[12] ¡Mariposas al ataque!
Sexto mes y ninguno de los dos aceptaba que sus salidas amistosas se estaban convirtiendo en salidas un tanto más románticas. Error se quedaba demasiado tiempo analizando el rostro del mayor, su piel presentaba manchas más oscuras pero que pasaban desapercibidas desde lejos, al menos, era verano y ahí notó que sus brazos también tenían aquella peculiaridad.
Pero no solo eso, sus ojos de distinto color, su cabello totalmente claro y sin presentar raíces comprobando que su cabello era natural, Ink era un ejemplar de la naturaleza, tan distinto, quizás era único. Su risa a veces tenía pequeños ronquiditos y un rubor singular, además, si no fuese poco, siempre estaba limpio, perfumado, y de las veces que comían juntos, pues Error más de una vez lo llevó a comer, usaba servilletas para limpiarse cada tanto.
Ink era jodidamente perfecto.
Para Ink, Error ya lo tenía cada vez más profundo en su mente, no podía creer que lo primero que lo atrajo era su aroma, siendo el gatillante de sus pensamientos desenfrenados al igual que su corazón en ese instante. Ambos estaban abrazados, suponiéndose que se estaban despidiendo para otro día verse.
Ninguno de los dos quería romper el abrazo.
- Estás calentito. -Dijo Ink para que el silencio no se volviera incómodo.
- Será porque tus brazos están debajo de mi abrigo.
- ¡Porque así te puedo sentir más! -Suspiró moviendo suavemente su mejilla en el hombro ajeno, bajó la voz- Además de tu aroma...
- Ah... ¿Sigues con eso?
Error por su parte, movió una de sus manos por sobre la espalda ajena, acariciando gentil, eso hizo que Ink se estremeciera, si su corazón no explotaba ahora, lo haría su estómago por todas las mariposas que se movían.
- ¿Qué puedo decir? A mí me encanta.
- Me imagino, que cada vez que lavas mi ropa, la olfateas por un largo rato.
- Admito que lo he hecho un par de veces antes de empezar a tener estas salidas.
Ambos suspiraron, no desagradados, necesitaban quitar el nerviosismo, ambos sentían una tensión invisible, una que los había perseguido ya hace un par de salidas atrás. El de tez morena no podía resistir más, la mano que no acariciaba su espalda, la llevó al mentón ajeno, para tener un contacto visual directo, con los mismos deseos surcando en sus pupilas.
- Ink, -titubeó un poco, ser romántico no se le daba demasiado- no creo que haya alguien tan especial como tú.
- ¿Especial en qué sentido? -Sonrió bromeando, abrazando poco a poco al menor por sobre los hombros.
- En todos los malditos sentidos.
Sin esperar ni un segundo más, Error inclinó su cabeza para poder aplastar con suavidad sus labiales contra los ajenos, un beso casto, uno el cual ambos cerraron sus ojos para disfrutar ese sutil contacto que tanto habían deseado por todas las expectativas e ilusiones que se tenían, habían avanzado tan bien, simplemente habían congeniado a la perfección.
El beso no duró más de unos diez segundos, perfecto para que reflexionaran su reciente acción y volver a reiterar el beso una vez más, hasta romper el abrazo y aquella unión con una tonta risa por parte de Ink y una sonrisa satisfecha pero avergonzada por parte del azabache.
- Me gustas, Ink.
- A mí me gustas desde que te vi por primera vez.
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