Capítulo 9: Discusión

Ethan.

Se siente tan bien tenerlo entre mis brazos.

Su mirada tan trasparente y pura me observa con mucha curiosidad y gran atención. Clavo mi vista en esas perlas cafés frente a mí, adentrándome por completo en las innumerables preguntas que sé se forman dentro de su cabeza. Inadvertidamente sonrió al ver lo mucho que Lucas ha cambiado en los últimos nueve años que ha estado lejos de mí. Su piel que antes era tan pálida como la muerte, ahora tiene un ligero tono bronceado que enmarca a la perfección las líneas finas de su rostro. Sus cabellos castaños ahora tienen más brillo e intensidad, mismos que se pegan a su rostro por las gotas de lluvia que escurren por su piel. Su sonrisa ha mejorado bastante, una línea perfecta de dientes blancos y pulcros. Sus ojos ahora destellan con más seguridad y fortaleza, algo que antes no ocurría muy a menudo. Mis manos descansan sobre su cintura, ya no es el niño de diecisiete años que conocí en el pueblo, ese pequeño flacucho y débil, ahora puedo sentir a través de la tela de la camisa los pequeños pero marcados músculos por todo su cuerpo.

—Así está mejor —susurro acercándome a su oído—, entre mis brazos.

Entierro mi nariz entre sus cabellos, inhalando su dulce aroma.

Mi corazón late apresuradamente al sentir el calor que emana de su cuerpo, esa calidez que nunca antes había sentido con tal intensidad y pasión, y que solo con Lucas podré conocer, con nadie más. Cierro mis ojos y disfruto de la sensación de tenerlo tan cerca de mí, su pequeño y perfecto cuerpo entre la seguridad de mis brazos. Esas noches en las que me acurrucaba en su cama, aferrándome a su almohada, ahora parecen tan poco en comparación con lo que siento ahora al estar junto a él.

—Ethan... —recarga su cabeza sobre mi pecho— ¿Qué... que haces aquí?

—Vine a recuperarte cariño —respondo ciñéndolo más a mi cuerpo.

—No...

—Eres mío Lucas —respondo dejando salir sin querer mi lado más salvaje—, estoy aquí para recuperar lo que me pertenece.

—¿Lo que te pertenece? —pregunta con cierto tono en su voz.

Lucas comienza a luchar entre mis brazos. Con un fuerte empuje se zafa de mi agarre cayendo de lleno contra el suelo de concreto. Su mirada fría sobre la mía. De inmediato intento tomarlo de nuevo en brazos pero antes de que siquiera pueda tocarlo, él golpea con fuerza mis dos manos apartándolas a un lado. Su mirada que antes me veía con curiosidad, ahora está cargada de furia. Mi corazón se rompe en mil pedazos al ver pequeños destellos de ira y odio en esos preciosos ojos cafés. Respiro profundamente. Esto era algo que esperaba que sucediera, pero no significa que me vaya a rendir antes de tiempo. Mi prioridad ahora es recuperar a Lucas y mantenerlo a salvo de todas las personas que quieran lastimarlo y alejarlo de mí.

—Déjame ayudarte cariño...

—¿Cariño? Haber Ethan respóndeme esto porque la verdad no logro entenderlo del todo —con lentitud veo como se aferra a un bote de basura y se levanta del piso— ¿desde cuándo yo te pertenezco?

—Lucas... —digo caminando hasta él, odio la distancia entre nosotros.

—¡No Ethan, detente! —Grita poniéndome una mano en el pecho— ¿Qué demonios haces aquí? ¿Qué es lo que quieres?

—Ya te lo dije cariño —respondo mirándolo a los ojos— vine a recuperarte.

—¿A recuperarme? —Sonríe— ¿A recuperar que exactamente?

—A ti, a nosotros.

Me duele verlo de esta manera, tan herido, tan furioso, pero no hay mucho que pueda hacer ahora por solucionarlo. Yo soy la causa de tanto dolor en su vida, tanto sufrimiento. No me queda más que aceptar y comprender por todo lo que está pasando, no debe ser fácil volver a ver a la persona que más te ha lastimado en la vida.

