Capítulo 11
Cuando los labios de Harry se unieron con los míos, no tuve tiempo para reaccionar. Sentí como la gravedad abandonaba mi cuerpo para dar paso a una maravillosa sensación que no sabría describir. Era como si las miles de mariposas que Harry provocaba en mi estómago hubieran escapado en bandada al mismo tiempo. Simplemente era indescriptible.
Poco a poco, mi cuerpo empezó a responder a los besos de Harry. Llevé mi brazos hasta enredarlos alrededor de su cuello y me permití juguetear con sus adorables rizos. Ambos explorábamos lentamente la boca del otro, encontrando nuestro ritmo y sincronizando nuestra respiración.
Sentirlo tan cerca era demasiado. Sentir sus manos apretar mis caderas para acercarme más a él, sentir las suaves caricias que me daba en la espalda. Sentirlo ahondar cada vez más en mi boca. Sentirlo disfrutando nuestro beso era demasiado para mí.
Me había comportado de una forma totalmente irracional con él y luego de admitir que realmente lo necesitaba, Harry había respondido besándome. ¿Pero porqué?
Luego de no sé cuánto tiempo ambos detuvimos nuestro beso para poder respirar. El rubor se apoderó de todo mi rostro y Harry solamente suspiró y apoyó su frente suavemente sobre la mía sin soltarme en ningún momento. Su cercanía me abrumaba y no podía pensar con claridad teniéndolo tan cerca. Estaba segura de que él podía escuchar los acelerados latidos de mi corazón. Me armé de valor y me separé un poco de él, viendo como en su rostro se colocaba una expresión de desconcierto.
-¿Por qué lo hiciste?- pregunté tímidamente desviando mi mirada de la suya.
-¿Por qué hice qué, Heather?- me respondió con su ronca voz, colocando su mano en mi barbilla y moviendo mi cabeza para que nuestros ojos conectaran.
-¿P-por qué me b-besaste?- tartamudeé, víctima de los más horribles nervios. Tenía miedo de escuchar su respuesta.
Harry me miró por unos instantes, siguió acariciando mis brazos y mi espalda. Seguramente estaba sopesando la respuesta que me daría. Su toque me hacía perder la cabeza.
-Llevo queriendo besarte desde el día que me abrazaste por primera vez, Heather- dijo dulcemente- En realidad, creo que desde antes; creo que he querido besarte desde el día en que te encontré por accidente.
Abrí la boca para responderle pero tuve que cerrarla. No tenía palabras.
Demonios, Harry...
¿Qué si yo también fantaseaba desde hace días con besarlo?
-¿Qué pretendes, Harry?- cuestioné, aun no creyendo en sus palabras.
-No pretendo nada, solamente te digo cómo es que me siento- respondió sin darme detalles, visiblemente incómodo por mi pregunta.
Harry no quería hablar más. Pero mi curiosidad no había quedado satisfecha y menos después de sus besos y de haberme soltado tal clase de información.
-¿Y qué es lo que sientes, Harry?- indagué, separándome de su agarre y tomando algunos pasos de distancia. Sus ojos siguieron cada movimiento que yo hacía.
Él guardó silencio una vez más, su expresión era confusa para mí; era como si mil pensamientos diferentes estuvieran rondando su mente, tratando de buscar la forma correcta de expresarse. Sabía que Harry guardaba secretos, sus ojos lo decían.
-Yo...umm, realmente no sé qué siento- respondió al fin. Su respuesta me decepcionó un poco.
-De acuerdo- susurré mientras negaba con mi cabeza y en mis labios se dibujaba una sonrisa irónica.
Traté de apartarme más de él caminando hacia la cama pero Harry tomó mi mano rápidamente para evitar que me alejara. Vi como en su interior se debatía entre decirme o no decirme. Finalmente se decidió.
-Heather, no quiero portarme como un idiota luego de haberte besado- dijo sinceramente- Creo que ha pasado muchísimo tiempo de que no me sentía así, y no sé cómo actuar contigo.
-¿Por qué razón no te sentiste así en mucho tiempo, Harry?- sobresalió mi faceta de curiosa al preguntar.
-No es algo de lo que quiera hablar ahora- respondió con su voz rasposa mientras bajaba su cabeza, visiblemente incómodo y algo triste.
-Lo entiendo- me rendí sin insistir- Solamente te pido que no te fijes en mí, Harry; sabes que soy un caso perdido.
-¿A qué te refieres?- preguntó alarmado, frunciendo su ceño y acercándose a mí.
Instintivamente me volví a alejar de él, estaba abrumada con esta conversación. Quería estar con Harry, pero había muchos impedimentos para ambos. Caminé hasta la única ventana de la habitación y clavé mi vista en algunos árboles que se divisaban desde ahí, con nostalgia solté un suspiro.
