.::Capitulo unico::.
Mabel corría. Pero no servía de nada. Él siempre la encontraba. Aquella chica no tenía idea de cuánto tiempo llevaba ahí. Lo único que sabía es que Bill la protegía. Aquel demonio la alimentaba, seguía, alejaba a sus súbditos, y demás. ¿Por qué? Simple, adoraba torturarla. Si no fuera por el, ella estaría muerta. Quizás con Stanley, Soos, Pacífica, sus amigas. No pensaba en Dipper. No, ¿cómo él podría ser atrapado? Él era lo mejor...en comparación a ella, y a muchos. Ella había caído como idiota en la trampa.
Todos los días le llegaban noticias del humano de cabello rubio con una pajarita y un sombrero de copa. Lo que más le sorprendió, quizá, fue ver a muchas personas de Gravity Falls. Incluso a un Stanford bastante des ubicado. El primer día todo estaba bien. El segundo día llegó Bill. Stanford la intento llevar consigo a la copia de la cabaña...pero, ésta, quizá por el hecho de que en el mundo real estaba protegida, había desaparecido por completo. Bill no lo llego a atacar, la levanto de los hombros y la secuestró, llevándole al centro del bosque. Quizá se llegó a poner feliz. Estaba molesta con su tío. Claro. Hasta que se dio cuenta de que estaba con alguien peor. Mabel huyó, pero siempre era encontrada. Cuando llegó a la cercanía del pueblo, se dio cuenta de algo; monstruos, una extraña pirámide, y una enorme Cruz de energía. Bill la encontró, y enfrente de ella, comenzó a hablar.
-¿Podrías dejar de correr, Shooting star?- dijo en ese momento -no importa a dónde vayas, te encontraré tan solo chasqueando mis dedos- indicó con burla. -solo vengo a cuidarte. Si no, morirás de hambre-.
-podría morir y sería mejor que estar en un lugar donde gobiernas- dijo la pequeña mordaz.
-¡ja! No te preocupes niña. Pine tree sigue vivo-.
-no te pregunté-.
-es lo que querías saber-.
-¿tú qué sabes?-.
-¡muchas cosas!- inquirió burlón.
-¡oh, bien por ti! Entonces sabrás dónde está la salida-.
-la salida no está a tu alcance, pequeña Shooting star-.
-¡podrías hacerla si quisieras!-.
-podría, pero realmente no quiero. ¿No disfrutas tu verano infinito?-.
-¡no contigo gobernando!-.
-es una pena, por qué es lo mejor que veras. ¡Mira el lado bueno! En cuanto todos los que conocías mueran, dejaré aquel lugar y vendré contigo-.
-¡no quiero estar contigo!-.
-¡pues lo estarás!- gruñó el demonio con la extraña forma humana, ya harto de la actitud de la chica.
-¡¿por qué haces esto?!- chillo Mabel, con los ojos cristalizados.
-¡por qué quiero, puedo, y es gratis!- continuó molesto -entiéndelo estrellita. Las únicas formas de que escapes, es que me derroten, que yo te deje salir, o que encuentren al encargado de mantenerte encerrada, le quiten la llave, y te rescaten. ¿Pero adivina que? Solo yo, el, y sus secuaces sabemos quién es. Es casi imposible que algún inútil lo derrote, y nadie sabe que estás aquí- añadió arrogante. Luego lanzó dos manzanas al suelo, y se dio la vuelta -te recomiendo que te alejes del pueblo. Solo hay monstruos. No quieres morir, ¿o sí?- y desapareció.
Mabel, a pesar de todo, seguía huyendo. Odiaba la presencia de Bill. Quería acercarse al pueblo, pero siempre veía a Stanford caminando con simpleza por el lugar, escondiéndose solo, ignorando al rededor a quienes necesitaban ayuda, o a los monstruos. Bill siempre reía y añadía, "Sixer es un egoísta, estrellita. No ayudará a nadie". Dejaba algún alimento, a veces se quedaba, otras solo decía novedades del mundo real. Finalmente se iba, desaparecía de aquel lugar, y eso la tranquilizaba.
Hace unos días contó que Dipper y Wendy se encontraron.
Mabel y el bromearon.
