegar a suceder si tenía que estar más tiempo con ese doctor en una habitación.
Él quería algo de mí que yo nunca le daría y estaba segura que, si intentaba sobrepasarse, no dudaría ni un segundo y acabaría con su miserable vida, aunque después sintiera algo de remordimiento.
Francamente odiaba a esa clase de personas que creían que por estar en la cima podían aprovecharse de los que se encontraban debajo; esas personas que creían que, por tener poder, podía hacer lo que quisieran sin importar las consecuencias.
Y entonces venía la interrogante... ¿Por qué si Logan era todo lo que yo despreciaba, no sentía odio por él? ... por lo menos no la mitad del tiempo.
Si tan solo no hubiera discutido con Logan, hubiera podido agradecerle por sacarme de aquella desagradable situación; porque de no haber sido por él, el doctor Barroso hubiera intentado acercarse aún más a mí y quien sabe cómo hubiera reaccionado yo o que tan mal hubieran terminado las cosas.
Cuando por fin reaccioné, me di cuenta que había estado caminando a la deriva sin una idea fija del lugar al cual quería dirigirme; así que decidí que, ya que me había perdido la clase de arte y que realmente no tenía ganas de volver a cruzarme con Logan, la única opción viable sería regresar a mi habitación e intentar mantener la calma, así que eso hice y unos minutos más tarde me encontraba sobre la cama respirando con lentitud.
Reconocía lo que estaba experimentando, esa pesadez en el pecho, como si un gran peso me oprimiera quitándome todo el aire; esa sensación de vacío en el estómago que iba haciéndose más intensa con cada segundo y después ese silencio como si todos mis pensamientos simplemente desaparecieran.
Esas sensaciones ya las había tenido, solía experimentar ese cambio después de un episodio maniaco; era como si mi vida fuera una montaña rusa y después de alcanzar el punto más alto, simplemente quedara el descenso hasta lo más profundo.
Estaba acostumbrada y la verdad, prefería mil veces mi locura habitual que sentirme de este modo; era cierto que no podía controlarme ni sabía que esperar cuando tenía una crisis maniaca y casi siempre terminaba atacando a alguien más, pero cuando sufría de un episodio depresivo, todo mi descontrol iba siempre en mi contra; mis ataques, mi ira, mi locura, todo siempre me afectaba directamente a mí y ese era mi mayor miedo... sufrir un ataque y simplemente saltar al vacío, dejándome arrastrar por la oscuridad, sin poder dar marcha atrás.
Había perdido la noción del tiempo y casi no me había movido ni un solo centímetro, pero reaccioné en el momento justo en que la puerta se abrió
- Es la hora de la cena – escuché decir y levanté la vista
- Hola Matthews
- Oficial Matthews – me corrigió
- Tú y yo somos conscientes que no voy a llamarte así – dije sentándome
- Si... lo sé... - admitió
- Quería agradecerte
- ¿Por qué?
- Tú sabes porque – murmuré
- Hablaré con mis superiores, no es posible que alguien como él trabaje en este lugar, pero tú también deberías decir algo
- ¿Quién va a creerme? – dije con desdén – Para todos aquí estoy loca, para todos en este lugar, solo soy una chica dañada con un trastorno que siempre controlará su vida ¿Por qué alguien habría de creerme?
- Eres más que eso
- Sí, pero esa es la forma como todos me ven y nada cambiará eso – sentencié y por fin me levanté – Creo que debería ir ya, si no ambos nos meteremos en problemas
No quería seguir con aquella conversación, así que pasé por su lado y me dirigí hacia el comedor; recibí mis pastillas en la entrada y después tomé la bandeja con la comida y me senté en la mesa de siempre.
Traté de centrar mi mente, pero no lograba hacerlo, no tenía control y mi ansiedad estaba elevándose a niveles estratosféricos; mis labios se sentían secos al igual que mi garganta, pero por más que tomaba agua, nada parecía cambiar, así que después de unos intentos desistí e hice la bandeja a un lado.
Esperé a que nos dejaran salir del comedor y sin prestar atención a nada más, me marché de regreso a la habitación, pero en medio del camino alguien sujeto mi brazo obligándome a detenerme.
- Quiero hablar contigo – escuché y me giré encontrándome con la última persona que deseaba ver en ese momento
- No estoy de humor – dije soltándome de su agarre
- Pues hay cosas que no pueden estar sujetas a tu estado de ánimo
- Y yo no tengo porque soportarte, así que adiós – dije molesta, pero él volvió a sujetarme
- ¿No querrás hacer un escándalo o sí? Atraerás a los guardias
- Lo único que no quiero es hablar contigo, así que lárgate
- Que inmadura
- Mira quien lo dice, ¿No tienes algo mejor que hacer que seguir fastidiando mi día?
- La verdad es que no
- Pues ve y búscate otra persona con la cual pelear, no tengo ganas de seguir discutiendo contigo
- Puedes parar por un segundo, hay cosas que necesitamos hablar
- No quiero hablar contigo, que parte de eso no entiendes
- ¿Y eso que me importa?
- Ese es tu problema, crees que todos deben rendirte pleitesía y deben obedecerte sin poner ninguna objeción, pero ya va siendo hora que entiendas que nunca obtendrás eso de mí – dije con brusquedad – A mí no puedes comprarme y si quieres hablar, será cuando tanto tú como yo queramos hacerlo
Era más que obvio que había conseguido alterarlo y que tenía muchas ganas de gritar y reaccionar contra mí, pero realmente no quería seguir discutiendo con él, así que me aparté y me alejé dándole la espalda.
Logan me tenía harta, no soportaba su actitud altanera ni su soberbia; no podía entender como una persona podía ser de ese modo, aunque tenía que aceptar que yo también lo era algunas veces; pero imponerse así, dar órdenes a diestra y siniestra como si todos debiéramos obedecerle sin pedir explicaciones, eso sí que no iba a tolerarlo; si Logan quería hablar conmigo tendría que esperar a que yo estuviera dispuesta a hablar con él.
Una vez en la habitación, caí en cuenta que no iba a poder dormir, aunque esa no era una gran sorpresa ya que casi nunca lograba hacerlo; así que teniendo eso en cuenta, simplemente me senté en el suelo y cerré los ojos.
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