Capítulo 20: Amor.

Lucas. 


—¿De verdad estás seguro de que quieres hacer esto cariño?

Ethan me observa a los ojos, suplicante. Un brillo deseoso y necesitado ilumina esas perlas verdes. Le sonrío como respuesta. Acaricio con mi mano derecha su barba tupida, sus labios rojos y gruesos. Jamás me había sentido tan seguro de algo en la vida. La verdad es que necesito tanto que Ethan me tome, me abrace, me bese mientras me hace el amor por primera vez. Deseo poder sentir sus manos sobre mi cuerpo desnudo, su excitación enterrarse profundamente en mi interior. Quiero tanto despertar a su lado y entre sus brazos, completamente satisfecho después de haberme entregado a él en cuerpo y alma.

Intenté engañarme todo este tiempo. Como estúpido me esforcé por enterrar todos mis sentimientos. Ocultándolos en una recóndita y oscura parte de mi corazón. Por un momento pensé en realidad haber logrado superarlo, haber olvidado a esa parte de mi interior que residía en él. Que equivocado estaba. Nunca lo pude olvidar, nunca lo dejé de amar, ni un solo segundo de mi vida. Entiendo que nos hayamos lastimado mutuamente. Pero ahora sé que nadie tenía la culpa, tanto él como yo éramos víctimas de una broma cruel del destino. Ya es tiempo de que nos demos una oportunidad de ser felices, los dos.

Juntos al fin.

—Lo estoy Ethan —respondo.

—Lucas... —susurra a mi oído. Me pega a su cuerpo.

—Quiero entregarme a ti... quiero hacerlo.

Sus ojos verdes brillan con suma intensidad.

Dejo caer el saco húmedo al suelo de la habitación. Apoya su frente contra la mía, nuestras bocas a centímetros una de la otra. Su aliento acaricia mi piel, estremeciéndome por la sensación. Ethan me mira con amor, cariño, pasión y una intensa necesidad de reclamar lo que siempre le perteneció. Porque de eso estoy completamente seguro, siempre fui de él. Nunca habrá persona que pueda separarnos. Somos dos partes de una misma alma, nuestro destino es estar juntos.

Me veo con curiosidad en el espejo frente a la cama. Tengo las mejillas rojas, los labios hinchados y el cabello pegado a mi frente. Ambos estamos empapados por la lluvia. Me acaricia con lentitud, presionando su cuerpo entero contra el mío. Sus manos bajan por mi espalda, sus labios besando los míos. Aprieta con fuerza mi culo, palmeándolo suavemente y masajeándolo en pequeños círculos. Sin dejar de verme un solo segundo a los ojos, se arranca la camisa blanca con un solo movimiento. Los botones negros salen desperdigados por todas direcciones. Me muerdo el labio inferior por el calor que me consume por dentro. Está semidesnudo y sudoroso.

—Dios... Ethan...

—Te amo tanto Lucas —susurra.

Jadeo.

Recorro con mis manos temblorosas cada uno de sus esculpidos músculos. Entierro mis dedos en esa ligera capa de vello sobre su pecho, algo que siempre me ha gustado de él. Sigo el sendero de vellos que se pierden por entre los pliegues de su ropa. Me recargo contra él. Escucho como su respiración aumenta y su corazón late más rápidamente. Aspiro su esencia, una mezcla de sudor, colonia y jabón. Con la punta de mi lengua sigo el contorno de su tatuaje en el pectoral derecho. Delineando las curvas y los patrones de la figura tribal. Muerdo con delicadeza su pezón oscuro, que se endurece con el tacto. Ethan gime de placer, sujetándome por el cabello con fuerza. Sus manos a ambos lados de mi cadera. Nuestros cuerpos frotándose.

