El primogénito de los Cobognerwotf (26). Último.
El frío del bosque me rodeaba como si un escudo me protegiera de todo a mi alrededor. Cuando abrí mis ojos me encontré con la mirada de Mérida, quién me vigila sobre un lobo negro que la transporta. Fue entonces cuando me percaté de que yo también estaba en cima de un lobo que conozco a la perfección. Me incorporé de golpe y mire a todas partes, habían muchas personas con armas y lobos que nos seguían. ¿A dónde? No tengo idea.
Miro a mi izquierda y entorno los ojos al ver a Koray caminar justo a mi lado con una fortaleza increíble.
-¿Qué está pasando? -pregunto, mirando la inmensa pradera al frente.
-Estamos protegiéndote -responde el vampiro sin inmutarse.
-¿De qué? Yo no recuerdo nada.
-Demonios -responde la prima de Alix bajando de su lobo-. Te atacaron. Llevamos caminando un día completo. Casi mueres, Eira.
-¡¿Qué?! ¡Oh Dios! -La impresión es tanta que me caigo sobre la nieve-. ¿Dormí por un día completo? ¡Alix!... ¡Oh mierda!
Un dolor en mi vientre bajo me roba el aliento y el lobo que me carga de inmediato me rodea con su cuerpo y el dolor de va. Le miro a los ojos y sus hermosas esferas bicolor me trasmiten tanta tranquilidad que reconozco de dónde viene la anestesia para mí dolor. Me abrazo a él con todas mis fuerzas y respiro el aire helado que refresca cada célula de mi cuerpo.
-Te amo -murmuro, dispuesta a nunca soltarlo.
-Debemos continuar, abra una tormenta y Eira no esta en condiciones de soportar bajas temperaturas -informa Koray.
Alix se incorpora y el vampiro se ayuda a volver a su lomo.
-¿Por qué nos ayudas? Pudiste irte y buscar a tu Eterna -hablo ganando su atención.
-Por que debo deshacer algo de lo que mi padre a hecho. De todas formas un siglo más sin ella no va a matarme, puedo soportar otros cien años más -contesta, alejándose.
Sin que nadie diga algo más, todos retoman el camino hacia un destino desconocido para mí. No había nada más que algunos pinos a nuestro alrededor y por más que forzara la vista solo alcanzaba a ver nieve. La tarde calló y aunque no podía sentir la temporada, se notaba que había descendido a un punto crítico para un simple ser humano como yo. Mi suerte en la vida era tanta que mi enlace con un lobo me permitía seguir viviendo aún en éste clima.
-¡Corran! -El grito de hombre nos alerta a todos. Alix sin pensarlo lanza un aullido que es respondido por decenas-. ¡Mestizos y demonios! ¡Su alteza, corra!
La velocidad con la que Alix comienza a correr es sobrenatural. Tengo que sujetarme de su pelaje para no caer. Algunos nos siguen a toda prisa. Miro hacia atrás y hay lobos formando una barricada contra quienes nos atacan.
-¡No mires! -grita Koray a mi lado-. ¡No los mires!
Mas aullidos se escuchan y odio sentirme tan culpable. Tengo tanto miedo que no se si pueda vivir sabido que todos esos lobos morirán por mí.
Pronto entramos a los indicios de la tormenta que Koray anticipo. La nieve cae y hace tanto viento que me dificulta mirar por dónde vamos. Grito asustada al ver como de los árboles caen personas y detrás suyo demonios les atacan sin compasión.
-¡Los Dhampier están aquí! -avisa Mérida.
Un mestizo corre en mi dirección, pero como si Koray y Alix estuviesen conectados maniobran y yo termino en los brazos del vampiro y el hombre de mi vida queda atrás luchando contra el demonio. De inmediato más se ciernen sobre él y vuelvo a gritar desesperada. Mi grito solo provoca que otros espectros vengan en dirección a Koray y yo.
-¡Mierda, nos están rodeando! -Koray deja de correr y se queda estático mirando a los cuerpos humosos que vuelvan hacia nosotros-. Juro por mi Eterna, que protegeré a la reina de Cobognerwotf incluso si muero en el intento.
