OO1 | Ojos tristes

˗ˏˋ Playlist ˎˊ˗

El muchacho de los ojos tristes - Jeannette

Let Me Go - Avril Lavigne

Good Night - Dreamcatcher

Amaranthine - Amaranthe

Rodeado de las altas montañas, un bosque profundo a sus alteradores, se encontraba situado un pequeño pueblo muy lejos de la civilización llamado Hyeneom.

Aquel lugar incluso era leyenda para las grandes ciudades que se encontraban a kilómetros de distancia, incluso era de difícil ingreso para comerciantes, no era fácil llegar allí.

Solamente la radio alcanzaba llegar y eso llamado teléfono no entraba en esa categoría.

Cada otoño, las hojas color naranja y marrón adornan las calles y en primavera vestía de hermosas flores exóticas.

Era un lugar lleno de misterio, nunca se dejaba de conocer realmente.

El sol siempre ocultaba demasiado rápido con la llegada de la tarde y se contaban en gran infinidad que los libros de fantasía del pueblo se volvía realidad conforme la noche.

No solamente la fantasía abundaba, sino también se escuchaban rumores que existían brujas que solían hacer de las suyas en la profunda noche y que las famosas calabazas, las cuales eran recolectadas en los días contados del hermoso otoño.

Eran grandes misterios, muchas anécdotas quebsiguen contando los ancianos al momento que se formó Hyeneom.

Eran grandes las leyendas que circulaban a los alrededores. Desde vampiros, hombres lobo, magia negra, demonios entre otros, los cuales se decía que habitaban fuera a los alrededores, aunque nadie del pequeño pueblo lejos de la ciudad había visto algo de lo que se contaba.

Todos los habitantes de Hyeneom se conocían, por lo que no se podía pasar por alto a nadie, porque podrías estar en boca de todos si se cometía una falta que afectará a uno de los que vivían allí. Siendo una pequeña población, todos se apoyaban los unos a otros.

Se tenía que aproximadamente eran como 1000 habitantes y aún faltaban más por venir, porque con la llegada de los bebés que esperaban por nacer, Hyeneom estaba en crecimiento cada vez más.

Unos nacían, mientras otros tenían que irse de este mundo, ese era el ciclo de la vida sin fin.

En este momento llegamos con el protagonista de la historia quien trataba de alzar una enorme calabaza a la carretilla se su madre. Se trataba de un joven tímido, trabajador, soñador, cariñoso y de puros sentimientos. Aunque era algo inocente y torpe pero no quitaba de su enorme corazón bondadoso.

La vida diaria de Park Jimin era aburrida, simple, y tan monótona hasta el punto de volverse asfixiante. El lugar donde vivía no era muy grande y no había mucho en que entretenerse más que leer los libros que habían en la biblioteca del pueblo.

─Hijo, por aquí ─Con una mano alzada, tratando de atraer la atención de su hijo, dijo la señora Park Chungha, quien observaba sus tierras con orgullo en su rostro.

Con un abrigo enorme y calientito, botas y un sombrero de paja en su cabeza, señaló a su hijo donde estaban las calabazas.

Velar día y noche, a cada hora del día, y tener un poco de precaución con los conejos, sin que estos se roben las zanahorias, o que algún otro animal volador que le haga hoyos a las calabazas de la familia y tuviera que ocurrir una masacre.

Ni que hablar de las ratas que se roban el maíz del abuelo y tiene que hacer enojos por ellas.

Más que escucharse fácil, es una tarea sumamente cansada y agotadora, como no tenían idea que era. Era un trabajo que no solo era de un día, si no un largo proceso, todos los días y siempre tan igual.

─Ya voy mamá, espera un segundo ─Contestó el jovencito poniéndose las guantes para cubrirse de la tierra y el frío helado.

Nada interesante si bien lo notaban al respecto. Siendo un pequeño chico de pueblo, Jimin no tenía otra cosa mejor que hacer, esa era su profesión, siguiendo los pasos de sus padres.

A sus 18 años, Jimin todavía no había encontrado lo que era el amor de su vida, quien le acompañaría toda su vida, hasta el último suspiro de aliento suyo.

Después de tantos intentos, se había resignado mejor a ayudar a sus padres con los cultivos de papas y calabazas, para no dejarles solos en el trabajo de la familia.

─¿Cómo van en la recolección? ─Hablaba el señor Park Seo Joon, acercándose hacía su familia para empezar a subir las calabazas.

─Vamos bien papá, hasta el momento no hay pajarracos molestando como otras veces ─Con una sonrisa adornando su rostro, Jimin respondió a su padre ─, estoy sorprendido de esto.