-¡Mírame, Harry!- me exalté un poco- ¡Estoy aquí, encerrada! ¡Tu padre regresará mañana y cuando se entere de que no tengo ninguna información me matará! No hay futuro para mí...
Mis ojos se humedecieron al pensar en mi oscuro panorama, ni siquiera quería ver la expresión que tendría Harry en este momento. De pronto, lo sentí detrás de mí. Sus manos se posaron suavemente en mis hombros e hizo que me diera vuelta para estar frente a él. Una solitaria lágrima resbaló por una de mis mejillas y Harry la secó con su dedo pulgar. Sus ojos estaban puestos en los míos. Sin darme cuenta, me acorraló contra la pared y puso ambos brazos al lado de mi cabeza sosteniéndose en la pared. Mi corazón se disparó nuevamente.
-Escúchame bien, Heather- habló Harry seductoramente y con decisión- Tú no eres un caso perdido, mientras yo esté aquí nadie te pondrá un dedo encima, nadie jamás te hará daño, eso corre por mi cuenta.
-Tengo miedo, Harry- reconocí tristemente.
-No lo tengas, yo estoy aquí contigo- respondió él, acercándose poco a poco a mi rostro- Sé que te han herido y lastimado mucho últimamente, pero yo no quiero ser uno más.
-Yo tampoco quiero ser una más para ti, Harry- solté en un susurro, hipnotizada por su cercanía.
-No lo eres- finalizó él, antes de volver a unir sus labios con los míos.
***
Luego de besarnos varias veces aquella noche, Harry me dejó cuando estaba a punto de caer rendida por el sueño. Mi corazón estaba dividido entre sentir felicidad por los besos de Harry y entre sentir el inmenso temor de ser lastimada por Desmond Styles. Esa noche dormí muy inquieta. Mi asunto con Harry estaba lejos de tener solución mientras yo estuviera prisionera y mientras él no aclarara su situación con Taylor. No se lo había dicho, pero él lo sabía de sobra. Por otro lado, mi padre no daba señales de vida y la ira de Desmond no tardaría en caer sobre mí. Todo parecía ser tan complicado.
Me levanté al día siguiente temerosa. Todo el valor que Harry me había infundido la noche anterior había desaparecido. Me sobresaltaba ante cualquier ruido o golpe que escuchaba, mis manos temblaban sin que pudiera hacer nada. Tomé una ducha y me vestí cómodamente; até mi cabello en una coleta alta, lo tenía muy largo y mi flequillo había crecido más.
Ya había terminado los tres rompecabezas con la ayuda de Harry, así que mi única opción era sentarme a leer para tratar de calmar mis nervios. No funcionó, no podía leer una sola página sin que regresaran los mismos pensamientos. Harry no se había aparecido en todo el día y comenzaba a sentirme preocupada por él. Suponía que estaría alerta como me había prometido ayer; me había comentado que solamente iría a la universidad a presentar un importante examen y luego regresaría. Eran ya las tres de la tarde y no había señales de él. Tenía alguna esperanza de que el padre de Harry se hubiera olvidado de mí, pero qué equivocada estaba. Desmond Styles no era un hombre que olvidara tan fácilmente.
Me encontraba tratando de leer cuando la puerta se abrió bruscamente y lo supe inmediatamente: venían por mí. Divisé a los dos hombres que ya sabía vendrían acompañados por Desmond. Me tomaron fuertemente uno en cada brazo, comencé a gritar y a patalear tratando de liberarme sin éxito. Trajeron una silla y me amarraron a ella. El miedo salía por mis poros al igual que las lágrimas resbalaban por mis mejillas.
-Asumo que ya sabes porqué me encuentro aquí, pequeña Heather- dijo secamente Desmond, acercándose y tomándome fuertemente de mi mentón.
-Pierdes tu tiempo, yo no sé nada- me las arreglé para decir mientras apartaba mi rostro de su mano.
-¡Te di dos semanas, perra!- se enfureció y gritó. Luego impactó su mano contra mi mejilla provocándome un agudo dolor.
-¡No sé nada, no sé dónde está ni qué planea!- lloriquée desesperada.
-¡Te lo advertí, maldita!- vociferó, golpeándome nuevamente con gran fuerza.
Ahogué un grito y seguí llorando. Dolía mucho, sentí la sangre correr por mi mejilla. Sabía lo que vendría a continuación. No había nadie que me escuchara, no había nadie que pudiera ayudarme.
Harry...¿dónde estás?
*****
¡Hola, queridos lectores! Parece que Heather y Harry están empezando algo, pero no saben los obstáculos que deberán enfrentar juntos.
¡Voten y comenten!
Besos, Sallymoon :)
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top