Más Dhampier caen de los árboles y nos rodean.
-¡Corran! -Reconozco la voz de Eiden.
-Por nada del mundo los mires a ojos -advierte Koray, antes de iniciar a correr de nuevo.
Cierro mis ojos cuando veo que hombres con ojos rojos se atraviesan en nuestro camino. Son mestizos, los reconocería sin importar qué. Un salto nos hace estar unos breves segundos en el aire, pero al caer uno de los demonios toma un pie de Koray y esté me suelta a centímetros del suelo. Caigo en la nieve fresca y me abro la piel de mis rodillas, lo sé, por el ardor que siento.
-Alix -susurro sin moverme de mi lugar sintiendo la ausencia de su protección.
El frío es paralizante y el dolor en la parte baja ha vuelto.
De pronto el anillo en mi dedo comienza a enredarse en mi muñeca y la esmeralda comienza brillar con mucha intensidad.
-No te muevas ni un poco, Eira -me ordena Ravenna a cortos metros de mí-. Si mueves un solo músculo caerás en un poco oscuro.
-Duele tanto... -me quejó-. ¿Qué está pasando?
-Quieren matarte -responde sin tacto. Su voz es un poco distorsionada gracias a las fuertes ráfagas de viento.
El anillo adquiere un destello que me obliga a cerrar los ojos. Su calor comienza a esparcirse por mis cuerpo y sin aviso una brazos me rodean.
-Debes decirlo conmigo mi Única -informa en mi oído-. Proteger a di oscuras.
-Proteger a di oscuras -susurro junto a él.
Una inmensa esfera de luz nos rodea y con un nuevo murmuró de las palabras, está explota e ilumina todo el ambiente. Alzo mi vista y los cuerpos negros se deshacen en gritos. Pronto solo veo como los Dhampier someten a los Mestizos segados por la luz. Logro ver como Koray le arranca la cabeza una mujer y pasa a un hombre al que desgarra el cuello con los dientes.
Y así como llego la luz se va y el bosque vuelve a ser oscuro, y tormentoso.
-Ya no puedes dudar que eres mi compañera -habla Alix-. Tu poder completa el mío. Tu ser y el mío son uno. Pronto seremos aún más poderosos.
No puedo verlo, pero siento su aliento en mi cuello.
-Tenemos que avanzar -interviene Mérida-. Llegaremos en menos de tres horas si mantenemos un buen paso.
-¿A dónde vamos? -pregunto, poniéndome de pie con ayuda de Alix.
-A las rocallosas.
-¿Qué hay ahí?
-Tu hogar de ahora en adelante, hasta que el primogénito y la única estén fuera de peligro -contesta la primera de Alix.
-¿Por qué están atacándome? Creí que era a Alix a quien querían.
-Ahora tú eres más valiosa. Tu representas más peligro que Alix, ya deberías saberlo -comenta Koray con obviedad.
-¿Saber qué? -interrogo a todos.
-Lo sabrás a su tiempo, ahora cualquier individuo puede estar escuchando -comunica Mérida, para después alejarse.
Miro a Alix pero este solo mira sobre mi cabeza con expresión dura y en guardia. Quiero preguntarle qué pasa, pero soy consciente que muchas veces puede ser bastante inocente y cerrado.
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Tomo la mano de Koray y bajo de lo lobo asombrada por las intensas rocas que rodean una entrada cerrada. Lo que sea que allá detrás de ellas debe de ser subterráneo. Antes de que pueda preguntar las puertas de abren y un camino de antorchas me recibe junto con más hombres y mujeres que comienzan a inclinarse en una reverencia.
-¡Larga vida al príncipe Alix y su Única¡ -El lobo de Alix me anima a caminar al interior.
Muchas mujeres se acercan y me colocan collares de colores. Me limitó a agradecer, para cuando regreso mi atención a Alix, es ya se encuentra en su forma humana. Está totalmente desnudo, pero a nadie parece importarle, parece que mi presencia es mucho más fuerte.
-Ven, mi Única. Iremos a tus aposentos. -Tomo la mano de mi hombre y lo sigo hacia el interior.
Todo parece estar esculpido en piedra y vigas de madera. Hay lámparas y antorchas por todas partes.
