Escapar de la realidad

A medida que iban pasando los días, Amaris y Marcos afianzaban más su amistad. Ya no solo hablaban de vez en cuando, a partir de ahora, eran todos los días; ya no solo se contaban historias o algunas que otras cosas sobre gustos y películas, ahora hablaban sobre metas, sueños, y cosas que les gustaría a ambos lograr en grande.

Amaris comenzó a olvidar aquellos sentimientos negativos que solían rodearla durante el día y en la noche, ahora solamente tenía espacio para soñar, divertirse y esmerarse por cumplir sus sueños. Ahora compartía más con su familia, se la veía reír con más ganas y hasta en las horas de las comidas se sentaba a disfrutar de sus alimentos olvidando por completo todo aquello que los demás pudieran pensar de ella.

Sin duda alguna, la amistad de Marcos había sido un punto positivo en su vida, que la había influenciado a no solamente concentrarse en vivir con pasar los días, sin propósito y con desesperación; sino más bien, a luchar por lo que ella anhelaba, a no darse por vencida, a no dejar que nada ni nadie destruyera sus sueños y pisoteara su autoestima. Marcos le había enseñado a ser fuerte, a ser valiente, tanto con la vida como con ella misma; Marcos la motivó a cambiar sus pensamientos negativos y reemplazarlos por aquellos que la movieran del lugar en donde estaba para ir a un lugar mejor, la motivó y la ayudó a ser mejor persona, a olvidar lo que los demás pudieran pensar y a esmerarse con toda por lograr una vida mejor.

Un día, cuando estaban hablando por mensajes, Marcos le comentó a Amaris que se encontraba en Argentina, específicamente en Buenos Aires.

— "Siempre quise viajar tanto como tú" — Enviado / 19:15 pm.

— "Bueno, pues con el equipo estamos organizando otro viaje. ¿Cuándo te vienes?" — Recibido - Marcos. C / 19:16 pm.

— "No te niego que la idea me encanta, pero..."

Mientras escribía el mensaje se detuvo un poco pensando, ¿Qué le diría? ¿Qué no iba porque en realidad no tenía dinero y dependía solamente de unos cuantos pocos dólares al mes para pagar su terapia y de sus padres para comer? Marcos era demasiado positivo y siempre le encontraba el lado a todo, así que si Amaris le decía que no iba solo porque no tenía dinero, él le pondría soluciones y pensaría que ella solamente estaba poniendo excusas.

Pero si lo pensaba mejor, eso era algo realmente bueno. Rodearte de una persona positiva y que siempre te esté dando varias opciones para solucionar un problema era algo magnífico, ya que si realmente querías solucionar tus problemas o cambiar tu situación solamente debías dejarte guiar.

— "No te niego que la idea me encanta, pero, de momento cuento a penas con solo unos pocos dólares al mes que me permiten pagar mi terapia." — Enviado / 19:26 pm.

— Y que sea lo que Dios quiera — susurró Amaris por lo bajo.

— "Bueno señorita, si realmente quieres entrar al club tienes varias opciones. Puedes ahorrar, aunque si me dices que no te sobra para mucho pues esa es una opción poco factible. También puedes vender algo y de apoco ir juntando para la membresía. De igual forma, hay varias maneras en las que puedes conseguir venir con nosotros si realmente lo deseas" — Recibido - Marcos. C / 19:34 pm.

¡DIIIING! El pececito había caído. Amaris se sentía un poco mal por usarlo de esa manera, pero bueno, él siempre decía que le gustaba ayudar así que pues, que la ayudara a encontrar una solución ¿no?

— "Por ello me encantaría que te pudieras unir a un zoom que tendremos esta noche señorita. Varios miembros del club estarán contando sus experiencias de como lograron iniciar y te sorprenderá saber que varios de ellos estaban en la misma situación que tú cuando empezaron. Si quieres dímelo así te envío el enlace y el ID para que te unas" — Recibido - Marcos. C / 19:35 pm.

Genial, si alguien más se había encontrado en su misma situación y había logrado ingresar, ella necesitaba saber cómo.

— "Por supuesto que sí, envíame el enlace e ingresaré." — Enviado / 19:36.

— "Bueno señorita, quedamos así entonces; ahora voy a preparar mis maletas porque mañana me regreso a Arica. Cuídate mucho, te mando un abrazo." — Recibido - Marcos. C / 19: 54 pm.

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Días después, Amaris y Marcos quedaron en volver a verse a través de una videollamada por WhatsApp. Esta vez, Amaris tenía una idea, quizás loca y deschavetada, sí, pero bueno, así era ella.

En el libro que estaba escribiendo, le costaba cautivar la personalidad de un chico que inspirase a su personaje principal, le costaba encontrar la chispa que le hiciera especial a los ojos de los lectores; y, desde que conoció a Marcos, supo que no debía crear o inventar esa chispa, debía usarla de alguien. Él la tenía, él era esa chipa que ella ansiaba encontrar para darle verdadera vida a su personaje.

Así que en esa videollamada se lo preguntaría, le pediría, no, es más, le suplicaría que le permitiese cautivar su esencia en aquel personaje. Para su felicidad, cuando llegó el día de su videollamada con Marcos, él aceptó con mucha alegría.

Amaris tenía curiosidad donde se fabricaban las personas tan positivas y alegres, porque ese chico, sea quien fuese realmente, nunca le encontraba el lado negativo a algo.

— Aún no puedo creer que eres escritora — le dijo — estoy seguro que llegarás a ser la mejor escritora de todos los tiempos.

— Gracias, — respondió Amaris un tanto tímida, ya que normalmente que alguien escribiera era una abominación para la sociedad en la que ella vivía.

