Único
La luna estaba en lo más alto.
Era un hermosa noche de octubre, en su pueblo como ya era costumbre de cada año, se celebraba la noche del Lobo.
Una celebración que comenzó en la época medieval, la historia cuenta que una noche de octubre, mi pueblo fue atacado por unas criaturas de la noche, murieran muchos pueblerinos, pero llegando la hora más alta, con la luna en su punto de más esplendor.
Él llegó.
Un majestuoso lobo blanco, una criatura mitad hombre, mitad lobo.
Él acabo con las criaturas de esa noche, los pobladores que aún seguían con vida, mostraron su respeto inclinándose ante el lobo.
Este ante tal acto, tomo su forma humana, aunque muchos se asustaron, nadie se movió después se todo, él los había salvado.
Cuando el lobo vio que, aún con temor las personas no hicieron nada por atacarlo, sonrió haciendo un reverencia para ellos.
Desde ese día, el lobo blanco cuida, y protege el pueblo de Barcelona.
–Ay, Pedri ¿Otra vez le estas contando la misma historia a Pablo?–Dijo Ferran, quién estaba cargando con unas cajas llenas de adornos.
–¿Qué tiene? A mi gusta.–Pablo salió en defensa de su amigo.
–Tú sigue cargando, shu shu.–Dijo Pedri, con una sonrisa hacia su novio.
Pablo Gavira, era un estudiante del cuarto año de las bellas artes, había sido traslado a Barcelona, un bonito pueblo alejado de la ciudad, ahí conoció a Pedri su ahora mejor amigo y al novio de éste, Ferran.
A Pablo le encantaba escuchar la historia del pueblo, le encantaba cada cosa que leía, y cada cosa nueva que encontraba del lobo blanco.
‐Vas a terminar enloqueciendo al niño, Pepi mejor ven y ayúdame.–Ferran le lanzó una de las flores que iban a usar de adorno.
–¡Oye! No soy un niño, tengo dieciocho, yo también quiero ayudar, es mi primera celebración de la noche del lobo.–Decía Gavi emocionado, desde que llegó y escucho sobre la historia, contaba los días para que la noche del lobo llegará.
–Pff, ¿Realmente crees que el lobo va ha aparecer?–Ferran sólo se rió, meneando la cabeza.–Vamos, hay mucho trabajo.
Los tres jóvenes salieron a ayudar a los mayores con la decoración, poniendo las pequeñas luces en todo el pueblo, desde la entrada del bosque, hasta la entrada del pueblo.
–¿Por qué las luces?–Pregunto Pablo a su amigo, quien se encontraba encima de un árbol colocado dichas luces.
–Es para que vea que lo estamos esperando, así no pierde el camino a casa.–Responde bajo y satisfecho con su trabajo, miró hacia su novio, quien se encontraba trabajando con las mujeres en hacer la cena para el pueblo.
–Ven, voy a mostrarte algo.–Dijo como un niño travieso, tomando el brazo de su amigo, y adentrarse al bosque, Gavi solo se reía de la forma en que Pedri trataba de que Ferran no se diera cuenta.
Pedri lo llevo hasta un pequeño puente, el cual estaba adornado con flores y luces blancas.
–¿Y esto?–Pregunto Pablo, acercándose a tocar las luces.
–Él pasa por aquí.–Responde el mayor, Pedri sabe que Pablo ansiaba con todas sus fuerzas ver al lobo blanco.
–¿Enserio? ¿Cómo lo sabes?
–Porque yo lo vi pasar cuando era un niño, muchos en el pueblo, especialmente los jóvenes, solo hacen la celebración por diversión, pero yo lo hago porque realmente sé que el lobo si existe, yo lo vi.
–¿Cómo era? ¿Era grande? ¿Viste su forma humana?–Gavi empezó a bombardearlo con preguntas.
–Si quieres saberlo, espera y velo tu mismo.–Pedri se dirigió hacia un pequeño árbol, y sacó una bolsa.–Ten.
–¿Qué es?–Gavi abrió la bolsa, sacó una pequeña manta.–¿Me voy a quedar solo?
–Ferran ya habrá notado mi ausencia, yo lo distraigo, tú espera y conce a tu lobo.–Pedri le regalo una sonrisa, para luego irse hacia el pueblo.
Gavi se puso la manta sobre los hombros, y fue a sentarse al pie del puente. Las horas empezaron a pasar, y Gavi poco a poco se iba quedando dormido.
Sintió un dedo picando en su mejilla, sin abrir los ojos tomó la mano y la jalo haciendo que el dueño se sentase con él.
–¿No dijiste que ibas a distraer a Ferran?–Dijo Gavi, acomodó su cabeza en el hombro de "Pedri"
–¿Y si el lobo no viene? Realmente quería conocerlo... ¿No viste su forma humana?–Gavi seguía haciendo sus preguntas, y se extraño de que su hablador amigo no le respondiera.
–¿Ferran se comí tu lengua o...?–Al alzar la mirada, no se encontró con Pedri, al contrario en su lugar encontró a un joven hombre de ojos azules, piel blanca y sonrisa bonita.
Gavi se levantó de golpe, y con el rostro caliente por la vergüenza.
–¡Lo siento! Crei que era mi amigo, y-yo...
–No te disculpes, soy yo quién te debe una disculpa, perturbe tu sueño, perdón, no debí haberte despertado, pero al llegar y verte del otro lado del puente, creí que eras una especie de ofrenda.
–¿Yo? ¿Una ofrenda?–Pregunto confundido.-No, yo solo estaba esperando...
–Lo lamento, no volverá a pasar, pero... ¿No crees que es muy tarde para que estés aquí solo?–El hombre se paró y le ofreció su mano.
–Un gusto, soy Robert.–Gavi tomó su mano dispuesto a darle un apretón, pero Robert se inclinó y la beso.
–El lobo blanco que has estado esperando.–Termino de decir para lucir sus ojos de un color rojo brillante.
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