Un rayo de esperanza

Hay veces que en la vida no puedes lograr todo aquello que te propones, pero si eres paciente y optimista, siempre aparece un rayo de esperanza que te permite modificar tus objetivos y llegar a tu meta final.

Sin saberlo, Amaris estaba a punto de pasar por esa situación, y aunque las cosas no eran como ella se lo esperaba, en algún momento daría los frutos que ella deseaba.

Luego de haber pasado por aquella situación tan trágica y de haber conversado seriamente con su mejor amiga Alice, Amaris decidió que si seguía viviendo sola caería una y otra vez en las tentaciones de sus malvados pensamientos; por lo que, decidió irse a vivir nuevamente con sus padres, quienes al saber de lo ocurrido aceptaron de inmediato y le brindaron todo el apoyo que necesitaría.

Sin embargo, había algo que necesitaba hacer, y no podía seguir ignorándolo. Amaris debía comenzar a tomar las terapias psicológicas lo más antes posible, pero... ¿cómo? No tenía dinero, no tenía ahorros y debido a lo ocurrido hace un día tampoco tenía trabajo, ya que había faltado a su entrevista.

Sus padres vieron la necesidad de que Amaris tomara esas terapias ya que afectaban no solamente el comportamiento de su hija, sino que también su salud; así que, decidieron ayudarle a pagarlas hasta que Amaris consiguiera empleo o hasta que ya no las necesitara. Aun así y a pesar de la bondad de sus padres por ayudarla, Amaris no pensaba quedarse de brazos cruzados, necesitaba hacer algo, y necesitaba hacerlo ya.

Dos días después de que se había mudado con sus padres, un 27 de junio se levantó muy optimista en la mañana y anunció una gran sorpresa a su familia, que se componía por cierto de sus padres, su hermano, su cuñada y dos sobrinos; esa mañana en el desayuno les comentó que vendería su departamento y que esta vez ya era enserio.

— Creíamos que ya habías abandonado esa idea — dijo su padre mirándola fijamente.

— Pues ya ves que no, — respondió ella agarrando una tostada y vacilando entre comerla o no.

— Cómetela — ordenó su madre pasándole una taza de café con leche.

La familia de Amaris no era ni adinerada ni de la clase alta; eran una familia sencilla, tenían una casa grande y espaciosa, pero viejita y de madera. Su padre se había dedicado al campo toda su vida y su madre, pues había trabajado en un poco de todo, lo que sí, les había enseñado a sus hijos a no dejarse estar jamás, y luchar por salir adelante. Vivían un poco alejados del pueblo, y tenían un patio enorme, era estrecho, pero muy, muy largo.

Su hermano tenía su casa detrás de la suya, más o menos en el final del terreno, y vivía allí con su esposa y sus hijos; ellos siempre desayunaban, almorzaban y cenaban juntos porque era importantísimo para el padre de Amaris que siempre estuvieran unidos. Era su valor familiar: la unidad.

— Omeris — dijo su hermano masticando con la boca súper llena.

Amaris se volteó a mirarlo, por lo que con la boca llena lo que había querido decir era "Amaris". Éste tragó lo que llevaba en la boca y volvió a hablar.

— La alcaldía está buscando alguien que quiera limpiar los pisos del salón de taekwondo, lo malo es que no pagan mucho — dijo observándola atenta y bebiendo café.

— ¿Cuánto pagan? — respondió ella algo emocionada.

— 100 dólares — Respondió su cuñada.

— ¿Por semana? — preguntó su padre.

— Al mes — recalcó su hermano.

— Ni de chiste — dijo por lo bajo su padre, totalmente indignado.

— Es justo lo que necesito para pagar mis terapias con la psicóloga y quizás me sobre un poquito para comprar medicina — dijo nuevamente Amaris esperanzada.

— Hija... — comenzó a decir su madre poniéndole una mano suavemente en el hombro, — piénsalo bien, no lo necesitas, nosotros podemos ayudarte y no es necesario que te humilles por tan poco.

— Mamá... — respondió Amaris, buscando las palabras correctas — ¿Cómo puedes decir que no lo necesito? Además, no puedo quedarme de brazos cruzados sin hacer nada cuando estoy en la capacidad de, aunque sea probarlo.

— Entonces... — se apresuró a decir su hermano, antes de que su mamá intentara de convencer inútilmente a su hermana — ¿les digo que quieres el trabajo?

— Sí, por favor — respondió ella animosamente.

No era que le entusiasmaba mucho el hecho de ser una limpia pisos, pero su madre siempre le había dicho que los únicos trabajos malos eran aquellos en los que su honradez y valores se vieran afectados.