Nos miramos a los ojos. Veo como un fuego parece brillar en su mirada. Un intenso y profundo calor que me quema, que me abrasa y me hace sentir vivo por primera vez en mucho tiempo. Acaricia con el dorso de su mano mis mejillas, dibujando el contorno de mis labios abiertos. Con hambre estampa su boca contra la mía. Nos besamos durante minutos, desesperados por probar un poco más del otro. Hasta que nos falta el aliento y tenemos que separar los labios. Suspiramos por placer. Ethan me toma por la espalda, me presiona más a su cuerpo. El calor entre los dos aumenta. Estamos deseosos de poder consumar por fin nuestro amor. Quiero dejarme guiar por sus manos y caminar los dos juntos hasta el más vigoroso e intenso éxtasis, perderme en la pasión de un orgasmo.

Me recuesta sobre la cama, Ethan sobre mí. Masajea con sus manos callosas mi cuerpo a través de la tela de la ropa. Cierro los ojos, dejándome arrastrar por las sensaciones de su cuerpo duro y tonificado sobre el mío. Su erección que se roza contra la mía. De ser tocado y amado por primera vez en la vida. Ethan besa mi cuello, deteniéndose unos segundos en el que creo que será el punto donde llevaré su marca cuando todo esto termine. Nuestros cuerpos tiemblan por la desesperación. Somos tal cual estúpidos adolescentes que experimentan por vez primera el significado del amor, el sexo y la pasión.

Sus manos acarician mi cabello. Su boca desperdiga besos sobre la línea de mi mandíbula y cuello. Con la punta de su lengua juega sobre mi manzana de adán, dándole un ligero mordisco. Giro mi rostro a un lado, dándole más espacio para recorrer y explorar cada rincón de mi piel desnuda. Me sujeta ambas manos sobre mi cabeza. No opongo resistencia, permito que Ethan sea quien tome el control. Es la manera que tengo para demostrar mi completa y absoluta sumisión ante él. Sus manos bajan hasta mi pecho, apretando con la derecha mis pezones sobre la tela de la camisa. Me aferro con fuerza a la almohada sobre mi cabeza.

Jadeo de placer.

—¿Te gusta eso cariño? —pregunta a mi oído, mordiéndolo delicadamente.

—Se... se siente... tan... bien.

—Perfecto.

Desabotona mi camisa. Suelta mis manos, jugando con la piel desnuda de mi abdomen. Me permito acariciar la magnitud de su espalda ancha y sus hombros marcados. Dibujando pequeños círculos sobre su piel ligeramente bronceada. Entierro mis manos en sus mechones de cabello, juntando más su cuerpo al mío, si eso es tan siquiera posible. Ethan me mira con una sonrisa en su rostro. Sus ojos verdes brillan con intensidad. Besa mi cuello, bajando lentamente hasta mi pecho. Me arranca la camisa haciéndola girones .Su aliento me eriza la piel suave y sensible alrededor de mis pezones rosados. Guiñándome un ojo y con su mirada cargada de lujuria, los devora uno a la vez. Cierro los ojos al sentir su aliento y en como los muerde hasta que la piel se endurece y se hincha.

Dios... se siente tan bien ser tocado de esta manera.

Mi pene palpita al sentir la presión de su cuerpo sobre el mío. Se endurece presionando la tela del pantalón. Sus manos recorren todo mi cuerpo, su lengua lamiendo los músculos pocos definidos de mi pecho. Acaricio con las yemas de mis dedos la piel tensa de su espalda. Ethan roza deliberadamente su erección contra la mía, enviando olas de placer que recorren todo mi cuerpo. Aun no empezamos y ya estoy a punto de correrme. Me aferro con fuerza a los bíceps de sus brazos. Ethan me sujeta por la cabeza, rozando con rapidez su cuerpo contra el mío. Su rostro enterrado entre mi hombro y la línea de mi cuello. Su cuerpo se agita violentamente. Lo hace a propósito. Estoy a punto de llegar al éxtasis.

—Ethan... detente... por favor —sollozo—... me voy... me voy a... correr.

—Aún no cariño —me susurra con la voz grave.

Presiona su mano con fuerza sobre el bulto de mi erección.

