E S P E C I A L : ¡Feliz cumpleaños, Evan!
Evan
Catorce de septiembre.
Mi cumpleaños.
Mi cumpleaños dieciocho.
Creí que al cumplir los dieciocho sentiría algo nuevo, una sensación de ser un adulto, pero no, me sentía el mismo Evan de siempre solo con un número diferente en la edad.
Que decepcionante.
Esa mañana desperté como todos los días, me quedé sentado unos diez minutos en la cama analizando quién era, dónde estaba y en qué año existía.
Era mi rutina mañanera.
Luego de asimilar que era la mañana del día de mi cumpleaños, una sonrisita adormilada se formó en mis labios. Los queridos dieciocho años que esperé por tanto tiempo, mayoría de edad, me dejarían entrar a fiestas sin ningún problema y ya no sería molestado por mis amigos por ser «el pequeño del grupo»
Despido un bostezo y salgo de la cama hacia el baño, golpeándome como siempre el dedo pequeño del pie con la pata del sofá. Aún no me acostumbraba a la disposición de los muebles en el apartamento del campus.
Eso es algo que me desagrada de mi cumpleaños este año: no estaba en casa disfrutando con mi familia.
Estaba abriendo la puerta del baño cuando mi ceño se frunce y mis pies dan dos pasos de retroceso, mi cabeza mira sobre mi hombro el panorama.
No había nadie.
-¿Aidan? -llamo a mi mejor amigo, con quién comparto apartamento en la residencia.
Nadie respondió.
-¿Aidan? -volví a llamar, nuevamente no obtuve respuesta.
Cambio el rumbo a su habitación, capaz esté dormido. La oscuridad me recibe y el olor de la colonia favorita de mi amigo también, encendí la luz para ver, encontré la cama perfectamente tendida, no solo eso llamó mi atención, ya que Aidan no suele hacer su cama, si no que había algo sobre la frazada.
Como un total entrometido, fui a ver qué era.
Se trataba de la laptop que Aidan utiliza escasas veces, el mayor uso que le daba era de ver películas de dudosa procedencia y jugar videojuegos online. Encima tenía un pedazo de papel rasgado que decía: «ábreme»
Muy bien, eso es muy Alicia en el país de las Maravillas.
Terminé encogiendo los hombros y abrí la laptop, sobre el teclado tenía otro papel «enciendeme»
-Esto está raro -me dije a mí mismo, cumpliendo la orden del papel.
Luego de que iniciara su sistema y me llevara a la página principal, noté que estaba vacía, solo había un archivo que tenía por título otro «ábreme»
Le di click.
El sonriente rostro de mi mejor amigo se apareció en toda la pantalla, como siempre, iba despeinado, dió un par de pasos en retroceso, dejando solo la mitad del torso hacia arriba en la pantalla.
-Evan, si estás viendo esto, significa que ya estoy muerto -meneo la cabeza riendo, el Aidan pregrabado también lo hizo-. Es broma, ¡Feliz cumpleaños, idiota cabeza de carbón! -entonces, mi mejor amigo empezó a cantar Las Mañanitas moviendo la cabeza de un lado a otro al ritmo, desde hace un tiempo para acá que él viene practicando su español, y por alguna razón le gustaba esa canción de cumpleaños mexicana-... Si yo pudiera bajarte las estrellas y un lucero, para poder demostrarte lo mucho que yo te quiero.
Cubro mis ojos con una mano y meneo la cabeza otra vez, riéndome. No puede ser, Aidan no tiene un mal español, a mejorado mucho y de seguro practicó bastante esa canción, le estaba agradecido por el lindo gesto, lo que me hace reír es que canta intentando imitar el tono de Vicente Fernández, y le salía demasiado mal.
-Con jazmines y flores, este día quiero adornar. Hoy, por ser día de tu santo te venimos a cantar -alargó la nota, ahogándose al final porque no estaba acostumbrado a cantar así. Luego de casi morir, dió unos cuantos aplausos-. Ahora, sé que te estarás preguntando dónde estoy.
-De hecho no, se está bastante tranquilo -dije para mí.
-... porque de seguro me extrañas, pero tranquilo, me verás pronto -guiñó un ojo como el idiota que es-, hoy te tengo una sorpresa de cumpleaños muy especial, así que luego de que te arregles, vuelve a reproducir el vídeo.
Lo adelanté un poco más, había captado mi atención por el «sorpresa de cumpleaños»
Dejé el vídeo un minuto después, le quité la pausa.
