Habían muchas actitudes de Ink que al moreno le inquietó las primeras salidas que habían tenido, desde las migajas que caían de sus comisuras al comer algo o el poco arreglo de su cabello, muchas veces tenía increíbles deseos de decirle que cuidara su aspecto pero en todas se calló.

El albino había notado su comportamiento, también estaba incómodo por temer que su forma de ser realmente no le gustara al menor pero no podían cohibirse o no lograrían nada. Aquel día estaba en el departamento del azabache y había despertado de una larga siesta, Error estaba en el escritorio revisando papeleo.  

— ¿Es tarde? —Preguntó Ink, tallando uno de sus ojos.

— Apenas dormiste media hora. —Respondió quitándose los lentes que usaba para leer aquellas malditas letras.

— Es que si no estás cerquita no estoy cómodo. —Coqueteó aunque pronto un bostezo se apoderó de su boca.

Error rodó sus ojos pero al verle tragó saliva.

Ink se veía precioso hasta despeinado y somnoliento. 

Se levantó para acercarse al mayor, este cuando abrió sus orbes tras bostezar, parpadeó confundido al tener cerca al economista, pensaba que recibiría uno de sus consejos de limpieza.

— Recién me doy cuenta que esa es mi ropa. —Habló Error alzando su mano hasta la esponjosa cabellera de Ink.

Sus mejillas se tiñeron de rojo por su gesto en la cabeza, fue una sorpresa agradable y no pudo evitar reír bajito mientras cerraba sus ojos con tal de disfrutar las caricias que le eran dadas, Error sabía mimar muy bien su cabeza.

— Es que tu aroma me encanta.

Error suspiró sin molestarse, aceptando que pese su aroma no fuera de su propio gusto, había personas que les gustaba tener la fragancia de otra persona como recuerdo.

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Va con dibujito como regalo <3