Capítulo 32: Por siempre suyo.


Lucas.


Dios... estoy tan aburrido, que podría morir.

Ethan y los demás salieron hace horas a dar un recorrido nocturno por los límites del territorio. Al parecer hemos estado teniendo ciertos problemas con lobos solitarios que quieren entrar sin pedir permiso. Eso y que las tensiones con una de las manadas vecinas han estado aumentando en intensidad. Desde que el nuevo Alfa tomó control de la manada del oeste, ha intentado arrebatarle el título a Ethan como uno de los lobos más fuertes de todo el país. Cosa que me parece muy estúpida, no es más que un lobo de 18 años que se cree el hombre más invencible del universo. Si tan solo supiera que no es así.

Me llevo ambas manos al rostro.

Quiero tanto salir, estar junto a Ethan y correr ambos por el bosque, estar solos los dos y solucionar lo de esta mañana. Quiero tanto sentirme normal, regresar a esa rutina que perdí ya muchos meses atrás. Después de lo que ocurrió con Jackson, Ethan ha estado más paranoico que nunca. Y en realidad no lo culpo de nada, de hecho creo que lo entiendo bastante. Debe ser un tanto difícil para él regresar a la normalidad, aun después de que toda su vida haya tenido que dar un giro de ciento ochenta grados. Mi pobre Ethan ha estado tenso desde entonces, siempre alerta a lo que nos rodea.

Aunque me preocupo mucho por él y entiendo en parte sus razones, estoy llegando a un punto en el que no puedo seguir más así. Para donde sea que quiera ir, siempre están detrás de mí dos lobos que me persiguen a todas partes. No puedo comer, no puedo respirar sin sentirme vigilado en todo momento. He intentado en varias veces hablar con él, pero siempre parece estar de mal humor. No entiende motivos, no escucha para nada mi opinión, solo quiere y cito "lo mejor para ti Lucas". No parece comprender en lo más mínimo que lo mejor para mi es regresar a la normalidad.

Camino por la habitación.

La luna brilla en lo alto del cielo. Desde que tengo la habilidad de transformarme en lobo, he descubierto algo muy interesante sobre la luna y el efecto en mí. No sé lo que me ocurre, pero siempre que siento su brillo por las noches, algo en mi interior se relaja. Es como si algo en su luz fuera capaz de eliminar todas mis preocupaciones. Estuve investigando en la biblioteca de la manada, ya que es lo único que puedo hacer sin molestar a Ethan, y descubrí, mejor dicho no descubrí nada. Al parecer aún se desconoce a ciencia cierta el motivo detrás de ello. Se ha especulado mucho a través del tiempo, María lo atañe a algo fantástico, pero nadie ha dado luz certera al misterio.

Estoy tan cansado.

Este fue, sin duda alguna, uno de los días más largos de mi vida.

Todo estaba perfecto hasta la estúpida discusión.

Caminaba por el bosque, haciéndome a la idea de que posiblemente jamás regresaría a la ciudad, a mi trabajo en el hospital, cuando de pronto Ethan apareció detrás del tronco de un árbol. Tenía los brazos cruzados sobre su pecho y el rostro serio. Echó a los lobos que me seguían y cuando estuvimos solos comenzamos a discutir como nunca antes. Muchas personas piensan que por ser dos almas predestinadas, las peleas no existen entre nosotros. La verdad es que se equivocan. Desde lo ocurrido con Jackson, entre Ethan y yo parece haber una brecha que nos separa. Y eso comienza a molestarme.

Me veo en el espejo frente a mí.

Una enorme sonrisa aparece en mi rostro. Ya no soy el mismo Lucas de antes. Todo lo que me ocurrió solo sirvió para ayudarme a madurar internamente y creo que eso se ha visto reflejado en mi exterior. Tengo el cabello café corto, que por cierto Ethan no estuvo de acuerdo cuando me lo corte, mi piel ligeramente bronceada. He subido un poco de peso, pero el motivo es más que perfecto, de hecho me da tanta alegría verme así. Cierro mis ojos y respiro con tranquilidad. Creo que necesito darme un baño relajante. Al menos creo merecerme eso.

Camino hasta mi buró, tomo mi celular y los audífonos. Pongo la canción de Bad romance de Lady gaga. Sé que muchas personas podrán cuestionar mis gustos en música, pero la verdad es que hay algo en esa canción, que cada que la escucho, me gusta más. Me recuerda a mis días de interno en el hospital. Cuando pasaba toda la noche en vela estudiando para mis exámenes o cuidando de los enfermos, en como mis manos temblaban por el nerviosismo.