-Te dije que volvieras después de arreglarte.
Di un respingo en mi lugar, ¿Qué demonios?
-¿Cómo es que...?
-¡Ve a bañarte! -exigió el Aidan del vídeo.
-Vale, vale -cerré la laptop y la llevé conmigo a la sala, dónde la dejé en la mesita de café. Retomé mi rumbo al baño he hice todo lo necesario ahí dentro, una ducha rápida, lavar mis dientes, vaciar el tanque.
Rutina mañanera del baño, ya saben.
Envuelto en una toalla, quise ir a seguir viendo el vídeo, pero tuve la sensación de que Aidan sabría que haría eso, así que fui a mi habitación a vestirme. Vaqueros, una camiseta negra con una sobrecamisa a cuadros azul que me regaló mi novia y mis tenis favoritos. Peiné un poco mi cabello y me puse las pulceras en cada muñeca. Había cambiado la de Imagine Dragons por una que me hizo mi hermana en su clase de manualidades, me gustaba cómo se veía.
De vuelta al sofá, volví a reproducir el vídeo.
-Ahora que ya estás listo, te diré tu sorpresa especial de cumpleaños, se trata de... -en la pantalla de pronto apareció un corte de colores acompañado de un ruido agudo, ¿Ahora qué pasaba?
Di en la tecla Enter del teclado, la imagen de mi mejor amigo volvió.
-Caíste, ¿a qué sí? -ruedo los ojos, claro que sería una broma-. Vale, ya en serio, tu sorpresa de cumpleaños la encontrarás en el MediaLuna Café -me levanté de mi asiento, dispuesto a ir para allá, sin embargo, la voz de Aidan me detuvo-, pero antes -volví a postrar mi trasero en el mueble-, tendrás que seguir una serie de pistas que te llevarán a los regalos que te hicimos.
Junto a él, se aparecieron Bea y Andy, saludaron a la pantalla.
-¡Feliz cumpleaños, Evan! -felicitaron ambos, haciéndome sonreír-. Cómo a dicho Aidan, seguirás unas pistas para conseguir nuestros regalos, que estan escondidos en el campus, cada una de esas pistas te llevará a la siguiente -dijo Andy.
-Y al final, al MediaLuna Café -agrega Aidan.
-Tu primera pista, es -Bea se aclara la garganta, los tres se acercan tanto a la pantalla que inconscientemente me echo hacia atrás-, en el reino de las mentes, en un lugar especial, las risas abundaron y las ganas de matar, migajas de galletas y de café con pan, tu primer regalo, ahí encontrarás.
-¡Suerte! -exclaman los tres, la pantalla se pone en negro y me vuelve a enviar a la página principal.
Cerré la laptop, confundido.
-«En el reino de las mentes, en un lugar especial, las risas abundaron y las ganas de matar, migajas de galletas y de café con pan, tu primer regalo, ahí encontrarás» -repetí, frunciendo el ceño-. ¿Qué?
Estaba a analizando de derecho y reversa cuando la alarma en mi móvil anunció que ya debía de ir a clases. Fui a buscar mi mochila a mi habitación y después salí del apartamento, repitiendo esas palabras.
Tenían que tener sentido en alguna parte, la pregunta era, ¿En cuál?
De camino a la facultad, muchos compañeros universitarios me felicitaron por mi cumpleaños. Aquí no era tan popular como en la preparatoria Jefferson, y eso estaba perfecto para mí. Me gustaba ser solo conocido a medias. Algunos incluso solo me felicitaron porque lo oyeron de la persona anterior que lo hizo.
Estaba entrando en el área de las facultades, analizando la pista de mis amigos cuando algo hizo un gran «click» en mi cabeza. «En el reino de las mentes» era una simple referencia.
¡Una referencia a mi facultad, la facultad de psicología!
Fui corriendo y esquivando alumnos, oyendo felicitaciones y varias quejas de personas. Hala, eso rimó. En el pasillo principal habían estudiantes leyendo libros para próximas clases o solo repasando. Analicé todo a mi alrededor. «En el reino de las mentes» ya estaba ahí, «en un lugar especial» ¿Cuál era ese lugar?
Pensé en todos los lugares especiales que podría haber en mi facultad, los cuales no eran muchos. Me gustaba ahí, pero no tanto como para tener un «lugar especial»
«las risas abundaron y las ganas de matar, migajas de galletas y de café con pan, tu primer regalo, ahí encontrarás» repetí el último fragmento de la pista, ¿Donde abundan las risas aquí? La respuesta era en todos lados, me divertía en clases tanto con mis compañeros como con los maestros, siempre estaba riendo.
