Capítulo 23: Retorno.


Ethan.

No puedo evitar dejar de mirarlo.

Estos últimos días con Lucas han sido de los mejores en toda mi vida. Hemos pasado grandes momentos juntos. Siendo capaces de conocernos mucho mejor. En tan solo un par de horas fui capaz de descubrir tantas cosas sobre él, pequeños detalles que parecen insignificantes pero que en conjunto forman el carácter y la personalidad de Lucas. Me hace sentir orgulloso el hecho de que se haya atrevido a compartir todo eso conmigo. Puedo decir ahora que soy el lobo más feliz del mundo. Parecemos adolescentes estúpidos, que acaban de descubrir el amor. Hemos platicado hasta caer rendidos por el cansancio, reído hasta faltarnos el aliento, jugado como niños pequeños.

Pero sobre todo puedo decir que ahora sé perfectamente lo que significa ser capaz de unirte con tu otra mitad. Gozamos de las caricias del amor, de tantas formas inimaginables, que aún sigo sin poder creer que Lucas es por fin mío y de nadie más. No hay un solo rincón en todo su departamento en el que no hayamos experimentado con las sensaciones de nuestros cuerpos desnudos, uniéndose hasta alcanzar el clímax de un orgasmo intenso y duro. Después de haber vivido tantos años en el infierno, por fin puedo decir lo que el paraíso es.

Lo observo mientras duerme. Su cabeza descansa sobre mi hombro derecho, su mano cerca de mi corazón. Su cabello castaño y alborotado, cae sobre la frente cubriendo parte de sus ojos. Paso mis dedos por sus mechones rebeldes, acomodándolos detrás de sus orejas. No puedo evitar rozar con la punta de mis dedos su piel blanca y tersa. Acaricio sus labios entre abiertos, deleitándome con la sensación de su carne sensible. El recuerdo de mis besos desesperados, anhelantes y tiernos, aparece de nuevo en mi memoria.

Joder. Lucas es una de las mejores cosas en mi vida.

Me deslizo por la cama con cuidado. No quiero despertarlo y arruinar su sueño tranquilo. Esta mañana desperté con la suma intención de complacer a mi compañero. Después de la noche tan intensa entre los dos, es momento de demostrarle a Lucas que también puedo ser alguien dulce y romántico para con él. Acomodo su cabeza sobre la almohada, besando su frente con ternura. Sonrío al ver como se retuerce sobre las sabanas, enseñando parcialmente la piel de su culo expuesto.

Camino hasta el baño, lavándome la cara con un poco de agua caliente.

Me observo en el espejo y no logro reconocerme del todo. Tan acostumbrado estoy a ver la sombra del dolor en mi rostro, que ahora que ha desaparecido me parece algo extraño en mí. Estoy más feliz que nunca, un poco más relajado. Mis ojos parecen brillar con una curiosa intensidad. Sonrío más de la cuenta. No cabe la menor duda que Lucas era lo que tanto necesitaba para sentirme bien conmigo mismo. Este es un Ethan nuevo, un Ethan que me agrada conocer.

Camino hasta la cocina de su departamento, completamente desnudo. Veo los remanentes de la noche pasada. Mi ropa desparramada por todo el piso de la sala. Los restos de chocolate y fruta sobre la mesa de cristal. La corbata azul en uno de los sillones. Me sonrió en aprobación y orgullo. Aún puedo sentir el calor de su piel, escuchar los gemidos de placer que Lucas daba mientras lo embestía con dureza sobre el suelo. Me juro que cumpliré cada una de sus fantasías. Desperdicié nueve años a su lado. Voy a recuperar todo ese tiempo a como dé lugar.

Enciendo el televisor con el control remoto. Me gusta escuchar las noticias al despertarme por las mañanas. Tomo del refrigerador un par de huevos, una cebolla, tomate, cilantro y un poco de leche fresca. Pongo un poco de café en la cafetera metálica al lado del horno de microondas. Enciendo la estufa y dejo que se vaya calentando un poco el sartén antes de echar todos los ingredientes. Quiero sorprender a Lucas con un buen desayuno en la cama.

—No sabía que supieras cocinar.

Sonrío al escuchar su voz a mi espalda.

—Aún tengo muchos secretos ocultos cariño.

Volteo y lo veo a escasos centímetros junto a mí. Está parado con los brazos cruzados, me sonríe. Humedezco mis labios al verlo desnudo. Respiro profundamente. Me vuelve loco sin siquiera saberlo, quiero poder enterrarme de nuevo en él, hacerlo rogar por una liberación, escuchar sus gritos mientras lo penetro con fuerza. Deseo amarlo por siempre.