—Ro mah ro-mah-mah... —canto con los ojos cerrados.

Comienzo a desnudarme lentamente.

Las prendas de ropa van quedando desperdigadas por la habitación.

Suspiro. Al verme semidesnudo en el espejo, un intenso calor se enciende en mi interior. Hace más de dos semanas que Ethan y yo no tenemos ningún tipo de intimidad. Hemos llegado a un punto en el que nos vemos más que dos horas al día, una después de despertar y la otra antes de dormir. No sé lo que nos está pasando, pero no me gusta en lo más mínimo. Una parte de mí se siente culpable por el distanciamiento, es como si la sombra de la muerte de Jackson estuviera entre los dos. Siento que pierdo su amor, aunque sé que eso es imposible. Ethan será por siempre el hombre de mi vida.

Entro al cuarto de baño únicamente con unos calzoncillos apretados.

Una de las ventajas de haber subido un poco de peso es que ahora tengo un culo impresionante. Abro el agua caliente en la tina de cerámica. Me quedo en completo silencio, sentado en la orilla de la bañera observando como el líquido resbala por la superficie, como mi reflejo en el agua va tomando claridad. El baño poco a poco va llenándose de vapor. Mi sombra recortada en el piso. Cierro mis ojos, poniéndome de pie y moviendo mis caderas de un lado para el otro. Hace mucho tiempo que no disfrutaba de algo así. De mi propio espacio, de mi propio cuerpo. Relajándome, olvidando todo lo que me rodea.

—I want your drama, the touch of your hand...

Deslizo mi ropa interior por entre mis piernas y me sumerjo en el agua caliente. Mis ojos cerrados, mis manos acariciando mi cuerpo entero, deteniéndome en mi creciente erección. La música a todo volumen. Me recargo sobre la cerámica, disfrutando de las sensaciones y el agua casi hirviendo. Gimo entrecortadamente, últimamente he estado muy sensible. De pronto la imagen de Ethan aparece en mi mente. Sus manos duras y ásperas tocándome como solo él sabe hacerlo. Me duele tanto estar así. Enojados y separándonos cada vez. No quiero vivir mi vida sin él, quiero estar por siempre a su lado. Y aun así me siento como si nada pudiera volver a ser como antes.

—Dios Ethan... —suspiro—, te necesito tanto.

De pronto siento como alguien me quita los audífonos con cuidado.

Me sorprendo al ver a Ethan a mi derecha, sentado en una vieja silla de madera. Viste una camisa blanca, desabotonada un poco, y unos pantalones negros. Tiene el cabello peinado hacia atrás. La barba, que amo con locura, perfectamente limpia y recortada. Me observa en completo silencio. El verde de sus ojos cambia de pronto a un intenso color amarillo. Su vista clavada en la mía. Me excita sentir esa mirada de lujuria sobre mi cuerpo desnudo, casi como si yo fuera una presa a la que está a punto de comer. Mojo mis labios, bajando mis manos hasta mi erección. Gruñe. Veo como se tensa de pronto, sus hombros en lo alto, sus antebrazos apoyados sobre sus rodillas.

—Ethan... —digo casi en un susurro.

—No hables —responde con una voz rasposa—, solo déjame mirarte.

Estoy tan excitado.

Me encanta sentir la mirada de deseo de Ethan sobre mi cuerpo desnudo. Mis manos acarician cada centímetro de mi piel expuesta. De reojo veo como humedece sus labios con la punta de su lengua, sus ojos amarillos clavados en mi miembro, sus manos en un tenso y apretado puño. Giro mi rostro y lo veo, ese enorme bulto entre sus piernas. Sonrío al ver lo excitado que está. Deslizo mi mano derecha hasta mi polla dura, sujetándola por la base y moviéndola de arriba abajo. Ethan se hinca junto a mí. Besa mi cabello húmedo, pellizcándome con delicadez mis pezones duros. Con mi mano izquierda presiono su erección a través de la tela de su pantalón, delineando el contorno con mi dedo pulgar.