Es un refugio.
-¿Por qué estamos aquí, Alix?
-Protección para mí Única -contesta, al tiempo en que se detiene frente una puertas inmensas.
Él mismo empuja las puertas y da paso a una habitación enorme. La cama está en un segundo piso en el centro del lugar y todos es de un estilo vintage hermoso.
-Me iré por un rato, pero volveré -asegura, soltando mi mano
-¿No vas a déjame aquí sola, verdad?
-Volveré.
-Deja de sonar como un maldito terminator y dime de una vez por todas, ¿qué es lo que está sucediendo? Porque de lo contrario voy a empezar a gritar como una desquiciada hasta que alguien hable -amedrento, sin embargo, el hombre lobo, frente a mí es todo tranquilidad y paz-. O mejor aún... ¡Me largo de aquí!
-¡No! -jadea aterrado.
Al parecer esas son la palabras mágicas, con él.
-Te escucho entonces Alix Cobognerwotf.
-Mi corazón y el tuyo han dado vida -dice, con un modo que me suena del siglo pasado.
-No quiero ser grosera, pero no estoy entendiendo nada y hablaba muy enserio con lo de gritarle a todo...
-Mi cachorro está en tí -liberara, soltando una bocanada de aire, como si acabace de decir algo perturbador.
-¿Qué yo tengo tu qué?
-Estas embarazada, Eira -habla, Mérida enterando a la habitación-. Por los Dioses, Alix... vístete de una vez por todas.
-¡¡¿Qué?!! -grito-. ¡¡¿Qué estoy qué?!!
-Mi única...
-¡Tú, cierra la boca, Alix! -El hombre lobo se calla y frunce el seño, está claro que no le a gustado mi orden.
-Debes de calmarte, le puede hacer daño a tu hijo -informa, Mérida, mirando con desaprobación a su primo.
-Sí, el bebé, debo de cuidar a mi... ¡Oh por Dios! Estoy embarazada de un lobo! Creo que me voy a desmallar...
-Mí única, no -Alix se acerca y me mira atentamente.
-¡Fueron dos veces Alix! ¡Dos! -le recrimino, al recordar las veces en las que estuvimos justos.
Mi hombre me mira con inocencia, pero minutos después ladea su cabeza y me da una pequeña sonrisa.
Está claro que sabe a lo que me refiero.
Es un Idiota, pero que está bueno.
-Deja esa sonrisa o te la voy a borrar de un puñetazo -amenazo, caminando así la cama en la parte alta-. Respira, Eira. No entres en pánico, solo estás embarazada del hombre que amas y que también es un lobo, pero es lo normal. Todo está bien, no debes preocuparte, solo quieren matarte a ti y a tu hijo unos pocos demonios...
-Eira, si continúas así, vas a volverte loca -recomienda, Mérida desde la parte baja -. Te dejaremos a solas un momento, trata de calmarte.
-Estoy, jodidamente embarazada -afirmo para mí misma.
Escucho una puerta cerrarse. Me asomo y ya no hay nadie.
-Claro, Alix Cobognerwotf, deja a tu novia embarazada sola y apunto de entrar en pánico.
Miro a mi alrededor, no hay un solo espejo. Lo cual agradezco, porque seguramente debo de verme espantosa. Pienso un instante en los últimos acontecimientos que he pasado y por indistinto llevo mis manos a lo abdomen. No puedo creerlo, voy a ser mamá de alguien y no tengo idea de si seré buena.
¿Qué va a pasar ahora?
¿Van a querer matar a mi hijo siempre?
¿Ya no solo tendré miedo de perder a Alix?
¿Voy a poder con todo esto?
-Eres mucho más fuerte de lo que creés, Eira -giro de golpe-. Todo va a estar bien.
-¿Ágatha? ¡Gracias a Dios, estás aquí? -Me precipito hacia ella deseando un abrazo.
-No iba a abandonarte.
-Estoy tan asustada y confundida.
-Tranquila, aquí vas a estar a salvo -murmura en mi oído-. Tú y la invasión de tu vientre.
Quiero sonreír por sus palabras, pero mi anillo comienza a enredarse en mi mano. Está claro que ha detectado una señal de peligro.