Gimo de dolor al sentir la intensa presión de mi miembro contra la tela del pantalón. Ethan besa mi pecho, delineando con su lengua el contorno de mis músculos. Se divierte mordiendo de nuevo mis pezones rojos e hincados. Baja lentamente, aspirando mi aroma y acariciando mis caderas. Se detiene unos segundos a explorar la piel lampiña de mi obligo y el abdomen bajo. Su mano derecha palpando la creciente erección que me exprime contra la tela negra y dura. Desabotona el broche del pantalón y baja la cremallera. Sus dedos frotan la piel de mi polla. Una pequeña mancha de líquido pre seminal aparece en mis calzoncillos blancos. Ethan chupa con fuerza, haciéndome vibrar por el placer.

—Ethan... no... me... dios... me vengo...

—Espera un poco Lucas —presiona con su pulgar la punta de mi miembro.

Jadeo con fuerza al sentir su lengua recorrer la línea de mi polla a través de la ropa interior. Ethan me mira desde abajo, está jugando conmigo, se divierte al verme gemir por el placer. Muerde la longitud de mi pene, mientras retuerce con sus manos libres mis pezones, tocando de vez en vez mis labios húmedos y abiertos. Cierro los ojos por el intenso placer. Ethan toma la orilla del pantalón y la jala fuertemente, arrojando la tela hecha trozos a un lado. Estoy en calzoncillos, con la camisa hecha girones, el cabello alborotado y mi cuerpo cubierto en sudor.

Saca únicamente la punta de mi polla de entre los calzoncillos. La chupa con delicadeza, dibujando pequeños círculos a su alrededor. Me estremezco al sentir como muerde la cabeza morada suavemente. Sus dientes raspando mi piel. Abro los ojos al sentir su aliento rozar mi pene erecto. Me sonríe. Lo veo bajar parcialmente mi ropa interior. Sin decir palabra, Ethan cierra los ojos, lamiendo la vena de mi polla y acariciando mis bolas con sus manos. Me aferro a la colcha a mis lados. Estoy a punto de correrme. De pronto abre la boca y traga toda la longitud de mi polla. Una cascada de placer recorre mi cuerpo al sentir su boca presionar sobre la sensible piel de mi miembro.

—¡Dios Ethan! —Grito de placer golpeando el colchón— ¡Me vengo!

Lo tomo de los cabellos e intento alejarlo pero no logro conseguirlo, Ethan es más fuerte que yo. Chupa con fuerza cada centímetro de la piel de mi miembro. Apretando con fuerza mis bolas con su mano derecha y con la izquierda retorciendo mis pezones adoloridos. Su lengua hace pequeños círculos en la cabeza roja e hinchada. Mi cuerpo se estremece, siento el orgasmo venir. Lo veo a los ojos, Ethan me mira con un brillo de intensa y profunda lujuria. Mi polla desaparece por su boca. Mi agito violentamente al sentir el orgasmo correr, como lava hirviendo, por toda la longitud de mi miembro. Intento moverme, correrme en otro lugar pero Ethan me inmoviliza por la cintura. Me sacudo con fuerza al lanzar chorro tras chorro de caliente semen a su boca.

—Dios... sabes tan bien Lucas.

—¡Ethan! —Grito— ¡Dios!... eso... eso fue... fue... increíble.

—Y aún estoy empezando.

Un pequeño hilo de líquido seminal se queda pegado a sus labios. Sube de nuevo hasta mí, presionando mi cuerpo desnudo contra el suyo. No dice nada, me observa con un fuerte deseo y una necesidad marcada en sus ojos. Me besa desesperadamente. Puedo saborear mi esencia mezclada con la suya. Nos abrazamos, frotando nuestros cuerpos. Entierra su cabeza en mi cuello, mordiéndome delicadamente la piel desnuda.

—Aquí Lucas es donde va a ir mi marca —me dice al oído.

—Ethan...

Me estremezco al escuchar sus palabras. Su voz profunda eriza mi piel. Acaricio su espalda, mientras él besa con desesperación cada centímetro de mi cuerpo expuesto. No sonríe, no dice nada. Nos vemos a los ojos y asiento en silencio. No es necesario ya decir palabra para poder entendernos a la perfección. Bajo mi mano derecha por entre nuestros cuerpos. Palpo el enorme bulto de su pantalón. Ethan gime al sentirme rozar su erección. Me acaba de dar el mejor orgasmo de mi vida, es justo que yo lo ayude también. Delinea mis labios con sus dedos. Me besa con desesperación, con intensidad, nuestras lenguas acariciándose una a la otra. Deslizó mi mano por su pantalón y lo acaricio. Ethan apoya sus piernas sobre la cama, moviéndose junto conmigo.