Cierro mis ojos al sentir el fuerte tirón de Ethan sobre mis pezones rosados. Su mano áspera baja por todo mi abdomen, deteniéndose en mi vientre abultado, jugando con la piel tensa y clara. Estoy muy sensible últimamente, una sola de sus caricias es suficiente para llevarme al éxtasis. Arqueo la espalda, dejando salir gemido tras gemido. No recuerdo cuando fue la última vez que me sentí de esta forma. Tan vulnerable, tan sumiso, solo para él. Permitiendo que sea Ethan quien tome la iniciativa, que me devore con sus besos y caricias. No puedo negar lo que es tan claro como el agua. Soy una persona que disfruta mucho permitiendo que sea él quien tenga todo el control. Que me demuestre lo mucho que me ama, lo mucho que lo vuelvo loco.

Abro los ojos de golpe al sentir una fuerte presión en la entrada de mi culo. Veo como su mano desaparece debajo del agua, como uno de sus dedos entra y sale con fuerza de mi apretado agujero. Entierro mis uñas un uno de sus antebrazos, mordiéndome los labios para no dejar salir los gemidos de placer. Ethan no dice nada, solo me observa en completo silencio. Esos ojos amarillos clavados en los míos. No puedo soportar más el silencio y comienzo a gemir con desesperación, con locura. El placer que estoy sintiendo es indescriptible. Sus dedos me penetran con dureza. Mi voz retumba en las paredes del baño. El agua se agita con los movimientos de su mano. Acaricio mi polla rosada, moviéndola de arriba a abajo. Siento como el orgasmo se forma en mis bolas. Estoy a punto de correrme.

—Ethan... me... corro.

—Hazlo para mi Lucas —dice mordiéndome una oreja.

El orgasmo me llega de pronto. Mi cuerpo se retuerce al sentir la intensidad de la liberación. Un chorro caliente y espeso sale de golpe, manchando parte de mi vientre redondo. Ethan entierra su rostro en mi cuello, mordiéndome la oreja y diciéndome lo mucho que me ama al oído. Esto era lo que quería, lo que tanto necesitaba. Volver a sentirme amado, volver a estar unido a él. Últimamente hemos estado peleando constantemente, tanto que he llegado a odiar esa distancia que parece existir entre los dos.

Respiro entrecortadamente. Ethan acaricia mi piel desnuda, jugando con los restos de mi liberación en el vientre hinchado. Veo como el bulto en su pantalón palpita con fuerza. Intento tocarlo, liberar su polla y probarla, pero me detiene de pronto. Me sujeta por las mejillas, besándome con desesperación. Su lengua jugando con la mía, como pidiendo permiso para entrar a mi boca y reclamar su territorio. Giro mi cuerpo, sujetándome por su cuello. Su camisa blanca empapándose por el agua que escurre de mi cuerpo. Nos besamos durante un par de minutos, sintiendo como el calor entre nuestros cuerpos va aumentando poco a poco.

Me hinco en la tina. El agua caliente comienza a enfriarse pero no me percato de ello. Estoy tan excitado, tan caliente, que no percibo nada a mí alrededor. Ethan se pone de pie frente a mí. Su mano jugando con su erección. Lo veo a los ojos, veo como la necesidad ilumina sus pupilas. Acaricio con mi mano la tela de su pantalón, definiendo la enorme longitud de su miembro. Abro el zipper, deslizando la tela apretada de su bóxer por sus piernas. Su polla dura aparece de pronto, casi revotando frente a mí. La miro con admiración, con lujuria.

Mojo mis labios en deleite. Hace mucho tiempo que no tenía este tipo de intimidad con Ethan. Tomo su polla dura y firme con mi mano derecha, jugando con su forma y textura. Chupo la punta rosada, saboreando el líquido pre seminal en mi boca. Me sujeta por los cabellos, acercándome poco a poco, pero con firmeza, a su miembro erecto. Mamo con fuerza su polla, jugando con sus bolas al mismo tiempo. Escucho como Ethan gime con desesperación, con delicia. Sus ojos cerrados y su cabeza echa hacia atrás.

Con una de mis manos libres acaricio mi miembro. Acabo de tener uno de los más fuertes e intensos orgasmos en mi vida, y aun así sigue dura, casi como si nada hubiera ocurrido. Me vuelve loco verlo de esta manera. Vestido, solo la cabeza en forma de hongo de su polla asomándose por la bragueta. Lamo su miembro desde la base hasta la punta, haciendo pequeños círculos con mi lengua. Ethan se retuerce por el placer, su cadera moviéndose en sincronía. Sus gemidos aumentan, está a punto de correrse puedo sentirlo.

—¡Joder Lucas! —Grita—, ¡me vengo!