—¿Nosotros? —Pregunta—, no recuerdo que hubiera realmente un nosotros Ethan ¿o es que no recuerdas nada de lo que vivimos?

—Lucas por favor —mi voz se entrecorta—, hablemos cariño.

—¡Deja de llamarme así! —grita.

Sus ojos comienzan a brillar por las lágrimas contenidas. No mucho después estas caen resbalando por sus mejillas pero desaparecen al instante por un rápido movimiento de sus manos. Camino hasta él, cortando la distancia entre nosotros, pero un paso que doy, un paso que él da alejándose más de mí. Cierro mis manos en completa frustración, no soy bueno con la paciencia. Quiero borrar esas lágrimas que durante tanto tiempo ha estado llorando por mi culpa. Quiero aliviar su dolor, demostrarle que yo también he estado sufriendo por haber hecho lo que tan estúpidamente hice, quiero mostrarle lo profundamente enamorado que estoy de él y si me lo permite, ser el jodido bastardo más suertudo del mundo al hacerlo completamente feliz. Dedicar días y noches enteros a borrar esos malos recuerdos en su mente.

—Lo lamento... Lucas... solo por favor déjame explicarte.

—¿Explicarme? —está cojeando, camina por el callejón— dejaste todo perfectamente claro el día en el que descubriste que soy tu compañero... el día en el que casi me matas...

Cierro mis ojos al escuchar sus palabras.

Las imágenes de ese día comienzan a aparecer con lucidez en mi memoria. Su cuerpo a la mitad del bosque, la manera en la que deseé su muerte, la sangre que escurría por su rostro, sus suplicas, sus llantos.

—¿Es que ya lo olvidaste Ethan?

—¡No! —Golpeo con rabia la pared de ladrillos a mi derecha, mis nudillos sangran intensamente— ¡Jamás podré olvidar lo que hice, lo que te hice cariño! Es mi infierno personal, mi más grande pesadilla, ¿es que no lo entiendes Lucas? Nunca me podré perdonar por todo lo que te hice pasar, por cómo te traté y lastimé. Fui un completo idiota... un imbécil que no supo valorar el regalo tan grande que tenía frente a mí en esos momentos... pero por eso mismo estoy aquí, para poder demostrarte lo mucho que te amo, lo mucho que me arrepiento.

Mi voz se entrecorta por el dolor y la desesperación que me queman por dentro. Lágrimas comienzan a caer por mis mejillas, es la primera vez en mucho tiempo que alguien me ve llorar más no me avergüenzo de ello, Lucas es de las pocas personas en todo el mundo que de verdad puede conocer al auténtico y débil Ethan que soy en realidad. Solo quiero poder ganarme una puta oportunidad. Demostrarle con acciones lo mucho que lo amo. Haré cualquier cosa que este en mis manos para poder recuperar el amor que una vez me profesó, para darnos una oportunidad y demostrarle lo inmensamente feliz que sé que puedo llegar a hacerlo, que puede ser a mi lado.

—¿Dices que me amas? —Limpia las lágrimas en sus mejillas— ¿Por qué no puedo creer nada de lo que dices?

—Cariño por favor... —mis ojos arden.

—¡Que dejes de llamarme así! —Grita furioso—, mejor dime Ethan que es lo que quieres y déjame en paz de una vez y para siempre.

—¡A ti Lucas! —Lo arrincono contra la pared, mis nos manos a ambos lados de su cabeza—, mierda Lucas ¿de verdad te es tan difícil creer que te quiero a ti, y solamente a ti?

—¿A mí? —su mirada es muy dura—, no cabe duda que eres un imbécil.

—¡Si lo soy! ¡Un imbécil que está completamente enamorado!