Migajas de galletas y de café con pan...
-No deberías comer aquí -le dije a Andy, quién comía un trozo de pan mojandolo en su café.
-No desayuné, así que déjame tranquilo.
Meneé la cabeza, dando un mordisco a mi galleta de manzana, algunas migas cayeron sobre la mesa.
-¡Claro! -algunos me vieron raro, sonreí-. Eh... hoy es mi cumpleaños.
Los estudiantes cercanos a mí me sonríen de vuelta, felicitándome.
Cómo no podía correr ahí dentro, fui con paso acelerado como si me estuviera haciendo encima al salón 3B, dónde veía epistemología, ahí Andy y yo habíamos tenido esa conversación una mañana.
Abrí la puerta, ya entusiasmado. El salón estaba vacío, en la fila de asientos más arriba, la misma dónde nos sentamos Andy y yo aquella mañana, ví una caja envuelta en papel azul y cintas grises.
Esto ya me estaba emocionando. Fui hasta el asiento a tomar mi regalo, incluso en la mesa encontré algunas migajas de galleta y pan. Solté una risita.
Tomé la nota que estaba sobre la tapa del regalo. Era la letra de Andy.
¡Felicidades, haz encontrado tu primer regalo!
Feliz cumpleaños, amigo. Espero y te guste mi obsequio porque si no, te moleré a golpes (broma, o tal vez no)
Ojalá sí me guste. Seguí leyendo.
Aquí va tu segunda pista:
«Verde es su color, dulce es su aroma, lo ves todos los días y jamás lo ignoras. Te hace sonreír tanto como te hace estornudar, À votre endroit spécial solo tú sabrás cómo llegar para así tu próximo regalo encontrar.
¡Suerte!»
Caray.
Me rasco la nuca haciendo una mueca, esa estaba difícil.
«à votre endroit spécial» a tu sitio especial... ¿Qué tienen estas pistas con poner supuestos lugares especiales?
Resoplo, pensando ahora en algún rincón del campus que pueda ser «especial»
-¿Evan Ross? -me doy la vuelta en cuanto escucho mi nombre, en la puerta del salón, estaba el profesor Colombo, me veía con el ceño fruncido, a su lado habían otros estudiantes-. ¿Qué está haciendo aquí?
-Eh... -pensé en cualquier excusa y la única medianamente decente que se me ocurrió fue-: creí que hoy vería mi clase, señor.
Patético.
-No, su clase es el miércoles de la próxima semana, lo pone en su horario.
Se me escapó una risa nerviosa.
-Disculpe, señor, es que... aún me confundo -sonreí de una manera que de seguro se vio exagerada.
El profesor Colombo me mira dudoso, luego al regalo en mis manos.
-¿Acaso eso es un obsequio?
-Oh, sí, eh, es que hoy es mi cumpleaños.
-Felicidades, muchacho -su cara dura pasa a ser una no tan dura.
-Gracias, señor.
-Ahora, largo de mi salón.
Asentí, saliendo de las filas de asiento, murmurando un «sí, señor».
Afuera ví el regalo de Andy, y no me lo podía creer, ¡Era un maldito jersey de los Detroit Red Wings autografiado por Nicklas Lidström! Ese hombre es mi jugador de hockey favorito de todos, estaba en el condenado Salón de la Fama de Hockey y había sido cuatro veces campeón de la Copa Stanley, ¡La Copa Stanley! Era literalmente el mejor jugador de hockey de todos los tiempos.
Andy se ganó mi amor incondicional con este regalo.
Guardé el jersey con todo el cuidado posible, ahora sería una reliquia para mí. Aún estaba confundido por mi segunda pista, pero también feliz por el regalo de mi rubio mejor amigo.
-
En mi descanso para el almuerzo, fui hasta el área de comida analizando mi segunda pista.
«Verde es su color, dulce es su aroma, lo ves todos los días y jamás lo ignoras. Te hace sonreír tanto como te hace estornudar, À votre endroit spécial solo tú sabrás cómo llegar para así tu próximo regalo encontrar»
Tomo asiento en una mesa, dejando el regalo de Andy encima, observo el jardín donde varias personas me saludan con gestos de sus manos. «Verde es su color, dulce es su aroma» ahí todo era verde, el césped, los árboles que dan sombra, y todo olía a... naturaleza, madera, hojas cortadas y sabia de árbol. Pensé en la otra parte «lo ves todos los días y jamás lo ignoras. Te hace sonreír tanto como te hace estornudar» ¿Qué me generaba alergias? El polen, por supuesto, y el pistacho. Lo cual es irónico porque me gusta el helado con maní.