El pequeño castañito era conocido en todo el pueblo por ser alguien hermoso, de un enorme corazón de oro, sociable pero en ocasiones podía ser la persona más tímida del mundo cuando se sentía avergonzado y por último, una voz digna de un ángel como lo era la joya de la familia Park, el pequeño Jimin.

Aunque bueno, no era tan pequeño debido que tenía ya la mayoría de edad, pero su inocencia se veía por encima de su delicada apariencia. No aparentaba su edad, incluso parecía ser un niño de 10 años.

Tantas jovencitas trataron de llegar al corazón del joven chico, pero tuvo que rechazarles amablemente debido a que le daban un poco de miedo las mujeres ya que solía tartamudear y sonrojarse. Jimin solamente quería a alguien que hiciera un impacto en su corazón.

Alguien que hiciera su corazón latir, sus mejillas sonrojar, su mente pensar en esa persona y con quien se sintiera confiado, pero lastimosamente nadie había provocado aquello en él pequeño Jimin y por eso solo se resignaba y avanzaba en el proceso de la siembra y cuido de las hectáreas, como lo que estaba haciendo ej ese momento.

Quien diría que la vida cambia de un momento a otro cuando menos lo imaginas. Ya sea para bien, o para mal, todo depende del camino que quieras seguir

─Esta vez si hay muchas calabazas papá ─Con un pequeño cuchillo el menor estaba cortando donde las calabazas estaban unidas y empezar a subirlas a la carretilla con su tío quien se había acercado a ayudarle. Eran grandes y pesadas las calabazas laa que tenían que llevar en la bodega de la casa para guardarlas.

─Ya lo veo hijo, esta vez podremos ganar un premio por nuestros esfuerzos ─Decía el señor Park con una sonrisa.

Un frio viento heló los huesos de Jimin quien se abrazo a sí mismo para darse calor.

─Creo que el tiempo empeorará con el paso de las horas, Seo Joon ─Dijo la señora Park mirando las montañas ─. Hay muchas nubes con lluvia.

Ese día era 4 de noviembre, la cosecha de calabazas aun seguía presente en el pequeño pueblo de Hyeneom y todos los habitantes estaban cosechando sus mejores calabazas, de todos los tamaños para poder realizar el festival el día de la calabaza en diez días más, muy típico del pequeño pueblo.

─Hay ganarle al tiempo, Chungha ─Seo Joon se acercó a la carretilla para empezar a llevar unas calabazas a la bodega ─. Debemos tener todo listo para el festival de las calabazas.

Aquello era una tradición que ha pasado de generación en generación, sin perder la costumbre. Desde los primeros fundadores, esa tradición no se ha perdido. Los nuevos niños por venir, debían tener presente que la festividad de la calabaza era una costumbre típica.

Todo el pueblo celebraba, tocaban música, bailaban, reían, incluso podrían cortejar a los jóvenes solteros del pueblo para poder casarse y formar una familia.

Incluso era por eso que muchos querían que llegara ese día, para poder encontrar a tu media naranja, la otra mitad que te hace falta, el amor de tu vida, tal vez.

─Me duelen mis rodillas ─Se quejó Jimin haciendo un puchero.

La señora Park se acercó a su hijo para estar con el un momento.

─Quita esa cara bebé ─Chungha acarició la mejilla de su hijo con dulzura ─, recuerda que trabajando unidos en equipo, podremos terminar pronto.

El menor de ambos solo asintió, y observó como su madre llenaba una carretilla para irse con ella.

El menor se sentó en una roca para descansar, así que Jimin busco con la vista su mochila, donde tenía sus guantes de lana para refugiar sus manitos del frio. Estaba descendiendo el frio helado de las montañas con violencia.

Acomodó el sombrero de paja en su cabeza que había sido regalo de su abuela. Ella era quien solía contarle demasiadas historias fantásticas sobre extraños sucesos pasados que aún no tenían lógica « Vieja abuela Park » Era así como casi todos del pueblo apodo a la señora, debido a la mayoría de Hyeneom pensaba que aquella anciana estaba loca, pues contaba sobre los hombres lobo, brujas haciendo travesuras con las verduras y duendes ocultando el oro de sus ollas.

La abuela Park no solo era conocida por sus historias extrañas, sino que era conocida como la loca del pueblo por saber distintas lenguas que nadie conocía.

El castañito observó el panorama. Tenía más de 4 horas estar trabajando y aun quedaban unas calabazas más para poder finalizar con el cultivo de las hectáreas.

Tenía tanto trabajo y poco tiempo, Jimin ya no sabía que hacer para ganarle a las horas que no se detenían. Toda su familia, amigos, primos se encontraban allí presentes. Incluso estaban algunos habitantes del pueblo ayudando, pues así era todo los años, bueno, exceptuando el hecho que cada año habían más bebes nacidos, al igual que mujeres embarazadas.