-¿Cómo lo sabes? -pregunto, alejándome. La miro con desconfianza.
Al parecer el hecho de que mi piel queme a todo aquel que no sea Alix, le importa un comino, porque ni siquiera se inmuta al ver heridas de quemaduras en sus brazos.
-Las noticias corren rápido, más cuando se trata del hijo de un rey -contesta, con una sonrisa-. Es normal que todos quieran matarte. Alix logró procrear, dejar descendencia así que....
-¿Cómo llegaste aquí?
-Fue un viaje largo, pero liberador. Es hermoso estar cerca de lo que quieres. ¿No, Eira? -Su mirada cae en mi anillo y luego sonríe.
La esmeralda brilla y está muy caliente.
Es obvio que algo no anda bien.
Quién quiera que sea la persona que está frente a mí, no es mi amiga.
-Iré a buscar a Alix -informo, en un intento de huida.
-Eso no se va a poder.
Con un movimiento la tengo frente a mí.
-Si el primogénito muere con la Única, la dinastía de los Cobognerwotf también.
Y entonces siento el dolor más grande de toda mi vida. Más grande que perder a mi madre. Más crudo que ver a Alix ser lastimado. Un cuchillo, un cuchillo se ha internado en mi estomago tan profundo que no puedo respirar. Ágatha se asegura de que sienta todo el dolor del mundo antes de sacarlo y dejar que la sangre manche mi vestido azul.
-No era nada contra tí, pero te interpusiste y me hiciste el trabajo más fácil -comenta.
Retrocedo, y llevo mis manos a mi estómago de nuevo. La humedad de la sangre me hace perder la poca cordura que me queda y entonces grito desgarrando mi garganta. Voy a morir y mi hijo también. Esto va a destrozar a Alix.
Las puertas de la habitación son abiertas de golpe y por ellos entran hombres que no conozco. Alix los aparta de su camino y se para al verme.
-Alix... -Alcanzo a decir antes de desvanecerse en el suelo.
-¡No! -su grito es tan desgarrador como el mío y lo último que logro ver antes de que mis ojos se cierren, es a él corriendo hacia mí, con una manada de lobos detrás suyo en dirección a la mujer que me hirió.
Una mujer que creí era mi amiga.
Supongo que las traicioneras duelen más cuando vienen de personas que más quieres.
Alix.
No puedo pensar.
No puedo ver más allá de la ira.
Apenas puedo respirar.
Apenas consigo escuchar las voces a mi alrededor.
Ella está muriendo.
Mi hijo está muriendo.
Yo estoy a punto de morirme también.
El collar de mi pecho brilla y arde absorbiendo mis ganas excesivas de matar la mujer de uno de mis lobos. Almery, recuerdo su nombre cada segundo que camino con un loco en la habitación en la que Eira se encuentra inconsciente. Estoy aguantando las ganas de arrancar las cabezas de todo aquel que me haya declarado la guerra.
-Alix, quédate quieto -exige, Mérida mientras atiende a mi Única-. Estás absorbiendo todo su dolor y si continúas así, el que se va a morir vas a ser tú.
-Quiero que abra los ojos -murmuro sentándome en la esquina más oscura de la habitación-. Solo la quiero conmigo.
-No permitas que esto de debilite, es su plan.
-Pues lo están consiguiendo. Me están lastimado en los más profundo.
-Ella va a estar bien, pero...
-¿Pero qué? -pregunta la pareja de mi prima.
-Estuve hablando con Elitiane. Dice que los más probable es que Camalia haya hechizado a Ágatha y le haya brindando un cuchillo envenenado. Uno con el poder de absorber la vida -comunica, Mérida y yo gimo lleno de impotencia-. También me dijo que lo más probable es que tengamos que sacar al niño lo más antes posible.
-Pero si aún no es tiempo -musito arrastrandome hacia la cama.
-Pues vamos a tener que apresurar el parto, de lo contrario tu hijo va a morir -acaricio el rostro de mi Única con desesperación-. La guerra está en camino y mientas Eira este así, tu también vas a estar mal. La única razón por la que ella no a muerto es porque el niño que lleva dentro lucha por los dos, pero se está debilitando y no puedo curarla a ella sin afectarlo a él.
