Observaba con una sonrisa casi paternal aquella escena entre Error e Ink: ambos sentados en el sofá rojo y mullido dándose discretos mimos mientras se dedicaban miradas de amor puro. Se sentía bastante orgulloso por aquel progreso, demostrando que el cariño y afecto podía atravesar mil barreras.

Sus manos tomadas y el silencio que los absorbía era ideal para una fotografía, cosa que hizo Reaper después de admirar por varios segundos la linda pareja que conformaban. 

Se fue a la cocina donde Geno estaba esperando que el agua hirviera y al ver a su esposo le sonrió cariñosamente. ¿Por qué seguir espiando el amor de otro cuando tenía el amor de su vida frente suyo? 

— Cuando sonríes de ese modo pienso que es bueno no tener corazón porque si no se me derretiría. 

— ¿Y por qué no tienes corazón? 

— Porque me lo robaste. —Guiñó.

Geno rodó su ojo visible y realizó un gesto con la mano para que el adverso se acercara, posteriormente Reaper le dio un pequeño beso. Tras ello le mostró la fotografía de su cuñado junto a Ink.

— Has unido dos personas nuevamente, Geno.

— No me des tal reconocimiento, ellos por sí solos han vuelto a ser la pareja que son ahora. Solo les di un aventón, un poco descuidado.

— Independiente de eso, ahora Error puede vivir como alguien normal. Tiene a Ink consigo.

— Sí... Tienes razón, ya no nos necesitará como antes. —Suspiró aunque con una sonrisa en la cara. 

Ambos se sentían orgullosos del avance de Error, quien ahora podía manejar mucho más sus síntomas, nadie jamás imaginaría que su obsesión de la limpieza es un problema e Ink estaría con él en las buenas y en las malas.

— Eso significa que podremos tener el gato que siempre soñé. —Fantaseó Reaper.

Geno le dio un pequeño golpe con una cuchara de palo.

— Demasiado pronto, Reaper.

— ¡Hey, Hey! No dijiste que no, así que con eso me basta.

Geno no dejó de pensar en cuánto amaba a ese tarado.