¡Es enorme!

—¡Joder Lucas! —Gruñe— vas a hacer que me corra.

—Es lo que quiero Ethan... —jadeo.

Lo arrempujo con un suave golpe sobre la cama. Ethan cae a mi derecha, me mira extrañado, confundido y preocupado. Con una pequeña sonrisa en mi cara me monto sobre él. Lo beso con necesidad y amor tomándolo por las mejillas y profundizando más en el beso. Nuestras bocas se mueven rítmicamente, su lengua dibujando el contorno de mis labios hincados y húmedos. Mi cuerpo completamente desnudo rozándose contra el suyo. Mi polla se vuelve a endurecer. Ethan aprieta mi culo, por debajo de los calzoncillos, con ambas manos. Me golpea levemente. Gimo de placer al sentir como me aprieta las nalgas, como juega con ellas, separándolas y volviendo a azotarlas hasta dejarlas con un leve tinte rojo. De pronto un de sus dedos acaricia mi agujero. Deslizo de nuevo mi mano por entre su pantalón, tomando su polla con delicadeza. La siento caliente y gruesa. Palpita mientras la rozo de arriba abajo.

—¡Mierda cariño! —Gruñe con la voz profunda y rasposa— no te detengas.

Bajo por su pecho con lentitud. Tomándome mi tiempo para poder besar los músculos sudorosos de su abdomen plano. Muerdo sus pezones oscuros y aspiro su aroma. Se siente tan bien, tan correcto. Me atrevo a acariciar su creciente erección a través de la tela de su pantalón. Ethan me mira con lujuria, excitación. Abro el broche y bajo la cremallera. Me sorprendo gratamente al ver que no usa ropa interior. El enorme falo de carne salta frente a mis ojos. Con temor de no lastimarlo, lo sujeto por la base. ¡Su polla es enorme y gruesa! Palpita mientras lamo, con la punta de mi lengua, la vena que lo mantiene erecto.

—¡Joder Lucas! —gruñe. Se apoya sobre sus codos— ¡No te detengas cariño!

Tomo sus bolas con mi mano derecha, girándolas y apretándolas delicadamente. Nunca antes había hecho algo como esto, la verdad es que no se si lo que estoy haciendo está bien o mal. Solo me dejo llevar por mi instinto. Tomo la cabeza rozada y la chupo un par de veces, lamiendo la forma de hongo y moviéndola de arriba abajo. Ethan me sujeta por los cabellos, acariciándome las mejillas y sin dejar de mirarme a los ojos.

Gruñe intensamente mientras acaricio con la punta de mi lengua, la cabeza perlada. Lamo una gota de líquido pre seminal que brota de su miembro. El sabor es un poco salado y fuerte. Mi polla comienza a palpitar por la excitación que eso me provoca. Chupo la cabeza durante minutos, masturbándome al mismo tiempo, hasta que decido intentar meter su polla en mi boca más profundamente. Pero no logro meterla toda, el tamaño es demasiado para mí.

—No lo intentes cariño—dice Ethan con la voz gruesa— Es un poco grande. Solo lo que puedas bebe.

Lo acaricio un par de minutos más. Lamiendo cada parte de su polla, jugando con su cabeza rosada mientras me toco a mí mismo. Ethan gime de placer al verme. Su mirada llena de lujuria. Tomo su longitud una vez más en mi boca. Deleitándome con su sabor salado, su calor y las pequeñas gotas de pre semen que brotan de la cabeza. Mi cuerpo comienza arder. Lo necesito dentro de mí. Necesito desesperadamente sentir cada uno de esos centímetros adentrarse a mi cuerpo, mientras Ethan me besa y abraza con amor.

Joder... necesito más que esto.

—¡Maldición Lucas!... necesito follarte.