-¿Me estás diciendo que lo más probable es que ella muera y mi hijo viva? -pregunti, horrorosado.
-Sí.
La respuesta hace que algo en mi interior se rompa y no pueda contener las lágrimas. No estaba ni nunca iba a estar listo para dejarla ir. No cuando sentí que estube tan cerca de la felicidad.
-Tiene que haber otro modo -pido, mirando el abdomen de mi mujer.
-Lo hay -me giro hacia el vampiro que se hacerca con tranquilidad-. Si Mérida va a desarrollar al feto de forma no natural no las probable es que este absorba de su madre todo lo que necesita, dejándola seca, así que lo que ella necesita es que le den mientras le quitan.
-¿Estas hablando de trasferir? -le cuestiona Mérida.
-Sí mi sangre es lo suficientemente fuerte como para compensar la que el niño le quita.
-Ni hablar. No necesita tu sangre -vocifero, poniéndome frente a frente.
-¿Le vas a dar la tuya para después salir a pelear débil? ¿Para que te maten y la dejes sola? Yo puedo salvarla -habla furibundo-. Sabes que puedo ayudarla.
-¿Y permitir que tengas una conexión con ella para que después te vuelvas como tú padre y nos destruyas?
-No soy mi padre y la única razón por la que una vez lo aparente fue porque no tuve elección. Lo único que quiero es ayudar a terminar con esto e irme muy lejos de aquí -confiesa, dejando a todos en silencio.
-¿Me juras que no usarás está debilidad después contra la familia? -pregunto.
-Lo juro.
Miro al vampiro y luego a la mujer que amo.
-Si está es la única forma de no perderlos a ninguno, lo acepto.
Narrador omnisciente.
Mientras la sangre de un vampiro entraba en la venas de Eira, Mérida recitaba un hechizo para estimular a que el futuro heredero de la casa Cobognerwotf, creciera y naciera antes de que los demonios y una bruja asesinaran a su progenitor, en una guerra que llevaba siglos sin acabar. En el exterior Alix Cobognerwotf era rodeado por sus soldados, mientras en la lejanía se escuchaban los gritos de los espectros que avanzaban hacia ellos para arrebatarles el alma. Mestizos caían de los árboles como maldiciones dispuestos a acabar con el linaje de los lobos. La bruja que tanto problema había causado caminaba en el centro de ellos, trayendo consigo una tormenta idéntica a la que hubo el día en la Milor Cobognerwotf fue asesinado por un vampiro. Los Dhampier, estaban listos para luchar contra la primera oleada de ataque justo con cazadores dispuestos a defender la causa. Dispuesto a cuidar el balance que la naturaleza había impuesto al crear a los hombres lobos.
Alix Cobognerwotf, dió una mirada a la puerta sellada desde el interior, para proteger a su familia. Sonrío al sentir como el calor de su pecho se extendía por todo su cuerpo. Dejó salir su lobo y dió un aullido de orgullo, anunciando que su hijo, está por nacer. Y con ese sentido se echó a correr contra la guerra que había perseguido a su familia por generaciones.
Eira, abrió sus ojos al sentir las contracciones. Está totalmente recuperada, la sangre que ahora corría por sus venas le habían dado lo que perdió por su hijo. Mérida Cobognerwotf le tomó de la mano y le dijo que Alix no podría absorber su dolor, por lo que tendría que ser lo suficientemente valiente para traer a su hijo al mundo. La confusión y el horror llenó a la compañera del rey de los lobos al ver su redondo e inmenso estómago, pero no había tiempo para perder la cabeza o llorar, su hijo estaba pidiendo salir de ella.
Con cada empuje de Eira, Camalia aumentaba la tormenta en el lugar. Quería confundir y cegar a los lobos para llegar al interior de aquella cueva, y acabar con la última esperanza del linaje Cobognerwotf. Alix, destruyó a quienes se atravesaron en su camino, estaba decidido a llegar hasta aquella bruja que solo dolor le había causado por años, pero una escudo de poder lo lanzó hacia atrás y todos los espectros se cernieron sobre él, todos en busca de destruirle por completo.