Nuestros rostros a centímetros uno del otro. Puedo notar como su respiración aumenta. Su aliento acariciando mi piel. Su mirada clavada en la mía y por unos segundos con una duda muy marcada en ella, como si quisiera creer todo lo que siento en verdad. Con cuidado y sin romper el trance en el que estamos, recorro la línea de su cuello, deteniéndome en el punto exacto en el que espero que algún día lleve mí marca, la marca que nos unirá para siempre. Su boca entre abierta, acaricia su aliento mi piel expuesta. Con tentación y lujuria veo esos labios rojos y carnosos frente a mí. Un deseo de apoderarme de esa boca y perderme en la pasión de un intenso y desesperado beso, me cubre por completo, pero no puedo hacerlo, no ahora que Lucas parece odiarme con tan intensidad.

—¿Por qué no te alejas de mí? —Susurra—, Ethan por favor... vete.

—Jamás —respondo mirándolo a los ojos— no haré eso.

—¿Por qué me haces esto?

—Vine a recuperarte Lucas —acuno su rostro, pegando mi cuerpo más al suyo—, no importa lo mucho que tarde en hacerlo, voy a luchar con todas mis fuerzas para demostrarte lo mucho que te amo, lo mucho que te deseo...

—¿Me deseas? —Golpea mi pecho con fuerza— ¿así que de eso se trata todo esto, de llevarme a la cama y saciar tus deseos?

—No Lucas... cariño...

—Déjame adivinar —dice con una sonrisa que comienzo a detestar—, quieres acostarte conmigo solo para poder saber qué es lo que se siente tirarte al que fue el más grande marica del instituto, al marica de tu compañero.

—¡No te atrevas a decirte de esa manera! —lo miro con furia y desesperación—, tú no eres un marica... Lucas no te digas de esa manera por favor...

—Entonces ayúdame a comprender Ethan, porque no te entiendo.

—¿Qué no puedes entender Lucas? Lo mucho que te amo, lo mucho que me duele lo que hice, que no he dejado de sufrir desde ese día en el que te dejé tirado en el bosque, que he pasado todos los días de mi vida sufriendo por haber sido un maldito cobarde que no tuvo los huevos suficientes como para aceptar que estaba ya completamente enamorado de ti ¡¿Qué no puedes entender Lucas?! ¡¿Qué?!

Guarda silencio.

Observo como se lleva ambas manos a su rostro, recargándose contra la pared y cayendo al suelo. La tormenta comienza a aminorar. Las gotas de lluvia siguen cayendo a nuestro alrededor, acallando la discusión entre ambos. La luz de la luna atraviesa la densa capa de nubes, iluminándonos a los dos.

—Déjame en paz... —dice después de varios minutos en silencio.

—Lucas —digo sentándome a su lado—, solo dame una oportunidad.

—No puedo —responde—, me lastimaste mucho Ethan ¿y ahora vienes después de tanto tiempo a pedirme una oportunidad?

—Solo déjame demostrarte lo mucho que me arrepiento de haberte lastimado.

Tomo su mano entre las mías.

—¡No te atrevas a tocarme!

—Lucas por favor...

—¡No Ethan! —Se levanta— no puedo olvidar lo que pasó, no puedes pedirme que olvide así como así...

—No lo hago —respondo llorando—, solo quiero demostrarte...

—Lo mucho que dices amarme —me interrumpe—, pero veras, no puedo creerte nada de lo que dices.

—De verdad te amo.

—¡Pero yo no a ti Ethan! —contesta.

Mi corazón se rompe en mil pedazos al escuchar esas palabras salir de su boca. Mi poca esperanza en mi interior se destruye al ver la seguridad y la confianza en sus ojos y la manera en la que lo dice.

—No quiero que me vuelvas a buscar en tu vida Ethan.

Comienza a caminar alejándose de mí, dejándome ahí tirado con el corazón roto y el alma partida a la mitad. No me sentía de esta manera desde aquel día en el que descubrí que Lucas había decidido dejar la manada. Mi mirada lo sigue con atención. Noto como comienza a renguear, sus pasos son lentos. Me levanto, limpiándome las lágrimas con mi chaqueta y comienzo a caminar detrás de él. Las gotas de agua, caen sobre nosotros, pero ya no con tanta intensidad. Una cuadra más lejos, veo como su cuerpo comienza a caer por el cansancio, sus pies no pueden soportar más su peso. Antes de que caiga de bruces al suelo, lo tomo en brazos y lo acerco más a mí.