De un salto se pone de pie. Ahí me quedo yo, hincado sobre la cama, semidesnudo, con la mano sobre mi propio miembro. Clavo mi vista en su cuerpo húmedo por el sudor. Se quita el pantalón de vestir, arrojándolo a un lado de la cama. Mojo mis labios al verlo así, con toda su gloria. Su cuerpo sudoroso, sus músculos marcados, sus piernas perfectamente tonificadas y su polla apuntando a mi dirección. Me toma por las mejillas, besándome mientras sus manos recorren mi culo. Moja uno de sus dedos con un hilo de saliva, adentrándose debajo del calzoncillo y entrando sin contemplación por mi apretada entrada. Gimo de placer al sentir como su dedo entra y sale de mi culo.

—¿Te gusta? —pregunta mirándome a los ojos.

—S... si... —gimo.

Me toma por los brazos, levantándome en el aire. Instintivamente enredo mis piernas alrededor de su cintura, mis manos acariciando su cabello. Me sostiene por el culo, frotando su erección contra la mía. Nos besamos por un par de minutos, nuestras lenguas acariciándose suavemente. Puedo sentir a su polla acariciar la tela del calzoncillo. De pronto Ethan me arrempuja contra la cama, poniéndome de espaldas a él, levantando mi culo al aire. Con fuerza despedaza la tela de mis boxers, haciendo un enorme agujero sobre mi trasero. Sin decir nada más comienza a lamer uno a uno de mis glúteos. Me estremezco al sentir sus dedos adentrarse a mi interior. Gimo con fuerza al sentir de pronto una corriente eléctrica de placer, mientras acaricia mi próstata.

—¡Ethan!... ¡No... pares!... ¡ahhh!

—Lo encontré —responde sonriendo.

La lengua de Ethan baja por mi agujero, lamiendo con cuidado mi entrada. Joder... es indescriptible lo que estoy sintiendo en estos momentos. Muerdo con fuerza la funda de mi almohada al sentir como mete dos dedos en mi estrecha entrada y golpea el mismo punto una y otra vez. Nalguea con su mano izquierda mi culo, pintando mi piel blanca de un intenso rubor. Me apoyo sobre mis manos, girando mi cabeza para poder verlo mejor. Ethan está en cuclillas, lamiendo la tersa piel de mi culo. Con su mano derecha me penetra con sus dedos y con su izquierda acaricia su erección.

—¡Mierda cariño! Si tan solo pudieras verte.

—Ethan... por favor... —suplico—... ya no puedo... ya no puedo más.

Mi polla duele. El orgasmo esta próximo.

—¿Estás preparado?

—Si... —respondo— pero por favor... dios... te necesito dentro.

—No quiero lastimarte Lucas.

—Ethan... por favor... te necesito.

Alinea la punta de su polla con la entrada de mi agujero. Mi cuerpo suda por el calor que nos consume. Lo veo de reojo. Un par de mechones negros de cabello caen sobre su rostro, con un leve movimiento de la mano se alisa el pelo para atrás. Su cuerpo cubierto de sudor al igual que el mío. Acaricia mi cuerpo suavemente, besándome en los labios antes de deslizar su miembro a través de los cachetes de mi culo. Muerdo con fuerza la almohada frente a mí, mientras siento como el enorme falo de carne se va abriendo paso a través de mi estrecho canal. Siento que en cualquier momento me va a partir por la mitad. Sujetándome por la cintura, Ethan levanta más mi culo para tener un poco más de acceso. Gimo, cerrando los ojos y acostumbrándome a la sensación de tener a Ethan dentro de mí.

—¡Mierda, cariño! ¡Que estrecho eres!

Ethan recarga todo su peso sobre mi espalda. Mis manos aferradas a la sabana a mis lados, mi cabeza enterrada en la almohada. Muerdo mi lengua evitando que mis gemidos salgan. Ethan besa mi cuello, acariciando mi cuerpo desnudo y sobando parte de mi espalda baja. Nunca antes me había sentido tan vulnerable, tan expuesto en mi vida. Pero confío en Ethan, sé que nunca haría nada para lastimarme. Su polla poco a poco va adentrándose en mi interior. Hasta que de pronto siento ligeras cosquillas en las glúteos de mi trasero. Sus bolas rozándose contra las mías. Su vello raspando la piel sensible de mi culo.