—Estás desnudo.

—Alguien rasgó mi ropa anoche ¿lo olvidaste? —dice sonriendo.

—La verdad es que te prefiero así.

—¿Así?

—Si —lo atraigo a mi cuerpo—, completamente desnudo y solo para mí.

Lo levanto en brazos, sentándolo en la isla de la cocina. Lo veo a los ojos, perdiéndome en el brillo de esos pozos cafés. Acaricio sus mejillas, acercándolo con delicadeza a mí. Nuestras bocas apenas rozándose, la punta de mi lengua humedeciendo sus labios. Lucas se aferra a mi cuello, presionándose contra mi cuerpo y profundizando en el beso. El calor entre los dos aumenta. Mi erección presionándose contra la parte interna de sus muslos. Quiero poder reclamarlo, marcarlo como mío, pero no puedo hacerlo aún. Primero tengo que arreglar todo en la manada, divorciarme de Kristen y eliminar las estúpidas normas de mi padre.

—¿Así que sabes cocinar? —pregunta rompiendo el beso.

—Aprendí estos últimos años.

—Me sorprende cada vez más señor Cormack, es usted asombroso.

—Pues gracias señor Wood, usted no se queda atrás.

Sonreímos.

Definitivamente quiero pasar el resto de mis días así.

—La verdad es que quería sorprenderte Lucas.

—Y lo hiciste Ethan —acomoda mi cabello—. Gracias.

—Espero no haberte despertado.

—No para nada, no te sentí en la cama, así que vine a investigar.

—¿Me extrañaste? —pregunto con una voz como idiota.

—No tienes idea —me besa.

—Lástima que mi sorpresa se arruino.

Noto como los ojos de Lucas comienzan a brillar. Eso es una de las muchas cosas que he estado descubriendo en los últimos días. Siempre que hago algo bien, algo que le llega al corazón, sus ojos brillan de una manera muy especial. Es como si Lucas no pudiera evitar demostrar lo que siente por dentro. Tal vez no lo dice con palabras claras, pero son sus acciones, sus gestos y sus sonrisas, lo que me demuestra lo mucho que siente una persona como él. Estoy orgulloso de tener a un compañero sensible y humano como lo es Lucas.

—No tenías por qué hacerlo Ethan.

—Quería hacerlo cariño, quiero complacerte.

Una lágrima resbala por su mejilla.

—Nunca me voy a cansar de decirte lo mucho que te amo Ethan.

—Y yo a ti Lucas.

Nos besamos con delicadeza. Sostengo su rostro entre mis manos, limpiando las lágrimas que resbalan por sus mejillas. No me gusta verlo llorar. Así nos quedamos por un par de minutos, sin decir nada, sin hacer nada más que vernos a los ojos. Rozamos nuestros labios sin llegar a profundizar en algún beso. Mis manos bajan por su cuerpo, delineando su cintura hasta llegar a su miembro palpitante. Lucas gime al sentir mi mano sobre su eje, presionándolo con fuerza, dibujando pequeños círculos en su cabeza rosada.

El calor entre nuestros cuerpos aumenta. Lo tomo por la cintura, levantándolo en brazos. Las piernas de Lucas se enredan a mi cuerpo. Arrojo el sartén a un lado antes de caminar hasta el sillón, depositándolo con cuidado sobre él. Me mira con amor y una fuerte necesidad de ser reclamado. Quiere que lo penetre con fuerza, tanto como yo necesito hacerlo. Se dice que un lobo nunca está completo hasta el día en el que marca a su pareja.

Me recuesto sobre él, rozando deliberadamente mi erección contra la suya. Sus gemidos son cada vez más constantes y profundos. A la mierda el desayuno y el plan que tenía. Ahora en lo único en lo que puedo pensar es en tomar a mi dulce compañero y llevarlo a la locura de un orgasmo. Meto mi mano por nuestros cuerpos, tomando ambas erecciones y jugando con ellas. Lucas cierra los ojos, abriendo sus piernas y levantando su culo. Estoy a punto de embestirlo con dureza, cuando un golpe en la puerta corta toda mi inspiración.

—¡Lucas, por Dios ¿estás bien?!

La voz de Vanessa atraviesa la puerta.

—¡Lucas!

—Es Vanessa —murmura.

—Deja que se vaya —susurro—, continuemos con lo que estábamos.