— Pues bueno señorita, tú dime que necesitas para que yo te ayude a darle vida a ese personaje. — Lo dijo de una forma demasiado dramática, pero no en el plan de burla, sino que más bien, como intentando entrar en un personaje de telenovela, para Amaris aquello resulto un tanto cómico, así que no pudo evitar reír un poco.

— Eh... sí, bueno — comenzó diciendo ella algo nerviosa, había preparado algunas preguntas, pero igual temía que él no quisiera responder — preparé algunas preguntas, igual si no quieres responder no estás obligado, es solo para que pueda adaptarte a ti a un personaje literario.

— Señorita, tú haz las preguntas, yo no tengo ningún problema en responderlas, a no ser que sea algo muy, muy prohibido — dijo esto en un susurro como de película cómica y de misterios.

Mientras Amaris le hacía las preguntas que había preparado, se quedaba más pasmada cada vez que él las respondía, aquel muchacho tenía una forma de pensar increíble, ahora entendía porque siempre era positivo y alegre.

— ¿Metas en la vida? — preguntó ella como si fuera una periodista encontrando la nota perfecta para su siguiente reportaje.

— Uff, señorita, muchas — Respondió él — Pero si debo decirte algunas... pues, lo que quiero es poder brindarle estabilidad económica a mi familia, darle todo a mis padres, llevar de viaje a mi papá, darles buena educación a mis sobrinos... — a medida que él lo iba diciendo, ella iba anotando en su libreta — y también me gustaría crear escuelas, donde las personas puedan aprender aquellos oficios que siempre quisieron estudiar; darles acceso a escuelas de cinematografía, danza, teatro, y muchas otras cosas más. Ahora, sé que no es lo habitual, pero, me gustaría saber cuáles son las tuyas.

STOP, ¿QUÉ? ¿Acaso él iba a entrevistarla también a ella? No había respondido mentalmente ninguna de esas preguntas mientras las escribía; bueno, quizá sí, una o dos, pero de igual forma la asustó. Amaris quería responderle como responden los detectives en los interrogatorios, "Aquí soy yo quien hace las preguntas señor Clayton" pero sonaría o demasiado bobo o demasiado grosero, así que tragó saliva y comenzó rápidamente a buscar respuestas en su cabeza, ¿o es que acaso las respuestas se encontraban en el corazón?

— Bueno... mis metas, si, — dijo algo torpe, la verdad no es que no las tuviera claras, sino más bien, que cada vez que las decía las personas comenzaban a juzgarla, o se burlaban de ella — Bueno, lo que más quiero es llegar a publicar en físico tantos libros como sea posible, conocer en persona a mis lectores, abrir una academia de literatura que ayude a millones de personas a cumplir sus sueños y publicarse; además de tener mi propia editorial donde hagamos realidad el sueño de miles de escritores, y por supuesto quiero viajar por el mundo y crear algo lo bastante épico que dé de que hablar.

Al terminar de decir esto se produjo un rotundo silencio, pero no de esos incómodos en los que no sabes que decir, sino un silencio en el que se cruzaron miradas; parecía que Marcos estaba buscando las palabras que lo saquen de su ensimismamiento.

— Guau — dijo después de un minuto totalmente asombrado, — eso es maravilloso, me encanta enserio.

— Gracias, las tuyas también son estupendas — respondió.

— Bueno, continuemos. — Volvió a decir Marcos y rieron al unísono.

— ¿Cuál es tu sueño frustrado?

— Aún no tengo, — respondió el con mucha calma.

— ¿Qué? No ¿En serio? — dijo Amaris totalmente asombrada, — ¿Cómo?

— Creo que cada situación en nuestra vida nos acerca más a donde queremos estar, y si algo no sale como lo espero, lo tomo como una opción de aprender y buscar nuevas formas, pero nunca es un plan frustrado.

Aquello sí que dejó pasmada a Amaris, el hecho de que una persona no tuviera ningún sueño frustrado... bueno, era algo que no había escuchado antes. De ahí venía su positivismo extremo, ahora lo entendía.

Siguieron haciéndose preguntas el uno al otro, todas aquellas que Marcos le respondía a Amaris él también pedía respuestas por parte de ella. Era algo sublime.

Esa noche, Amaris se sentó en la sala y comenzó a escribir. Era fácil ahora darle vida a su personaje, ya que no tenía más que imaginarse a Marcos y como afrontaría aquellas situaciones, su positivismo era justo lo que ella necesitaba para ese libro.

Mientras estaba escribiendo, su hermano se acercó por detrás sin que ella lo notase y leía lo que ella estaba escribiendo, después de un tiempo, suponiendo que, porque estaba cansado de estar parado, habló con ella.

— ¿Por qué escribes un libro que se parece en parte a la realidad pero que no es real? No tiene sentido — Dijo como intentando entender, pero también guardando un tono de burla en su voz.

— Porque los lectores no buscan un libro que sea real; buscan un libro que los haga sentir, que los haga amar, odiar, imaginar y crear su propio mundo en su imaginación. Uno no lee un libro porque sea real, uno lee un libro para escapar de esta agobiante realidad.

Y con eso, cerró su libreta y se fue a dormir. 

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¡QUÉ EMOCIÓN! La historia está tornándose más compleja cada vez, y solo les digo que si tienen teorías sobre lo que va a pasar con Marcos y Amaris me encantaría que me los dejen escrito en los comentarios. 

Igual, no todo siempre es lo que parece, así que estén atentos a los acontecimientos que se vienen. 

Les mando un abrazo gigante y mis mas sinceros agradecimientos por el apoyo que le dan a mi libro. 

Los amo.❤💖💕🙌

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