El caos que había en ese bosque era digno de una lucha sanguinaria que padecía nunca acabar. Los lobos que resguardaban las grandes puertas desde el interior se colocaron en posición al ver como estás eran golpeadas por el enemigo. Eso solo anunciaba una cosa, su rey había sido atacado. La oscuridad estaba ganando y estaba a un paso de conseguir lo que quería.
-¡Eira, tú puedes! -grito el Koray Sutton, tomando su otra mano-. No dejes que el mal gane una vez más.
Había lágrimas, sudor y gritos. Solo era cuestión de segundos para que la nueva generación de los Cobognerwotf naciera. Porque tal vez así debía ser, la ya exigente debía de desaparecer del mundo para darle paso a los nuevos. Tal Vez el fin de la guerra era el fin de Alix Cobognerwotf.
-Solo tú puedes darle el gane a esta guerra -le susurro el vampiro al oído.
Y eso bastó para que con la última fuerza de su cuerpo, Eira expulsara a su hijo y éste fuera tomado en los brazos de Mérida. El grito de ese bebé fue tan fuerte que los demonios en el exterior se paralizaron.
El niño por que habían venido ya estaba respirando en este mundo.
El collar en el cuello de Alix brillaba intensamente al igual que el anillo de Eira, proclamando la bienvenida a su hijo. Los lobos que luchaban emitieron aullidos llenos de orgullo por el nacimiento de su nuevo príncipe.
Camalia miraba las puertas horrorizada, había fallado a su trato con la oscuridad y esta vendría por ella para reclamarle. Alix la observó consternada y sin pensarlo recuperó su forma humana y usó su collar para calcinar a los enemigos que osaban matarle. El rey de los lobos miró su mano derecha, de dónde en vez de uñas brotaron garras y con todo el odio, dió pasos firmes hacia la bruja. El escudo que la protegía había caído y fue muchas más fácil atravesar su pecho y tomar si corazón.
-Una bruja no es nada sin su corazón -soltó el lobo a la bruja que le miraba con una sonrisa llena de dolor.
-Es verdad -soltó la bruja antes de caer al suelo y desvanecerse en cenizas.
Alix vio el corazón en su mano y sin piedad lo estrujó y desgarró. No comería el error de dejarla vivir dos veces.
Alix.
Los demonios a su alrededor comenzaron a desaparecer en gritos agudos. Algunos mestizos aún luchaban, otros se arrodillaban rogando por su vida.
Los ojos de Alix cayeron en el lobo artificial que lo miraba fijamente.
-Un lobo artificial es una maldición, yo he traído a esos monstruos hacia ti -confesó Gregory-. La sangre que corre por mis venas es demoníaca, porque aquel día en el bosque, cuando fui atacado de niño, no fueron vampiros los que me dañaron, sino demonios.
-Eres un Canaviri.
-No. Soy solo un monstruo que los Canaviri intentaron salvar -responde, mirando la estaca en su mano-. Siempre supe esto, yo también fui parte de la destrucción que te ha perseguido, porque para ello me crearon. El problema fue saberlo todo y aún así tratar de matarla a ella.
-Eira, mi única.
-Hazme el favor y destruyeme -ruega extendiéndome la estaca-. ¡Mátame!
Miro al híbrido frente a mí y no puedo creer que me esté pidiendo tal cosa. Conocí a sus familia y ahora tener que clavar esa estaca en su corazón no me hace sentir seguro de nada.
-Si no me matas, la parte oscura que esta en mi va a ir por ella y tú hijo. Las sombras aún quieren su sangre.
Cierro mis puños, pero en cuanto me dispongo a caminar asi él, su hermano aparece frente a él ya le clava la estaca en su corazón. Ambos se desmoronan en el suelo, observo a los dos últimos esendientes de los Canaviri abrazarce mientras uno pierde la fuerza de vivir.
-Ve con tu Única, mi hermano y yo tenemos una despedida que hacer -ordena Alemery.
Les doy una última mirada, para después correr hacia la puerta. Las empujo siento el olor de mi Única junto con uno nuevo, fresco y cálido. El de mi cachorro, el olor de mi hijo.