─Que frío hace ─Se quejó un poco Jimin, abrazándose un poco a sí mismo nuevamente para disminuir el frío de su cuerpo pero era imposible, estaba corriendo bastante viento el cual casi estaba provocando que su sombrero de paja saliera volando de su cabeza ─, quisiera estar en casa y beber un poco de chocolate caliente que hace la abuela ─Y de repente llego una ventisca fuerte de aire que llego, cosa que fue inevitable que su sombrero de paja se escapará de sus manos volando.

Rápidamente Jimin estaba corriendo hasta donde su sombrero estaba empezando a caminar. Estaba tratando de seguirlo cuando escuchó ciertas voces de mujeres que estaban cerca mientras también estaban en la cosecha de algunas papas.

»No digan nada.

»Es ese hombre otra vez.

»Mantengan silencio, podría escucharnos.

Comenzaron a cuchichear sobre aquel chico serio que pasaba por allí. Esas eran las señoras chismosas del pueblo mientras señalaban descaradamente al pelinegro de piel pálida que se encontraba caminando en la calle, con su vista enfocada en el suelo mientras avanzaba mientras que en sus manos sostenía un pequeño costalillo lleno de lo que seguramente eran zanahorias, brócoli y calabacitas.

Jimin frunció el ceño al oír sus voces. Siempre hacían eso y odiaba cuando eran de esa manera, pero trato de no decirles algo a esas mujeres groseras sus verdades, si no podría ser regañado por su padre y su tío el alcalde por irrespetuoso.

¿Por qué juzgaban a aquel chico si no le conocían? Era muy cruel odiar sin un fundamento.

Jimin recogió su sombrero de paja del suelo de la calle para después enfocar sus ojos en Min Yoongi, sorprendiéndose un poco debido a que éste, le observaba de reojo, sin perder detalle alguno de sus movimientos mientras avanzaba en la calle sin decir nada.

Le miraba tan intensamente, que incluso hizo cohibir al chico de cabellos castaños, perdido en el matiz de esos ojos que parecían ser el mismo laberinto.

Se sentía extraño.

Por la forma en que lo veía con su rostro neutro, careciendo de emociones, solamente sonrió y agitó su mano hacía el pelinegro para saludarle. No quería que pensara que el participaba en los chismes de aquellas señoras decían en voz alta, quería marcar la diferencia entre los del pueblo siendo amable con el pelinegro.

─Buen día, señor Min Yoongi ─Exclamó Jimin con alegría ─. Espero que tenga un buen día.

El mayor solamente avanzo, metido en sus pensamientos, sin volver a mirar al castañito quien borro su sonrisa y un signo enorme de interrogación se dibujo en su rostro al ser ignorado.

» ¿Le habría asustado?

Se pregunto el pequeño castañito algo confundido por unos segundos. Jimin solamente observo la silueta del mayor perderse entre algunos habitantes del pueblo que estaban de un lado a otro recogiendo en los campos algunas verduras, frutas que habían cultivado.

» ¿Se habría sentido ofendido de alguna manera? ¿Pensaría que soy cómo todos aquí?

Jimin se pregunta porque el chico siempre estaba solo. Nunca supo de alguien que le visitará o similar.

─¡Bebé! ─La voz de la señora Park se hizo notar, Jimin busco a su madre con la mirada ─. ¡Debemos volver ya a casa! Continuaremos mañana temprano con el trabajo, ya esta haciendo mucho frío.

─Tienes razón. Ya voy, mamá ─Jimin solamente asintió, tomando su pequeña mochila de campo mientras pensaba en algunas cosas relacionadas a Min Yoongi.

Estaba dudoso, quería poder llegar a conocerlo. Muchos pensamientos rondaban en su cabeza, mientras trataba de pensar en algo.

» ¿No tendría familia?, ¿De dónde habrá venido? ¿Cuántos años tendrá? ¿Habría sido casado? ¿Tendría hijos?

Sin más, agarró la carretilla con sus manos, para poder avanzar con aquellas grandes y pesadas calabazas hasta la casa donde le esperaba toda su familia. Seguramente ya todos estaban reunidos.

[...]

La noche había llegado, y solo el sonido del viento podía escucharse chocar algunas ramas del árbol contra el vidrio de una de las ventanas cerradas de su habitación, mientras que había otra ventana abierta.

Tan solo la luz tenue de la luna se podía apreciar del enorme lienzo oscuro de la noche otoñal.

Y con cansancio, Jimin suspiro pesado, mientras quitaba las botas de sus pies y el sombrero paja para colocarlos en su baúl situado en su cuarto.

Estaba agotado, sus piernas dolían y sus manos también por cortar las calabazas. Sin pensarlo más tiempo, el pequeño castañito se aventó en su cama para abrazar su almohada y a su conejo de peluche con fuerza.

