Ink supo que Error no tenía vicios.

Ni al café.

Eso notó cuando ambos habían decidido pasar a una cafetería para comprar algo rápido, Ink le había preguntado si quería una café y él de inmediato se negó de tal modo que parecía que le habían propuesto drogarse.

Se quería reír pero evitó ser mala pareja y le tomó la mano.

— ¿Una energética?

Y Error se alejó otra vez.

La vendedora se quedó algo confundida cuando su cliente se fue de la fila, el albino estaba igual pero no quiso dejarlo solo, rápidamente pidió una gaseosa grande y unos emparedados para alcanzar a su novio, quien estaba en el umbral, esperándole sin dedicar mirada.

— ¡Mira, compre una gaseosa normal! Y unos emparedados, ¿Está bien eso?

— Sí. —Habló el moreno tomando la gaseosa— Vámonos.

Ink estaba preocupado, tomó su mano nuevamente, entrelazando sus dedos para evitar que se zafara otra vez. Caminaron de vuelta al departamento del menor.

— ¿Le tienes fobia a la cafeína? 

—No es fobia. —Contestó fugaz— Solo no pued-- No quiero tener contacto alguno con eso.

— Oh... ¡Entonces eres sensible a la cafeína! ¿Por qué no me lo dijiste en todo este tiempo? Soy muy lento, lo sabes.

— Para los ocho meses que llevamos de pareja, lo noté.

Infló las mejillas, se apegó a su brazo.

— Perdón. Soy muy tonto en captar lo que le pasan a los demás... Si te pasa algo, dímelo, Ruru.

— ...Ahí vamos con ese mote.

— Cambias tema porque estás avergonzado~ 

Prefirió por dejar ese tema para más tarde y volver a casa rápido a seguir viendo novelas.