Meto su miembro tan profundo en mi boca. Su orgasmo llega de pronto. Chorro tras chorro de caliente semen llena mi garganta. Me trago todo sin rechistar, saboreando su esencia salada y ligeramente dulce. Ethan se sacude un par de veces más, sujetándome por los cabellos, metiendo más profundamente su polla en mi boca. Me sostengo de sus muslos, aferrándome a sus pantalones. Mi cuerpo estremeciéndose por las sensaciones.

Lo veo a los ojos, su mirada cargada de deseo. Muevo mi mano por mi cuerpo desnudo, deteniéndome en los pezones sonrosados y duros. Bajo hasta mi abdomen, dibujando pequeños círculos con mi dedo índice. De pronto Ethan me sujeta por la cintura, levantándome en el aire y sentándome sobre su regazo. Su polla semierecta frotándose con la mía. El agua fría resbala por mis piernas, cayendo al piso de cerámica. Me besa con dulzura, mis manos aferrándose al cuello de su camisa. Las manos de Ethan aprietan mis nalgas, dándome pequeños golpes hasta dejarlas con un ligero tinte rosa. Su lengua delinea el contorno de mis labios hinchados. Saboreo su esencia en mi boca, inhalo su fuerte olor almizclado. Meneo mi cintura sobre su polla que comienza a ponerse dura.

—Joder Ethan... —gimo entre besos—, te necesito dentro de mí.

—¿Quieres que te la meta? —pregunta con la voz gruesa.

Los vellos de todo mi cuerpo se erizan al escuchar la lujuria en su voz.

—Si... lo... lo necesito tanto.

—¿Duro o suave? —muerde mis labios hinchados.

—Duro... —respondo—, por favor... Ethan... lo necesito.

Muevo mi cadera arriba abajo, siguiendo el contorno de su miembro. Veo como echa su cabeza hacia atrás, su boca abierta, gruñe de placer. De pronto siento como golpea un par de veces los cachetes de mi culo, sus dedos jugando con la entrada de mi agujero. Acerca mi boca hasta la suya, capturando mis labios abiertos en un beso demandante, fuerte. No puedo seguir así por más tiempo, no sé si pueda soportarlo más. Mi cuerpo arde como nunca, mi polla palpita, exigiendo una segundo liberación. Lo necesito dentro, necesito que me folle hasta el cansancio, que apague el calor insoportable que me consume por dentro.

Sus manos me sujetan en un fuerte abrazo. Me levanta ligeramente, acomodando su enorme falo de carne junto a la entrada a mi culo. Abro los ojos y lo veo. Una fuerte necesidad de por fin ser reclamado por él. Me sonríe con ternura, con cariño. Acaricio con suavidad su barba rasposa, enredo mis dedos en sus largos mechones de cabello negro. Necesitaba esto, ¡Joder que si lo necesitaba! Que Ethan me sostuviera entre sus brazos abiertos, saborear sus labios rojos, que me hiciera el amor hasta caer rendidos a la mitad de la habitación. Regresar a esos días antes del secuestro, en el que pasábamos la mayor parte del tiempo encerrados haciendo el amor.

Lo sujeto por las mejillas, apoyo mi frente en la de él. Su aliento erizándome la piel del cuello. De reojo veo como toma su enorme polla con su mano derecha, dando pequeños golpes con ella a mi culo expuesto. Me aferro a sus hombros, enterrando mis uñas en su piel, al sentir como su polla va adentrándose en mi culo. Centímetro a centímetro se va abriendo paso en mi interior. Gimo de placer, de necesidad y lujuria al sentir la fuerte presión. Joder... por un segundo había olvidado lo enorme que es. Muerdo mis labios, acallando mis gemidos. Siento como si me estuvieran partiendo por la mitad.

—Ethan...

—Joder Lucas —suspira—, que apretado estás. Ábrete para mi cariño.

Separo mis glúteos con ambas manos, Ethan metiendo cada centímetro de su polla dura y gruesa en mi interior. Joder, se sienta tan bien tenerlo dentro. Cierro mis ojos al sentir como el vello de su base acaricia mi piel sensible. Está toda adentro, ahora solo tengo que acostumbrarme a su tamaño. Me toma por los cabellos, acercándome con fuerza a su boca abierta. Me besa con desesperación, con necesidad, mordiéndome los labios hinchados y húmedos. Poco a poco la presión va siendo más tolerable. Ethan me sujeta de la cintura, levantándome con facilidad. Me embiste con lentitud al principio, solo para aumentar el ritmo después.