"Deberían ser pareja" dijo la pequeña niña. "Yo quería que lo fueran. No se por qué, después de todo, se negó por tres años de diferencia" rió Bill. Una figura de energía de Dipper y Wendy se formó en el aire. Ambos se besaron de una forma hermosa, causando risas y un "aww" de Mabel. Era divertido, siempre y cuando no estuviera en sus días de psicopata. ¡Había intentado asesinar a Stanford! Ella lo detuvo, pero terminó herida. Él se sorprendió, y como arrepentido, se fue. Al día siguiente volvió con su humor insoportable.
-maté al bebe del tiempo- inquirió con su tópica arrogancia, asustando a la niña. Más aún al ver las enormes manchas de sangre empapando la ropa del chico.
-¡¿tú qué?!-.
-lo que oíste, Shooting star- dijo acercándose a ella peligrosamente -¿sabes? El protector de tu jaula me traicionó. Quizá pronto seas libre, Mabel-.
La chica noto algo de tristeza en sus palabras. Además, era la primera vez que la llamaba por su nombre. Dipper...¿venía por ella? ¿A pesar de lo que pasó?
-él no sabe que me diste esa fractura, pequeña-.
Ella guardó silencio. Bill pudo decirlo sin problemas. Incluso Blendin. ¿Por qué no lo habían hecho?
-demonios niña- gruñó el demonio -eres difícil de odiar. No puedo hacerte daño -añadió derrotado.
La chica se sorprendió ante la declaración. ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Porque?
-no hagas tantas preguntas, Shooting star- dijo con un tono de molestia.
-Bi-- unos labios ajenos se posaron en los suyos. Aquel loco chico que se burlaba y la torturaba durante su estancia en aquella burbuja de dolor la estaba besando. Un poco de sangre de alguien al azar también se unió a ella. El sabor metálico de ese fluido rojo también se sentía, ¿qué más daba? Bill la besó.
Si, había muchas cosas que quería olvidar. Pero aquel demonio amarillo (y originalmente triangular) no estaba entre ellas.
-te amo Shooting star-.
-Bi...Bill-.
-¡MABEL!- se oyó la voz de Dipper a lo lejos.
-¡oh! Llego Pine tree. Me tengo que ir. Suerte con vencerme Shooting star, ten cuidado ¡Recuerda! ¡La realidad es una ilusión, el universo es un holograma! ¡Te adoro! ¡Adiós!- dijo desapareciendo, dejando un color rojizo en las mejillas de la chica.
-¡Mabel!- gritó Dipper al ver a su hermana, para abrazarla -estoy tan feliz de verte, lamento lo que hice. Lo siento mucho, mucho, mucho- dijo con un tono, como si fuerza a llorar. -ahora me doy cuenta, de que no importa si el tío Ford está conmigo. Si tú no estás apoyándome, conmigo, cuidándome, alegrándome, no puedo hacer nada. Mucho menos derrotar a ese demonio-.
-...está bien Dipper, te perdono-.
-¡Mabel!- llamó la voz de Soos.
-¡Mabs!- la última voz de Wendy.
Entonces recordó lo que Bill dijo; "yo quería que lo fueran, no sé por qué, después de todo, se negó por tres años de diferencia".
Tenía presente a Bill. Casi sentía su presencia siguiéndola de nuevo. Cuidándola.
-Dipper- dijo con una sonrisa devolviéndole el abrazo -¡Wendy! ¡Soos! ¿Qué pasó? ¿Por qué están así?
Los tres se miraron con preocupación.
-Mabel- llamó Wendy -hay muchas cosas que hay que contarte-.
-El señor Ford es una estatua, y el señor Pines está desaparecido- dijo ahora Soos.
-El mundo es un desastre- ahora Dipper, recordando el acto de Gideon -pero hay gente que todavía sabe a quién ayudar y qué hacer- añadió sonriendo. -Mabel...Bill está detrás de todo esto-.
-lo sé- mencionó con un deje triste -ah estado viniendo, pero no me ah dicho nada de ustedes- mintió.
-en ese caso, Mabel, te necesito. Sin ti no puedo derrotar a Bill. Por favor, ven con nosotros- finalizó sonriendo
Ella devolvió una sonrisa nostálgica, que fácilmente fue pasada por la típica alegre de Mabel -¡claro!-.
"Eres una mentirosa, Shooting star" Escucho Mabel en su mente. "Nos vemos allá. Te deseo la mejor suerte, pequeña. Pero no te la dejaré fácil".
Mabel descubrió lo obvio, al notar que no quería que Bill desapareciera. La Locura la había invadido. Y aquel demonio rubio que la había dejado ver una forma parecida a la humana, extraña en el, era totalmente el culpable.
Fin.
O quizá no.
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