No, no, no era momento de pensar en eso.
Analicé de todas las formas posibles esa pista y aún no lograba entenderla. ¿Qué era verde y olía dulce, cómo es que lo veía todos los días y me hacía feliz, pero también estornudar? ¿Y por qué es un sitio especial?
Resoplo, apoyando mi mejilla de mi mano. Miro los puestos de comida abiertos, había mucho para elegir, el área de comida considero que es una de las zonas de todo el campus con más vida por la música de diferentes tipos que vienen de los puestos, los buenos aromas y el buen ambiente que se sentía ahí.
Aún no se me ocurría nada.
Veo al puesto de batidos, hum, me apetecía un batido cumpleañero. Voy hacia el puesto que es atendido por una mujer castaña en sus cuarenta y su hija que sé que estudia en el horario nocturno, ambas me sonrieron amables.
-Buenos días -saluda la chica, creo que es un par de años mayor que yo.
-Buenos días -respondo, viendo el cartel sobre mi cabeza dónde estaban las bebidas que ofrecían-. Eh... quiero un jugo de manzana verde con fresas, por favor.
-Claro, ¿pequeño, mediano o grande?
-Mediano.
La chica asiente, tomando el vaso del tamaño medio y yendo a las licuadoras a batir mi jugo. Me gustaban las bebidas que ofrecían aquí, eran naturales y venían bien a mi salud. Mamá me insistía en que cuidara de mí.
Apoyé los antebrazos de la barra, viendo las plantitas que tenían decorando ahí. Un cactus, un bonsái muy bien cuidado y unos gladiolos verdes, cuando la brisa sopló, trajo a mi nariz un aroma dulce.
Hincho mi pecho, tomando una respiración profunda.
Solo que, esa misma la interrumpo para ver más de cerca las flores. Pétalos verdes, aroma dulce, segundos después, siento un picor en mi nariz y un estornudo se me escapa.
-Oh, salud -me dijo la señora, limpiando la barra.
Sorbí mi nariz.
-Gracias -paso mi mano por debajo de mí nariz-. Disculpe, ¿Dónde consiguieron ese gladiolo?
-Fue un regalo de unos chicos de la facultad de botánica, los sembraron en el jardín del edificio principal.
Yo paso por ahí todos los días. ¡Ese debía de ser el À votre endroit spécial!
-Aquí está, tu jugo de manzana y fresas -la chica deja el vaso frente a mí.
Ya ansioso, pago lo debido, agarro mi vaso y voy corriendo hacia el edificio principal dando eventuales sorbos. Uf, estaba bueno. En cuanto estoy frente al edificio, voy a su jardín que los chicos de botánica siempre tienen bien cuidado.
Hay una gran variedad de plantas y flores, pero la que llama mi total atención son los gladiolos verdes porque ahí debajo hay otra caja, esta de un color rojo con cintas blancas.
Voy por el sendero de gravilla y me estiro sobre el alambre para alcanzar mi regalo, al tenerlo en manos, no me importa sentarme en el suelo para revisar lo siguiente pista.
Esta tenía la letra de Bea.
¡Felicidades, haz encontrado tu segundo regalo!
Feliz cumpleaños, Ross. Quisiera haber estado ahí en el momento que despertaste para darte un fuerte abrazo, pero esta manera también es divertida.
Ojalá te guste mi regalo, no es nada ostentoso o muy caro, pero lo he hecho con todo el amor que te tengo.
Ahora, vamos con tu tercera pista:
«Las rosas son rojas, el cielo es azul, las nubes son blancas y las estrellas brillan como tú.
Grande es Saturno y Plutón alejado, tu último regalo está en el lugar menos esperado.
¡Suerte!»
Dioses.
-
El regalo de mi novia resultó ser un marco de fotos digital dónde estaban todas las fotografías que nos hemos tomado juntos a lo largo de nuestra amistad y noviazgo, también habían unos dibujos que eran fotos de nosotros hechas caricatura.
Me hice un recordatorio de pegar eso en mi habitación.
Volví a mis clases con ambos regalos en mano, muchos me veían con cara de «¿Por qué cargas encima dos cajas?» que siempre eran respondidas con que hoy es mi cumpleaños, así que me ganaba nuevas felicitaciones.