—Ethan...por favor.

Me arrempuja con fuerza a un lado.

Caigo de golpe al suelo. Lo veo correr hasta su habitación.

Tomo todas mis cosas del suelo, caminando detrás de él. Sonrío al verlo correr por su habitación, buscando en los cajones algo que ponerse antes de poder ir a abrir la puerta. Me recuesto en la cama, con un brazo detrás de mi cabeza y el otro jugando con mi erección. Me deleito con la vista del culo de Lucas y su piel desnuda. ¡Joder! Tan caliente que estaba antes de ser interrumpido.

—¡Ethan! —Grita en voz baja—, ¿Qué carajos estás haciendo?

—Disfruto de la vista.

—¡Joder! —Me avienta unos boxers negros— ¡Vístete!

—Pero Lucas...

—Pero nada —sube a la cama, besándome con rapidez—, después podremos terminar esto. Ahora tenemos que abrir. Conozco a Vanessa, tirará la puerta si no la detenemos.

—Está bien —respondo suspirando.

Lucas sale de la habitación. Viste un pijama azul, una playera gris y unas pantuflas negras. Antes de salir cierra la puerta de un golpazo. Me levanto con tranquilidad, sentándome en la orilla de la cama y llevándome ambas manos a la cara. Estoy un poco frustrado por no haber hecho el amor con Lucas, nadie debería interferir en eso. Pero entiendo su preocupación, en lo poco que conozco a Vanessa he descubierto que puede ser una mujer de cuidado. Al menos me queda la seguridad que esto es solo es el principio. Ya es hora de que el mundo entero sepa sobre nuestra relación. Quiero ver sus expresiones al verme a su lado.

Me visto con la misma ropa de anoche. Me veo en el espejo del baño, acomodándome un poco mi cabello rebelde. Escucho a lo lejos como Vanessa entra gritando al departamento. Me alegra saber que Lucas tiene a alguien como ella, una persona que movería cielo, mar y tierra por su bienestar. Frunzo el cejo al oír más pasos que resuenan por el piso. Drew y María deben estar con ella. Salgo de la habitación, tengo la camisa desabotonada y una sonrisa en mi rostro. Soy un jodido bastardo con suerte. Al salir noto un aroma distinto, una esencia diferente.

—Ethan...

El rostro de Lucas palidece.

Mis manos se cierran en un puño al ver como Adam abraza a Lucas.

—¡¿Qué mierda haces aquí?!

Sujeto a Adam por el cuello de su camisa, estrellándolo contra una de las paredes. María deja escapar un grito de sorpresa al ver como el cuerpo de Adam revota, cayendo al suelo de la sala. Lucas y Drew por el contrario me intentan detener, pero con fuerza los hago a un lado. Quiero matar al imbécil por osarse a tocar a Lucas. Nadie debe tocar a la pareja de un Alfa sin su consentimiento. Mi sangre hierve por la rabia y la furia que me carcomen por dentro. Tiene que entender de una maldita vez que Lucas es mío y de nadie más.

—¡Ethan! ¡Detente por favor!

—¡Contéstame imbécil, ¿qué mierda haces aquí?!

—Viene a ver a Lucas... —responde Adam tosiendo.

—Ethan por favor —Drew me detiene por los hombros.

—¡¿Cómo quieres que lo haga?! ¡Este imbécil se atrevió a tocar a Lucas!

—Ethan... cariño... por favor.

Lucas me obliga a mirarlo a los ojos. Mi furia lentamente va desapareciendo al ver esos hermosos ojos cafés frente a mí. Sus manos acarician mi rostro. Me besa. No puedo enojarme con él, no puedo comportarme de esta manera. Prometí no volver a dejar salir a este Ethan duro. Pero es que no me puedo controlarme, me dan unos celos enormes al ver a Adam junto a Lucas. No quiero que se le acerque en lo más mínimo.

—Estábamos preocupados por Lucas —dice María desde una esquina.

—Fui yo quien le pedí que nos ayudara Ethan.

Clavo mi vista en Vanessa. Drew está a su lado.

—Tienes que entendernos Ethan. No sabíamos nada de Lucas. La última vez que lo vimos fue hace dos días. Después de que salió llorando de la fiesta, no volvimos a saber nada de ustedes dos. Por un segundo pensamos lo peor.

—¿Y por eso creyeron que era buena idea hablarle a este imbécil?