Miro a las personas a mi alrededor todos firmes y en silencio. Algunos se inclinan y me sonríen, compartiendo mi felicidad. Un par de mujeres abren las puertas de la habitación y la luz de lámparas blancas iluminan todo el lugar, obra de Mérida.
-Te has tardado demasiado. -Miro al vampiro, que aún le comparte sangre a la mujer de mi vida, que se encuentra en un sueño profundo-. Está muy cansada, tu prima le a puesto a dormir. Y de una vez te informo que, tú hijo es horrible.
Gruño al escuchar su comentario.
-Imbécil -suelto.
-Como si un cachorro de sangre pura pudiese ser feo. -Pongo mi atención en Mérida, quién se gira hacia mí y me muestra como carga a mi hijo-. Ven y conoce a tu hijo Alix Cobognerwotf.
Estar desnudo y sucio jamás me había importado, no cuando estuve más de la mitad de mi existencia en una celda conviviendo con ratas, pero ahora, cuando veo a mi hijo de piel tan blanca y pura como la de su madre, me rehúso siquiera a acercarme. Es tan pequeño y tranquilo que solo puedo sentir como mi pecho arde de orgullo.
-No -murmuro, volviendo a mi lenguaje de monosílabos.
-El puede sentirse y no creo que se ponga feliz con su padre rechazando cargarlo. -Mi prima me sonríe, mientras se acerca.
Una de sus manos se extiende hacia mí y una corriente de agua mágica recorre todo el cuerpo llevandose la sangre y restos de los espectros.
-Vístete, no quiero seguir mirando tu anatomía -pide, el vampiro dejando atrás su silla y llas vías de sangre-. Das asco.
Me lanza un pantalón y sale por la puerta a paso lento, dejando en evidencia su pérdida de sangre. Observó la prenda unos segundos antes de colocarme y luego luchar con el botón.
-¿Se supone que mi bebé tenga que esperar tanto? -Jadeo al escuchar la voz de mi Única-. Creo que estoy molesta contigo Alix Cobognerwotf.
Aún viéndose exhausta y molesta, sigue siendo la más hermosa.
-¿Vas a cargar a tu hijo o no? Creeme, es mucho más fácil que sacarlo por tu vagina.
Fruncí el ceño y me apresuro a tomar a mi hijo en brazos. Mi pequeño lobo se remueve un poco y se pega más al calor de mi pecho. Es tan suave y cálido, puedo escuchar los latidos de su corazón y su rápida respiración.
-¿De qué color son sus ojos? -pregunta Eira, tratando de sentarse en la cama.
-Aún, no abre los ojos -responde Mérida, saliendo de la habitación.
-Ven, quiero ver a mi bebe -pide la madre de mi hijo. Me acerco a ella, sosteniéndo a mi hijo con sumo cuidado.
-Es mi hijo -le murmuraro imprecionado-. Ahora estoy envejeciendo.
-Adios a la inmortalidad solitaria, Alix Cobognerwotf -suelta Eira, al tiempo en que me siento a su lado. Ella toca la cabeza de nuestro cachorro, acariciando las sedosas ebras de cabello negro-. Es hermoso, es como tú.
La miro y algo hace click en mi interior. La herida de hace décadas se ha cerrado. Ella lo hizo.
-Eres mía.
-Somos tuyos hasta el final de los tiempos.
Un quejido regresa nuestra atención al bebe y jadeo al ver mi míos en él. Es increíble que los haya heredado exactamente igual.
-Vaya, estoy segura que era reproducirse no clonarse Alix. -Su risa provoca la mía. Nuestro hijo nos observa reconociendonos.
-Mie vidal laer pertenutin -declaró-. Mi vida es solo suya.
-Supongo que los accidentes no existen. Esa noche puede sentirse y no conseguí olvidar al ser de ojos bicolor. Jamás pensé que terminaría aquí. -Su cabeza se recarga en mi brazo-. Te amo.
-Hasta el fin.
-Hasta el fin, Alix.
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Lamento la tardanza, pero aquí está el último capítulo.
Los ama,
Celeste.
P.D: Los errores ortográficos serán corregidos al finalizar la historia por completo.
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