—¡Suéltame!

—No puedes caminar Lucas —digo sosteniéndolo más fuertemente.

—¡Suéltame Ethan!

—Déjame llevarte por lo menos a un hospital —digo con la voz cansada.

—No —responde— ¡lo que quiero es que me dejes en paz!

—No lo pienso hacer —digo con dureza—, eres el amor de mi vida, no importa lo mucho que te esfuerces en odiarme, yo voy a estar aquí, a tu lado, ahora más que nunca.

—¿Es que no puedes entender, que yo no te amo?

—Lo entiendo perfectamente Lucas —contestó—, pero eso no significa que yo vaya a dejar de amarte como lo hago.

Intenta librarse de mi agarre, pero hago más presión sobre su cintura.

—¡Déjame en paz!

—¡No puedes caminar bien! —Grito irritado— ¡deja de comportarte como un niño y déjame ayudarte!

—¡Te odio!

Sonrío.

El odio puede transformarse en amor.

—Ódiame todo lo que quieras Lucas, que voy a dedicarme en cuerpo y alma en trasformar ese odio en amor.

—Cuanta seguridad tienes de eso.

—Soy un Alfa —le sonrío—, siempre consigo lo que me propongo.

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El departamento de Lucas es verdaderamente hermoso.

Un pequeño espacio donde se puede respirar una gran tranquilidad. La sala es moderna, dos sillones negros de cuero descansan en cuadro, una pantalla plana que descansa en una esquina sobre un taburete de madera. Mi vista de inmediato se posa sobre la cocina con electrodomésticos de acero inoxidable y una isla en el centro. Por un momento me imagino a Lucas de pie, cocinando con una sonrisa en su cara o imaginándomelo también desnudo, gimiendo mi nombre mientras lo embisto sobre la isla en el centro. Las cuatro paredes enmarcadas con un sinfín de fotografías, algunas de sus amigos, otras de él con más personas, y pocas más solamente donde aparece él, con una sonrisa. Es así como lo quiero ver por siempre, de esa manera, feliz y tranquilo.

—Ya puedes bajarme Ethan...

—Claro.

Lo coloco con cuidado sobre uno de los sillones de cuero. Su atención clavada en mí. Esta temblando. Quiero acariciar su rostro, enterrar mis manos entre los mechones de cabello, besar con dulzura esos labios que parecen invitar al pecado, pero me detengo en el último segundo. Lo que menos quiero por ahora es comenzar otra discusión.

—¿Cómo te sientes? —pregunto mirando los golpes en su cuerpo.

—Mejor —responde— Ethan...

—Si cariño... —cierro los ojos—, perdona... Lucas.

—Será mejor que te vayas.

Asiento.

—Estaré afuera por si me necesitas.

—No, no es necesario.

—De todas formas lo haré —digo caminando hasta la puerta—, solo quiero que te quede claro una cosa Lucas.

—¿El qué?

—No pienso rendirme tan fácil, te voy a recuperar no importa lo mucho que luches por evitarlo. Te voy a recuperar...

Cierro la puerta tras de mí.

No importa lo que tenga que hacer o lo mucho que dure para lograrlo, no descansaré hasta hacer que Lucas me dé una segunda oportunidad, una oportunidad que no planeo desaprovechar porque finalmente lo entendí, Lucas es el amor de mi vida, mi otra mitad, mi trabajo como su pareja es hacerlo feliz no importa que y eso es precisamente lo que voy a hacer a partir de ahora, me dedicaré en cuerpo y alma en hacer que su felicidad sea mi prioridad día con día. Aunque primero tengo que descubrir quién o quiénes son los que quieren lastimarlo y cuando lo haga me encargaré personalmente en matarlo, nadie puede pensar en lastimar a Lucas y salirse con la suya.

Saco mi celular y marco su número.

—Tenemos que hablar. 


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