Después del horario escolar, aún no descifraba la tercera pista del regalo de Bea, ese «en el lugar que menos esperas» podría ser literalmente cualquier sitio en el campus.
Sin tener ideas de dónde buscar, volví a la residencia, tal vez piense mejor después de descansar un rato. Abrí la puerta como pude y la cerré con un golpecito de mi pie, esos mismos se detuvieron sorprendidos cuando mis ojos vieron que sobre la mesita de café había una nueva caja, esta de un color morado y cintas verdes.
«Grande es Saturno y Plutón alejado, tu último regalo está en el lugar menos esperado», claro, ahora cobra sentido. El regalo estaba alejado del último, era más grande que los otros dos.
Voy hasta la mesita a revisarlo, dejando los otros dos a un lado, quité la tapa de encima, me eché hacia atrás de un salto cuando una bomba de confeti estuvo a punto de explotarme en la cara, varios globos salieron flotando hasta el techo. Rebusqué entre el relleno para dar con... ¿Un nuevo marco para fotografías?
Miré la foto y mis labios sonrieron. Era la primera foto que Aidan y yo nos habíamos tomado, dos niños medio abrazados y sentados en el suelo sonreían con pequeños dientes a la cámara. El pelirrojo exagerando como siempre y el pelinegro feliz de haber hecho un amigo.
Estaba pasando mi dedo por el cristal cuando algo resbaló de adentro y cayó en el suelo. Recogí un trozo de papel doblado.
Al abrirlo, ví que tenía la letra de Aidan.
¡Felicidades, haz encontrado tu tercer regalo!
Amigo, feliz, feliz cumpleaños. Quiero creer que esta búsqueda de regalos te gustó tanto como mi obsequio.
Sé que no es mucho, pero fue de nuestras primeras fotografías juntos, la que consolidó esta extraña amistad de un pelirrojo amante de la astronomía y un pelinegro que canta como Ed Sheeran y, según el gnomo de jardín, como Calum Hood.
Que sepas que te amo, idiota, y que siempre, sin importar nada, voy a ser tu mejor amigo. Así que aquí estaré varios años de nuestras existencias.
Reí inevitablemente.
Ahora, esta es tu cuarta y última pista.
«Muchas personas te aman, muchas en el futuro te amarán.
Unos te conocen desde ahora, unos te conocieron en un pasado atrás.
Hoy en tu día, todos te quieren felicitar y abrazar, así que tú al MediaLuna Café tendrás que llegar para recibir el cariño que mucha gente te quiere dar.
¡Espero te guste la sorpresa!»
Recogí mi mochila y salí del apartamento corriendo, seguido de la residencia y después del campus. Ya estaba emocionado, sintiendo las pulsaciones de mi corazón por la carrera y la emoción. Si bien parte de mi día lo pasé en clases, esta búsqueda me a gustado, así que podría ser mi cumpleaños favorito.
Llegando al café, me limpié el sudor de la frente y recuperé mi respiración. Abrí la puerta, sintiendo las manos sudorosas.
La campana tintineó a mi entrada, seguido de un:
-¡¡Feliz cumpleaños, Evan!!
Hubieron aplausos y lluvia de confeti. En el MediaLuna Café estaban todas las personas que quería o tenía mucho aprecio. Mis padres con mis tíos y mi hermana. Mi novia también estaba aquí junto a Aidan y Andy, los tres sonriendome. También ví que estaban mis suegros y cuñados con sus parejas, por mucho que pueda tenerle miedo al señor Ferguson, ahora se veía bastante dócil, alegre sería la palabra correcta. Hasta habían venido Aldana y Sam.
Los primeros en venir abrazarme fueron mis padres y hermana, mamá me llenó la mejilla de besos y papá me desordenó el pelo, cargué a mi hermana, que me rodeó de brazos y piernas el torso como un koala.
-¡Feliz cumpleaños, hermano! -exclama ella, alejándose un poco de mí, su sonrisa con hoyuelo la había extrañado bastante.
-¡Gracias, Ava! -digo, volviendo a abrazarla. En serio que la había extrañado un montón.
Se unen mis tíos también a abrazarme, a ellos los había extrañado mucho. Nunca se lo diré, pero puede que eche de menos los extraños despertares en la casa de mis tíos, es algo masoquista pero se había hecho costumbre ya despertar con los gritos de Peter Ross.
Los padres de mi novia son otros en venir a felicitarme, la señora Bethzy con un abrazo cariñoso y su marido con unas palmaditas al hombro y un «Felicitaciones, muchacho» al igual que su hijo. Sí, esos dos creo que no se acostumbran aún de que su hija sale conmigo.
