[44] Aprender a convivir

Ink desde el primer momento que conoció a Error supo que se trataba de un hombre que adoraba la limpieza, aún así por su torpeza y lentitud no pudo darse cuenta que su gusto por limpiar era en realidad un trastorno obsesivo, algo que según sus conocimientos era incurable y viviría por siempre en su vida cotidiana. Por tal despiste no supo cómo abordar los comportamientos de su amado moreno, no supo controlarse; era imposible dada las circunstancias. 

Por cada mes que convivía con Error, más se daba cuenta que tenía costumbres extrañas hasta el punto que intentó ocultar que él mismo era un causante de su molestia. No resultó.

¿Pero qué más podía hacer si ni sus cuñados le contaron lo que padecía? Si hubiese habido sinceridad y confianza como tal, ninguno de los dos pasaría por tal situación.

De todos modos, no podía culpar a Error por sus reacciones y por su forma de ser, siempre ocultó su "debilidad" hasta de sí mismo. Vivía un gran peso mental que pocos podían empatizar, y en ese grupo de personas no estaba incluido Ink. Tenía que aceptar que ni Error era perfecto, tal cual como el azabache aceptó. Juntos podían superarlo.

Es por eso que pese Error amaba estar pulcro y sin su aroma característico; que antes y después de tener relaciones sexuales se fuera a bañar; que el orden fuera simétrico y perfecto... No obligaba a Ink a seguir ese estilo de vida, podían ser ellos mismos y amarse cada día más.

 — ¿Qué tanto piensas? —Preguntó el azabache mientras se estiraba— Dejaste de hablar y llevas más de cinco minutos por las nubes.

— ¿En serio? ¡Ah! Pues pensaba lo mucho que te amo.

— Mhh... Siento que pensabas algo mucho más complicado y no sabías cómo explicarlo.

— Tú estarías igual porque son muchas cursilerías que Reaper le diría a Geno~

— Iuhg. —Y sacó la lengua en forma de asco— Puedo ser cariñoso pero ese coreano es muy empalagoso, no te vuelvas como él.

— ¡Ay, pero si amo darte besitos, mi cielo!

— ¡A-Ahg, Ink, aléjate!
         
El albino se abalanzó a su novio para darle muchos besos por todo el rostro, ambos estaban sentados en el sofá viendo la televisión, mas, ahora el mayor trataba de perseguir al moreno, por supuesto, sin hacer tanto desorden.

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