Una semana después, las cosas comenzaron a cambiar, y no solamente para Amaris, sino que para el país entero también. La noticia estaba en todos los medios de prensa, y en cada despensa, en cada supermercado, en las farmacias y en todos lados, era el centro de la conversación: a partir de ese lunes 09 de marzo, el país completo entraría en un estado de cuarentena total. Se cerrarían negocios, se prohibiría la circulación en las calles y ninguna persona podría salir de su casa a menos que tuviera un permiso firmado.

El virus chino llamado Covid-19 había llegado a Latinoamérica y la vida como la conocíamos, cambiaría por completo.

Eran aproximadamente las 13:45 hs de la tarde cuando Amaris se encontraba sentada en el sofá de la sala tejiendo un vestido de crochet del cual le habían hecho un pedido. Aburrida he intentando descansar un poco de los hilos y las agujas, agarró su celular y entró a WhatsApp a responder algunos mensajes y de paso se quedó ahí mirando estados.

La mayoría eran de pánico sobre la desconocida cuarentena que tendrían que afrontar y otros eran memes sobre el pánico descontrolado en el que habían caído muchas personas; por alguna extraña y en parte cómica razón, muchas personas se habían preocupado por comprar de forma excesiva el papel para baño, cosa que Amaris vio cómico hasta que vio a su mamá llegando con tres bolsas de papel higiénico, donde esa gracia se transformó en vergüenza.

Pero de todos los estados, hubo uno que le llamó muchísimo más la atención, y resultaba ser el de Marcos, el chico con el tatuaje de Lobo que le había escrito meses atrás. Ese chico se encontraba en un lugar donde hacen tatuajes y se estaba por hacer uno.

Como si le faltaran — pensó Amaris.

Pero la realidad era que a ella también le encantaban los tatuajes, y le encantaba ver también como las personas se atrevían a llenarse la piel de ellos sin miedo ni desconfianza. La verdad era que esa clase de gente le inspiraba un montón.

Pero más allá de todo eso, lo que realmente le llamo muchísimo la atención, era una de las fotos que este muchacho había subido a su estado; era una foto de Sylvanas Windrunner (Brisa Veloz) pintada en un cuadro.

Quizás para muchos esto no tendría ninguna importancia y pasarían el estado sin más, pero para ella significaba mucho. Había sido fan del juego World of Warcraft por muchísimos años, y no conocía muchas personas que también amen el juego tanto como ella, con exageración quizás 4 o 5 y no se llevaba muy bien últimamente con esas personas. No podía dejar pasar la oportunidad de responder aquel estado y saber realmente si era un fan del juego o solamente era otro de esos que sacaban foto a cualquier cosa con tal de hacerse notar.

— "¡No te puedo creer! ¡AMO A SYLVANAS!" — Enviado / 13:58 pm

— "También yo, ¿en serio te gusta WoW?" — Marcos C / 14.35 pm.

— "¡Por supuesto! Lo jugaba con mis amigos, de hecho, teníamos un escuadrón y todo jaja" — Enviado / 14:36 pm.

Y así, siguieron escribiéndose de forma continua durante toda la tarde, contándose cosas, riendo y amigándose a cada mensaje un poquito más.

Marcos le contó a Amaris que le gustaban muchos los temas de fantasía y también le hablo sobre su nuevo tatuaje, que, de hecho, se trataba de Hela, la hermana de Thor en la mitología nórdica. Amaris se emocionó tanto que comenzó a hablarle sobre cuanto ella amaba la mitología, cuáles eran sus mitologías favoritas y, además, cuáles eran los libros que hablaban de mitología y que ella más amaba.

Amaris no podía creer que había encontrado a alguien con quien compartía tanto y con quien podía hablar de sus gustos, metas y sueños sin omitir ningún detalle o pensar que debería haber mantenido la boca callada.

Por fin, después de tanto tiempo, había encontrado una persona que la hizo sentir completa, importante, inteligente y sobre todo valiosa. Al fin había encontrado el amigo que le diera la tranquilidad, la paz y la felicidad que ella tanto estaba necesitando.

Pero, ¿Cuánto duraría esa amistad? ¿Se iría tan rápido como había llegado? O ¿acaso era la amistad de Marcos el rayo de esperanza que Amaris tanto necesitaba? 

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Geniaaaaaal... Al fin llegamos a la parte de la historia que mas amo. 

Créanme que estaba apurándome a mi misma en elaborar el capítulo porque quería demasiado escribir y dejarles ya éste, en serio a partir de aquí la historia me hace latir un poquito más fuerte el corazón cada vez jaja. 

Los amo en serio, gracias por leerme, apoyarme y dejarme compartirles un poco de lo que hay en mi abundante mente jaja. 

Besooooooos. 

Por fis no se olviden de regalarme un votito y dejarme su comentario sobre lo que opinan de la historia, que creen que va a pasar, que opinan de Marcos y así. 

Les mando mil abrazos, en serio los amo muchísimo. 😍❤❤❤❤❤💋💋💋💋💖💖💖💖

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