—Pensaron que tal vez estaba conmigo —responde Adam poniéndose de pie—, no tiene nada de malo. Además cuando me dijeron lo que pasó, yo también me preocupé por él. No sabíamos nada de lo que estaba pasando. Tú sabes muy bien que estimo mucho a Lucas.

—Lo sé —contesto con una voz fría—, pero está bien ahora. Puedes verlo por ti mismo. Estaba conmigo, con su puto compañero. La única jodida persona en todo el mundo que jamás lo lastimaría. Puedes irte ya.

—¿Y qué pasa si no quiero irme?

—Adam por favor, no lo retes.

—Yo mismo te saco a la fuerza —respondo con dureza.

—Inténtalo.

—¡Adam ya basta! —Grita Lucas interponiéndose entre los dos—, Ethan por favor... prometiste no hacer esto. No quiero que se peleen. Adam es mi amigo y tienes que entenderlo. Y tu Adam, por favor comprende Ethan es un Alfa y es mi otra mitad. No hagan esto más difícil por favor.

—Lo lamento cariño...

Me siento en el sillón de dos piezas. Tomo a Lucas por las muñecas, atrayéndolo hacía mí. Al principio se niega, pero después acepta sentarse sobre mis piernas. Todos nos miran con curiosidad. Mi pecho se infla por el orgullo que me da de presumirles nuestra relación. Enredo mis manos en su cintura, enterrando mi cabeza en su cuello. Aspiro profundamente su olor, una dulce mezcla de vainilla y libros viejos. Mi lobo interior sigue molesto, necesita demostrar su superioridad con los demás, pero por ahora me voy a comportar, todo sea por Lucas y el amor tan grande que siento por él.

—Prométeme que te comportarás Ethan.

—Te lo prometo cariño —respondo besándolo en los labios.

—Gracias amor.

Sonríe.

—¿Así que por fin se reconciliaron? —dice Vanessa sonriéndonos—. Creo que es por eso mismo que no sabíamos nada de ustedes. Debieron estar muy ocupados demostrándose su amor por todas partes y en todas posiciones... No pierdes el tiempo mi amigo.

—¡Vanessa! —Grita Lucas sonrojado.

—¿Qué? Es la verdad. ¿Y cómo fue?

—Fue el mismo día de la fiesta —contesta él—. Recordé lo que me había dicho María un día antes. En mi estaba la decisión de si continuar sufriendo por el pasado o arriesgarme a conocer todas las sorpresas que el futuro podría traer para los dos. Al verlo caminar bajo la lluvia, decidido a no molestarme más, fue cuando lo supe. Lo amo con todo mí ser. Fui un idiota al pensar lo contrario. Ahora sé que quiero pasar el resto de mi vida a su lado.

Joder, no puedo estar más feliz de escuchar eso.

—Y yo al tuyo —digo aferrándolo más a mi cuerpo.

—Me alegra que lo hayas entendido Lucas —María camina hasta nosotros, dedicándonos una tierna sonrisa—. Me siento muy orgullosa de ambos. Merecen la felicidad que tienen ahora.

A pesar de que no tenemos la mejor de las relaciones, por lo ocurrido en el pasado, le doy gracias a Dios y al destino por haberla puesto en la vida de Lucas. Sé que sin sus consejos y su apoyo incondicional, Lucas no sería el gran ser humano que es ahora. Ahora entiendo que por algo pasan las cosas, María es la madre que Lucas nunca tuvo. Un verdadero ángel que se encargó de cuidarlo y protegerlo. Por eso y más siempre le estaré agradecido.

—¿Y qué es lo que va a pasar ahora?

—Bueno la verdad es que si Lucas me lo permite, me gustaría que regresara conmigo a la manda. A su hogar.

—¿Regresar? —pregunta sorprendido.

—Si cariño —contesto—. No olvides que eres mi compañero, mi otra mitad. Técnicamente eres la auténtica Luna de la manada. Tu lugar es conmigo, a mi lado. Pero en caso de que no sea eso lo que quieras, ten por seguro que encontraremos una solución al problema. Solo quiero que seas feliz Lucas, eso es todo.

—Pero... ¿Qué pasaría con Kristen y con tu hijo? No quiero ser el responsable de destruir a una familia. Ethan yo no podría soportarlo. No puedo imaginar ser el culpable de que tu hijo sufra por mi decisión. Yo no...

—Troy entenderá —sonrío—. Es un chico muy inteligente. Además, estoy más que seguro que Kristen preferiría estar con su verdadero compañero. Si no fuera así, no me estaría engañando.