Suspiro entrecortadamente, dejándome llevar por la sensación de ser penetrado. Sus embestidas aumentan en intensidad. Me aferro a la tela de su camisa blanca, balanceándome de arriba abajo. Joder estoy tan excitado, yo completamente desnudo ante él y él aún vestido. Poco a poco el dolor en mi entrada va desapareciendo, dándole paso a un torrente de lujuria que nubla mi juicio. Sus manos me aferran en un intenso abrazo, recargándome contra su pecho plano, abriéndome más el culo. Su cadera se mueve con violencia. Sus estocadas son cada vez más profundas, su polla golpeando ese punto en mi interior.

Apoyo mi frente en la suya. Pequeñas gotas perladas de sudor resbalan por mi piel sensible. Una de sus manos acaricia con deleite mi abdomen, bajando hasta mi vientre abultado. Una enorme sonrisa de orgullo aparece en su rostro. Sus ojos brillan de pronto con lujuria. Sin dejar de mirarme a los ojos, me penetra con fuerza. Pellizco mis pezones, retorciéndolos hasta que quedan completamente duros y firmes. Se acerca a mi boca, mordiéndome los labios entre abiertos. Nos besamos con desesperación, dejándonos arrastrar por el torbellino de lujuria, deteniendo con los besos mis gemidos de placer. Ethan me sujeta por el culo, levantándome en brazos con suma facilidad. Camina hasta la recamara, recostándome con cuidado. Su polla sale de mi cuerpo con un leve rebote.

—Necesito follarte como se debe Lucas.

Dios... Ethan es... maravilloso.

Arranca su camisa de un solo tirón. Los botones salen desperdigados por toda nuestra habitación. Mojo mis labios al ver el tatuaje tribal en su pectoral y hombro izquierdo. Su polla brillando por las gotas de líquido pre seminal que escurren por su cabeza con forma de hongo. Me hinco frente a él, tomando su miembro con mis manos, deslizando la piel de arriba abajo. Ethan gruñe con fuerza. Beso la punta, antes de meterla toda en mi boca. La chupo durante un par de minutos antes de que Ethan me arrempuje con suavidad de nuevo a la cama. Abro mis piernas para él, dándole vía libre para que pueda embestirme con dureza.

Veo como desliza sus pantalones negros por sus piernas torneadas. Nos miramos en silencio, admirando la desnudez del otro. Sus músculos perfectamente definidos, brillando por el sudor que surca todo su cuerpo. Joder, quiero tanto tocarlo, probar cada uno de sus músculos en su abdomen perfecto, jugar con sus pezones y seguir con la punta de mi lengua el contorno de su tatuaje. Quiero dejarme atrapar por esos brazos en los que me siento seguro y protegido.

Ethan me mira sin decir palabra. Los dos desnudos, mirándonos a los ojos, demostrándonos lo mucho que nos queremos, lo mucho que nos amamos. Me acaricia con dulzura el vientre, sonriéndome de vez en vez. Jadeo al sentir sus toques. La necesidad de ser reclamado por él me está matando poco a poco. Han pasado casi siete meses desde que estamos juntos, y en todo ese tiempo no me ha reclamado todavía. Al parecer busca el momento perfecto para hacerlo.

Veo como alinea la cabeza de su polla con la entrada de mi culo, ensartándola de golpe. Cierro los ojos, apretando en un puño las sabanas a mí alrededor. Mierda se siente tan bien esto. Necesitaba que me hiciera el amor. Sus embestidas aumentan en intensidad y fuerza. Su polla golpeando mi próstata con fuerza. Cada golpe, cada penetración me acerca un poco más al orgasmo que se forma en mis bolas. Su mano baja por mi cuerpo, sujetando mi miembro por la base.

—Ethan por favor... me corro.

Recarga su cuerpo sobre el mío.

—Es lo que quiero que hagas —me susurra al oído.

Pone mis piernas sobre sus hombros. Mi culo en lo alto, se abre más para él. Ethan me penetra con dureza, su mano acariciando mi polla con rápidos movimientos de arriba abajo. Siento como poco a poco el orgasmo va formándose, quemándome por dentro, a punto de explotar en un segundo intenso clímax. Un cosquilleo, en la cabeza rosada de mi miembro, me hace abrir los ojos por la sorpresa. Ethan la aprieta, volviéndome loco por el placer. Nos miramos a los ojos, en silencio, yo gimiendo y el también. Embistiéndome cada vez más hondamente. Sus movimientos se hacen de pronto erráticos, duros. Está a punto de correrse al igual que lo estoy yo.