Brie, Dixon y Melanie son diferentes, ellos son más animados y me contagian aún más su alegría. Melanie es una de las más alegres porque ella me a visto crecer, es ahijada de mi tío Peter porque su padre y mi tío se conocen por eso de sus trabajos, así que casi nos criamos en un mismo ambiente. El día que me enteré que ella era la prometida del hermano de Bea, fue una gran sorpresa. Ninguno se vio venir esa.
Finalmente mis amigos vienen conmigo, Aidan y Andy casi me hacen caer por sus abrazos y juegos con risas contagiosas, Bea, en cambio, es algo más dulce, me regala esa sonrisa que tanto amaba junto a un suave beso en la mejilla. Lyla fue una combinación de los dos.
Cuando todos terminaron sus abrazos y saludos, miré a los presentes, especialmente a mis amigos y novia.
-Yo... esto... -no tenía palabras, así que amplié mi sonrisa más sincera y agradecida-. Gracias, chicos, hoy... a sido de los mejores cumpleaños de todos.
-Lo que sea por el cabeza de carbón -dijo Aidan-. Así que, ¿Sí te gustó?
-¡Claro que sí! Fue increíble, un poco confuso en las pistas, pero increíble, por eso gracias, por hacer este cumpleaños el mejor.
-Todo fue planeado por Aidan -salta a decir Bea, mi mejor amigo se pasa la mano por la nuca cuando le dirijo una mirada incrédula-, estuvo meses planeando todo.
-¿Y el que ustedes... -señalo a los demás, quienes asienten respondiendo a mi pregunta. Vuelvo a mirar a mi amigo-. Aidan... vaya...
-Hey, no tienes nada que agradecer -él viene hasta a mí y pasa su brazo por mis hombros, pensé en nuestra primera fotografía-, eres de las personas que han estado conmigo casi desde que estoy en el útero -hay unas risas de fondo-, mi mejor amigo hoy y siempre, porque tú eres el jugador de hockey -me sacude un poco de los hombros con ánimo.
-Y tú el imbécil pelirrojo.
Aidan me señala.
-Eres la copia pelinegra de Ed Sheeran, acéptalo.
-Y tú el astrónomo que no quiere llegar a las estrellas.
Se encogió de hombros, culpable. Mira a los demás, dándome una palmada en broma con el dorso de la mano en el pecho.
-Es mi hermano en todos los idiomas que conoce.
-Y él mi bro en el único que entiende -lo apunto con mi pulgar.
Aidan ríe, desviando la mirada a la nada.
-No más nos falta tallar nuestras iniciales en un árbol.
-Concuerdo con eso -dijo Lyla, haciéndonos reír.
-Pues, andando. Que viva el bromance.
-¡Que viva! -exclama Lyla.
Aidan sonríe con ausencia, y puedo asegurar que por esa cabeza pasan muchos de nuestros recuerdos juntos. Dirige una mirada de soslayo hacia mí.
-¿Hermanos, compadres, carnales y panas?
-Todos significan lo mismo, Aidan, pero vale, hermanos, compadres, carnales y panas.
Chocamos nuestros puños, la manera en que siempre cerrabamos nuestras promesas de niños.
-Ahora, ¿Quién quiere pastel? -clama el pelirrojo, haciendo que todos exclamemos un fuerte «¡Yooo!»
Proceden a cantarme el cumpleaños feliz y ahí, en el MediaLuna Café con todas esas personas que significan algo para mí en mi vida, fue un verdadero feliz cumpleaños.
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Nota de la autora:
Como se titula este especial, ¡feliz cumpleaños, Evan!
Que lindo, el segundo cumpleaños de mi chiquito ya aquí en Wattpad, es muy lindo esto.
Tuvimos un extra por el cumpleaños de Bea, ahora tenemos que tener uno por el de Evan ambientado unas semanas después del tercer extra que publiqué, así que por eso es el del número dieciocho, dimos un salto en el tiempo ya que recuerden que en Solo Me Importas Tú Evan tiene diecinueve, casi los veinte.
Pero mejor no piensen en eso que se confunden, ¿Por qué mejor no me dicen qué tal? ¿Les a gustado? Todos en esta vida necesitamos un amigo como Aidan.
Este especial no fue fácil de escribir, pero valió mucho la pena.
Nos leemos en mis otras historias, gente bonita.
Besos y abrazos con cumpleaños de Evan
MJ.
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