—¡¿Qué?! —interrumpe María sorprendida.

—Lo descubrí hace unos años. El compañero de Kristen es uno de los lobos de seguridad. Se ven casi todas las noches. La verdad es que lo he mantenido en secreto por Troy, pero ahora que Lucas está conmigo, no veo porque seguir callándolo. Los dos estaremos con nuestras parejas predestinadas. Creo que mi hijo entenderá la situación.

—Pero Ethan...

—Hay algo más que no te he contado y creo que mereces saber Lucas.

Sus hombros se tensan. Drew me mira extrañado, sabe que no es una buena idea decirle toda la verdad, pero no puedo mentirle. Al principio pensé que lo mejor era no contarle nada sobre la amenaza que recibí, pero después de lo que pasó esa noche en el callejón, de saber que efectivamente alguien está detrás de la cabeza de Lucas, supe que no podía callar por más tiempo. Su seguridad es lo más importante para mí, al menos durante un tiempo me gustaría que estuviera a mi lado. En un lugar en el que pueda mantener vigilancia constante sobre él.

—¿Seguro que quieres decirle? —pregunta Drew.

—No le voy a mentir.

—¿Decirme qué? Venga Ethan me asustas, ¿Qué ocurre?

—Hay una razón por la que vine a la ciudad Lucas.

—¿Y cuál es?

—Hace una semana recibí una carta con una fotografía tuya. Me amenazaban con matarte por ser mi compañero. No tengo idea de cómo se enteraron o quien pueda ser. Pero me asustó que pudiera ser verdad.

Contiene la respiración, tiembla ligeramente.

—¿Cómo dices?

—No podía permitir que alguien te lastimara. Fue por eso que decidí venir a la ciudad, necesitaba protegerte. En un principio no quería interferir en tu vida pero después de lo que pasó esa noche en el callejón, supe que las amenazas iban enserio. Por eso es importante que regreses a la manada conmigo, al menos por un tiempo, así puedo cuidarte e investigar sobre quien puede ser el culpable y porque quiere lastimarte.

—Dios...

Respira entrecortadamente.

Juro que descubriré quien es el maldito hijo de perra que quiere lastimarlo.

—Pero... mi trabajo... Vanessa... todo está aquí.

—Si no quieres vivir en la manada lo entenderé —digo mirándolo a los ojos. Adam mirándome desde una esquina del departamento—. Solo quiero que me des al menos un par de meses hasta dar con el imbécil que quiere lastimarte. Solo eso te pido cariño. Dame la tranquilidad de saber que estas bien.

—¿Un par de meses?

—Creo que es lo mejor por ahora Lucas —dice María—. En la manada estarás seguro. Y más si regresas como el compañero de Ethan y no a escondidas.

—Es por eso que regresaré hoy mismo a Cave's Door.

—¿Hoy? —Frunce el cejo—, ¿Por qué tan pronto?

—Quiero arreglar todo en la manada antes de que llegues. No quiero que te escondas de nadie Lucas. Si vas a regresar, al menos durante un tiempo, quiero que entres al pueblo con la frente en alto. Quiero que todo el mundo sepa que eres mi compañero. Te prometo que nadie más te va a humillar ni a lastimar.

—¿Y mientras eso sucede?

—Mandaré a un par de vigilas a protegerte.

—Puedes contar conmigo y todos los lobos de la ciudad —dice Adam desde la esquina del departamento—. Aprecio a Lucas, no permitiré que nadie lo lastime. Estamos para ayudarte.

No confió mucho en él, pero sé que sus intenciones al menos son buenas.

—Gracias Adam —respondo—. Entonces Lucas ¿Qué es lo que dices?

Suspira. Se lleva ambas manos al rostro.

—Está bien —exhala—. No puedo prometerte que regresaré a la manada definitivamente Ethan, pero al menos lo puedo hacer por un par de meses. Solo hasta que descubramos quien quiere lastimarme.

—Muchas gracias cariño, me quitas un peso de encima.

Nos besamos.

Mierda, soy un lobo afortunado.

Ahora solo me queda regresar a la manada para enfrentar a mi padre y a Kristen. No sé lo que me espera, pero sea lo que sea, me siento preparado para enfrentarme a todo y a todos si es necesario. Lucas es parte fundamental en mi vida, ahora que lo recuperé planeo luchar por él a como dé lugar. No dejaré que nadie interfiera en mi felicidad. Protegeré a Lucas con mi vida si es necesario. 


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