[2] No Hay Que Empezar
Error había sentido mil clases se sensaciones que siempre experimentaba cada vez que alguien mencionaba su aroma, sentimientos nada positivos, el primordial era la incomodidad.
Ese defecto que era "debilidad" para todos, era un defecto que nunca lo dejaba en paz.
Para evitar problemas, aprovechando que al día siguiente no tenía que ir a trabajar, el moreno apenas se liberó de las garras de la lavandería, fue de inmediato hasta el hogar de su hermano mayor, un refugio un tanto molesto desde que la pareja de este comenzó a vivir allí.
Tristemente debía hablar con su cuñado, pues a él le pertenecía el traje. Hace unos días tuvo que asistir a un programa de su jefe, por lo que debía ir con traje formal, cosa que no tenía pues jamás había sido necesario, hasta ese momento, donde a falta de tiempo, Geno propuso que su pareja le prestara uno de sus trajes, de todos modos, eran de la misma talla.
Tocó el timbre cuando llegó al piso quince, la puerta tardó en abrirse hasta que un hombre de cabello corto y negro se asomase, parecía que acababa de despertar por la expresión adormilada que tenía.
— Anda, Error, ¿Qué haces a estas horas? ¿No ves que debo cuidar mi suave piel?
— Tu piel, hagas lo que hagas, será horrible. —Saludó cortés el menor, y se hizo paso al interior del departamento, aliviado al ver que no había un gato, últimamente, la pareja de esposos habían deseado tener una mascota, pero tener un gato significaba pelos por todas partes, Error no soportaría eso y juraría jamás tocar ese departamento en su vida— Vengo a devolver tu traje. ¿Que no ves?
Error llevaba en su mano aquel traje en una percha, estirada, y con un aroma a limpio, Reaper sonrió divertido.
— ¿Pero era necesario a esta hora?
— Sí, no lo cuestiones.
— Entonces, supongo que te quedaras a dormir. —Comentó con obviedad, echó llave a la puerta y tomó el traje para llevarlo a su closet— Geno está durmiendo así que si quieres algo, te lo preparas, no toques mi café.
— No me gusta el café.
Después de esa respuesta la puerta se cerró, dejando al moreno solo en la sala, suspiró, contento de que no le molestara respecto al aroma, al parecer, aquella lavandería había hecho muy bien su trabajo, era primera vez que Reaper no comentara al respecto, quizás por el sueño o porque de verdad habían limpiado muy bien el traje, de todas formas, era un buen logro.
Se asomó por la cocina y el baño para ver si no había ni un pelo de gato y se fue a dormir.
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