—Joder Lucas...

—Ethan... —gimo—... dios... no... no pares...

—Acostúmbrate a mi tamaño cariño —me susurra al oído. Sus manos acariciando mis nalgas, su cuerpo sobre el mío—, poco a poco el dolor irá disminuyendo. Dime cuando me puedo mover Lucas.

Al principio el dolor es insoportable, pero poco a poco, mi cuerpo va reaccionando a la longitud y grosor de su polla. El dolor pasa a convertirse en una fuerte necesidad de empalarme a mí mismo. Muerdo la almohada y sin decirle nada, me arrempujo contra el falo de carne. Ethan gime por la sorpresa, sujetándome por la cintura y enterrándose con suaves movimientos. No decimos nada más, dejamos que nuestros cuerpos hablen por nosotros.

La polla de Ethan entra y sale de mi cuerpo. Mi mirada se enturbia por las sensaciones que saturan mis sentidos. El placer que estoy sintiendo en estos momentos es indescriptible. De la nada sus movimientos se vuelven más erráticos, más profundos y violentos. Me toma por los hombros, girando mi cuerpo. Me besa, mientras continua penetrándome con fiereza. Sujeta mis piernas en sus manos, colocándolas sobre sus hombros, levantando más mi trasero y enterrándose profundamente. Sus embestidas se vuelven más feroces y rápidas, golpeando deliberadamente mi próstata una y otra vez.

Gimo de placer al sentir como su polla entra y sale de mi cuerpo. Nuestro sudor mezclándose. Me mira a los ojos en silencio, su mirada cargada de deseo. El verde brillante cambió a un intenso amarillo. Deslizo mi mano derecha por mi cuerpo, deteniéndome sobre mi miembro palpitante. Pero antes de que pueda comenzar a tocarme, Ethan me gruñe apartando mi mano. Me toma por la cintura y con la fuerza de sus brazos, me levanta. Camina por la habitación hasta recargarme sobre una pared. Su polla se entierra más en mi agujero. Enredo mis piernas sobre su cadera, mientras que él me balancea arriba abajo, ensartándome más en la longitud de su miembro.

Estoy cerca del segundo orgasmo.

—¡Ethan!.... detente... me... me corro....

—¡Joder! —Grita, embistiéndome más duramente—, ¡los dos juntos, cariño!

Sus movimientos se hacen más violentos y erráticos. Me arroja sobre la cama, poniendo de nuevo mis piernas encima de sus hombros y levantando más mi culo. Golpea con fuerza ese punto en mi interior, haciéndome temblar por el placer que nubla mi juicio. Ethan entierra su cabeza entre mi hombro y el cuello. Siento como sus caninos crecen, raspando mi piel desnuda y sudorosa. Muerde el cuello, deteniéndose antes de rasgar y perforar la piel. Me toma por los cabellos, dándome las últimas embestidas. De pronto lo siento, un líquido caliente y espeso que me llena en lo más profundo. Su mano derecha se desliza entre nuestros cuerpos, acariciando mi polla hasta que segundos después me vengo sobre mi abdomen.

Ethan se desploma sobre mi cuerpo.

Estoy cansado pero satisfecho de haberme entregado por fin a él.

—Te amo Lucas —dice susurrando a mi oído.

Amo el sonido de su voz grave y rasposa.

—Yo también te amo Ethan...

Me toma en brazos, aferrando su cuerpo contra el mío. Limpia los restos de mi semen con una toalla húmeda. Me abraza por la espalda mientras nos cubre con una manta gruesa. Mis ojos comienzan a cerrarse. Estoy agotado. La respiración de Ethan se tranquiliza. Poco a poco todo va quedando a oscuras. Me entrego a los brazos de Morfeo. Antes de caer en el sueño profundo, escucho la voz de Ethan que me susurra al oído.

—Descansa cariño... aquí estaré para proteger tu sueño... te amo Lucas.

Estoy en completa paz por primera vez en mucho tiempo. 


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