Ese había sido otro regalo que su abuela le había concedido cuando era pequeño en uno de sus tantos cumpleaños, el cual cuidaba para no arruinarlo.

No faltaba mucho para la festividad de las calabazas y su familia debía apurarse, porque en tres días debía dar finalizada la cosecha para seguidamente adornar el pueblo con luces, banderitas para la festividad, entre otras cosas más.

Era el evento más esperado del año para todos, algo que simplemente nadie debía perderse y sobretodo, sería el primer evento en el que el nuevo habitante del pueblo estaría presente.

El alcalde meses atrás hizo llegar la invitación a Yoongi y según lo dicho por él, ese extraño forastero asistiría, pero no estaría mucho tiempo, pues tenía algo importante que hacer ese día, no dio detalles de que.

Seguramente su tío supuso que el joven tal vez saldría con una de las jóvenes solteras del pueblo en ese momento, por eso no decidió preguntar más.

Jimin pensó en aquel chico nuevamente y sobre lo extraño que era la situación. Tenía varios meses en que solía saludarle de lejos, nunca se había dado de oportunidad de ser de cerca, pues solía encontrarle después de que sembraba las semillas para nueva cosecha y Min Yoongi caminaba cerca de donde estaba.

Debía cambiar aquello. Nadie se había atrevido a hablar con el chico, solamente la familia Kim quienes eran sus tíos y su tío el alcalde, de ahí en fuera, nadie se acercaba más de la cuenta y cuando Jimin quería preguntar sobre Min Yoongi, todos le decían que no se acercará a el, que mantuviera la distancia. Así que Jimin se sentó en su cama con el ceño fruncido y un puchero en sus labios.

─Debo hacer algo ─Dijo, con determinación y una gran sonrisa el castañito ─. Min Yoongi merece más que eso. No es justo que reciba esas miradas horribles de todos.

Jimin estaba decidido a llevar su plan acabo, rompería las reglas de una vez por todas. Haría que Min Yoongi se acoplara con todos los del pueblo para que no estuviera solo. Jimin haría todo lo posible para volverse amigo de aquel chico misterioso de ojos tristes, y labios rosas.

No podía dejar que aquel chico estuviese solo, sin nadie a su lado, sin un amigo junto a él.

─¡Bebé! ─La dulce voz de la madre de Jimin saco al chico de sus pensamientos ─. ¡Ven a cenar! Que la comida con este clima se enfría muy rápido.

─¡Ya voy mamá! ─Exclamó Jimin levantándose de su cama ─. Iré a cerrar la ventana de mi habitación, enseguida bajo.

Sin más, Jimin se acerco para cerrar la ventana y las cortinas de su habitación para poder bajar a cenar tranquilamente, pues el otoño estaba siendo estragos en el pueblo, el clima estaba demasiado frio y si no se cuidaba, podía morir de hipotermia.

Cuando iba a cerrarla, frunció el ceño. confundido. Se acerco rápidamente al enchufe de la luz para apagarla y regresar a la ventana de su habitación y poder observar a gusto.

¿Qué hacía en ese momento Min Yoongi caminando a esa hora en las frías y desoladas calles del pueblo? Era tarde.

El castaño estaba confundido, trató de ver bien la silueta del pelinegro, pero estaba muy lejos como para poder apreciar que traía en sus manos, además de que la neblina no ayudaba mucho.

En ese Yoongi se detuvo su caminar, como si supiera que alguien le estaba observando, así que se giro rápidamente y Jimin sintió su respiración cortarse, por lo que se agacho rápidamente, porque el pelinegro se quedo mirando en su dirección.

Específicamente donde estaba su ventana, como si supiera quien era el dueño de esos ojos que le analizaban.

Con el paso de minutos y el corazón agitado, Jimin volvió a pararse para mirar donde estaba Yoongi. Observo como el mayor se perdía en la fría niebla mientras se adentraba al oscuro bosque que rodeaba al pueblo con tanto misterio, donde nadie se acercaba más de la cuenta por el peligro qur conllevaría hacerlo.

La luna llena estaba iluminando el pueblo, mientras el frío golpeaba esa fría noche. Jimin detrás de su ventana estaba confundido, sus latidos de su corazón se habían acelerado y su piel erizarse.

»¿Qué es lo que ocultas Min Yoongi? Pareces guardar tantos secretos que no quieres que nadie los conozca.

Debía resolver todas esas dudas en su cabeza, y no se cansaría hasta lograr su cometido.

El tierno jovencito de cabellos castaños jamás se hubiera imaginado en ese momento que su vida fuese a cambiar drásticamente. No tenía noción de lo que a futuro pasaría, pero tal vez estaba pronto a averiguarlo.

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