—Te amo tanto Lucas... —susurra a mi oído.

Recuesta todo su cuerpo sobre el mío. Los dos bañados en sudor. Lo abrazo, arañando su espalda tras cada golpe que me da con su polla firme. Apoya su frente con la mía, acariciando con sus dedos mis labios entre abiertos. Me besa, nuestras lenguas jugando una con la otra. El calor que nos abrasa es insoportable. De pronto noto como sus colmillos se alargan, como su mirada se enturbia. Mi lobo aúlla de felicidad, necesita al igual que yo ser reclamado por su otra mitad. Estamos a punto de alcanzar el segundo orgasmo de la noche. Ethan me penetra con firmeza, sacudiendo mi cuerpo entero tras cada embestida.

—Ethan... Dios... me... corro.

—¡Eres mío! —Dice con voz firme—, ¡eres solamente mío Lucas!

Siento como sus colmillos se entierran profundamente en mi cuello. Una extraña mezcla de dolor y placer recorre todo mi cuerpo. Me sacudo con violencia, lanzando chorro tras chorro de caliente semen sobre la piel de mi abdomen. Ethan corriéndose en mi interior. El placer que estoy sintiendo es demasiado, tanto que no sé si podré mantenerme despierto. Mi vista se nubla de pronto. Mis manos caen a ambos lados de mi cuerpo. No puedo moverme, estoy tan agotado.

De la nada lo siento, un inexplicable calor que me cubre completamente. Mis oídos se agudizan. Escucho su respirar, el latido de su corazón. Sus pensamientos se funden con los míos. Mi mente se enlaza con la suya. Cierro mis ojos, caigo en una especie de inconciencia. Sueño que estoy en una pradera verde. Diviso a mi lobo en la lejanía. Corre feliz, el lobo de Ethan a su derecha. De la nada veo como se unen en uno solo, fusionándose ante mis ojos. Ethan aparece a mi derecha, sus manos rodeándome en un abrazo. Me sonríe. Mi corazón comienza a latir al mismo tiempo que el de él. El lazo está completo, al fin puedo decir con orgullo que soy de Ethan Cormack, solo de él.

Abro los ojos.

El sol entra por la ventana. Frunzo el cejo con asombro.

—Buenos días Lucas —sonríe—, comenzaba a preocuparme cariño.

—¿Qué pasó?

Bostezo.

—Te desmayaste.

—¡¿Cómo dices?!

Me siento en la cama. Aún estamos desnudos, Ethan a mi derecha me sonríe.

—Cuando te reclamé —apunta a mi cuello—, creo que no pudiste soportar todo el placer que te estaba dando, así que creo que te desmayaste.

Me llevo mi mano al cuello, me estremezco por lo sensible que está.

—Te llevará un tiempo acostumbrarte cariño —se sienta a mi espalda, sus labios besándome la piel. Me pongo duro al instante— aunque tengo que admitir que el sexo será mucho mejor ahora que eres definitivamente mío.

—Tuyo.

—Sí Lucas, solo mío.

Gira mi rostro y me besa.

—Me gusta eso —respondo pasados unos minutos.

—A mí también.

De pronto siento como mi vientre comienza a moverse. La imagen de unos huevos revueltos, con bastante tocino y jugo de naranja aparece con claridad en mi mente. Sonrío. Me llevo ambas manos a mi estómago. Creo que alguien está muy hambriento y por lo que parece quiere tocino.

—Creo que quiere tocino...

—Chico listo —responde— al igual que su padre.

—¡Eres un idiota Ethan Cormack!

—Pero un idiota que te ama con locura.

Fin.  



Agradecimientos. 


Y la historia ha llegado a su fin. Nunca pensé que llegaría el día en el que esta historia terminaría por siempre. Quiero agradecerles a todos ustedes por haberme acompañado en esta enorme travesía, no imaginé que llegaría a tanto, porque para mi esto es ENORME. Muchas, muchas gracias por haberme acompañado pero sobre todo por haber amado a Lucas y Ethan tanto como yo. Sé que hubieron muchos que odiaron a Ethan por lo que hizo, tan solo espero que haya cambiado su opinión al ver su amor por Lucas. 

No sé lo que me espera ahora, no sé lo que va a pasar, lo único que me queda claro es que por siempre les voy a estar agradecida. Mil gracias mis queridos amigos por todo y... que tengan una excelente día... 

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